Perfiles de egreso de las Escuelas de Trabajo Social Universitarias en Chile: Elementos comunes y diferenciadores. Aportes desde la academia para la formación profesional en Chile

 

Graduation profiles of University Schools of Social Work in Chile: Common and differentiating elements. Contributions from the academy for professional training in Chile

 

Fecha recepción: julio 2024 / Fecha aceptación: noviembre 2024

 

DOI: https://doi.org/10.51188/rrts.num33.875

ISSN en línea 0719-7721 / Licencia CC BY 4.0.

RUMBOS TS, año XIX, Nº 33, 2024. pp. 71-103

RumbosTS

 

 

Adriana Sanhueza Cisterna

Magister en Gestión y Políticas Públicas Universidad de Chile. Secretaria Académica Escuela de Trabajo Social Universidad de Las Américas, Santiago (Chile).

Mail asanhueza@udla.cl

OrcIDhttps://orcid.org/0000-0003-3474-3796

 

Paula Leiva Sandoval

Magister en Trabajo Social Universidad Tecnológica Metropolitana. Directora Escuela de Trabajo Social Universidad de Las Américas, Santiago (Chile).

Mailpleiva@udla.cl

OrcIDhttps://orcid.org/0000-0003-0409-9637

 

Gonzalo Tassara Oddó

Doctor en Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. Jefe del Departamento de Estudios de la Dirección del Trabajo. Ministerio del Trabajo, Santiago (Chile).

Mailgonzalotassara@gmail.com

OrcID https://orcid.org/0000-0002-3502-2459

 

 

Resumen

El incremento de programas de Trabajo Social en Chile, y su cambio de estatus a carrera universitaria, no limitó su oferta exclusivamente a las universidades, debido a la falta de directrices claras en la Ley de Enseñanza. Esto, ha resultado en una oferta variada y desregulada, destacando como tema de investigación y de interés para gremios que defienden la profesión en Chile y Latinoamérica. Este estudio analiza los perfiles de egreso del Trabajo Social en Chile.

Palabras clave

Trabajo Social; formación profesional; perfiles de egreso; desarrollo de Carrera; Chile

 

Abstract

The increase in Social Work programs in Chile and its change in status to a university degree did not limit its offer exclusively to universities, due to the lack of clear guidelines in the Education Law. This has resulted in a varied and unregulated offer, standing out as a topic of research and interest for unions that defend the profession in Chile and Latin America. This study analyzes the graduation profiles of Social Work in Chile.

Keywords

Social Work; professional training; graduation profiles; career development; Chile

 

Introducción

El Trabajo Social como disciplina y profesión se ha consolidado como campo significativo de las ciencias sociales, caracterizado por su capacidad de articular conocimiento teórico e intervención social. Como señala Matus (2018), el Trabajo Social contemporáneo se distingue por su capacidad de desarrollar interpretaciones complejas de los fenómenos sociales, superando la tradicional dicotomía entre teoría y práctica. En esta línea, Saavedra (2015) destaca que la profesión ha evolucionado desde una perspectiva principalmente ejecutora hacia un rol que integra la producción de conocimiento, la investigación social y el desarrollo de metodologías innovadoras de intervención. Esta evolución ha permitido establecer un diálogo fecundo con otras disciplinas de las ciencias sociales, aportando perspectivas únicas en la comprensión y abordaje de problemáticas sociales complejas.

En términos de inserción laboral, según datos del Ministerio de Educación (2023), los trabajadores sociales muestran una tasa de empleabilidad del 76.2% al primer año de egreso, con un ingreso promedio de $1.394.957 pesos chilenos, cifra que puede aumentar hasta $1.640.696 al quinto año de ejercicio profesional. Los principales ámbitos de desempeño incluyen servicios públicos (45%), organizaciones no gubernamentales (25%), sector privado (20%) y ejercicio libre de la profesión (10%). Sin embargo, estos datos también revelan desafíos significativos en términos de estabilidad laboral y condiciones de trabajo.

En los últimos años, han aumentado considerablemente los programas de formación en Trabajo Social en Chile, situación no ajena a la formación profesional general en el país; para el caso del trabajo social este se expresa en un crecimiento exponencial de la matricula en educación superior. Según los datos del Ministerio de Educación, al año 2023 se registra un total de 186 programas de Trabajo Social a nivel nacional, con un total de 5400 vacantes para estudiantes aproximadamente. Luego de que, en tiempos de la dictadura cívico militar, le fuera arrebatado el rango universitario al Trabajo Social, la Ley N° 20.054, que modifica la Ley Nº 18.962, Orgánica Constitucional de Enseñanza, reestablece la exclusividad universitaria del Trabajo Social en el año 2005, es decir, la formación de Trabajadores Sociales debe ser desarrollada por instituciones universitarias.

Esta restitución del carácter universitario responde al reconocimiento de la complejidad del hacer profesional del Trabajo Social. Como argumenta Matus (2018), la formación profesional debe integrar no solo competencias técnico-operativas, sino también capacidades de investigación, análisis crítico y desarrollo teórico. En este sentido, Saavedra (2015) enfatiza que el Trabajo Social contemporáneo requiere profesionales capaces de articular tres dimensiones fundamentales: la intervención social directa, la investigación social y la gestión de políticas públicas.

No obstante, recuperado el rango universitario de la profesión, esto no redundó en la homogeneidad de la oferta, sino por el contrario, existe hoy una oferta diversa y desregulada expresada, por ejemplo, en formación en Trabajo Social con y sin licenciatura -en ocho, nueve y diez semestres- en Universidades e Institutos Profesionales, entre estos últimos, algunos ofertan Trabajo Social en modalidad online -formación que se ofrece en programas de Técnico en Trabajo Social-, cuya duración va desde los dos a los dos años y medio. Esto, ha generado diferencias sustantivas entre dichas instituciones, en cuanto a tasas de titulación, empleabilidad y las remuneraciones percibidas por parte de los egresados (Saravia, 2015), impactando principalmente en las condiciones de empleabilidad que enfrentan los y las profesionales Trabajadores y Trabajadoras Sociales, entre los que se observa una creciente precarización laboral, especialmente en profesionales que se desempeñan en proyectos con financiamiento estatal con modalidad de honorarios (Saravia, 2015).

Al respecto, se hace necesario considerar que en Chile, “si una carrera no se desarrolla exclusivamente a nivel universitario, significa que se entiende como una profesión ejecutora, depositaria de habilidades operativas desarrolladas por otras fuentes de conocimiento” (Aspeé, 2016, p.3), lo cual constituye en la actualidad una tensión existente respecto de las características que posee la formación profesional de Trabajadores Sociales, en cuanto si esta se desarrolló en el espacio universitario o en un instituto profesional.

En este contexto, se encuentra actualmente en proceso de discusión, por parte de organismos e instancias gremiales, profesionales y académicas, una Ley de Trabajo Social que favorezca la delimitación del carácter que posee dicha profesión, reconociendo la larga trayectoria y el aporte al desarrollo del país, mediante un acto jurídico y político de valorización, tal y como se ha realizado en los otros países latinoamericanos, que han impulsado proyectos de ley que establecen regulaciones tanto a la formación como al ejercicio profesional.

De esta manera, la formación universitaria de los/as Trabajadores Sociales en Chile se constituye en una línea de investigación interesante, especialmente en cuanto a las diferencias formativas existentes en un contexto tan heterogéneo y desregulado, y a los énfasis que posee y debiera poseer la formación en esta disciplina. Por ello, en esta investigación se ha decidido por el estudio de los perfiles de egreso declarados por las Escuelas de Trabajo Social universitarias chilenas, buscando elementos comunes y distintivos en dichas declaraciones, con la finalidad de caracterizar dichos perfiles y levantar información relevante respecto a los énfasis que presenta la formación de Trabajadores Sociales en el país. Estos perfiles representan una declaración fundante del plan de estudios, donde es posible encontrar los elementos constitutivos de la formación que cada institución entrega, develando, además, las orientaciones teórico-prácticas que posee. Según la Comisión Nacional de Acreditación Chilena (CNA)

El perfil de egreso definido para la carrera debe entenderse como el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que todo egresado debe dominar como requisito para obtener el título habilitante para ejercer su profesión y constituye el marco de referencia para la aplicación de los criterios de evaluación. En otras palabras, el perfil de egreso define qué es lo que la unidad espera lograr, y los criterios de evaluación definen las expectativas acerca de la forma en que se organiza para hacerlo. (CNA, 2008, p.29)

La formación en Trabajo Social debe responder a las exigencias de un campo profesional cada vez más complejo. Los Trabajadores Sociales desarrollan intervenciones en múltiples niveles (individual, familiar, grupal y comunitario), realizan investigación social aplicada y participan en el diseño e implementación de políticas públicas. Como señala Matus (2018), esto requiere una formación que se integre sólidamente:

• Fundamentos teóricos de las ciencias sociales

• Metodologías de investigación social

• Competencias para la intervención social

• Capacidades de gestión y evaluación de programas sociales

• Habilidades para el trabajo interdisciplinario

En concreto, este estudio se centró en una revisión de los perfiles de egreso de las instituciones universitarias que actualmente imparten la carrera de Trabajo Social. Al revisar literatura respecto a los perfiles de egreso de la carrera se evidencia un campo no explorado que resulta significativo de abordar, toda vez que los perfiles de egreso se constituyen en una “declaración formal que hace la institución frente a la sociedad y frente a sí misma, en la cual compromete la formación de una identidad profesional dada, señalando con claridad compromisos formativos que contra” (Hawes, 2012). En tal sentido, los perfiles de egreso poseen una relevancia tal que se constituyen en el punto de partida de cualquier plan de formación profesional, por tanto, la revisión de los aspectos declarados en dichos perfiles debiese dar cuenta del tipo de formación que se ofrece y los énfasis que se le desean otorgar a esta.

La relevancia de la investigación desarrollada se sustentó, fundamentalmente, en la ausencia de estudios que aborden el análisis en profundidad de perfiles de egreso declarados por las Escuelas de Trabajo Social universitarias, lo cual permitirá contar con elementos que favorezcan la reflexión y la toma de decisiones respecto a la formación profesional de Trabajadores Sociales en Chile.

 

Objetivo

El objetivo central de esta investigación ha sido describir los perfiles de egreso de las Escuelas de Trabajo Social chilenas, en cuanto a los elementos comunes y diferenciadores presentes en sus declaraciones, resaltando los énfasis que poseen y las miradas de la realidad social y del mercado laboral en que se sustentan, realizando una reflexión final sobre los hallazgos encontrados.

 

Método

Diseño de la investigación

Esta investigación se desarrolló bajo un diseño transversal y descriptivo desde un enfoque cuantitativo. La elección del diseño transversal responde a que el estudio busca caracterizar los perfiles de egreso en un momento específico (diciembre 2019), sin pretender establecer evolución temporal ni relaciones causales. El carácter descriptivo se justifica por el objetivo de identificar y caracterizar sistemáticamente los elementos presentes en los perfiles de egreso, permitiendo reconocer patrones y desarrollar tipologías. El enfoque cuantitativo facilita la sistematización y análisis estadístico de los elementos identificados, posibilitando una caracterización objetiva de los perfiles y sus componentes.

 

Población y muestra

Se establecieron los siguientes criterios para la selección de las instituciones:

• Universidades chilenas que imparten la carrera de Trabajo Social

• Programas conducentes a título profesional

• Carreras con matrícula activa durante el año 2019

• Perfiles de egreso públicamente disponibles en sitios web institucionales o información equivalente

Criterios de exclusión:

• Institutos profesionales y centros de formación técnica

• Programas no conducentes a título profesional

• Carreras sin matrícula activa en el período

• Instituciones sin información pública accesible

Se trabajó con los perfiles de egreso de las 35 carreras universitarias de Trabajo Social que cumplieron los criterios establecidos, según se detalla en Tabla 1, todas ellas con estudiantes matriculados en el año 2019. Los perfiles considerados fueron los declarados públicamente en los sitios web institucionales a diciembre de 2019.

 

Tabla 1.

Universidades con carreras de trabajo social consideradas en el estudio

UNIVERSIDAD

N° de Estudiantes Matriculados 2020

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

284

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAÍSO

224

UNIVERSIDAD ACADEMIA DE HUMANISMO CRISTIANO

262

UNIVERSIDAD ADVENTISTA DE CHILE

88

UNIVERSIDAD ALBERTO HURTADO

255

UNIVERSIDAD ANDRÉS BELLO

378

UNIVERSIDAD ARTURO PRAT

121

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHILE

857

UNIVERSIDAD BERNARDO O’HIGGINS

20

UNIVERSIDAD BOLIVARIANA

112

UNIVERSIDAD CATÓLICA CARDENAL RAUL SILVA HENRIQUEZ

429

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE LA SANTISIMA CONCEPCION

341

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE TEMUCO

256

UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL MAULE

326

UNIVERSIDAD CENTRAL DE CHILE

204

UNIVERSIDAD DE ACONCAGUA

164

UNIVERSIDAD DE ANTOFAGASTA

172

UNIVERSIDAD DE ARTES, CIENCIAS Y COMUNICACIÓN - UNIACC

63

UNIVERSIDAD DE ATACAMA

221

UNIVERSIDAD DE AYSÉN

87

UNIVERSIDAD DE CHILE

261

UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN

342

UNIVERSIDAD DE LA FRONTERA

201

UNIVERSIDAD DE LAS AMÉRICAS

602

UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS

180

UNIVERSIDAD DE MAGALLANES

96

UNIVERSIDAD DE TARAPACÁ

422

UNIVERSIDAD DE VALPARAÍSO

337

UNIVERSIDAD DE VIÑA DEL MAR

214

UNIVERSIDAD DEL BIO-BIO

261

UNIVERSIDAD MIGUEL DE CERVANTES

163

UNIVERSIDAD SAN SEBASTIÁN

496

UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS

742

UNIVERSIDAD SEK

95

UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA METROPOLITANA

504

    Fuente: Servicio de Información de la Educación Superior, 2020.

     

El análisis se desarrolló en tres fases secuenciales:

1. Fase de análisis de contenido:

• Identificación inicial de elementos presentes en los perfiles mediante revisión sistemática

• Validación de elementos identificados por panel de tres expertos en formación de trabajo social

• Construcción de matriz de codificación con 49 elementos validados

Establecimiento de criterios de categorización para agrupar elementos en dimensiones

2. Fase de codificación y construcción de base de datos:

• Codificación binaria (1=presencia, 0=ausencia) de los 49 elementos en cada perfil

• Verificación cruzada de la codificación por dos investigadores independientes

• Elaboración de base a datos en Statistical Package for the Social Sciences, o Paquete Estadístico para las Ciencias Sociales incluyendo variables institucionales y elementos codificados.

3. Fase de análisis estadístico:

a) Análisis descriptivo:

• Cálculo de frecuencias absolutas y relativas de elementos

• Elaboración de tablas de contingencia según variables institucionales

• Desarrollo de visualizaciones gráficas de resultados.

b) Análisis de conglomerados:

• Aplicación del método k-medias por su eficacia en la clasificación de casos con variables dicotómicas

• Determinación del número óptimo de clusters mediante análisis de dendrograma previo

• Variables consideradas: presencia/ausencia de elementos en las cuatro dimensiones principales

• Validación de la solución mediante análisis discriminante

En el caso de 7 de las 35 carreras consideradas donde no se encontró un perfil de egreso explícito se elaboró un perfil aproximado basado en información institucional disponible (descripción de carrera, misión, visión, campo laboral y énfasis formativos). Este procedimiento fue validado por el panel de expertos para asegurar la equivalencia con los perfiles explícitos.

 

Resultados

1.- Elementos más frecuentes en los perfiles de egreso

En un primer nivel de análisis, al revisar los perfiles de egreso de las 35 escuelas, fueron identificados un total de 49 elementos ordenados en cuatro grandes dimensiones La siguiente tabla expone los elementos más frecuentes encontrados en los perfiles.

 

Tabla 2.

Diez elementos más comunes en los perfiles de egreso de las escuelas universitarias de Trabajo Social en Chile

Elemento

% de los perfiles que lo contiene

Dimensión

Habilidades para desempeñarse en diferentes tipos de organizaciones y niveles de intervención.

21

60,0%

Habilidades prácticas para el desempeño profesional

Articulación entre enfoques teóricos, epistemológicos y de intervención

20

57,1%

Habilidades teóricas para el desempeño profesional

Herramientas para el diagnóstico, diseño, gestión, sistematización y/o evaluación de proyectos sociales

20

57,1%

Habilidades prácticas para el desempeño profesional

Defensa de los DDHH y/o la dignidad de las personas

20

57,1%

Principios a la base de la formación

Orientación hacia la justicia y transformación social

16

45,7%

Principios a la base de la formación

Capacidades para el análisis reflexivo y crítico de la realidad social

15

42,9%

Habilidades teóricas para el desempeño profesional

Ética profesional

15

42,9%

Principios a la base de la formación

Multidisciplinariedad/Interdisciplinariedad

15

42,9%

Miradas disciplinares contextuales

Formación investigativa

13

37,1%

Habilidades prácticas para el desempeño profesional

Conocimientos en teoría de las Ciencias Sociales

12

34,3%

Habilidades teóricas para el desempeño profesional

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

     

A partir del análisis de este cuadro, podemos señalar que los elementos que más aparecen son los relativos a las “habilidades para desempeñarse en diferentes tipos de organizaciones y niveles de intervención” (60%) y a las “herramientas para el diagnóstico, diseño, gestión, sistematización y/o evaluación de proyectos sociales” (57,1%), siendo ambas habilidades prácticas y de gran relevancia para el futuro desempeño profesional de las personas que estudian Trabajo Social. Entre las categorías inferiores aparece la formación investigativa, la que es reconocida como un elemento constitutivo del perfil de egreso en un 37,1% de los casos, y con un 34% las habilidades teóricas para el desempeño profesional.

Entre los diez elementos más presentes en los perfiles analizados también aparecen en tres ocasiones temas relativos a la formación de habilidades teóricas entre los/as estudiantes. De especial importancia parece ser la “articulación entre enfoques teóricos, epistemológicos y de intervención”, la cual está presente en un 57,1% de los casos. Con niveles algo menores aparece el tema de las “capacidades para el análisis reflexivo y crítico de la realidad social” (42,9%) y los “conocimientos generales en teoría de las Ciencias Sociales” (34,3%).

Asimismo, podemos observar la presencia muy frecuente de ciertos principios que, se señala, están a la base de la formación entregada en las escuelas de Trabajo Social. Entre ellos, destacan la defensa de los derechos humanos y la dignidad de las personas (57,1%) y la orientación hacia la justicia y transformación social (45,7%), ambas cuestiones susceptibles de ser ubicadas en una perspectiva crítica respecto de la realidad social, además de ser elementos centrales y fundantes del Trabajo Social como disciplina. En el ámbito valórico, 42,9% de los perfiles señala a la ética profesional como un sello de la formación entregada a los/as estudiantes de Trabajo Social en sus escuelas.

Por último, se puede destacar que los temas relativos a la multi e interdisciplinariedad aparecen como elementos altamente presentes en los perfiles de egreso analizados -un 42,9% lo contiene-, en consonancia con la relevancia que esta mirada ha ido adquiriendo en las últimas décadas.

 

2.- Principales dimensiones presentes en los perfiles de egreso

Como ya se adelantaba, los 49 elementos identificados en los perfiles han sido ordenados en cuatro grandes dimensiones: i) Habilidades teóricas para el desempeño profesional; ii) Habilidades prácticas para el desempeño profesional; iii) Principios a la base de la formación entregada; y iv) Elementos ligados a miradas disciplinares contextuales.

Como se puede ver en las Tablas 3, 3.A, 3.B, 3.C y 3.D, la totalidad de los perfiles de egreso analizados contienen elementos referentes a la entrega de habilidades prácticas para el desempeño profesional de los/as estudiantes. Asimismo, una gran mayoría de los perfiles (85,7%) contiene elementos relativos a la entrega de habilidades teóricas a los/as estudiantes, esta situación se observa con mayor frecuencia con relación a los principios que las escuelas de Trabajo Social declaran como fundamentos de su formación académica (88,5%). Un poco más atrás, en términos de frecuencia de aparición, podemos rastrear lo que hemos llamado elementos ligados a “miradas disciplinares contextuales”, entre las que podemos encontrar cuestiones tales como la interdisciplina, la interculturalidad, el enfoque de género, la mirada territorial, o la ecología, las cuales aparecen, ya sea juntas, ya sea por separado, en casi un 63% de los perfiles analizados.

 

Tabla 3.

Porcentaje de los perfiles que contienen elementos en las categorías rastreadas

Elementos

%

Habilidades teóricas para el desempeño profesional

30

85,7%

Habilidades prácticas para el desempeño profesional

35

100%

Principios a la base de la formación entregada

31

88,5%

Miradas disciplinares contextuales (interdisciplina, interculturalidad, género, mirada territorial, ecología, etc.)

22

62,8%

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

Tabla 3.A

 

Porcentaje de los perfiles que contienen elementos relativos a habilidades teóricas para el desempeño profesional

HABILIDADES TEÓRICAS PARA EL DESEMPEÑO PROFESIONAL

30

%

85,71%

1. Capacidades para el análisis reflexivo y crítico de la realidad social

15

42,9%

2. Conocimientos en teoría de las Ciencias Sociales

12

34,3%

3. Capacidad reflexiva para el desarrollo disciplinar

4

11,4%

4. Articulación entre enfoques teóricos, epistemológicos y de intervención

20

57,1%

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

Tabla 3.B

Porcentaje de los perfiles que contienen elementos relativos a habilidades prácticas para el desempeño profesional

HABILIDADES PRÁCTICAS PARA EL DESEMPEÑO PROFESIONAL

35

100%

1.1 Habilidades en el área de investigación

19

54,29%

1.1.1 Formación investigativa

13

37,1%

1.1.2 Articulación investigación-intervención

10

28,6%

1.2 Conocimientos y herramientas en materia de política social y proyectos sociales

23

65,71%

1.2.1 Conocimientos de política social y proyectos sociales

7

20,0%

1.2.2 Herramientas para el diagnóstico, diseño, gestión, sistematización y/o evaluación de proyectos sociales

20

57,1%

1.3 Habilidades específicas para la intervención social

32

91,43%

1.3.1 Habilidades para desempeñarse en diferentes tipos de organizaciones y niveles de intervención.

21

60,0%

1.3.2 Capacidad para abordar escenarios complejos y/o emergentes.

10

28,6%

1.3.3 Capacidad de inclusión y diálogo

5

14,3%

1.3.4 Saberes para la mejora de la calidad de vida

9

25,7%

1.3.5 Habilidades para fomentar la inserción laboral de las personas con que se trabaja

1

2,9%

1.3.6 Capacidades para llevar a cabo procesos de desarrollo humano

7

20,0%

1.3.7 Herramientas para la intervención en contextos rurales

1

2,9%

1.3.8 Herramientas innovadoras para la intervención social

3

8,6%

1.3.9 Herramientas para fomento de la proactividad y autogestión de las personas

2

5,7%

1.4 Habilidades profesionales generales

14

40,00%

1.4.1 Proactividad

3

8,6%

1.4.2 Habilidades comunicativas (expresión e idiomas, por ejemplo) y uso de tecnologías.

5

14,3%

1.4.3 Habilidades socioemocionales (trabajo en equipo, liderazgo, etc.)

3

8,6%

1.4.4 Rigurosidad profesional

1

2,9%

1.4.5 Habilidades gerenciales y de emprendimiento

6

17,1%

1.4.6 Habilidades para la actualización disciplinar permanente

1

2,9%

1.4.7 Formación y desarrollo integral

2

5,7%

1.5 Habilidades específicas para enfrentar al mundo laboral

2

5,71%

1.5.1 Formación para el ejercicio libre de la profesión (mediación, peritaje social y consultorías)

1

2,9%

1.5.2 Vinculación temprana con la realidad laboral

1

2,9%

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

Tabla 3.C

Porcentaje de los perfiles que contienen elementos relativos a los principios a la base de la formación entregada

PRINCIPIOS A LA BASE DE LA FORMACIÓN ENTREGADA


31

% de los perfiles que lo contienen
88,57%

2.1 Principios vinculados a las perspectivas que fundamentan el TS

27

77,14%

1. Empoderamiento

3

8,6%

2. Compromiso ético – político

6

17,1%

3. Defensa de los DDHH y/o la dignidad de las personas

20

57,1%

4. Orientación hacia la justicia y transformación social

16

45,7%

5. Visión dialógica de la disciplina (reconocimiento de saberes emergentes en las personas y comunidades)

1

2,9%

6. Participación ciudadana

6

17,1%

2.2 Principios democráticos

17

48,57%

7. Valoración de la diversidad

12

34,3%

8. Valoración de la democracia

6

17,1%

9. Valoración del pluralismo

2

5,7%

10. Valores humanistas

5

14,3%

11. Valores progresistas

1

2,9%

2.3 Principios ligados a perspectivas cristianas

8

22,86%

12. Solidaridad

3

8,6%

13. Valores cristianos

5

14,3%

14. Vocación de servicio

1

2,9%

2.4 Principios para el desempeño/ejercicio profesional

18

51,43%

15. Ética profesional

15

42,9%

16. Excelencia académica

3

8,6%

17. Responsabilidad social

3

8,6%

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

Tabla 3.D

Porcentaje de los perfiles que contienen elementos relativos a miradas disciplinares contextuales

ELEMENTOS LIGADOS A MIRADAS DISCIPLINARES CONTEXTUALES

N

22

% De los perfiles que lo contienen
62,86%

1. Mirada territorial y de la realidad regional

10

28,6%

2. Perspectiva multi e intercultural

5

14,3%

3. Multidisciplinariedad/Interdisciplinariedad

15

42,9%

4. Perspectivas contemporáneas/desafíos de la disciplina (innovación)

3

8,6%

5. Desarrollo sustentable y ecología

5

14,3%

6. Enfoque de género

1

2,9%

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

3. Caracterización global de los perfiles de egreso: Similitudes y diferencias

3.1 Representación gráfica de la composición de los perfiles de egreso

En esta sección presentamos una serie de gráficos radiales que muestran el peso que tienen estas cuatro grandes dimensiones identificadas en la composición de los perfiles de egreso estudiados. La variable considerada para este análisis ha sido la cantidad de elementos presentes en cada una de las cuatro grandes dimensiones ya enunciadas.

Así, la figura 1 muestra la composición del perfil de egreso promedio de las carreras universitarias de Trabajo Social en Chile, quedando en evidencia la mayor preponderancia de las habilidades prácticas (3,8 elementos por perfil, en promedio) y los principios a la base de la formación entregada (3,1 principios declarados, en promedio), y una menor presencia de habilidades teóricas (1,5 elementos, en promedio) y de elementos propios de miradas contextuales para el ejercicio del Trabajo Social (1,1 elementos, en promedio).

 

Figura 1.

Peso de las cuatro grandes categorías en los perfiles de egreso

    Peso de las cuatro grandes categorías en los perfiles de egreso

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

 

Si replicamos este análisis según ciertas variables de interés para la investigación, tales como el tipo de universidad, se puede señalar que las universidades privadas pertenecientes al Consejo de Rectoras y Rectores de las Universidades Chilenas son las que presentan perfiles más completos, estas ostentan mayores promedios de elementos presentes en las cuatro categorías consideradas. Por su parte, los perfiles de egreso de las carreras impartidas en universidades públicas presentan los menores promedios de elementos presentes en casi todas las categorías consideradas, excepto por lo referente a las miradas contextuales para el ejercicio del Trabajo Social, en la cual superan ampliamente a las universidades privadas no pertenecientes al CRUCH (ver Figura 2).

 

Figura 2

Peso de las categorías del perfil de egreso según la variable tipo de universidad

Peso de las categorías del perfil de egreso según la variable tipo de universidad

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

 

Al realizar este análisis según la variable “Selectividad de la universidad en que se imparte la carrera de Trabajo Social”, podemos señalar que las universidades selectivas tienen, en promedio, perfiles de egreso muy similares a los ya expuestos para la muestra general y se diferencian de las carreras impartidas en las universidades no selectivas en la mayor presencia de: habilidades prácticas para el desempeño profesional, principios explicitados como a la base de la formación entregada y, sobre todo, de miradas contextuales para el Trabajo Social, las cuales aparecen 1,5 veces en promedio en las universidades selectivas, en comparación con las 0,2 veces en promedio que aparecen en los perfiles de las carreras impartidas por universidades no selectivas (ver Figura 3)

 

Figura 3.

Peso de las categorías del perfil de egreso según la variable selectividad de universidad

Peso de las categorías del perfil de egreso según la variable selectividad de universidad

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

Por otra parte, según el carácter confesional o laico de la universidad donde se imparte la carrera de Trabajo Social, se puede señalar que los perfiles de egreso las universidades laicas se muestran más fuertes en lo referente a las habilidades prácticas, mientras que en las religiosas priman los elementos referentes a los principios que están a la base de la formación entregada y a las habilidades teóricas en Trabajo Social, no notándose diferencias en lo que se refiere a la dimensión miradas contextuales para el ejercicio del Trabajo Social (ver Figura 4).

 

Figura 4.

Peso de las categorías del perfil de egreso según la variable religiosidad de la universidad

Peso de las categorías del perfil de egreso según la variable religiosidad de la universidad

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

 

Por último, al analizar la composición de los perfiles de egreso de acuerdo con la ubicación de la universidad que imparte la carrera de Trabajo Social, encontramos que las carreras de universidades asentadas en regiones distintas a la RM tienden a concentrarse más en la entrega de habilidades prácticas y de miradas contextuales para el ejercicio del Trabajo Social -entre las que se encuentra, por supuesto, la mirada territorial-, que las carreras de universidades de ubicadas en la RM (ver Figura 5).

 

Figura 5.

Peso de las categorías del perfil de egreso según la variable ubicación de la universidad

Peso de las categorías del perfil de egreso según la variable ubicación de la universidad

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

     

3.2 Tipología de los perfiles de egreso

Como una aproximación complementaria a lo recientemente expuesto, se ha realizado un análisis multivariante por conglomerados a través del método K –Medias en el paquete estadístico SPSS. La variable considerada para este análisis ha sido la cantidad de elementos presentes en cada una de las cuatro grandes dimensiones ya enunciadas, al igual que para el caso de los gráficos radiales recientemente expuestos.

Producto de este análisis, se han obtenido inicialmente un total de cuatro conglomerados, tal como se puede observar en la Tabla 4.

 

Tabla 4.

Valores centrales finales de los cuatro conglomerados iniciales

Elementos

Conglomerados

1

2

3

4

Habilidades teóricas para el desempeño profesional

1,29

2,29

1,60

,91

Habilidades prácticas para el desempeño profesional

6,14

4,43

2,40

3,09

Principios a la base de la formación entregada

1,71

6,00

4,30

1,00

Miradas disciplinares contextuales

1,43

2,00

1,00

,45

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

     

En vista de la información contenida en esta tabla, se ha decidido agrupar los casos que se ubican en los conglomerados uno y cuatro, dado que tienen un mismo sentido, en tanto ambos aluden a la presencia primordial de elementos relativos a habilidades prácticas por sobre elementos de las demás dimensiones. De esta forma, al primer conglomerado constituido le hemos llamado “Perfil Práctico-Instrumental”. Por su parte, al conglomerado que aparece con el número dos, le hemos llamado “Perfil Integral”, ya que muestra valores promedio relativamente altos en todas las dimensiones consideradas. Por último, al conglomerado que en el cuadro aparece con el número tres lo hemos denominado “Perfil Valórico”, en tanto esta es la dimensión que en dicho conglomerado presenta valores promedios consistentemente más altos que las demás.

Luego de esta agrupación, se llegó a un total de tres conglomerados con los siguientes valores centrales, tal como se puede observar en la Tabla 5 a través de su representación gráfica. Se puede ver de manera muy clara las diferencias existentes entre los tres tipos de perfiles identificados, de acuerdo con las cuatro grandes dimensiones que los componen (ver Figura 6).

 

Tabla 5.

Valores centrales finales de los tres conglomerados definitivos

Elementos

Conglomerados

1 (Práctico instrumental)

2 (Integral)

3 (Valórico)

Habilidades teóricas para el desempeño profesional

1,00

2,29

1,60

Habilidades prácticas para el desempeño profesional

4,35

4,43

2,40

Principios a la base de la formación entregada

1,24

6,00

4,30

Miradas disciplinares contextuales

0,76

2,00

1,00

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

Figura 6.

Tipología gráfica de los tipos de perfiles de egreso

    Tipología gráfica de los tipos de perfiles de egreso

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

 

En términos distributivos, podemos ver en la Tabla 6 que poco menos de la mitad de los perfiles de egreso que han sido objeto de este análisis son primordialmente práctico-instrumentales (49%), un 31% son eminentemente centrados en principios y valores, y solo un 20% cae en la categoría “Integrales”, es decir, que contienen un número importante de elementos en todas las dimensiones. Estas proporciones son bastante similares cuando observamos la cantidad de estudiantes que actualmente son formados de acuerdo con cada uno de estos tipos de perfiles, conforme a la cantidad de matriculados en las universidades que los poseen, lo cual es muestra de que estos diferentes tipos de perfiles se distribuyen de forma similar entre las universidades que tienen más y las que tienen menos matriculados en las carreras de Trabajo Social.

 

Tabla 6.

Distribución de las carreras y estudiantes de Trabajo Social de acuerdo con los tipos de perfil de egreso

Cantidad de carreras de TS

% de las carreras de TS

Cantidad de Estudiantes de TS formados en este perfil

% de estudiantes TS formados en este perfil

Instrumental

17

48,6

4678

47,8

Integral

7

20,0

2259

23,1

Valórico

11

31,4

2843

29,1

Total, general

35

100,0

9780

100,0

    Fuente: Elaboración propia en base a datos levantados por esta investigación y a datos del SIES (2020).

 

Al hilar más fino en este análisis, podemos ver que hay diferencias en los tipos de perfiles de acuerdo con las características propias de las universidades donde se imparten las carreras. Así, por ejemplo, se puede señalar que entre las universidades no selectivas la presencia de perfiles de egreso práctico-instrumentales es sustantivamente mayor que en las universidades selectivas, con un 60% versus un 44% de las selectivas. De la misma forma, en las universidades selectivas la presencia de perfiles integrales supera ampliamente la casi nula presencia de este tipo de perfiles en las universidades no selectivas.

 

Tabla 7.

Tipo de perfil de egreso según selectividad de la Universidad

Tipo de perfil

Selectividad de la Universidad

Total

Selectiva

No selectiva

Práctico-instrumental

11

7

17

44%

60%

48,6%

Integral

6

1

7

24%

10%

20%

Valórico

8

3

11

32,0%

30,0%

31,4%

Total

25

10

35

100,0%

100,0%

100,0%

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

 

Según el tipo de universidad, se pueden identificar elementos coherentes con lo recién narrado. Las universidades privadas no pertenecientes al CRUCH son las que presentan una mayor presencia de perfiles práctico-instrumentales y una presencia particularmente baja de perfiles integrales. De otro modo, las universidades privadas pertenecientes al CRUCH son las que presentan una menor proporción de sus perfiles en la categoría práctico-instrumental y una mayor proporción en la categoría integral. Por otra parte, las universidades públicas presentan la mayor proporción de perfiles centrados en valores y principios (36,4%), una proporción más alta de perfiles práctico-instrumentales que las universidades privadas del CRUCH, y ostensiblemente más baja las privadas no pertenecientes al CRUCH, y también una proporción intermedia de perfiles integrales, siendo mayor a la que presentan las privadas no pertenecientes al CRUCH, y ostensiblemente menor a la que presentan las privadas que sí pertenecen al Consejo de Rectores.

 

Tabla 8.

Tipo de perfil de egreso según tipo de Universidad

Tipo de perfil

Tipo de Universidad

Total

Pública (CRUCH)

Privada (CRUCH)

Privada (No CRUCH)

Práctico-instrumental

5

3

9

17

45,5%

37,5%

56,2%

48,6%

Integral

2

3

2

7

18,2%

37,5%

12,5%

20,6%

Valórico

4

2

5

11

36,4%

25,0%

31,2%

31,4%

Total

11

8

16

35

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

     

De acuerdo con la adscripción religiosa de la universidad, podemos observar que en las universidades laicas hay una proporción algo mayor de perfiles práctico-instrumentales y una menor proporción de perfiles integrales que en las universidades confesionales. La proporción de perfiles predominantemente valóricos es algo mayor en las universidades laicas que en las confesionales, lo que no significa necesariamente que en las universidades confesionales el tema valórico sea central, sino que lo matizan con elementos de las otras dimensiones, lo cual, como ya se ha dicho, los lleva a tener una mayor proporción de perfiles de egreso integrales.

 

Tabla 9.

Tipo de perfil de egreso según adscripción religiosa de la Universidad

Tipo de perfil

Adscripción religiosa de la Universidad

Total

Laica

Confesional

Práctico-instrumental

12

5

17

50,0%

45,5%

48,6%

Integral

4

3

7

16,7%

27,3%

20,0%

Valórico

8

3

11

33,3%

27,3%

31,4%

Total

24

11

35

100,0%

100,0%

100,0%

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

 

Por último, al analizar según la región en que se ubica la universidad que imparte la carrera de Trabajo Social, podemos observar que si bien tanto en la Región Metropolitana como en las demás regiones abundan los perfiles práctico-instrumentales, en la RM hay una proporción ostensiblemente mayor de perfiles centrados en elementos valóricos, mientras que en las regiones hay una mayor representación de los perfiles categorizados como integrales, lo que en gran medida puede deberse a la mayor presencia de elementos referentes a miradas contextuales para el Trabajo social, hecho que hemos descrito en la sección anterior.

 

Tabla 10.

Tipo de perfil de egreso según ubicación de la Universidad

Tipo de perfil

Región de la Universidad

Total

RM

Otras Regiones

Práctico-instrumental

8

9

17

47,1%

50,0%

48,6%

Integral

2

5

7

11,8%

27,8%

20,0%

Valórico

7

4

11

41,2%

22,2%

31,4%

Total

17

18

35

100,0%

100,0%

100,0%

    Fuente: Elaboración propia, 2023.

 

En base a todo lo aquí expuesto, podríamos caracterizar los tres tipos de perfiles de egreso identificados de la siguiente manera:

a) Perfil práctico-instrumental: Este tipo de perfil se centra, primordialmente, en la entrega de habilidades prácticas para el desempeño profesional, entre las que se destacan las habilidades en el área de la investigación, las herramientas y conocimientos relativos a las políticas y los proyectos sociales, las habilidades específicas para la intervención social y las habilidades profesionales generales.

Este es el tipo de perfil más frecuente entre las carreras de Trabajo Social estudiadas, representando a 17 de ellas, correspondientes a un 48,6% del total. De acuerdo con los datos del SIES (2020), estas 17 carreras de Trabajo Social forman a un total de 4.678 estudiantes, los que corresponden al 47,8% del total de estudiantes de Trabajo Social a nivel nacional, con lo cual también es el tipo de perfil en que se forma la mayor parte de los/as estudiantes de Trabajo Social en el país.

Este tipo de perfil es más frecuente entre las universidades no selectivas (60%) y las privadas no pertenecientes al CRUCH (56,2%). Además, es levemente mayor entre las universidades laicas (50%) que entre las confesionales (45,5%), y entre las universidades de regiones (50%) que entre las de la Región Metropolitana de Santiago (47%).

b) Perfil Integral: Este tipo de perfil se caracteriza por poner sus énfasis formativos en diversas las diversas dimensiones identificadas, y no solo en aspectos particulares de la formación. Este tipo de perfil se caracteriza por la gran cantidad de elementos que incluye, tanto en materia de principios, de habilidades teóricas y prácticas y también en lo referente a las miradas disciplinares contextuales. Desde esta perspectiva, este tipo de perfil aparece como el más completo, por lo cual se esperaría que la formación que se entregue en las carreras que los declaran también sea integral, entregando una suma de elementos relevantes a los/as estudiantes para su desempeño profesional.

Este tipo de perfil es el menos frecuente entre los tres identificados: solo 7 carreras de Trabajo Social en Chile, correspondientes a un 20%, lo poseen. Por su parte, un 23% de los/as estudiantes que en Chile estudian carreras universitarias de Trabajo Social están siendo formados en carreras que caben en este tipo de perfil, correspondiendo a 2.259 personas.

Este tipo de perfil es más frecuente entre las universidades selectivas (24%), entre las privadas pertenecientes al CRUCH (37,5%), entre las universidades confesionales (27,3%) y en las universidades de regiones distintas a la Metropolitana (27,8%).

c) Perfil Valórico: Este tipo de perfil se caracteriza por su énfasis en lo relativo a los valores y principios que sustentan la formación entregada, entre los que destacan especialmente los principios vinculados a las perspectivas que fundamentan el Trabajo Social y los principios para el ejercicio profesional. Este tipo de perfil lo posee un total de 11 carreras de Trabajo Social, correspondientes a un 31,4% del total. En términos de los/as estudiantes, un total de 2.843 están siendo formados en carreras de Trabajo Social con este perfil, lo cual corresponde a un 29% del total de los estudiantes de esta carrera a nivel nacional.

Este tipo de perfil es más frecuente entre las universidades públicas (36,4%), las laicas (33,3%), y las ubicadas en la Región Metropolitana (41,2%).

Los resultados de esta investigación evidencian la urgencia de abordar múltiples desafíos en la formación profesional del Trabajo Social en Chile. Entre estos, destaca la necesidad de fortalecer la integración entre teoría y práctica en la formación académica, así como reducir las significativas brechas existentes entre los distintos tipos de instituciones formadoras. Resulta también fundamental desarrollar perfiles de egreso más adaptados a las demandas contemporáneas, potenciando aspectos clave como la investigación y el diseño de políticas sociales.

Para enfrentar este panorama complejo es esencial promover una mayor integración entre la academia y el campo profesional, fortaleciendo simultáneamente la capacidad de adaptación a contextos sociales cada vez más cambiantes. Esta necesaria reformulación del trabajo social requiere un trabajo colaborativo sostenido entre académicos, profesionales y la comunidad, con el fin de construir perfiles de egreso que respondan tanto a las necesidades del sistema laboral como a los imperativos éticos y sociales fundamentales de la disciplina. Este proceso debe considerar tanto las particularidades del contexto chileno como las tendencias globales en la formación profesional del Trabajo Social, garantizando una educación que prepare efectivamente a los futuros profesionales para los desafíos contemporáneos de la intervención social.

 

Discusión

Los procesos de acreditación de carreras en Chile se han desarrollado con distintos criterios, cabe relevar que uno de los criterios de evaluación se refiere al ítem dedicado al perfil de egreso y a la explicitación de los mecanismos de validación, evaluación, retroalimentación y ajuste de este como indicador de aseguramiento de calidad de la formación. Los criterios que plantea la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) para evaluar la consistencia del perfil de egreso declarado por una carrera permiten afirmar que las Escuelas, al momento del diseño de su perfil de egreso, consideran recursos y procesos que aseguran la consistencia interna y externa de dichos perfiles. De allí, lo necesario develar los elementos coincidentes y diferenciadores en los perfiles de egreso en las diversas escuelas de Trabajo Social.

En este contexto, los resultados de esta investigación revelan un predominio significativo del perfil práctico-instrumental (48.6% de las carreras), que se concentra especialmente en las universidades no selectivas (60%) y privadas no pertenecientes al CRUCH (56.2%). Este hallazgo dialoga con lo planteado por Rozas (2004), cuando señala que la formación profesional siempre está orientada a la intervención profesional, abordando habilidades teóricas e instrumentales para ejercer la profesión. Sin embargo, este marcado énfasis práctico podría estar reproduciendo lo que Castañeda (2014) identifica como una carencia de estrategias metodológicas que provean de oportunidades de reflexión sobre la propia intervención y que impulsen procesos de desarrollo disciplinario.

Otro ejemplo del interés que suscita la formación profesional del Trabajo Social en Chile es la declaración que la Red de Escuelas de Trabajo Social del Consejo de Rectores (2014) donde explícitamente se señala su intención de identificar los componentes claves y fundamentales para la enseñanza del Trabajo Social, en la que converjan los aportes de diversas Ciencias Sociales, estructurando su malla curricular con un sentido integrador. Esto permitirá a los futuros profesionales del área contar con conocimientos amplios y sólidos, de carácter científico y metodológico, para acometer la compleja y cambiante realidad social.

Particularmente preocupante resulta la baja presencia de perfiles integrales (20%), lo que plantea serios desafíos respecto a lo señalado por Rozas (2004), quien argumenta que la formación profesional posee tres dimensiones fundamentales: una de carácter instrumental, otra referida a los argumentos y la siguiente referida a los fines. Esta autora enfatiza que la formación profesional no se reduce a la entrega o transmisión de la instrumentalidad técnica, debe integrar también los fundamentos ético-políticos que subyacen a la profesión, de igual manera incluir los proyectos académicos institucionales, lugar donde se enmarcan los perfiles de egreso, que no solo hacen sentido con la profesión, sino también con los propósitos institucionales de las universidades donde se insertan.

La tensión entre lo práctico y lo integral se hace especialmente evidente al analizar los resultados según el tipo de universidad. Las universidades privadas pertenecientes al CRUCH presentan perfiles más completos, mientras que en las universidades no selectivas los perfiles integrales son casi inexistentes. Como señala Iturrieta (2014), para los Trabajadores Sociales es manifiesta la necesidad de contar con conocimientos aplicados, ya que el perfil práctico constituye su especificidad y sustento profesional. Sin embargo, desde otro punto de vista, esto se considera como uno de los factores que ha obstaculizado el avance disciplinar del Trabajo Social, especialmente considerando que hoy en día es un campo compartido con los “Sociólogos de la acción”.

Hace sentido para esta investigación lo planteado por Margarita Rozas (2004) cuando se refiere a la trayectoria que ha tenido la formación profesional, en la que es posible reconocer momentos e hitos relevantes en los que se aprecian debilidades en la formación teórica, especialmente en los fundamentos y argumentos que sostenían la disciplina. A partir de estas constataciones, esta misma autora plantea algunas premisas respecto de la formación profesional. La primera, señala que la formación profesional siempre está orientada a la intervención profesional, por tanto, aborda habilidades teóricas e instrumentales para ejercer la profesión. La segunda, plantea que la formación profesional posee tres dimensiones: una de carácter instrumental, otra referida a los argumentos y la siguiente referida a los fines.

Estas diversas perspectivas teóricas son parte de las discusiones que el Trabajo Social se ha planteado, especialmente en las últimas décadas, con un importante foco en la formación profesional. Como señala Rozas (2004):

Existen tendencias que emergen con grados diversos de explicitación y, en algunos casos con un interés por reactualizar una perspectiva teórica y metodológica vinculada a diversas concepciones acerca de la cuestión social. En esta dirección, el positivismo, el funcionalismo y el marxismo como tendencias teóricas, siempre han estado y están presentes en la formación profesional. (p.3)

Estas discusiones se han centrado en lo metodológico, los objetos de la intervención en lo social, el rol profesional, las concepciones de intervención, la investigación y la producción de conocimientos, entre otros muchos temas que son de interés para la actualización disciplinar (Abarca 2015; Iturrieta 2014; Castañeda 2014).

El componente valórico, presente en el 31.4% de las carreras y predominante en universidades públicas y de la Región Metropolitana, refleja una preocupación fundamental por los principios éticos y políticos de la profesión. Este interés por el componente valórico no solo ha estado presente en las discusiones de los organismos gremiales y académicos a nivel nacional, sino también en el contexto internacional. En esta línea, se encuentran las declaraciones del secretario general de la Federación Internacional de Trabajadores Sociales (FITS), al finalizar el Encuentro Mundial desarrollado en Irlanda en Julio de 2018, donde manifiesta la necesidad de “construir un marco más sólido a nivel nacional, regional y global que apoye la cooperación entre las asociaciones nacionales de trabajo social y los cuerpos educativos” (Sanchez, 2018).

Las brechas institucionales identificadas en los resultados son particularmente significativas cuando se analiza la formación según el tipo de institución. El incremento de programas de Trabajo Social en Chile, y su cambio de estatus a carrera universitaria, no limitó su oferta exclusivamente a las universidades, debido a la falta de directrices claras en la Ley de Enseñanza. Como señala Aspeé (2016), esto ha resultado en una oferta variada y desregulada, expresada por ejemplo en formación en Trabajo Social con y sin licenciatura -en ocho, nueve y diez semestres- en Universidades e Institutos Profesionales, entre estos últimos algunos ofertan Trabajo Social en modalidad online.

Estas diferencias institucionales se manifiestan también en los énfasis formativos. Las universidades selectivas tienen, en promedio, perfiles de egreso que se diferencian significativamente de las carreras impartidas en las universidades no selectivas en tres aspectos fundamentales: mayor presencia de habilidades prácticas para el desempeño profesional, mayor explicitación de principios como base de la formación entregada y, especialmente, mayor presencia de miradas contextuales para el Trabajo Social. Esta última diferencia es particularmente notable: las miradas contextuales aparecen 1,5 veces en promedio en las universidades selectivas, en comparación con las 0,2 veces en promedio que aparecen en los perfiles de las carreras impartidas por universidades no selectivas.

La situación laboral y las condiciones de empleabilidad emergen como temas cruciales al analizar los resultados. Según datos de la Subsecretaría de Educación (2024), alojados en el portal MiFuturo.cl más de 13.840 estudiantes están matriculados en las carreras de Trabajo Social en Chile. Los egresados tienen un 76.2% de empleabilidad en el segundo año después de su graduación, con un ingreso mensual promedio de $1.394.957 pesos chilenos, que puede ascender a aproximadamente $1.640.696 pesos chilenos al mes al quinto año de titulación. Sin embargo, la saturación del mercado laboral implica lo que Castillo y Rodríguez (2016) describen como un “presumible superávit de profesionales en competencia por el mismo campo laboral” (p.41), generando una mayor dificultad para los egresados al momento de encontrar empleo.

La limitada participación del Trabajo Social en la creación y evaluación de políticas públicas emerge como una preocupación central al analizar los resultados. Este fenómeno responde a múltiples factores históricos, epistemológicos y político-institucionales (Aylwin, 1999). El origen del Trabajo Social, vinculado tradicionalmente a la implementación de políticas asistenciales, ha generado una herencia de subordinación técnica a otras disciplinas, reforzada por un modelo médico-asistencial que privilegia la ejecución sobre el diseño (Carballeda, 2016).

Esta situación se ve agravada por una predominancia del empirismo en la formación profesional, un débil desarrollo de categorías analíticas propias y una dificultad para sistematizar y teorizar desde la práctica, como señala Matus (2018). A nivel institucional, existe una jerarquización del conocimiento que privilegia otras disciplinas, una estructura burocrática que separa rígidamente el diseño de la implementación, y una concentración de decisiones en niveles centrales alejados del territorio (Rozas, 2004).

Para Castañeda (2014), el perfil de los Trabajadores Sociales, respecto a oportunidades de reflexión profesional de Trabajo Social, como también el reconocimiento de la intervención como sustrato central histórico y distintivo en el desempeño profesional, resultan fundamentales. No obstante, realizada esta constatación, se mantiene una importante carencia de estrategias metodológicas que provean de oportunidades de reflexión sobre la propia intervención y que impulsen procesos de desarrollo disciplinario en ese marco. La valoración académica respecto de la sistematización se encuentra en condiciones de desmedro respecto de la valoración asignada a la investigación social, ya que esta última es concebida como código maestro y central del desarrollo del conocimiento disciplinario.

La formación profesional, con su énfasis en aspectos metodológicos de intervención y una insuficiente preparación en análisis y evaluación de políticas públicas (Aquín, 2006), junto con la sobrecarga de trabajo en la implementación y la escasa valoración del conocimiento territorial (Montaño, 1998), han contribuido a mantener esta brecha. Esta situación genera consecuencias importantes, como la pérdida del conocimiento territorial en el diseño de políticas, la desconexión entre diseño e implementación, y la creación de políticas que no responden adecuadamente a las realidades locales, subutilizando el potencial profesional del Trabajo Social en la construcción de políticas públicas más efectivas y pertinentes (Iamamoto, 2001).

Los hallazgos de esta investigación coinciden con lo planteado por Vidal (2019) sobre la necesidad de revisar y repensar la historia profesional en el contexto de los cambios sociales y las demandas de la sociedad chilena. Esto, se ha vuelto más urgente en el contexto de las reformas estructurales y el movimiento social que exige educación y salud como derechos sociales. Además, desde la década de 2000, ha habido un énfasis en la formación de postgrado, especialmente a nivel de Magíster en Trabajo Social, lo que ha ampliado los espacios de desempeño profesional pero también ha complejizado el panorama formativo.

Si los problemas sociales y la falta de una atención adecuada a estos se originan en las condiciones del funcionamiento social, fundamental resulta entonces identificar y analizar dichas condiciones para definir las perspectivas posibles y deseables de la práctica profesional en Trabajo Social. Esta percepción introduce cambios cualitativos de importancia para el perfil de la profesión (Alayón, 2016, p.13). Esta tarea implica una revisión continua y profunda de las competencias que se espera que los egresados posean al ingresar al mercado laboral, y plantea preguntas sustanciales sobre cuáles deben ser las prioridades en la formación profesional.

Como sugiere Abarca (2015), quienes trabajan desde la academia formando Trabajadoras/es Sociales enfrentan el desafío de asimilar estas demandas e incluirlas en planes de estudio y en perfiles de egreso. El autor enfatiza que este proceso de asimilación de demandas externas en la educación del Trabajo Social no solo es una cuestión de actualización de contenidos, sino que conlleva una reflexión crítica sobre el papel que debe desempeñar el Trabajador Social en la sociedad.

Los planes de estudio deben evolucionar para incluir nuevas metodologías de intervención, herramientas tecnológicas y un enfoque ético robusto, que son esenciales para la práctica en un mundo en constante transformación. Al mismo tiempo, la academia debe equilibrar estas demandas con la formación en los principios fundamentales de la disciplina, asegurando que los profesionales mantengan un compromiso ético con la justicia social y la igualdad.

 

Conclusiones

La caracterización de los perfiles de egreso de las Escuelas de Trabajo Social chilenas revela hallazgos significativos que merecen atención tanto desde la academia como desde el campo profesional:

1. La predominancia del perfil práctico-instrumental (48.6%) evidencia una orientación marcadamente técnica en la formación profesional, especialmente en universidades no selectivas y privadas no pertenecientes al CRUCH. Esta tendencia, si bien responde a demandas inmediatas del mercado laboral, podría estar limitando el desarrollo de capacidades reflexivas y analíticas necesarias para enfrentar la complejidad de los problemas sociales actuales.

2. La presencia minoritaria del perfil integral (20%) sugiere un desafío importante para la formación profesional. Las pocas instituciones que lo desarrollan
–principalmente universidades selectivas y del CRUCH– demuestran que es posible articular habilidades prácticas, fundamentos teóricos y principios valóricos en una formación más completa.

3. El perfil valórico (31.4%), predominante en universidades públicas y de la Región Metropolitana, refleja una preocupación por los fundamentos éticos de la profesión, aunque su énfasis en principios y valores podría estar desatendiendo aspectos prácticos igualmente necesarios.

4. Las diferencias identificadas según tipo de institución revelan brechas significativas en la formación profesional que requieren atención. Las universidades selectivas y del CRUCH tienden a ofrecer perfiles más completos, mientras que las no selectivas se concentran en aspectos práctico-instrumentales.

5. La distribución geográfica de los perfiles muestra particularidades relevantes: las instituciones regionales enfatizan más las habilidades prácticas y miradas contextuales, mientras que las metropolitanas dan mayor peso a elementos valóricos.

Estas características identificadas dialogan con las demandas planteadas por organismos internacionales, como el Banco Mundial y el Programa Naciones Unidas para el Desarrollo. Particularmente, el perfil integral muestra mayor consonancia con los requerimientos de gestión pública moderna y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que demandan profesionales capaces de abordar problemáticas complejas desde múltiples dimensiones. Esta conexión resulta especialmente relevante en áreas como la reducción de la pobreza, la promoción de la salud y el bienestar, la educación de calidad, la igualdad de género y la reducción de desigualdades, ámbitos donde el Trabajo Social tiene un papel fundamental.

Los hallazgos plantean desafíos importantes para el desarrollo de la profesión:

• La necesidad de equilibrar la formación práctica con fundamentos teóricos sólidos

• La importancia de reducir las brechas formativas entre tipos de instituciones

• La urgencia de desarrollar perfiles que integren las diferentes dimensiones de la formación profesional

• La relevancia de considerar contextos territoriales específicos en la formación

Con esta investigación se abren líneas futuras de indagación, particularmente sobre la coherencia entre los perfiles declarados y los planes de formación efectivamente implementados, así como posibles estudios sobre el impacto de estos diferentes perfiles en el desempeño profesional de los egresados.

 

Referencias bibliográficas

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