Representaciones sociales del erotismo y la sexualidad de las personas mayores en el cine chileno contemporáneo

Social representations of eroticism and sexuality in older adulthood in contemporary Chilean cinema

 

Fecha recepción: enero 2023 / Fecha aceptación: abril 2023

DOI: https://doi.org/10.51188/rrts.num29.710

ISSN en línea 0719-7721 / Licencia CC BY 4.0.

RUMBOS TS, año XVIII, Nº 29, 2023. pp. 139-163

RumbosTS

 

 

María Isabel Reyes-Espejo

Dra. en Psicología de la Comunicación. Psicóloga, Académica Escuela de Psicología, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Mail maria.reyes@pucv.cl OrcID https://orcid.org/0000-0003-0454-0584

 

María José Barrera-Olmos

Psicóloga y Licenciada en Psicología. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Mail barreramariajose1@gmail.com OrcID https://orcid.org/0009-0007-8813-9152

 

Pablo Román-Navarro

Psicólogo y Licenciado en Psicología. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Mail pabloroman1994a@gmail.com OrcID https://orcid.org/0009-0005-7161-4952

 

Matsumi Orellana-Nishihara

Psicóloga y Licenciada en Psicología. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Mail nishihara.om@gmail.com OrcID https://orcid.org/0009-0003-2821-4895

 

Camilo Aguirre-Ponce

Psicólogo y Licenciado en Psicología. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Mail psi.camiloaguirre@gmail.com OrcID https://orcid.org/0009-0004-3960-7069

 

 

Resumen

Los prejuicios sobre la vejez trascienden distintas esferas de la cotidianeidad, siendo el erotismo y la sexualidad dimensiones que socialmente se asocian a una restricción del placer y el goce, principalmente por los cambios culturales que restringen que esta etapa sea considerada desde la sexualidad. Sin embargo, el ejercicio de las capacidades erótico-sexuales adquiere un lugar relevante en las experiencias de vida, pues se relaciona con el derecho a vivir una vejez en mayor plenitud. Las distintas visiones sobre la vida erótica de este grupo etario se producen y reproducen en el entramado social por distintos medios, siendo el cine, dada su masividad y su capacidad creativa, un espacio importante para reconocer la construcción de representaciones que operan a nivel social. Al respecto, el presente estudio documental aborda el erotismo de las personas mayores en el cine chileno contemporáneo, describiendo tres representaciones sociales dominantes: ‘El viejo verde: conquistando a una persona joven’; ‘Viejos/as que recuerdan: el erotismo que deviene del pasado’; y ‘Viejas Seductoras: en la búsqueda del deseo masculino’. Las representaciones dan cuenta de una mayor permisividad en cuanto a la expresión y vivencia del erotismo en el hombre mayor, mientras que la experiencia de las mujeres se ve supeditada al deseo masculino dominante. No obstante, a través del cine se revela como una posibilidad de vida el que las mujeres mayores puedan transitar hacia una posición de mayor autonomía e independencia para vivir su sexualidad.

Palabras clave

adultez mayor; mujeres; erotismo; representaciones sociales; cine chileno

 

Abstract

Prejudices about old age transcend different spheres of everyday life, with eroticism and sexuality being dimensions that are socially associated with a restriction of pleasure and enjoyment, mainly due to cultural changes that restrict this stage being considered from a sexual point of view. However, the exercise of erotic-sexual capacities acquires a relevant place in life experiences, as it is related to the right to live an old age in greater plenitude. The different visions of the erotic life of this age group are produced and reproduced in the social fabric through different media, with the cinema, given its massiveness and creative capacity, being an important space for recognising the construction of representations that operate on a social level. In this regard, this documentary study addresses the eroticism of older people in contemporary Chilean cinema, describing three dominant social representations:The dirty old man: conquering a young person’; ‘Old men who remember: the eroticism that comes from the past’; and ‘Old Seductresses: in search of male desire’. The representations show a greater permissiveness in terms of the expression and experience of eroticism in older men, while women’s experience is subordinated to the dominant male desire. Nevertheless, through film, it is revealed as a possibility for older women to move towards a position of greater autonomy and independence in the experience of their sexuality.

Keywords

old age; eroticism; woman; social representations; chilean cinema

 

En 1969, el gerontólogo estadounidense Robert Butler (1980) conceptualizó una forma de discriminación contra la vejez a la que denominó ‘ageism’ (p. 243) y que suele traducirse como ‘viejismo’ o ‘edadismo’, para referirse a los prejuicios que expresan el rechazo social y disgusto por envejecer. Este término contextualiza las visiones sobre la adultez mayor que impregnan la sociedad al vincular este período de vida con situaciones de enfermedad, discapacidad, pérdida de poder y con la propia muerte, redundando en estereotipos y discriminaciones que se asocian a cualidades negativas como cansancio, desinterés sexual y mal humor, entre otras (Alava, 2018; Ramos et al., 2018; Mazzucchelli y Arévalo, 2019).

En este marco, el ‘viejismo’ adquiere una dimensión social compartida que, desde el terreno de las representaciones sociales, refiere a los prejuicios asociados a la vejez como un sistema de significaciones que va predisponiendo a las personas acerca de cómo interpretar y vivir esta etapa. Así, al dar cuenta de una visión sesgada del potencial de las personas mayores se despliega una suerte de intolerancia social a su ejercicio en los distintos ámbitos de la vida, siendo la sexualidad y el erotismo espacios en los que se cuestiona su expresión (Pedraza, 2014; Alava, 2018; Gainza et al., 2019). En este sentido, una mirada a la evolución histórica de los conceptos de sexualidad y erotismo permite plantear que los beneficios y libertades que se han ganado a nivel social parecen haberse detenido para el caso de las personas mayores, perpetuándose discursos que impactan tanto en la percepción que la sociedad tiene sobre los viejos como también en la visión que estos tienen de sí mismos (Ordoñez, 2012; Maciel et al., 2018; Ramos, et al., 2018; Mazzucchelli y Arévalo, 2019).

Particularmente, la sexualidad en la vejez se suele vincular con discursos biomédicos que patologizan y medicalizan su vivencia, caracterizando esta etapa por una poco o nula actividad sexual, influida por disfuncionalidades atribuidas a la edad avanzada, pero también por la falta de atractivo físico (Pedraza, 2014; Maciel, et al., 2018; Ramos, et al., 2018; Gainza, et al., 2019). En este contexto, se suele reducir a la dimensión de la genitalidad, planteando esta esfera solo en términos de su funcionalidad y omitiendo las expresiones afectivas y eróticas de su vivencia.

Así, en el marco del estudio de las relaciones de género se plantea que los estereotipos tradicionales se mantienen en la vejez, permitiendo y exigiendo un rendimiento sexual mayor a los hombres, mientras que la sexualidad de las mujeres permanece limitada socialmente, identificándose como indebida dado al grupo etario al que pertenecen (Hendriksen, 2014; Freixas, 2017; Gainza, et al., 2019). De este modo, la falta de rendimiento sexual impactaría en la imagen de virilidad de los hombres mayores, afectando su imagen de potencia masculina y activa sexualmente, mientras que en las adultas mayores se restringe la exploración, el goce y la experimentación sexual, añadiendo sentimientos de culpa en caso de vivirla libremente (Pedraza, 2014; Freixas, 2017; Ramos et al., 2018; Mazzucchelli y Arévalo, 2019).

En este contexto, algunos estudios tradicionales en la adultez mayor muestran que el goce sexual atribuido a las etapas de la juventud es resignificado con las formas de ternura y cariño, argumentando que, en esta etapa de la vida, el placer sexual y la propia vivencia de la sexualidad pasaría a un segundo plano (Álamos y Herrera, 2010; Hendriksen, 2014; Pedraza, 2014). De esta forma, las representaciones sociales sobre la vida sexual de los adultos mayores se traducirían en expresiones del tipo: “las personas de edad avanzada ya tienen su descanso, son como compañeros, amigos, para compartir (...)” (Murgieri, 2011, p.115). Sin embargo, estudios recientes reportan otro escenario, planteando que la sexualidad en la vejez sigue ‘viva’ y es sumamente importante para la calidad de vida de este grupo etario (González-Soto y Guerrero Castañeda, 2022; Ramos et al., 2018; Mazzucchelli y Arévalo, 2019).

Lo anterior, señala la necesidad de ver a los adultos mayores como sujetos de derechos, distanciándose de las miradas incapacitantes y compasivas sobre el envejecimiento (Pedraza, 2014; Vaca et al., 2016; González-Soto y Guerrero Castañeda, 2022). Bajo este enfoque es posible entender la vejez construida socialmente, donde el foco no está puesto en el mantenimiento de un modelo de vejez ideal, sino en poder ofrecer una lectura distinta de las diversas experiencias sociales que nos permitan construir una sociedad mucho más inclusiva (Yuni, 2015; González-Soto y Guerrero Castañeda, 2022).

Al respecto, observamos que a nivel micro cultural cobran valor los diálogos interpersonales que refuerzan los imaginarios sociales sobre la vejez; mientras que, a nivel macro cultural, los medios de comunicación masiva -como el cine, la televisión, la radio e internet- cumplen una función fundamental a la hora de hacer circular, comunicar y reforzar ideas sobre las personas mayores en la sociedad (Toro, 2011). Particularmente, el cine tiene la capacidad de reproducir las ideas vigentes acerca del mundo y de plantear nuevas alternativas a las mismas (Sánchez, 1999; Mazzucchelli y Arévalo, 2019). Se trata de un campo creativo que plantea discursos y prácticas, presentando variadas formas subjetivas de ser, sentir y actuar en sociedad, estableciendo parámetros desde donde configuramos nuestro entendimiento del mundo (Peinado, 2017). Así, desde un espacio de resistencia, el análisis de las producciones cinematográficas que abordan temáticas postergadas socialmente se instaura como marco de referencia posible para re-significar cómo la sociedad mira y se posiciona frente a la vejez, haciéndola visible y relevándola a un lugar de mayor protagonismo (Frías, 2020).

A partir de lo señalado y desde la mirada amplia de los estudios críticos de la vejez (Pedraza, 2014), en este estudio nos proponemos abordar la sexualidad y el erotismo de las personas mayores representada en las producciones cinematográficas chilenas recientes. Particularmente, y bajo el supuesto que en la sociedad nacional estos ámbitos están desplazados al anonimato, nos preguntamos: ¿Cómo es representada la sexualidad y el erotismo de la vejez en el cine chileno contemporáneo? ¿Qué elementos eróticos y sexuales de las personas mayores son representados en el cine? ¿Qué diferencias se desplazan en el cine cuando son representados hombres y mujeres mayores viviendo su sexualidad y erotismo?

Para dar respuesta a estas preguntas revisaremos a continuación algunos antecedentes teórico-empíricos que contextualizancómo ha sido abordado y puede ser comprendido este fenómeno de estudio. Así y con el propósito de aportar al reconocimiento de los estudios culturales y del cine, en particular, relevamos su carácter innovador para abordar las movilizaciones de las representaciones sobre la vejez y, con ello, potencialmente confrontar las visiones edadistas que permanecen el actual imaginario social.

 

Sexualidad y erotismo en la vejez

La sexualidad considera diversas dimensiones, como el placer, los sentimientos, las emociones y las vivencias implicadas en su ejercicio. Para Szasz y Lenner (1998), el término designa una serie de prácticas que involucran al cuerpo y del que no quedan exentas las relaciones sociales, conjuntos de ideas, moralidades, discursos y significados que las sociedades y sus instituciones construyen en torno a los deseos eróticos y los comportamientos sexuales de las personas. De esta manera, la sexualidad puede ser entendida como una construcción personal, social y política atravesada por la cultura (Maciel et al., 2018). En este contexto, la falsa asociación entre sexualidad y reproducción percibida por la sociedad se constituye en una creencia que fomenta prejuicios hacia cómo se experimenta la vida sexual en las personas mayores, caracterizándolo como un fenómeno anormal e inadecuado (Esguerra, 2007; Pedraza, 2014; Ramos et al., 2018).

Cabe destacar que, si bien en nuestra cultura la sexualidad suele ser identificada con el erotismo, al punto de usarse indistintamente ambos términos, para esta investigación se hace necesario diferenciar ambos conceptos. La sexualidad incluye al erotismo, pero no lo agota (Lagarde, 2015). Este último se manifiesta a nivel de individuos particulares y de los grupos sociales; se presenta mediante el cuerpo y engloba elementos como acciones, experiencias subjetivas, emocionales y simbólicas, así como formas de percibir y de sentir, tales como la excitación y el deseo por un otro (Lagarde, 2015).

De igual forma, el erotismo se va construyendo sobre modos de representar las formas alusivas a la dimensión sexual, conjugando imágenes, afectos, relatos y sensaciones. De este modo, se van generando narraciones capaces de articular relatos y experiencias que pueden activar, inducir o promover el goce sensual en el sujeto más allá de la experiencia propia de la sexualidad (Iacub et al., 2020). En ese sentido, el erotismo se articula como la capacidad humana -desde lo simbólico- para transformar la sexualidad más concreta en sensaciones que aluden a la misma, sin que se requiera la consumación del acto sexual (Paz, 1993).

Para Hendriksen (2014), la dimensión erótica considera “al placer en relación con la exploración de sí mismo en lugar de una verdad absoluta sobre lo permitido o lo prohibido” (p.4). En particular, permite la exploración del cuerpo que, en el caso de la tercera edad, da una mayor cabida a los besos, abrazos y caricias (Ramos et al., 2018), otorgándole al sentido del tacto -y a la piel- un rol protagonista en la consecución del placer. Así, dentro de los códigos del erotismo están el sentirse querido, reconocido y valorado, a la vez de disponer de relaciones que otorguen apoyo y la necesidad de caricias mutuas, besar y ser besado, excitarse y explorarse mutuamente (Ramos et al., 2018; Iacub et al., 2020). También se encuentran los elementos del deseo que se establecen desde las expresiones corporales y faciales, tales como el baile, la sonrisa, la mirada fija, etc., además de elementos discursivos como frases con intención sexual (Angos y Játiva, 2018). En este sentido, la sexualidad en esta etapa ha sido connotada con relación a la importancia que se le da al compromiso en la pareja, la cantidad y calidad en la comunicación, junto con lograr una relación donde sea gravitante la confianza, el amor y el placer, sin centrarse únicamente en la experiencia coital (Herrera, 2004; Ramos et al., 2018).

En este contexto, es importante considerar que la dimensión de género determina la forma de pensar, expresar y sentir la sexualidad. Al respecto se plantea que, culturalmente en occidente, las manifestaciones sexuales siempre han sido permitidas más libremente a los hombres que a las mujeres. Por ello, en la vejez, las mujeres tendrían una mayor dificultad para conseguir parejas sexuales (Murgieri, 2011). En este sentido, se suele explicar una supuesta falta de deseo erótico en las mujeres mayores a partir de consideraciones fisiológicas, como lo son los cambios hormonales de la menopausia. No obstante, en general, no se tienen en cuenta los elementos socioculturales que permean estas explicaciones (Freixas-Ferré y Luque-Salas, 2014).

Esta visión coincide con la marginación y la opresión que las mujeres, en diversas edades y contextos, han sufrido a partir de la perpetuación de un orden patriarcal establecido socialmente y que, con el correr de los años, sostiene los estereotipos que silencian e invisibilizan la vivencia de la erótica de las mujeres mayores. Por ello, resulta relevante comprender el erotismo como una dimensión que, al igual que otras facetas de la vida, no se rige por un modelo único, si no que se despliega en los múltiples elementos que constituyen la experiencia de la sexualidad y constitución del deseo. Específicamente, en la vejez, se manifiesta en representaciones que censuran una vida sexual activa, negando el derecho a vivenciar el deseo sexual bajo un imperativo que deviene como una suerte de ‘profecía de autocumplimiento’ en la medida que se avanza en años de vida (Freixas, 2021, p.171). Pero ¿cómo podemos explicar el poder de estas creencias edadistas tan arraigadas en las prácticas del erotismo y la sexualidad a nivel social?

 

El estudio de las representaciones de la sexualidad en la vejez en el cine contemporáneo

El enfoque de las Representaciones Sociales (RS, en adelante) nos permite entender cómo, a nivel cotidiano, circulan una serie de conocimientos elaborados y compartidos socialmente que tienen por función establecer comportamientos en relación con determinados objetos, sujetos o grupos, permitiendo la comunicación entre los individuos. Así, las RS nos permiten apropiarnos y dar respuesta a los acontecimientos de la cotidianidad, familiarizándonos con aquello que nos parece desconocido desde nuestro entorno (Moscovici, 1979). Por ello, las RS vienen a conformar un campo de conocimiento denominado coloquialmente como de ‘sentido común’, el cual unifica el conocimiento científico y el conocimiento popular que circula por la sociedad y que se ancla en la cotidianidad de las personas (Reyes, 2009). Esto implica que la gente toma decisiones respecto a su vida, tales como posicionamientos políticos o formas de relacionarse frente a ciertos grupos, de acuerdo con estas representaciones.

En el caso que nos interesa, sobre la vejez, el erotismo y la sexualidad, ya se han establecido diversas representaciones en distintos contextos sociohistóricos. Hendriksen (2014) plantea que los primeros judíos valoraban la vejez, considerando la ‘larga vida’ como una bendición y sin condenar o censurar las prácticas sexuales en esta etapa. Los griegos y romanos concebían la vejez como un proceso de deterioro y muerte, debiendo alejarse de la sexualidad hacia otros placeres. A su vez, los primeros cristianos consideraban el envejecimiento como una maldición, a raíz del pecado original, condenando los placeres carnales, sobre todo en esta etapa.

Este escenario de transformaciones nos permite comprender que las RS poseen una función adaptativa respecto a las exigencias de los contextos, existiendo la posibilidad de ser modificados (Reyes, 2009). Además, tienen una función pragmática que se vincula con la conservación y desarrollo de los grupos, constituyéndose como una acción mediadora para la coordinación de los miembros del grupo, que permite la construcción o enfrentamiento con los fenómenos a los que refiere (Lahlou, 2001). Esta estructura mediadora que capta la esencia del concepto posee un carácter figurativo y simbólico que grafica coherentemente aquello sobre lo que hablamos y que se agrupa en una imagen social que “condensaría implícitamente una serie de atributos, esquemas, actitudes y estereotipos relacionados, constituyéndose en una ilustración, consensuada socialmente, sobre las representaciones sociales creadas ante una determinada realidad” (Reyes, 2009, p.34-35). Así, la imagen social adquiere dinamismo y movilidad, en tanto varía de un contexto a otro, dependiendo también de las formas en que se accede a su contenido (Reyes, 2009).

En la actualidad, las representaciones sobre la vejez circulan por distintos medios, siendo el cine uno de los más influyentes. Este medio masivo de comunicación es concebido como “el arte de la representación y de la significación” (Aumont, 1995, p.98), estableciéndose como un instrumento de cultura y formación que produce y reproduce sentidos desde donde los sujetos, en los procesos relacionales, construyen y definen la realidad (Peinado, 2017). Así, desde el marco del socioconstruccionismo, se entiende que las imágenes que se despliegan en el cine responden a un sujeto narrativo y relacional que forma parte de un contexto sociocultural específico, desde el cual se conoce y genera, simultáneamente, la realidad (Pacuá, 2019).

Respecto a la vejez, observamos que los productos cinematográficos que tienen a personas mayores como protagonistas suelen ser de carácter dramático, donde tópicos como la muerte, el abandono y el paso del tiempo aparecen recurrentemente, poniendo énfasis en la corporalidad (Genovard y Casulleras, 2005). En Chile, Mazzucchelli y Arévalo (2019) revisan la literatura que aborda la díada vejez-cine, planteando que esta ha sido explorada en el tratamiento general de las personas mayores en este género y, particularmente, en la representación de fenómenos como el duelo y la soledad presente en la adultez mayor. Asimismo, rescatan el potencial educativo del cine como una estrategia que converge con principios participativos y generadores de diálogo, que permiten “deconstruir los estereotipos y clasificaciones binarias que naturalizan y homogenizan la vejez (p.22). Sin embargo, la sexualidad, en general, se torna en una dimensión que ha sido escasamente investigada en el cine y menos aún en relación con su vivencia en la adultez mayor. Por ello, a continuación, describiremos en detalle el dispositivo metodológico que orientó esta pionera investigación.

 

Metodología

Esta investigación, de tipo exploratoria-descriptiva, pretende dar cuenta de un fenómeno casi inexplorado en Chile. En ella se buscó profundizar en las características del erotismo y la sexualidad de la adultez mayor presentes en el cine contemporáneo. Su estudio se enmarca en el campo de la investigación documental, la que se caracteriza por realizar una lectura de documentos audiovisuales, permitiendo extraer su información a modo de reelaborar un conocimiento, intentando otorgar sentido a los mismos, pero de una forma distinta a los adjudicados en su producción original (Gómez, 2011). Así, se plantea como una investigación reconstructiva en la que se genera un nuevo producto a partir de los datos analizados.

Para dar cuenta del escenario social reciente, la base documental se construyó a partir del conjunto de largometrajes de ficción chilenos, producidos entre los años 2015 y 2019, recogidos durante el año 2020 a partir de dos fuentes principales: 1) la plataforma virtual y enciclopedia del cine chileno en internet “Cine Chile”, que mantiene un registro actualizado de películas nacionales; y 2) los informes anuales de CAEM, Cámara de Exhibidores Multisalas de Chile, en los cuales se presentan resúmenes anuales, estadísticos y descriptivos de las producciones emitidas en el país.

A partir de estas fuentes se configuró el cuerpo documental a analizar, considerando como criterios de inclusión la presencia de: a) personajes retratados como adultos mayores en roles principales o secundarios, y b) la dimensión sexual y erótica en directa relación con la actuación de personas mayores representadas. Además, se aplicaron criterios éticos relativos a la propiedad intelectual y creativa de quienes produjeron las distintas películas, por lo que se excluyeron aquellas que abordaban el erotismo en el marco de relaciones de abuso, acoso y de acciones que atentan a la integridad de otras personas -puesto que no contribuye a concebir el erotismo desde la reciprocidad del deseo-, omitiendo también las producciones que no fueron autorizadas para su uso por sus autores y/o representantes legales1.

 

Procedimiento

Fase 1: Establecimiento del corpus de estudio

En primer lugar, se realizó la construcción de un catálogo que permitiera la descripción de las películas chilenas entre los años 2015 y 2019, utilizando la técnica propuesta por Dulzaides y Molina (2004). Así, primero se estableció un listado general con las 171 películas estrenadas durante esos años, construyendo una base de datos (en formato Excel) que contenía los siguientes ítems por cada película: a) nombre de la película, b) año de estreno, c) director/a, d) temática general, e) presencia/ausencia de protagonistas adultos mayores, f) presencia/ausencia de personajes secundarios adultos mayores, g) presencia/ausencia de elementos eróticos que los involucraran y h) orientación sexual. Tras completar esta primera etapa, en segundo lugar, se conformó un corpus documental compuesto por 16 películas (ver Figura 1).

 

Figura 1

Corpus de películas

Fuente: elaboración propia

 

Fase 2:
Análisis de Contenido de las RS del Erotismo en la adultez mayor

En esta fase, primero se analizaron las 16 películas del corpus mediante el software ATLAS.ti (versión 7.5.4), utilizando la técnica del análisis temático propuesta por Braun y Clarke (2006). Para analizar y sistematizar los distintos elementos identificados en la cinematografía se emplearon dos categorías predefinidas de acuerdo con lo planteado por Iacub et al. (2020): Expresiones del erotismo y Construcción del erotismo. A partir de ello, se realizó una descripción detallada del contenido observado en las películas, conformando las subcategorías emergentes. La primera categoría contiene tres subcategorías: Acciones estimulantes (12 códigos), Juegos de seducción (ocho códigos) y Problemas del vínculo erótico (seis códigos). La segunda categoría contiene dos subcategorías: Identidad erótica y sexual (8 códigos) y Percepción externa del erotismo (7 códigos).

Finalmente, mediante un proceso de codificación axial, se integraron y sistematizaron las categorías y subcategorías resultantes, formulando tres configuraciones que dan cuenta de los contenidos de las RS acerca de cómo es representado el erotismo y la sexualidad de la adultez mayor en las películas analizadas. Estas representaciones se construyeron bajo el criterio que cada una estuviera compuesta por subcategorías, tanto de “Expresiones del erotismo” como de “Construcción del erotismo”, para así captar imágenes complejas que dieran cuenta de aspectos identitarios y, también, de acciones concretas y situadas en cada una de las películas analizadas.

 

Resultados y discusión

Tras el análisis documental de 171 películas estrenadas en Chile, entre los años 2015 y 2019, se pudo determinar que la adultez mayor tiene presencia en al menos la mitad de estas (ver Gráfico 1 en Figura 2). Asimismo, observamos que de las 88 películas en que aparecen adultos mayores, en el 29.5% son protagonistas (26 películas) y en el 70.5% su participación es secundaria (62 películas). Además, existe cierta homogeneidad en cuanto a la presencia tanto de hombres como de mujeres en las cintas (ver gráfico 2 en Figura 2), mientras que la dimensión del erotismo y la sexualidad solo aparece en el 18% de los casos (16 películas), como muestra el tercer gráfico de la figura 2.

Si bien constatamos una presencia importante de este grupo etario en las distintas películas, lo cierto es que el tema del erotismo y la sexualidad aparece relegado a un segundo plano, mostrándose en las cintas de forma parcelada y sin que se constituya en una temática central de las películas (Ver anexo 1). Esto concuerda con lo expuesto por Genovard y Casulleras (2005), al señalar la participación secundaria de la adultez mayor en la cinematografía, sumado a que los géneros en los que aparecen suelen ser dramáticos (12 películas en el presente estudio) y con poco espacio para abordar profundamente la sexualidad y erotismo de este grupo.

 

Figura 2

Presencia de adultos mayores y su erotismo en las películas analizadas

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Fuente: Elaboración propia.

 

No obstante, resulta sumamente interesante analizar aquellos elementos que sí están presentes en las películas, de modo de relevar la dimensión erótica de la adultez mayor. Por ello, a continuación, se presentan -en una descripción categorial- los resultados del análisis temático realizado.

La primera categoría, denominada Expresiones del erotismo, refiere a las acciones o problemáticas específicas que dan cuenta de la forma en que el o la adulta mayor manifiesta o expresa la dimensión erótico-sexual afectiva. Esta categoría está conformada por tres subcategorías.

 

Expresiones del erotismo

Acciones Estimulantes

Corresponden a la representación en el cine de las acciones eróticas que involucran a personas mayores y que buscan la satisfacción de una necesidad sexual mediada por la estimulación sensorial con un otro o consigo mismos. Observamos que la exposición de los cuerpos totales de los adultos mayores es escaza, predominando escenas de ‘semidesnudos’ en las que se muestran acciones de caricias en los brazos, el torso y cara, con una clara predisposición a la apertura erótico-sexual. Los besos suelen acompañarlas, variando en forma e intensidad y, en algunas ocasiones, estas escenas contextualizan acciones de masturbación, coito consentido y sexo oral, mostrando como denominador común a un hombre mayor en una posición sexual activa frente a una mujer en posición de recepción.

Además, se observan acciones de seducción que involucran un arreglo personal -como acomodarse el pelo o mirarse en el espejo- señalando cómo la estética corporal pareciera ser importante en la construcción del contexto erótico. Esto último es más frecuente en el caso de las mujeres representadas, respondiendo a una visión canónica de un ideal femenino que, como plantean Ramos et al. (2019), resalta la belleza del cuerpo en un campo que señala la importancia de la seducción. Así, las acciones estimulantes representadas en las películas reflejan una visión tradicional de los roles de género que, en el plano del erotismo, sitúa al hombre como proveedor de placer, y a la mujer, en una posición pasiva o receptiva de un deseo predominantemente masculino (Freixas, 2017).

En este campo de acción, también se representan situaciones de estimulación sexual referida a contextos de sexting en las que los adultos mayores reciben fotografías o mensajes sexuales mediante el uso de dispositivos telefónicos, o visitan ‘cafés con piernas’2 en los que observan o interactúan con mujeres jóvenes. Las acciones de esta categoría se condicen con lo expuesto en algunos estudios con personas mayores, evidenciando que su deseo sexual y erótico se sostiene en un cuerpo erotizado, pues ciertas sensaciones corporales continúan generando y sosteniendo el placer sexual (Ramos et al., 2018; Iacub et al., 2020).

 

Juegos de seducción

Corresponde al conjunto de escenas en las que se representan acciones tendientes a provocar una atracción erótica que es generada por -o se dirige hacia- una persona mayor. Un elemento predominante de las imágenes refiere a las miradas entre personas mayores que se dan bajo circunstancias de intimidad entre los involucrados. Estas miradas son acompañadas por otras acciones, que varían en proximidad corporal, siendo el baile y las risas cómplices las que denotan una mayor cercanía física, contribuyendo a la configuración de un clima erótico. Esto suele darse en interacciones mediadas por conversaciones, en las cuales los piropos y el ‘doble sentido’ son recurrentes en la representación.

Lo anterior se condice con lo expuesto por Iacub et al. (2020), al relevar la capacidad imaginativa de los adultos mayores, en tanto es posible gozar no solo a través de los sentidos, sino también por medio de formas alusivas a la dimensión erótico-sexual. Esta característica también ha sido reportada en un estudio nacional, evidenciando cómo las fantasías sexuales están presentes y conforman la vida sexual activa de los mayores, aunque “el común de las personas no las considera como algo normal” (Ramos et al., 2018, p.17).

Observamos, además, que en las películas analizadas los piropos emergen como una característica fundamental del juego de seducción, representado situaciones en que los hombres mayores se dirigen a una mujer más joven con el propósito de capturar su atención. Estos piropos están acompañados de prácticas que buscan fortalecer el vínculo erótico mediante la entrega de regalos, dando cuenta de la materialización de la vida cotidiana en un objeto, a través del cual se busca concretizar su erotismo como un mediatizador de la relación (Bellato, 2016). Finalmente, el recurso de la declaración explícita del deseo es la menos utilizada en las películas; sin embargo, nos parece importarte señalarla, pues permite demostrar el interés erótico sexual presente en la adultez mayor.

 

Problemas o dificultades presentes en el vínculo erótico

Corresponde a la representación de situaciones vividas como problemáticas por las personas mayores y que se relacionan con los vínculos eróticos que estos mantienen. Se destaca, en primer lugar, la unilateralidad de parte de los personajes a la hora de querer establecer relaciones, representando su intención o deseo y evidenciando una falta de reciprocidad que, muchas veces, es presentada de forma satírica, generando falsas expectativas y/o malentendidos.

En este sentido, observamos que pese a que el deseo erótico es un elemento que se mantiene presente y motiva los encuentros sexuales en esta etapa de vida, co-existe con una mirada enjuiciadora que cuestiona la sexualidad en la vejez (Merck, 2005 en Álamos y Herrera, 2010). Así, los encuentros sexuales se ven mediatizados por juicios de inadecuación que son representados por situaciones en las que se diluye el deseo erótico-sexual. Bajo estas circunstancias, las narrativas de las películas analizadas muestran que las personas mayores recurren al ‘ocultamiento’ de sus emociones para mantener el contacto con la persona deseada o, en el caso de estar presente la ‘desilusión’, se representa el final de la relación.

Por otra parte, observamos que cuando el vínculo sexual aparece de manera explícita esta relación suele estar acompañada por una objetivación del sujeto de deseo de parte del adulto mayor, evidenciando cómo las mujeres se constituyen en una propiedad, adquiriendo el lugar de una posesión. Así, los celos emergen a nivel emocional en los adultos mayores, señalando temores relativos a situaciones de infidelidad que contextualizan una ruptura de la relación.

Esta categoría nos muestra que las dificultades que tienen los adultos mayores en el plano erótico-sexual pueden estar relacionadas con las experiencias que tienen en el plano de construcción de relaciones de pareja y donde el vínculo afectivo es “asumido con menor compromiso” (Ramos et al., 2018, p.16). Esto reafirma el hecho de que las representaciones sociales son variadas y contradictorias, en la medida que, bajo ciertos contextos, aquel cuerpo viejo se ‘des-erotiza’. De esta forma, cobra sentido el carácter relacional del erotismo, pues depende de las formas en que la persona mayor se vincule, adquiriendo dinamismo y complejidad en su representación (Mazzucchelli y Arévalo, 2019; Ramos et al., 2018; Iacub et al., 2020).

 

Construcción del erotismo

Esta categoría reúne aquellos elementos que, a nuestro juicio, van cimentando la comprensión de la esfera erótico sexual de las personas mayores en las películas. Por ello refiere, por una parte, a los elementos identitarios que se despliegan en la construcción de vida de los personajes y, por otra, evidencia la percepción social o el juicio externo respecto a su vida sexual y erótica.

 

Identidad erótica y sexual

Esta subcategoría contiene los elementos fundamentales que permiten caracterizar la construcción identitaria de la sexualidad y el erotismo presentes en las películas. En primer lugar, observamos que la heterosexualidad es la orientación sexual predominante, mostrando la persistencia de nociones tradicionales en la construcción normalizadora de las identidades de las personas mayores (Esguerra, 2007; Mazzucchelli y Arévalo, 2019). La historia sexual, en este sentido, se despliega tanto en la vida adulta como en los recuerdos de juventud que se presenta en la narrativa de las películas, destacando un continuo que se mantiene en el tiempo, pero que, en la vivencia actual, rememora nostálgicamente la época en que la sexualidad era vivida con mayor intensidad y plenitud. Esto concuerda con observaciones de investigaciones con mujeres mayores en el contexto nacional, evidenciando cómo se desplaza la dimensión erótica y vivencial de la sexualidad hacia las experiencias previas a través de los recuerdos (Ramos et al., 2018).

Complementariamente, el romanticismo se constituye en una dimensión que articula los modos de conquista, posicionándose como un modo predominante de expresión afectiva y sexual. Esto último, concuerda con la representación tradicional de la sexualidad de los adultos mayores, asumiendo que, tanto la expresión afectiva como la construcción de vínculos se sostienen sobre la admiración o renovación del romanticismo en la pareja, convirtiéndose en una afirmación general de la vida y en una oportunidad continua de crecimiento (Álamos y Herrera, 2010).

En la representación de la vida erótica los vínculos que forman los adultos mayores pueden o no perdurar en el tiempo, siendo las relaciones pasajeras las que más resaltan, a nuestro juicio, dado que cuestionan o rompen con la idea de estabilidad relacional impuesta para la vejez. Asimismo, es frecuente observar que la manifestación de la sexualidad se ve permeada por situaciones de ironía y humor cuando se retrata la expresión del erotismo en este grupo etario. En este sentido, observamos cómo se representan personas mayores que viven en conflicto la expresión de su vida erótica y sexual, mostrando explícitamente la internalización de estereotipos y actitudes negativas respecto a la sexualidad de su grupo etario (Álamos y Herrera, 2010), considerándose a sí mismos como inválidos, des-erotizados, censurando o negando la propia dimensión erótica en sus vidas (Ramos et al., 2018).

 

Percepción externa del erotismo

Esta subcategoría da cuenta de la visión de terceros sobre el erotismo y sexualidad que se experimenta en la vejez, desplegándose en imaginarios sociales dicotomizados desde los que se presenta una panorámica positiva y otra negativa. La primera, da cuenta de una validación de la dimensión erótica, entendiendo que en esta etapa de la vida el erotismo es aceptado y sigue estando presente. Ejemplo de ello son las situaciones de conquista en las que personas mayores expresan su deseo sexual hacia otros personajes y estos responden de manera receptiva. La segunda, en contraposición, presenta un contexto que niega y rechaza su erotismo, caricaturizando o censurando sus expresiones a partir de comentarios sexistas, o en la forma de un sarcasmo que ridiculiza o directamente humilla -o insulta- la vida erótica de los personajes, contribuyendo a establecerse como marco de referencia para vincularse con este grupo, por su edad avanzada.

En este contexto, cuando una persona mayor expresa su erotismo libremente, es percibida externamente con incomodidad. Esto se puede entender como un reflejo de la valoración social de la vejez en las sociedades occidentales, que estereotipan los roles que se les exige asumir a las personas mayores con respecto a su sexualidad, lo que conlleva un rechazo social externo cuando se despliega la dimensión coartada (Maciel et al., 2018).

 

Representaciones sociales del erotismo de la adultez mayor

A partir de las categorías reconstruidas previamente ponemos ahora en relación los elementos que componen el imaginario del erotismo de las personas mayores en las películas. Para facilitar su articulación y ejemplificación se profundizará en la reconstrucción de tres representaciones sociales que permiten dar cuenta de cómo se entiende y visualiza, prototípica y metafóricamente, el erotismo de la adultez mayor en el cine chileno contemporáneo.

 

El viejo verde3: conquistando a una persona joven

Esta primera representación evidencia la presencia de hombres mayores que mantienen relaciones erótico-sexuales con personas jóvenes, principalmente mujeres, lo que se evidencia en películas como “Toro loco sangriento” (Valladares, 2015) y “Calzones rotos” (Valsecchi, 2018), aunque también sucede en relaciones homosexuales, como en “El Príncipe” (Muñoz, 2019).

Independiente del contexto, esta representación muestra cómo los hombres mayores permanecen como ‘deseantes de juventud’ en el imaginario social, constituyéndose en sujetos que buscan desplegar su sexualidad a toda costa, plasmando la imagen del ‘viejo verde’ como un sujeto que es seductor, enamoradizo e insistente; que pone en juego todos sus recursos para conseguir la atención y el deseo de un otro. Así, observamos que las relaciones eróticas y sexuales representadas están mediadas por tres factores principales: el afecto, la jerarquía y el dinero. Así, las expresiones eróticas conjugan elementos que son representados, por una parte, a través de encuentros sexuales directos, como el coito y sexo oral y, por otra parte, se muestran elementos más amplios de la vida erótica-sexual, como las caricias, los besos y las miradas seductoras.

En la mayor parte de las películas se aprecia una constante invisibilización del cuerpo desnudo del adulto mayor, pues se le otorga prioridad a la desnudez de la pareja joven. Tal como se observa en la figura 3, el cuerpo del hombre mayor está oculto, mientras que el cuerpo de su joven amante se expone. La dimensión de género se cruza con lo que mencionan Maciel et al. (2018) acerca de la asociación cultural entre el cuerpo anciano y la falta de atractivo físico, mostrando cómo su corporalidad no es estéticamente apetecible.

 

Figura 3.

Película “Calzones rotos” (2018)

Fuente: Ondamedia

 

Las relaciones mediadas por el afecto contienen elementos como el baile, el canto, las risas, miradas y la entrega de regalos que buscan seducir y generar un ambiente de complicidad entre los amantes. Así mismo, los piropos son una práctica recurrente de seducción, tal como ocurre en “Los perros” (Said, 2017). En cuanto a las relaciones mediadas por el dinero, se presentan solo relaciones heterosexuales, en las que el adulto mayor paga por servicios sexuales femeninos, ya sea viendo mujeres casi-desnudas en un café con piernas o manteniendo relaciones sexuales. Sin embargo, estas prácticas no dejan exenta la contingencia de generar lazos de cariño, mostrando que es posible transitar entre un tipo de relación a otra, tal y como ocurre en “Calzones rotos” (Valsecchi, 2018).

En las relaciones mediadas por una jerarquía que posee el adulto mayor por sobre su pareja sexual, se observan tanto vínculos heterosexuales como homosexuales. En ellos, el personaje mayor tiende a establecer una relación con alguien más joven en la medida en que ejerce su poder o rol social del que dispone en un determinado contexto, por ejemplo, dado por la antigüedad o el renombre de la familia a la cual pertenece. Esto se presenta en “Calzones rotos” (Valsecchi, 2018) al narrar la historia de un hombre mayor casado que acude a un burdel y se enamora de una trabajadora sexual, celándola por tener otros encuentros sexuales. Así, los celos y la infidelidad aparecen como elementos que median las relaciones eróticas y sexuales, al denotar una posición de jerarquía superior en la que el adulto mayor (varón) cosifica al sujeto deseado (mujer).

La representación ‘del viejo verde’ conquistador muestra su anclaje a través de la transversalidad de imágenes y narrativas que se despliegan en la producción del cine. En este sentido, al contrastar estas observaciones con otras investigaciones, se aprecia una suerte de consistencia con las representaciones que devienen coyunturalmente en sus experiencias y donde la experiencia de los hombres “es representada como la búsqueda de posesión sobre la mujer” (Ramos et al., 2018, p.14).

 

Viejas/os que recuerdan: el erotismo que deviene del pasado

La segunda representación refiere a la vivencia del erotismo desde el recuerdo, materializándose en personas mayores que se muestran insatisfechas con su vida erótica sexual actual y que recurren a escenas del pasado cuyo contenido se basa en encuentros eróticos-sexuales. Así, tanto la añoranza de haber tenido muchas parejas sexuales como el romanticismo de las relaciones establecidas en la juventud se constituyen en las dinámicas que más frecuentemente se presentan en las películas. Por ejemplo, en el filme “La memoria de mi padre” (Bacigalupe, 2017) el protagonista recuerda con nostalgia el comienzo de su relación con su difunta esposa, poniendo en evidencia la rica vida sexual que experimentaban. También se observa en “Araña” (Wood, 2019) (ver figura 4) cuando la protagonista recurre al pasado para poder ‘encender’ su deseo sexual. Así, la rememoración de vivencias sexuales pasadas se conjuga con la exploración y goce del erotismo actualizado, haciéndose evidente cómo las personas mayores estarían vinculándose con el placer sexual en esta etapa.

 

Figura 4

Película “Araña” (2019)

Fuente: Ondamedia

 

Sin embargo, cuando un recuerdo sexual es compartido con terceros, en ocasiones estos reaccionan con negación e incomodidad. Una reacción ante los recuerdos de juventud son los celos por parte de la pareja de quién los rememora, manifestando disgusto al no ser parte de ellos. Estas reacciones suelen evidenciarse en familiares cercanos, como en “La memoria de mi padre” (Bacigalupe, 2017) o “Argentino QL” (Pimienta, 2016), en las que los hijos rechazan los recuerdos sexuales de sus padres, con comentarios como “qué asco” o “ya poh papá, no es necesario”. Esto pone en evidencia el disgusto social que emerge cuando se aborda la vida sexual de las personas mayores, en la medida en que no se valida la manifestación de su erotismo.

La referencia a situaciones del pasado para el despliegue de la sexualidad en el presente deja entrever la primacía de la juventud con respecto a la vejez, siendo subjetivados, en parte, por su propia reflexión interna, sin poder integrar la imagen actual de sí mismos. Así, por ejemplo, la protagonista de “Apego” (Velázquez, 2019) da cuenta de este conflicto, cuando su hija la halaga por una vestimenta que se prueba, comentándole que se ve joven, reafirmando su autoimagen mediante la persecución de cánones imposibles de alcanzar. Esto podría dar cuenta de un proceso regresivo en el que la persona mayor persigue el goce mediante el pasado, impidiendo reconocer y validar la etapa actual que vive.

Esta representación de “Viejos/as que recuerdan” coincide con el reporte de resultados de investigaciones que sitúan el escenario de las ‘representaciones imaginarias’ que median las relaciones sexuales en parejas mayores (Ramos et al., 2018). Así, la posibilidad de fantasear y seducir denota la vigencia del deseo sexual en la vejez, constituyéndose en un eje que cuestiona los marcos edadistas desde los que se concibe la sexualidad en esta etapa de la vida.

 

Viejas seductoras: en la búsqueda del deseo masculino

La tercera representación hace alusión al rol de la mujer mayor en su relación con el género masculino y cómo esta busca activamente su aprobación. La adulta mayor desempeña un papel seductor, directo o indirecto, mediante el cual busca provocar el deseo de un hombre. Esto concuerda con los estereotipos de las mujeres como objetos, cautivas de su cuerpo para otros y que establecen relaciones de dependencia vital y/o de sometimiento al poder patriarcal (Lagarde, 2015). En una sociedad que hace de las mujeres-cuerpos que deben agradar y seducir, estos tienen una carga erótica específica (Lagarde, 2015).

Diversas películas retratan a mujeres buscando conseguir algún ‘arreglo personal’ que les permita mantener la vigencia de su corporalidad, teniendo como marco de referencia los cánones de belleza relacionados con la juventud. Para ello, recurren a distintos elementos, como el uso de maquillaje, vestimenta que disimule aspectos físicos no deseados o a la preocupación por traer el cabello arreglado. Por ejemplo, en “Apego” (Velázquez, 2019) la protagonista se prueba ropa frente a un espejo dentro de un vestíbulo, con la idea de usarla durante un viaje con un hombre. En ella se observa esta intención de ‘mantenerse en vigencia’, dado que mientras se arregla, muestra comportamientos de desagrado y se observa cierta incomodidad por la ‘poca firmeza’ que posee su cuerpo. Esto repercute en las expectativas que la mujer deposita en captar el interés del hombre deseado, pues se percibe en desventaja frente a otras corporalidades, sintiendo temor de ser rechazada (ver figura 5).

 

Figura 5

Película “Apego” (2019)

Fuente: Cuevana

 

Las adultas mayores ponen en marcha diversos recursos de seducción, más vinculados al cuerpo, como las miradas y el baile. A la hora de relacionarse aparece una búsqueda por ‘congraciarse’, una postura subjetiva que tiende a corresponder al hombre por medio de un trato agradable, pues, según Lagarde (2015) la sociedad les ha enseñado que, mediante esta posición, pueden ser reconocidas, admiradas y deseadas. Esto también se corresponde con la imagen de una mujer mayor emocionalmente pasiva, que sigue el ritmo de una relación marcada por el deseo del hombre. Así, se aprecian escenas en las que son representadas obedeciendo sus mandatos y permitiendo que estos rompan sus límites con la intención de mantener el vínculo.

En este contexto, el mensaje que se presenta es el de la posibilidad de ser transgredidas o maltratadas por sus parejas, invisibilizándose la opción de que ellas puedan reaccionar defensivamente frente a estos abusos, puesto que es normal que la mujer mayor ‘lo de todo’ y que los hombres mantengan ciertas ventajas en su vida cotidiana (Hudson et al., 2019). Un buen ejemplo de esto es la agresividad sexual presente en “Araña” (Wood, 2019), donde el hombre empuja y forcejea con una mujer mayor antes de besarla y acariciar su cuerpo, sin su consentimiento.

Finalmente, es importante señalar que estos intentos reiterados de obtener el deseo y aceptación por parte de un hombre suelen ser de carácter unidireccional y en ocasiones llegan a causar el rechazo del sujeto deseado. Tal como se aprecia en “Nunca vas a estar solo” (Anwandter, 2016), donde se muestra a una mujer mayor que se esfuerza por mantener un vínculo que, finalmente, no perdura.

Esta representación revela varios aspectos sobre cómo se concreta y representa la vivencia de la sexualidad y el erotismo en este grupo social. En primer lugar, evidencia el poder de la norma social implicada en las prácticas aceptadas para las mujeres y que coinciden con los resultados de investigaciones que sitúan los cánones de belleza tradicionales como ejes relevantes para sentirse ‘deseables’ (Ramos et al, 2018; Mazzucchelli y Arévalo, 2019). En segundo lugar, posiciona a las mujeres mayores sujetas al deseo patriarcal, en el que, en el mejor de los casos, se contribuye a visibilizar una posición activa frente al ejercicio libre de su sexualidad. No obstante, este aspecto resulta contradictorio con la evidencia empírica, que favorece el reconocimiento del declive del deseo sexual en las mujeres mayores, el cual que también se desplaza en calificativos negativos cuando se representa en el imaginario como una posibilidad (Ramos et al., 2018; Mazzucchelli y Arévalo, 2019). En tercer lugar, contribuye a revelar las experiencias de violencia de género que viven y han vivido las mujeres en sus trayectos de vida, desembocando en un reconocimiento y representación de la vida erótica y sexual como “negativa y dolorosa” (Ramos et al., 2018, p.18).

 

Conclusiones

Dada la pluralidad de películas analizadas, fue posible observar que la representación social con respecto al erotismo en la adultez mayor es diversa, dispar e incluso, contradictoria. Así, se levanta un escenario heterogéneo de representaciones que, a nuestro juicio, parecen reflejar la complejidad cultural del Chile actual. Películas como “Héroes” (Vidal, 2015) o “Argentino QL” (Pimienta, 2016) representan de manera implícita y estereotipada la sexualidad y erotismo de los adultos mayores, favoreciendo la caricaturización y negación de esta dimensión. Si bien el humor o la sátira son recursos desde los que usualmente se realizan críticas sociales, en casos como los mencionados se aprecia la reproducción de ciertos estereotipos, pues la temática en cuestión no se aborda con la suficiente profundidad como para poder situarla desde un plano reivindicativo. En contraste, películas como “Apego” (Velázquez, 2019) o “La novia del desierto” (Atán y Pivato, 2017), tratan el tema reconociendo esa dimensión humana, mostrando al espectador la validez de la experiencia sexual y erótica en esta etapa de la vida.

Las representaciones levantadas con respecto al erotismo apuntalan un imaginario social que, negativamente, subjetiva el orden de la discriminación y la perpetuación de modelos y roles tradicionales. Por ejemplo, situando a las personas mayores en lugares inamovibles y teniendo la heteronorma como lugar central. Por el contrario, las representaciones que reconocen positivamente la dimensión erótica en esta etapa de la vida la abordan con mayor humanidad, promoviendo una subjetividad menos homogénea y normalizante, abriendo espacios para una diversidad de experiencias y acciones.

Las tres figuras reconstruidas en este estudio dan cuenta de las formas predominantes en que el cine chileno actual reproduce y a la vez crea el erotismo y la sexualidad que despliegan las personas mayores en el país. Cada una condensa imaginarios sociales presentes en nuestra cultura, resultando en un reflejo que es consistente con su género y edad: el hombre mayor deseante de “pasto tierno”, la mujer mayor que ansía permanecer joven y, luego, ambos, buscando revivir su deseo a partir de los recuerdos de juventud. En este contexto, se observa una clara diferencia en relación a la permisividad, ambiciones y posibilidades de concebir el deseo erótico, dadas por el género. Así, para los hombres se representan personajes seguros al momento de explorar y acceder a un mercado exclusivo para ellos: cafés con piernas, industria del trabajo sexual y otros espacios que ofrecen el disfrute y goce. Distinto es el escenario para las mujeres mayores, ya que su placer tiende a estar limitado desde un patrón sociocultural de dominación de género que condiciona su desarrollo, autonomía y libertad.

No obstante, observamos ciertas condiciones de posibilidad que permiten que las mujeres mayores ejerzan su erotismo y sexualidad más libremente. Ejemplo de ello es “La novia del desierto”, en donde se rescata la autonomía con que la protagonista decide sobre su propia sexo-afectividad, alejándose de una imagen patriarcal en la que es el hombre quien vehiculiza el deseo erótico. Así, se abren pequeños -pero importantes- marcos de referencia que reposicionan a la mujer en un rol más activo y menos dependiente del goce y deseo ajenos.

Respecto a las limitaciones de la presente investigación, resalta principalmente la escasa literatura científica disponible respecto a la problemática planteada. Si bien fue posible establecer un marco teórico-empírico pertinente que articuló los distintos conceptos, son aún insuficientes los estudios que aborden el erotismo/sexualidad de la adultez mayor en general, y específicamente, en relación a la incidencia de los mass media, como el cine. En particular, nos parece necesario levantar líneas investigativas respecto a la dimensión erótica y la diversidad sexual en la adultez mayor, en tanto se constituyen en un sector de la población que requiere ser explorado y considerado por instituciones académicas, de salud y desarrollo, así como también por la sociedad en general.

Finalmente, considerando el diseño documental del estudio, se plantea la necesidad de continuar los esfuerzos por vincular los estudios de críticos de la edad con diversas manifestaciones culturales como el cine, la música o la literatura. De esta manera, es posible plantear abordajes, reflexiones y discusiones más profundas buscando ampliar los marcos desde donde se abordan las distintas problemáticas, enriqueciendo así la construcción de conocimiento sobre los adultos mayores a nivel social (Mazzucchelli y Reyes, 2021).

 

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1 Con el objetivo de respetar la propiedad intelectual y creativa de sus realizadores, se realizaron los contactos con las diversas producciones de las películas que conformaron el corpus a analizar, de modo de mantenerlos informados de los fines investigativos para los cuales se utilizarían las películas, obteniendo en todos los casos su autorización.

2 Los cafés con pierna son locales comerciales ubicados en diferentes ciudades de Chile, en los que sólo mujeres sirven cafés, vistiendo escasas prendas, como bikinis o vestidos cortos y/o ceñidos detrás de una delgada barra a un público exclusivamente masculino (Concha, 2008).

3 En Chile, “el viejo verde” es una frase que alude a aquel hombre adulto mayor que se enamora o siente atracción sexual hacia personas visiblemente más jóvenes que él. El término es heredado del folklore español (Altisent, 1998).