Las mujeres somos como agua,
ganamos fuerza cuando nos unimos1
Reseña del libro “Mujeres del Mar: Aproximaciones sobre los Espacios Costeros Marinos de Pueblos Originarios”, coordinado por Lorena Arce, Karina Vargas y Yohanna Coñuecar, publicado por el Observatorio Ciudadano (2023)2.
Fecha recepción: septiembre 2024 / Fecha aceptación: octubre 2024
DOI: https://doi.org/10.51188/rrts.num32.910
ISSN en línea 0719-7721 / Licencia CC BY 4.0.
RUMBOS TS, año XIX, Nº 32, 2024. pp. 189-192
Por
Débora de Fina González
Socióloga. Académica Universidad de Playa Ancha, Departamento de Género, política y cultura, Facultad de Ciencias Sociales.
https://orcid.org/0000-0003-3059-8819
Florencia Diestre de la Barra
Antropóloga, Magíster en Ciencias Sociales.
Las voces y experiencias de diez lideresas de distintas comunidades y territorios tejen en estas páginas la historia de las mujeres del mar. Los relatos combinan testimonios de mujeres que habitan los Espacios Costeros Marinos y que trabajan activamente por la protección y defensa del mar. Muchas de ellas participaron en la gestación de la Ley Lafkenche (Ley 20.249) en Chile, y hoy trabajan en su implementación, difunden sus beneficios y obstáculos, enfrentan sus desafíos, y confían involucrándose profundamente en esta posibilidad de proyectar sus sueños con el lafken (mar).
Cómo problemática central, el libro apunta a valorar la relación entre las mujeres y el mar, destacando la importancia de estas, los roles que ellas cumplen, los usos que ejercen, sus contribuciones, y las dificultades que enfrentan cotidianamente para sostener la vida en, con, y a través del lafken. Frente a las amenazas y sobreexplotación, se impone la necesidad de defender sus territorios, identidades, los lugares que habitan, las tradiciones, la cultura y sus prácticas ancestrales, los seres espirituales y las generaciones futuras.
Las mujeres del mar, junto a sus comunidades, reivindican los Espacios Costeros Marinos de Pueblos Originarios (ECMPOs) como una estrategia desarrollada por las comunidades indígenas en un proceso participativo de largo aliento, para ejercer derechos territoriales colectivos adquiridos a través de la Ley. El objeto central de protección es el resguardo de los usos consuetudinarios de dichos espacios a fin de mantener las tradiciones y el uso de los recursos naturales por parte de las comunidades vinculadas al borde costero.
El libro es tanto un viaje histórico a partir de los testimonios, como una mirada muy actual sobre lo que está pasando ahora, donde están y que están haciendo estas mujeres defensoras del mar. Mujeres diversas que, a pesar de venir de territorios y realidades diferentes, tienen sus identidades bañadas por el lafken como elemento en común. Comparten experiencias en los roles que asumen en sus familias y en sus comunidades, pero también en la naturaleza, la conservación, en la espiritualidad y en la permanencia de sus culturas. Según los relatos,
“La esencia de los Ecmpo es la valoración de los oficios, la valoración de la sabiduría ancestral, y en este territorio esa sabiduría está muy dada por las mujeres, son ellas las que conservan y las que entregan esa información, ese saber, que lo comparten, y que quizás por mucho tiempo guardaron en silencio, pero ahora son libres de decirlo. Porque hubo un periodo en que no se atrevían a hablar de esto y ahora sí lo hacen, entonces, como que es una oportunidad también para ellas”. Pamela Zúñiga p.29
“Hoy en día el rol que tiene la mujer es de dirigir, de ser líder, de ser dirigenta dentro del Ecmpo, y ese rol es muy vital porque la visión que tenemos las mujeres es una visión mucho más amplia y que tiene que ver mucho con la protección”. Ingrid White p.35
La compilación de historias que componen el libro evidencia puntos comunes y sentires compartidos en estas trayectorias de vida aparentemente “aisladas”, pero que comparten y están marcadas por la protección del mar, mientras continúan articulando y fortaleciendo organizaciones desde lo familiar y comunitario. Demuestra la potencia que emerge a partir de la conversación y los intercambios entre estas experiencias que, pese a su relevancia incuestionable e inmensurable, han sido disminuidas, menospreciadas, invisibles y poco valoradas histórica y socialmente.
En los encuentros que promueve e incentiva la Red de Mujeres Originarias por la Defensa del Mar3, desde la simplicidad del compartir un mate, encontrar un espacio para expresarse y hablar de su vida cotidiana, de sus saberes y prácticas, percibir que la misma dificultad que le toca a la compañera de una comunidad, un territorio, una isla lejana, es también mi dificultad. Que las barreras que me impiden participar y avanzar, están igualmente para la compañera. Que la sobrecarga física y emocional de los cuidados está presente y es un punto común entre todas, especialmente entre las ausentes.
A través de sus relatos, las lideresas nos hablan de un tema controversial como lo son los trabajos de cuidado. Demuestran que son, a la vez, dirigentas, madres, dueñas de casa, educadoras, trabajadoras incansables, huerteras, recolectoras, amigas, hermanas, y que son parte de las actividades que sustentan la vida en los territorios. El cuidado que ejercen no solo es relación a la vida humana, sino del entorno, a todas las vidas, y a la dimensión más íntima y profunda del ser conectada con la cosmovisión indígena.
En este sentido, las mujeres del mar invitan a reflexionar sobre los cuidados, que aparecen, a la vez, como la solución y el problema de las mujeres. Solución en el sentido de que es algo tremendamente valioso y precioso, que lo hacemos desde nuestro piwke (corazón), que renueva y amplía saberes y sentires a partir del intercambio con otras mujeres de espacios costeros. Y por lo cual, finalmente, debiéramos sentirnos valoradas y tener orgullo – y buenas condiciones - de ejercer este trabajo y esta función tan valiosa. Pero, a la vez, este mismo cuidado es un trabajo cotidiano, cansador, agotador e interminable que, pese a su relevancia, no es reconocido ni valorado. Es invisible. Y en este lugar invisible estamos las mujeres. En general solas. O con la ayuda de otras mujeres. Pero siempre sobrecargadas, lo que nos ha dificultado o impedido soñar más allá, actuar, participar, proyectarse o, incluso, expresarse. Creando así una división artificial, de un mundo público que es de hombres y un mundo privado, de las mujeres. Como relata una de las lideresas,
El de los hombres es un trabajo sacrificado, pero a los hombres los reconocen, los hombres son los pescadores, los que trabajan, los que navegan, traen el sustento, pero ellos tienen sus proyectos para postular a equipos de buceo, a lanchas, a mejoramiento. Y a las mujeres de mar, ¿quién las conoce? No las conoce nadie. Y las mujeres de mar hacemos fuego temprano, le dejamos ahí los hijos en la cama acostaditos para que no se levanten y nosotras de amanecida vamos a recolectar y derecho al agua, porque no siempre es la marea y las algas quedan afuera, hay que meterse al agua, y ese sacrificio de meterse al agua con frío y después cargar todo eso y secarlo, y llegar arriba después a tu casa, y ver que tus hijos ya despertaron y hay que darles desayuno, es tremendo. Y muchas de las mujeres que yo conozco son madres solteras que tienen el apoyo esporádico de los papás de sus hijos, y ellas viven de esto, y después salen a vender, salen de su comunidad a trabajar en las pesqueras, a trabajar en la ciudad porque si no, no tienen sustento. Y para ellas, ¿dónde está el sistema de salud? No hay. Para ellas, ¿dónde está esta facilidad de poder postular a un proyecto que les permita estar en su casa con su familia y no tener que ir a otro lado? No está. Ingrid Echevarria, p 63.
Reunirse, entonces, como mujeres en red, para dialogar, construir proyectos y proponer acciones en pro de la conservación y cuidado del mar, de la naturaleza, su entorno, sus territorios y sus culturas es un hito realmente muy potente y transformador en sí mismo, que debe ser reconocido como tal. Transformador de las prácticas, de las miradas, de los proyectos y propuestas, de la comunidad, del colectivo, de una misma y - ¿por qué no? - transformador del mundo, en dirección a aquel que imaginamos y en el cual queremos vivir. Un mundo que incluya y valore el lugar y los roles de las mujeres, hombres y demás, igualmente, que reconozca la relevancia de los saberes ancestrales, que preserve la cultura y la naturaleza, en relación, y sin jerarquías. Que valore y reconozca los cuidados como esenciales e indispensables en la reproducción de la vida, en su sentido más amplio. Que ubique, finalmente, la vida en el centro.
Celebramos este libro como un hito para la valoración y reconocimiento de los espacios, los roles y experiencias de las mujeres de estas comunidades, de estos territorios y de sus vidas envueltas y constituidas por el mar. Celebramos también la conformación de la Red de Mujeres Originarias por la Defensa del Mar que aporta una mirada integral a la lucha por la defensa de los derechos y protección de la diversidad biocultural, basada en el cuidado recíproco en cuanto partes esenciales e indisociables.
1 Esta reseña se hace en el marco de la colaboración entre el Proyecto ANID/Fondecyt Regular ANID/FONDECYT 1220430 “La resurgencia de los comunes en el Antropoceno Azul en Chile” (2022-2025) y la Red de Mujeres Originarias por la Defensa del Mar.
2 Disponible para descarga gratuita en: https://observatorio.cl/wp-content/uploads/2023/03/mujeres-del-mar-web.pdf
3 Organización de Mujeres Originarias de diferentes territorios que luchan por el reconocimiento de sus derechos colectivos en espacios costeros marinos. Busca articular y tejer alianzas con mujeres de diversos territorios y pueblos que habitan espacios costeros marinos y luchan por la defensa del mar. https://observatorio.cl/encuentro-y-articulacion-de-mujeres-por-la-defensa-del-mar-en-el-sur-de-chile/#:~:text=Finalmente%20se%20acordó%20avanzar%20en,por%20la%20defensa%20del%20mar.