Las prácticas migratorias en América del Sur.
Nuevas agencias para nuevos territorios

Migratory practices in South America.
New agencies for new territories

 

Fecha recepción: agosto 2022 / Fecha aceptación: octubre 2022

DOI: https://doi.org/10.51188/rrts.num28.647

ISSN en línea 0719-7721 / Licencia CC BY 4.0.

RUMBOS TS, año XVII, Nº 28, 2022. pp. 61-87

RumbosTS

 

El presente artículo es parte de la investigación doctoral titulada “La movilidad como experiencia migratoria del estar en personas sudamericanas que se asientan en Chile”, para optar al grado académico de Doctor en Estudios Americanos mención Estudios Sociales y Políticos del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago de Chile.

 

Sonia Romero-Pérez

Magíster en Psicología Social , Asistente Social, Académica del Departamento de Trabajo Social. Dpto. Trabajo Social Facultad de Humanidades y
Tecnologías de la Comunicación Social,  Universidad Tecnológica Metropolitana

Mailsromero@utem.cl

OrcIDhttps://orcid.org/0000-0002-9257-2078

 

Resumen

El objetivo del presente trabajo es analizar las investigaciones empíricas con datos primarios sobre la migración sudamericana intrarregional entre los años 2015-2021. Esta inquietud surge a partir del aumento sostenido en los últimos años de este fenómeno migratorio. Los resultados permiten comprobar las variadas miradas teóricas al momento de desarrollar sus bases y análisis. Se exploran las prácticas cotidianas que tienen las personas que viven y se mueven por América del Sur, las cuales se fusionan, interconectan y posibilitan el desarrollo de distintas estrategias que facilitan el habitar los diversos territorios. También se considera el género en estos procesos, dando cuenta de la desigualdad, reproducción de estereotipos y vulneraciones a las que se ven expuestas las mujeres. Finalmente, se visibiliza la reproducción de relatos de miedo, rechazo y amenaza hacia la población migrante por parte de las naciones que los reciben.

Palabras claves

Migración sur-sur; Revisión sistemática; Territorio

 

Abstract

The objective of this paper is to analyze empirical research with primary data on intra-regional South American migration between 2015-2021. This concern arises from the sustained increase in recent years of this migratory phenomenon. The results allow us to verify the varied theoretical views at the time of developing its bases and analysis. Exploring the daily practices of the people who live and move around South America, which merge, interconnect and enable the development of different strategies that facilitate the inhabitation of different territories. In addition, gender is considered in these processes, accounting for the inequality, reproduction of stereotypes and violations to which women are exposed. Finally, the reproduction of actions deployed by the host countries, which differentiate and build a story of fear, rejection, and threat of those who arrive in their nations, is made visible. For the same reason, they invite us to reflect on the ways of investigating those who find themselves in the South.

Keywords

South-south migration; Systematic review; Territory

 

Introducción

La migración como fenómeno de estudio ha dado cuenta de la complejidad que supone el revisarla, considerando las múltiples aristas y dimensiones que conlleva, unido a la variedad de miradas y aportes. Desde este lugar, resulta interesante analizar las investigaciones empíricas desarrolladas en América del Sur con personas que migran intrarregionalmente, por cuanto nos permite reflexionar desde los conocimientos que entregan estas prácticas, sin restar valor a las propuestas reflexivo-comprensivas que se han desarrollado de manera más amplia. Esta revisión pretende integrar y ampliar los campos de explicación respecto del fenómeno migratorio Sur – Sur.

Para llevar a cabo esta tarea, el presente artículo da cuenta de los aspectos generales de la migración intrarregional sudamericana en los últimos seis años. Luego, se entregan los antecedentes teóricos que sustentan la revisión y análisis de los artículos seleccionados. A su vez, se conceptualiza la revisión sistemática como método de estudio. Respecto de los resultados, el hallazgo más relevante es que el territorio se constituye en un espacio de múltiples dimensiones, que se encuentra entramado desde lo físico, lo material y lo simbólico. Lo dicho anteriormente permite darle sentido y proyección a la vida de las personas que migran, ya sea habitando en un campamento, cité, departamento, o en la búsqueda a través de acciones colectivas de un mejor vivir en esos espacios. Este proceso da cuenta de la agencia de las personas migrantes y la autonomía de quienes migran, desarrollando múltiples formas de resistencia y afrontamiento para lo que les acontece.

Un primer elemento de contexto que es necesario reseñar, es el mayoritario flujo intrarregional en América del Sur, que de acuerdo con el informe de movimientos migratorios recientes en América del Sur (Mercado Común del Sur, MERCOSUR, 2021), representa el 79% de migrantes sudamericanos en el año 2021. Este porcentaje se explica por el aumento sostenido de flujos regionales, desde el 2000 al 2019, debido a la inestabilidad económica, política y social de diversos países de la región, particularmente asociada a la población venezolana (Gandini et al., 2019; García y Restrepo, 2019), a la crisis económica en España -país receptor de un número importante de migrantes latinoamericanos-, unido a las restricciones de acceso de migrantes en Estados Unidos y Europa (Carballo de la Riva et al., 2019).

 

Figura 1

Número de migrantes sudamericanos dentro de la región

Número de migrantes sudamericanos dentro de la región

 

Fuente: Organización Internacional para las Migraciones, OIM (2020). Tendencias Migratorias en América del Sur.

 

Sin embargo, la pandemia de COVID-19 trajo consigo consecuencias que modificaron estos movimientos. Así, se identifica la migración de retorno y la dificultad en los desplazamientos en Sudamérica como relevantes, debido a las restricciones que han impuesto la mayoría de los países de la región con el objetivo de evitar la propagación del virus en la población. Esto significó largos períodos de confinamiento y la pérdida de empleos para la población migrante, que llevó, tal como señalan McAuliffe y Triandafyllidou (eds.), 2021 a un retorno de migrantes andinos (peruanos y bolivianos) a sus países desde Chile, y de migrantes paraguayos a trasladarse a Paraguay desde Brasil.

Los países del Cono Sur que muestran un aumento de población migrante son Argentina, Chile y Brasil. En el caso argentino, al año 2021, cuenta con más de dos millones de migrantes, mayoritariamente de Paraguay y del Estado Plurinacional de Bolivia (McAuliffe y Triandafyllidou (eds.), 2021). Paralelamente, se destaca la migración fronteriza en Colombia, Perú y Ecuador (OIM, 2018; 2019; 2020; Ramírez et al., 2019). Desde el 2015 se registra la salida de más de cinco millones de personas desde la República Bolivariana de Venezuela. Cuatro millones de ellos se encuentran en Sudamérica. Los países que han recibido esta población son: Colombia (1,7 millones de personas aproximadamente); Perú (más de 1 millón de personas); Chile (aproximadamente 460.000 personas); y Ecuador (más de 360.000 personas) (McAuliffe y Triandafyllidou (eds.), 2021). El desplazamiento venezolano se debe a la compleja situación política y social de este país, que ha precarizado las condiciones de vida de quienes habitan ese territorio, donde no es posible satisfacer las necesidades básicas como alimentación, atención en salud y medicamentos de un número importante de la población (Arguedas et al., 2020; OIM, 2019).

Respecto de la migración intrarregional en América del Sur, los flujos son mayoritariamente de mujeres, atraídas por la mayor oferta de trabajo en el área de servicios y cuidados (OIM, 2019; McAuliffe y Triandafyllidou (eds.), 2021).

Los datos arriba mencionados describen las tendencias más significativas de la migración. Sin embargo, son menos claras las motivaciones y expectativas de las personas que migran. Por lo anterior, resulta relevante conocer las investigaciones empíricas asociadas a la migración sudamericana intrarregional, ya que dan cuenta de las prácticas desarrolladas por las personas que migran.

Un primer acercamiento conceptual a los procesos migratorios es entenderla desde una perspectiva económica y política (Bravo Acevedo y Norambuena Carrasco, 2018; Massey, 2017; Portes, 2011). Desde esta mirada se identifica la transformación de los mercados del trabajo en las sociedades de destino, existiendo “una exportación de fuerza de trabajo” (Pardo, 2015) que posibilita mano de obra barata, con trabajos inestables, precarios, que no son de interés de la población nativa, y que las personas que inician sus procesos migratorios ocupan. Lo anterior, lleva a los migrantes a insertarse en condiciones económicas de mayor vulnerabilidad y vulneración (Gómez, 2019), lo que propicia la creación de enclaves étnicos (Portes y DeWind, 2006) donde se articula un entramado de relaciones económicas y sociales entre quienes participan de él, y que se encuentra diferenciado de acuerdo con la experiencia, tránsito, capital social y cultural que poseen (Bourdieu y Wacquant, 1995).

Por otro lado, los procesos migratorios también se entienden como parte de los sistemas mundiales y las maneras a través de las cuales avanza el capitalismo global; la “división geográfica del trabajo y los mecanismos políticos de poder y dominación” (Massey, 2017) como elementos sustantivos que permiten explicar y entender el fenómeno migratorio. Desde esta perspectiva, se generan políticas globales que favorecen, en palabras de Massey (2017), la creación de grupos humanos móviles propensos a emigrar producto del desarrollo de nuevas prácticas de trabajo. Castles (2014), a su vez, plantea una “economía verde”, en que las prácticas extractivistas obligan a las personas y comunidades a desplazarse, transformando las formas de relación. Se privilegia lo individual, como también el desarraigo social y económico de quienes migran. Bajo este sistema también se modelan los deseos y preferencias hacia las lógicas de un mundo desarrollado, que incentiva el movimiento de personas (Massey, 2017; Massey et al., 2008).

Asimismo, se comprenden los procesos migratorios desde las perspectivas del desarrollo (Castles, 2010), que considera tanto aspectos económicos como dimensiones sociales para entender la temática. Desde lo planteado, considerar las redes sociales resulta fundamental, por cuanto estas, en sus múltiples configuraciones, dan cuenta de la variedad de relaciones que posibilitan vincular a los migrantes con otros migrantes o no migrantes (León y Falcón, 2016). Se favorece así el desplazamiento y la inserción de quienes se mueven. Además, se subraya la necesidad de generar ingresos para las familias que se mantienen en los países de origen, lo que se traduce en el envío de remesas y la adquisición de bienes y servicios administrados por los y las familiares que se mantienen en las naciones de origen, entre otros (Canales, 2019; Carballo de la Riva et al., 2019; OIM, 2018; Portes, 2011; 2009; García, 2018).

Como una forma de dar respuesta a los cambios vertiginosos asociados a los procesos de globalización, al rápido movimiento de personas por el mundo, unido a la posibilidad que brinda la tecnología, en tanto en los desplazamientos como en las comunicaciones (Cachon, 2017; Massey, 2017), surge la mirada transnacional del fenómeno migratorio. Esta perspectiva tiene sus orígenes en la década del noventa, en América del Norte, a propósito de investigaciones desarrolladas con población que migraba a los Estados Unidos. Autores como Rouse (1991) y Basch et al. (1994) articulan explicaciones que permiten entender el proceso migratorio desde la complejidad, por ello se analizan los desplazamientos, la vida cotidiana y las relaciones de las personas mediadas por el uso de la tecnología, pues supone mirar nuevas formas de construcción de identidad y de agencia migrante, que considera las experiencias, los contextos y los espacios (Poblete, 2021).

La definición más utilizada para conceptualizar el transnacionalismo es la desarrollada por Basch et al. (1994), que señala las variadas relaciones sociales que los migrantes construyen en su proceso migratorio, permitiéndoles mantenerse conectados. Se distingue la capacidad de desterritorializar y reubicar el territorio de manera simultánea, tanto en el lugar de origen como de destino, entendiendo este como un proceso en adaptación y reproducción constante (Mansilla-Quiñones e Imilán, 2018; Poblete, 2021). Desde esta mirada, los migrantes se sitúan en diferentes áreas y múltiples lugares. Se considera la multidimensionalidad de las redes, su variedad y los distintos niveles de profundidad y amplitud. Se piensa en quienes migran y quienes se quedan, explorando en la simultaneidad de las prácticas transnacionales, ya sean sociales, económicas y culturales (Levitt, 2018).

Frente a las teorías tradicionalmente utilizadas para entender la migración, se han planteado lógicas emergentes que deben ser tomadas en consideración. Una primera apreciación es lo planteado por Mansilla-Quiñones e Imilán (2018), quienes comprenden el proceso de desterritorialización desde los aspectos relacionales, lo que permite mirar la múltiples identidades culturales que se producen y reproducen de forma rizomática en variados territorios. Esta vivencia de territorialidad es posible asociarla a lo propuesto por Sheller y Urry (2006), quienes señalan el valor que adquiere la movilidad física, imaginativa o virtual de las personas, como también la información, las ideas y materialidades que se mueven. Todos estos aspectos han favorecido la agencia de quienes migran. Esta movilidad reconfigura diversas territorialidades, lo que significa la apropiación de esos territorios a través de distintas prácticas sociales, económicas y culturales. Lo anterior implica no solo la dimensión material, sino también los aspectos simbólicos presentes y las representaciones que las personas migrantes hacen de la experiencia de producción de territorialidades (Mansilla-Quiñones e Imilán, 2018).

Complementariamente, entender la migración circular en el contexto de lo transnacional (Vega et al., 2016), permite visibilizar los diversos flujos migratorios, más allá del lugar de origen y de destino. Lo circular supone la disposición de las personas de moverse entre países, sin abandonar el país de origen ni necesariamente establecerse en el lugar de destino (Leiva y Ross, 2016; Vega et al., 2016). Para Cortés (2009), el concepto de migración circular hace referencia a los múltiples desplazamientos, de variable duración, cíclicos o repetitivos, que no necesariamente implican la residencia permanente.

Los conceptos espacio y territorio resultan relevantes en el estudio de lo migratorio, por cuanto dan cuenta de los vínculos que establecen con los lugares y espacios que habitan en sus prácticas cotidianas las personas que migran, como también en la manera cómo se construyen las identidades (Lafleur y Yépez del Castillo, 2014). Hablar de “territorio circulatorio” permite identificar el proceso y el tránsito que tiene para quienes migran esta experiencia, reconociendo, en palabras de Tarrius (2000), “los lugares recorridos y reconocidos por los migrantes en un juego de correspondencias espaciales y simbólicas complejas, de producción de normas de aquí y allá”. Esto muestra lo móvil de las relaciones socialmente construidas, las cuales presentan particulares en los modos de lograr legitimidad y reconocimiento. De acuerdo con Leiva y Ross (2016), la migración circular también es aplicable al espacio de lo fronterizo, entendiendo este espacio como aquel en donde las personas habitan y se interrelacionan. Es en estos lugares donde confluyen distintas identidades, las cuales se ubican en relaciones desiguales de poder (Tapia, 2017). En palabras de Ovando y Ramos (2016), en las zonas fronterizas se da la hegemonía de personas cuyas identidades se encuentran fuertemente vinculadas a la noción del Estado-Nación, quienes intentan preservar su superioridad por sobre aquellos que se presentan con “identidades subalternas”, que se esfuerzan por obtener “reconocimiento social” (Tapia, 2017).

En conexión con lo anterior, la migración vista desde el paradigma de las nuevas movilidades contribuye a entender el movimiento como una acción relevante para la vida emocional y social de las personas. Cresswell (2010) plantea que la movilidad debe ser comprendida respecto de los significados y experiencias que los individuos le asignan al movimiento, considerando los múltiples tiempos y espacios en que este se desarrolla. Para Zunino et al. (2018) esta mirada facilita el análisis de temáticas actuales y sirve para interpelar las múltiples áreas en lo social. Así como Sheller y Urry (2006), proponen que la movilidad es una manera de habitar en movimiento, reconociendo su carácter relacional. Consideran la inmovilidad como constitutiva de la movilidad y la fluidez que se da en este movimiento. Asimismo, señalan lo relevante de revisar el rol de la movilidad dentro del funcionamiento de las instituciones y las prácticas sociales, las cuales deben considerarse en sus variadas conexiones, ya sea cara a cara o de manera telemática (Sheller, 2017; Sheller y Urry, 2006; 2018). Estos autores distinguen los diversos modos de movilidades y sus diferentes combinaciones. Para ello consideran el “cuerpo de las personas” en distintas actividades de desplazamiento –trabajo, ocio, razones familiares, placer, migración–: el “movimiento físico de objetos”; los “viajes imaginarios”, como aquella experiencia desarrollada a través de imágenes de lugares, personas que se mueven a través de fotos, relatos escritos e imágenes sociales; los “viajes virtuales” que trascienden las distancias que posiblemente se dan en tiempo real; y la “circulación comunicativa” mediante los mensajes entre personas, ya sea de manera telefónica, a través de video llamada o mail (Jiron e Imilan, 2018; Sheller, 2017; Sheller y Urry, 2006; 2018; Urry, 2007; Zunino et al., 2018).

Además, para Urry (2007) las instituciones y prácticas sociales se encuentran interrelacionadas de manera permanente o intermitente con estas diversas maneras de movilidad (Sheller y Urry, 2018; Sheller, 2017), las cuales consideran las dimensiones familia/hogar, comunidad nacional e internacional, que se vinculan y conectan a nivel global a través de los flujos migratorios que se desarrollan.

Lo expuesto da cuenta de las diferencias entre los diversos territorios, donde unos propician el bienestar de las personas y en otros la expulsión de sus habitantes, ya sea por razones económicas, ambientales, sociales, laborales o políticas (Sassen, 2015). Esto permite revisar de qué manera este movimiento perturba y desafía a los Estados en su organización política, económica, social y cultural. Por esta razón, la movilidad puede ser vista como un peligro para el orden de los Estados-Nación (Glick y Salazar, 2013), generando un trato diferenciado, dependiendo el tipo de movilidad que se realice.

Finalmente, es posible apreciar en la revisión de estas miradas teóricas, un despliegue de explicaciones al fenómeno migratorio, en tanto amplían y complejizan las formas de analizar y comprender la movilidad de las personas y sus procesos, tanto en lo micro como en lo macro social, lo que da cuenta de la diversidad y de los variados elementos que ella considera. A continuación, se expone el método de trabajo desarrollado para revisar las distintas investigaciones empíricas en América del Sur.

 

Método

La estrategia metodológica desarrollada es la revisión sistemática; esta posibilita el análisis de los estudios disponibles a través de la revisión de artículos científicos de investigaciones empíricas mixtas y cualitativas que se desarrollan con datos primarios (Hinojo-Lucena et al., 2019). La finalidad es sintetizar los datos disponibles asociados a una temática en específico, lo que posibilita analizar y comparar la “evidencia” disponible con la de otros de similares características (Manterola et al. 2013), favoreciéndose una reflexión que integra los estudios desarrollados en esta materia.

Se realizó una búsqueda de artículos en los bancos de información de la Red de Revistas Científicas de Acceso Abierto no Comercial, propiedad de la academia (Redalyc), la Scientific Electronic Library Online (Scielo) y la Web of Science (WoS), las cuales se constituyen en espacios de búsqueda validadas académicamente. A continuación, se describen los aspectos de inclusión y exclusión de los estudios seleccionados.

En primer lugar, se busca seleccionar estudios empíricos que se centren en investigar el fenómeno migratorio Sur – Sur en América, en adultos, como flujo mayoritario en la región. En segundo lugar, se considera trabajos en castellano, ya que es el idioma predominante en el sur del continente. En tercer lugar, la búsqueda en revistas de ciencias sociales y humanas responde a la necesidad de conocer desde estas áreas disciplinares lo desarrollado. En cuarto lugar, se considera un rango máximo de seis años de publicación, en función de tener datos actualizados, y se opta por el acceso libre, debido a la amplia disponibilidad de artículos en esta materia. A continuación, se presenta una tabla resumen de los criterios planteados.

 

Tabla 1

Aspectos de inclusión y exclusión del estudio propuesto

ASPECTOS DE INCLUSIÓN

ASPECTOS DE EXCLUSIÓN

- Artículo empírico de corte cualitativo o mixto con datos primarios desarrollados en América del Sur con población de la misma área.

- Artículos desarrollados en América del norte, Europa, Asia y África con diversos tipos de población.

- Artículos en castellano.

- Artículos en inglés y portugués.

- Muestra de mujeres y hombres entre 20 y 60 años.

- Muestra que considere niños, niñas, adolescentes y personas mayores.

- Manuscritos comunicados en Revistas de Ciencias Sociales y Humanas.

- Manuscritos comunicados en Revistas de Ciencias Naturales, Económicas, Financieras, Ciencias de la Informática, entre otras.

- Publicaciones efectuadas entre 2015 y 2021.

- Los artículos presentan en su título, resumen, palabras claves o desarrollo y al menos dos de las siguientes palabras: migración sur-sur, migración sudamericana, migración intrarregional, migración América Latina, migración latinoamericana.

- Los artículos que en sus resúmenes den cuenta de procesos migratorios intrarregionales, mencionando dos o más países de la región sudamericana

- Disponibilidad del texto de manera gratuita.

 

Fuente: elaboración propia con base en Oyarzún, (2019).

 

La búsqueda se realizó en los bancos de información consignadas con las palabras claves: migración Sur - Sur, migración intrarregional, migración América Latina, migración Latinoamericana; presentes en el título, resumen o palabras claves del artículo. El método de exploración se basó en la lectura y revisión de los artículos. La figura 2 presenta el diagrama que da cuenta de la búsqueda y las opciones requeridas, siguiendo los lineamientos propuestos por el sistema Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses (PRISMA) (Moher et al., 2009), cuyo fin es garantizar la transparencia y claridad de los datos. La selección final arrojó dieciocho artículos empíricos de con datos primarios o mixtos.

Luego de elegidos los artículos que son parte de la revisión sistemática, se procede al análisis cualitativo del contenido, que de acuerdo con Mayring (2000) consiste en un análisis metodológicamente controlado de textos que se orienta a través de normas pre-establecidas asociadas al análisis de contenido (citado en Cáceres-Serrano, 2003), generando categorías y comparando los aportes que cada uno de ellos entregó, vinculándolos a su vez con los objetivos del presente escrito. En la figura 2 se presenta el diagrama de flujo PRISMA, el cual detalla el proceso de búsqueda y selección de los artículos.

 

Figura 2.

Diagrama de flujo PRISMA

Diagrama de flujo PRISMA

Fuente: elaboración propia con base en Crisol-Moya et al. (2020).

 

Resultados

Respecto al proceso de análisis, los 18 estudios seleccionados que son publicados en el período 2015-2021 se incorporan en una carpeta de datos asociada a los procesos de migración interregional de América Sur, considerando los aspectos ya mencionados.

En primer término, se presenta en la Tabla 2 el cuadro resumen de la selección de artículos considerados para esta revisión.

 

Tabla 2.

Selección final de los artículos

Año de publicación

Nº de autores

Palabras claves

Revistas

Procedencia de los autores

1

2015

2 autoras

Migración boliviana, edades de la migración, trayectorias migratorias

Si Somos Americanos, Revista de Estudios Transfronterizos. Universidad de Arturo Prat, Santiago de Chile

Argentina

2

2 autores

Área central, tugurización, migración

Anales de Geografía. Universidad Complutense de Madrid. España

Chile

3

2016

1 autora

Migración forzada, Colombia, Chile, enfoque transnacional, racialización, exclusión

Nómadas. Universidad Central. Bogotá, Colombia

Colombia

4

2017

1 autora

Migraciones, transacciones eróticas, fronteras, integración

Sexualidad, Salud y Sociedad-Revista Latinoamericana. Río de Janeiro, Brasil

Ecuador

5

1 autora

Mujer otavaleña, migración transnacional, comercio informal, criminalización

Universitas Psychologica, Pontificia Universidad Javeriana. Colombia

Chile

6

2018

1 autora

Género; afectos; parejas binacionales; familia; migración/movilidad cualificada.

Revista Sociedad y Economía. Universidad del Valle. Colombia

Colombia

7

2 autores

Migraciones; Colombia; Argentina; América Latina

Papel Político Universidad Javeriana. Colombia

Colombia

8

1 autora

Erotización; Migraciones; Otredades; Fronterizo

Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad. Argentina

Chile

9

2019

3 autores

Migración laboral comercial, ferias informales, frontera, Tacna, Arica.

Estudios Fronterizos. Universidad Autónoma de Baja California. México

Perú

10

1 autor

Migración boliviana, migración de retorno, ciclo migratorio, circularidad migratoria, reversibilidad

Andamios. Universidad Autónoma de la ciudad de México

México

11

2020

1 autor

Migración latinoamericana; campamentos; verticalización residencial; vivienda.

CUHSO. Universidad Católica de Temuco

Chile

12

2021

4 autores

Migración, Latinoamérica, salud mental, estudios sobre las mujeres, investigación participativa

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe

Universidad de Costa Rica

Chile

13

2021

1 autor

Migración boliviana; documentaciones, estados, ciudadanías, apropiaciones

Runa. Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires

Argentina

14

2021

1 autora

Familia, hogar, migración colombiana, migración parental, prácticas ritualizadas, transnacionalidad.

Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología. Departamento de Antropología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de los Andes

Colombia

15

2021

2 autoras

Argentina; ciudadanía; cuidado; economía feminista; género; migraciones.

Íconos. Revista de Ciencias Sociales. FLACSO Ecuador

Argentina

16

2021

1 autora

Violencia patriarcal. Racismo. Migraciones. Trabajadoras agrícolas. Salud

Revista Katálysis. Programa de Pós-Graduação em Serviço Sociaal e Curso de Graduação em Serviçio Social da Universidade Federal de Santa Catarina

Argentina

17

2021

1 autora

Migración; racismo; vivienda; conflicto social; interacción cultural

Bitácora Urbano Territorial. Universidad Nacional de Colombia

Chile

18

2021

3 autores

Ciudad frontera, migraciones, precariedad, Cerro Chuño.

Estudios Fronterizos. Universidad Autónoma de Baja California. México

Chile

    Fuente: Elaboración propia

 

Si se considera la información entregada en la Tabla 2, es posible señalar que los autores provienen de distintos campos de las Ciencias Sociales, lo que da cuenta de miradas interdisciplinarias en los escritos. Para Wise y Velayutham (Chan y Ramírez, 2020), resulta relevante contar con formación en diversas áreas que enriquezcan y nutran las miradas que identifican, describen y analizan la migración. Así, es posible constatar el estudio de la migración asociada a los territorios que habitan las personas que migran, al ejercicio de la ciudadanía que realizan y al género como objeto de estudio, entre otros.

Igualmente, es posible apreciar un número mayor de artículos con un autor, con un aumento sostenido de escritos que consideran la investigación de procesos migratorios Sur-Sur. Durante el 2021 se publican siete artículos asociados a la temática, el número más alto en la revisión de años efectuada. En cuanto a las palabras clave, es posible identificar la presencia de la palabra “migración” en la mayoría de los escritos, utilizando algunos las palabras “América latina” o “Latinoamérica” para identificar que se focalizará en esta región del continente. Asimismo, las otras palabras clave están directamente asociadas a las temáticas investigadas, dando cuenta de la variedad de tópicos en estudio, lo que contribuye a mayores entendimientos respecto de los procesos migratorios intrarregionales en Sudamérica.

En cuanto a la publicación de los artículos, estos se realizan de manera mayoritaria en América, salvo un artículo publicado en Europa. Esto nos plantea la importancia para las revistas y los autores de difundir y valorar la construcción de conocimiento dentro del continente para los procesos migratorios intrarregionales. Asimismo, los autores proceden, coincidentemente, de los países con mayor número de población migrante en los últimos años, lo que demuestra la necesidad e interés de conocer las prácticas que desarrollan las personas que se mueven por el continente.

Con relación a los tipos de investigación desarrolladas, es posible identificar que estas son eminentemente cualitativas, con datos primarios – trece estudios en total-, con uso de variadas técnicas de recogida de datos, como entrevistas en profundidad y semi-estructuradas, la observación participante, o los grupos de discusión. En un número importante de ellos se declara el método etnográfico como productor de información. De los estudios mixtos -cinco en total-, se privilegia la revisión de datos secundarios, como censos, documentos gubernamentales, encuestas, en conjunto con el desarrollo de entrevistas y observación participante, entre otros.

Finalmente, a partir del análisis de contenido se construyen cuatro categorías, asociadas a los aspectos relevantes para los autores, relacionados a la necesidad de conocer las experiencias de las personas que migran intrarregionalmente para entender las motivaciones, formas de funcionamiento y organización, lo que favorece la construcción de nuevos conocimientos en torno a la temática migratoria desde los propios sujetos involucrados. Las categorías construidas son: primero, distinguir las diferentes miradas teóricas en que se basan los estudios al momento de analizar e interpretar el fenómeno migratorio; segundo, se hace alusión al habitar el territorio desde los y las migrantes; tercero, se revisan los discursos que se articulan en torno a la migración; y cuarto, se reconoce a las mujeres como género relevante al momento de estudiar el proceso migratorio. A continuación se revisan en detalle las categorías planteadas.

 

Aspectos teóricos en los que se basan los estudios

De acuerdo al análisis efectuado, es posible identificar encuadres teóricos similares en la mayoría de los escritos, que dicen relación con la causalidad acumulativa (Massey, 2017), el transnacionalismo y el enfoque de la migración fronteriza.

Un número importante de artículos propone la causalidad acumulativa, que identifica y reconoce la relevancia de las redes sociales y familiares en el proceso migratorio, en los que se valora contar con un lugar de acogida al momento de llegar a destino, el acceso a espacio urbanos cercanos a las redes familiares y laborales, el participar de organizaciones que se apoyan mutuamente y el acceder a instituciones que contribuyen a mejorar su calidad de vida (Contreras y Palma-Calorio, 2015; Miranda, 2019; Pérez, 2017; Magliano y Arrieta, 2021), lo que da cuenta de lo vital de las redes en este ámbito.

Otra mirada teórica desarrollada en los artículos es el enfoque transnacional, a través del cual se posibilita la mirada simultánea e integrada de la migración. Desde está mirada se estudia la construcción de redes, el desarrollo de actividades y prácticas de vida que conectan los lugares de origen con los que actualmente se habita generándose una “interconexión” familiar, social y cultural (Echeverri, 2016; Pérez, 2017; Zapata, 2021). Tal es el caso de la comunidad otavaleña en Chile, quienes se consideran “ciudadanos del mundo”, cruzando diversas fronteras sin considerar a los Estados como ejes. Su motivación es moverse a partir del comercio transnacional (Pérez, 2017).

La perspectiva de género, para Pavajeau (2018), se observa a través de la transnacionalización de los afectos en la migración calificada, constituyéndose en un trabajo relacional complejo, que debe compatibilizar las múltiples dimensiones de la cotidianeidad de las mujeres que migran por motivos académicos. Se visibilizan los aspectos de la vida conyugal, los hijos, la crianza y el cuidado, como ejes relevantes, los cuales no son considerados desde las estructuras que propician dicha movilidad. Asimismo, señala Zapata, 2021, que resulta relevante conocer el hogar de las familias transnacionales, las cuales están más allá del tiempo y el espacio, ya que conviven y se nutren paralelamente de manera cotidiana, prácticas llenas de sentido, asociadas a tradiciones y significados que vinculan y fortalecen las relaciones de los miembros de las familias.

En cuanto a la migración fronteriza, se reconoce como habitual y presente desde siempre en América (Contreras y Palma-Calorio, 2015; Echeverri, 2016; Jiménez Palacios et al. 2019; Magliano y Mallimaci, 2015; 2021 Ruiz, 2017: Hidalgo et al., 2021), mostrando el desplazamiento de población boliviana, peruana y colombiana por distintos países de América del Sur, ya sea por factores sociales, económicos o políticos. De acuerdo con Magliano y Mallimaci (2015), la migración de población boliviana hacia Argentina ha construido un “saber hacer migratorio”, el cual podría suponer se ha extendido hacia otros países de la región, evidenciándose a través de las variadas formas de desplazamiento. Por otro lado, Miranda (2019), identifica la migración circular que se realiza hacia Brasil, que ha significado una contratación transnacional en los talleres textiles. Con largas jornadas de trabajo, la vida cotidiana se construye alrededor de esta práctica laboral que se considera transitoria, extendiéndose solo el tiempo necesario para reunir dinero y retornar a Bolivia, ya sea de manera frecuente o definitiva.

Asimismo, el comercio que se despliega desde la zona sur del Perú (Tacna) y Norte de Chile (Arica e Iquique) a través de la venta de ropa y calzado en ferias, evidencia un dinamismo en la movilidad de las personas entre ambos países. Se genera una economía transfronteriza, que favorece el desarrollo de quienes participan en ella de manera estable, sin embargo, también beneficia a las actividades productivas que se desarrollan en torno a estas ferias de manera informal (Jiménez et al., 2019). A su vez, Contreras y Palma (2015) reconocen la migración en el norte de Chile desde las lógicas circulares, fronterizas y de paso, lo que evidencia el dinamismo de los flujos migratorios, lo mismo que Miranda (2019), que describe y analiza el proceso circulatorio que tiene la migración boliviana en Brasil.

Siguiendo a Ruiz (2017), la migración fronteriza entre Perú, Colombia y Ecuador, se constituye en una práctica de larga data, ya que muchos migrantes, al no tener redes de contacto o dinero para trasladarse a otros poblados o ciudades, se instalan en las áreas fronterizas de mayor proximidad a sus lugares de origen. Por su parte, la dolarización de la economía en Ecuador contribuye a la llegada de migrantes de Perú y Colombia, que a su vez posibilita un crecimiento poblacional acelerado. Los migrantes se instalan en condiciones precarias en zonas bananeras, donde el comercio sexual es parte de las actividades económicas de la región. Para Echeverría (2018), la sexualidad se articula como un espacio de fronteras y de bordes. Principalmente son mujeres colombianas y peruanas quienes son parte de esta actividad. La presencia de extranjeras pone de manifiesto la tensión/atracción que se produce respecto del otro como amenaza, a propósito de su llegada, sin embargo, emerge el impulso de querer estar con estas mujeres, significadas como distintas, por sus cuerpos, comportamientos y gestos (Ruiz, 2017).

De manera particular, Magliano y Mallimaci (2015), proponen revisar el proceso migratorio de bolivianos en dos ciudades de Argentina desde la propuesta de Sayad. Este autor construye la categoría de edades de la migración para explicar que existen condiciones, contextos y trayectorias diferentes para las distintas generaciones de migrantes (Sayad, 2010). Esto implica incorporar la historia, la sociología y otras disciplinas de las ciencias sociales al análisis y explicación de los procesos migratorios.

Así, inicialmente, realizan la reconstrucción histórica de las primeras edades de la migración boliviana hacia Argentina. Identifican los procesos migratorios como una estrategia familiar que se ha reproducido a lo largo del tiempo y que ha permitido mejorar su calidad de vida. Reconocen las migraciones fronterizas asociadas al trabajo en la agricultura. Luego, las inserciones laborales se mueven hacia la construcción, la industria textil y el agro en distintas ciudades del país trasandino (Magliano y Mallimaci, 2015). De esta manera, es posible apreciar que las diferentes miradas teóricas propuestas por los autores permiten enriquecer el análisis asociado a los procesos migratorios en América del Sur respecto de comprender las acciones que desarrollan las personas que migran, centrándose en sus relaciones y la simultaneidad de las mismas.

 

El habitar el territorio desde los y las migrantes

La mayoría de los estudios considera analizar los territorios que habitan los migrantes sudamericanos en los distintos países en que se asientan; los cambios y transformaciones que acontecen no solo en términos materiales, sino también en las configuraciones sociales, económicos y culturales de las sociedades que los reciben, así como los aspectos vinculares y relacionales entre los migrantes y no migrantes que se pueden ver fortalecidos (Margarit et al., 2021) o tensionados (Bonhomme, 2021).

Los autores coinciden en que la población migrante sudamericana, en general, se ubica en espacios precarios y marginales (Magliano y Mallimaci, 2015; Miranda, 2019; Ruiz, 2017; Hidalgo et al., 2021), dependiendo de su condición laboral de formalidad o informalidad, y de los recursos económicos con que cuenten, con una tendencia a movilizarse hacia la periferia de la ciudad (Hidalgo et al., 2021; Magliano y Mallimaci, 2015). Los migrantes bolivianos ocupan terrenos baldíos del Estado argentino para habitarlos. En el mismo sentido, los autores refieren que en las últimas décadas se aprecia el movimiento de bolivianos hacia el extremo sur del país, motivados por los múltiples incentivos que entrega Argentina en el afán de poblar la Patagonia austral. Esto implica un cambio en la forma de habitar, en tanto hacen exigibles sus derechos como ciudadanos de este país (Rodrigo, 2021).

En el caso de los migrantes latinoamericanos en el norte de Chile, Contreras y Palma (2015) indican que desde la década del sesenta en adelante las personas migradas se asientan en espacios céntricos de las ciudades, en viviendas que presentan un importante deterioro físico, con servicios básicos obsoletos, denominados “tugurios”. Estos espacios se ven disputados por la gentrificación de las urbes, que tiene por objetivo lograr un mejor precio por los terrenos y sus inmuebles. Esto atrae a personas de mejores ingresos e imposibilita a las personas de escasos recursos mantenerse en dichos lugares, lo que significa el desplazamiento de las comunidades que ahí habitan hacia sectores alejados de la zona céntrica (Hidalgo et al., 2021), similar situación a la expuesta por Magliano y Mallimaci (2015).

Asimismo, Palma (2020), con el objetivo de conocer el habitar de personas migrantes latinoamericanas que se instalan en Chile, desarrolla una investigación en Santiago, que explora el habitar en espacios residenciales verticales en el centro de la ciudad y en espacios de autoconstrucción de viviendas, en una de las comunas periféricas de la capital. Para ello, entiende el habitar “como una práctica humana creativa, mediante la cual los usuarios convierten el hábitat en un espacio físico-material (vivienda/barrio), que integra sus prácticas cotidianas, su afectividad, su imaginación, que le da un sello particular a estos espacios” (Palma, 2020). Respecto de quienes habitan en el centro de Santiago, refiere que en su mayoría son personas venezolanas y colombianas, profesionales, que trabajan en comunas aledañas. Destaca que en estos espacios residenciales, conformados por edificios en altura con conserjería y seguridad, es difícil saber quiénes lo habitan, sin embargo, es posible observarlo a través del comercio formal e informal de productos colombianos, peruanos, venezolanos, asociados a la venta de viveres y gastronomía de sus países, unido a la presencia de símbolos en los balcones de los departamentos que dan cuenta de su origen nacional. Los entrevistados indican las bondades de tener próximos sus trabajos, a la familia, personas cercanas y servicios en general, unido a la garantía de poder arrendar con enseres incluidos y servicios como luz, agua, gas. No obstante, manifiestan como desventajas el no poder realizar reformas en los departamentos. Esto debido a las estrictas reglamentaciones que poseen estos edificios. A su vez, el equipamiento de estos departamentos resulta muy semejante, contando en general, con un sillón que se puede transformar en cama, que permite hospedar a un familiar o amigos que lleguen desde sus países. Manifiestan su intención de estar de paso en estas viviendas hasta que se modifique su situación laboral o familiar, sin embargo, consideran importante hacer hogar en estos lugares, los cuales tienen algún tipo de decoración que les recuerda sus países de origen, como también la presencia de sus gustos.

En el caso de los residentes en poblaciones autoconstruidas en terrenos privados o fiscales (denominados campamentos en Chile), es posible apreciar la presencia de población dominicana y haitiana, en mayor medida, unida a población colombiana, peruana, boliviana y chilena. Señalan los migrantes latinoamericanos las bondades de tener una casa propia, sin tener que pagar arriendo, por lo que existe la motivación constante de mejorar sus viviendas mediante el uso de materiales durables, como cerámicas y construcción sólida, ya que manifiestan les gusta “vivir bien”; por ello valoran sus puestos de trabajo, los cuales se encuentran generalmente cercanos a sus residencias. Marcan la diferencia con la población chilena que vive en estos lugares, a quienes identifican como flojos y despreocupados de su entorno. Es relevante señalar que la concepción de “campamento” en Chile dice relación con una vivienda transitoria, en espera de una vivienda definitiva, gestionada a través de los canales formales que entregan las política públicas, o bien de ayudas estatales que permitan mejorar la calidad de la vivienda.

Finalmente, las formas de habitar de quienes migran son variadas, y se encuentran condicionadas por aspectos económicos, sociales y culturales. Margarit et al. (2022a) refieren como central la posibilidad de contar con una vivienda, por tanto, las estrategias desplegadas para ello dan cuenta de asociatividad, vinculaciones familiares y apropiación de espacios.

 

Los discursos que se articulan en torno a la migración desde y hacia el sur

De acuerdo al análisis realizado, es posible indicar que aparece como un elemento emergente dentro de los estudios revisados un discurso común en América del Sur, que asocia la migración con un problema social (Echeverri, 2016; Magliano y Mallimaci, 2015; Polo y Serrano-López, 2018; Ruiz, 2017; Bonhomme, 2021) que afecta a los países que reciben población migrante de Sudamérica. Esta mirada surge desde los Estados Nación que evalúan como amenaza (Margarit y Álvarez, 2021) la gran cantidad de población que se mueve hacia sus territorios, la cual atentaría contra el orden establecido.

El rechazo a la población migrante puede encuentrarse en el discurso alojado en frases como “Tú le decías: De Colombia, y como Ah, un colombiano más, ¿Porque hay muchos colombianos aquí en Argentina?.. siempre, siempre ….pensaban que había guerra, que éramos narcotraficantes” (Polo y Serrano-López, 2018). En Chile, a su vez, la migración colombiana afrodescendiente se asocia a la violencia, dando cuenta del racismo imperante. De acuerdo con Echeverri (2016), las narrativas de los afectados muestran cómo ha cambiado la forma de ser tratados. Al inicio eran personas de buena suerte por su color, mientras que en los últimos años, son denostados a través de frases como “colombianos culiaos”1. Al mismo tiempo, se instala desde la autoridad política un discurso que asocia al migrante afrodescendiente con la delincuencia. Se genera así la exclusión y discriminación hacia esa población (Echeverri, 2016), cuestión que se ejemplifica al momento de alquilar una propiedad, ya que deben pedir ayuda a algún amigo al momento de arrendar, para facilitar la firma del contrato. A su vez, se identifica al migrante como sucio, descuidado de su entorno y, por tanto, carente de cultura (Bonhomme, 2021).

En el caso de Ecuador, Ruiz (2017) señala que el discurso oficial asociado a la diplomacia connota a los migrantes de países limítrofes como hermanos sudamericanos, sin embargo, en la población en general, los migrantes son vistos como un potencial peligro, en tanto son vistos como competencia en el plano laboral y para la obtención de recursos económicos, así como también son percibidos como un peligro para la seguridad del país. El discurso de la invasión se esgrime con fuerza en el Ecuador, lo que produce, en palabras de la autora, “una marca espacial” y, por tanto, refuerza las divisiones entre “nosotros” y los “otros”, “nacionales” y “extranjeros” (Santamaría, 2002; Ruiz, 2017; Margarit y Álvarez, 2021). Esto se visualiza al momento de hablar del comercio sexual. En notas de prensa se señala por ejemplo la “invasión de extranjeras en prostíbulos y cabarets”. Estos discursos se modifican con el tiempo, para dar paso a relatos que asocian a las mujeres migrantes a la categoría de víctimas de la trata de personas y trabajo forzoso de índole sexual. De la misma manera, se articula un discurso asociado a los límites fronterizos, que señala la amplitud de los mismos y el escaso control desde organismos estatales, lo que posibilitaría la entrada de grupos delictuales.

 

Las mujeres como género relevante al momento de mirar el proceso migratorio

De acuerdo con las investigaciones y los datos sobre migración, es necesario consignar la posición de las mujeres en esta temática. En los estudios analizados el enfoque de género se encuentra presente bajo la consideración de los estereotipos de género, en tanto aquello que es esperable en las mujeres en razón de los roles impuestos en términos culturales (Rosas et al., 2019; Cook y Cusack, 2010), por ello resulta relevante en un número importante de ellos la constatación de la reproducción de los mismos. Magliano y Mallimaci (2015) señalan la relevancia de las mujeres al momento de reunificar a la familia, ya que luego de la migración del hombre, las mujeres les seguían junto a sus hijos. Cabe destacar la importancia de ellas al momento de establecerse en alguna localidad de manera permanente. Algo semejante ocurre con mujeres afrodescendientes colombianas que se trasladan a Chile con el objetivo de lograr reunificar a sus hijos y parejas. La mayoría ha salido de manera forzosa de su país, debido a la presencia del conflicto armando en su nación. Por ello, la prioridad es traer a los hijos, ya que los grupos paramilitares reclutan de manera forzosa a niños y adolescentes, sin que sus familias puedan impedir dicho reclutamiento (Echeverri, 2016). Situación similar ocurre en la investigación desarrollada por Pavajeau (2018) con mujeres académicas que deben compatibilizar sus múltiples roles y funciones -madres, esposas-, con el desarrollo de sus estudios doctorales.

La violencia, el abuso y discriminación son una constante en los estudios que relacionan el género con el cuidado de la salud, en general, y la salud mental, en particular. La experiencia del encuentro con otras mujeres, el compartir sus vivencias y el contar con equipos en salud que las acompañen en sus procesos, resultan vitales para resignificar y fortalecer su autoimagen, sin embargo, ponen en evidencia la vulnerabilidad y vulneración de las que son objeto, las que se reproducen y mantienen a lo largo del tiempo, quedando muchas veces en la impunidad o la naturalización de esas prácticas (Lara et al., 2021; Linardelli, 2021; Margarit et al., 2022b).

En cuanto a las actividades labores en las que las mujeres se insertan, estas se vinculan al servicio doméstico y el pequeño comercio (Lara et al., 2021). Jiménez et al. (2019) indican la feminización de prácticas informales asociadas a la venta de ropa usada y comida en ferias, precisando que se establecen como estrategias de supervivencia (Guizardi et al., 2021). Similar apreciación tiene Pérez (2017) respecto de la práctica productiva de las mujeres otavaleñas en Santiago de Chile, asociado al comercio ambulante, que da cuenta de la precariedad de los trabajos desarrollados.

Finalmente, los cuerpos de las mujeres, en general, son objeto de deseo, y en particular el de las migrantes, ya que las distintas anatomías, el color de la piel, resultan un polo de atracción, como también marcan la diferencia (Echeverría, 2018). Cuerpos que son usados por otros como negocio para lucrar (Ruiz, 2017), cuerpos que a través de su folclorización sirven para vender (Pérez, 2017), cuerpos que sirven para producir (Miranda, 2019; Lara et al., 2021), cuerpos que se transgreden a través del tiempo (Linardelli, 2021). Demuestran la constante exposición, vulneración y riesgo que deben vivir las mujeres que deciden migrar.

 

Conclusiones

Al revisar los procesos migratorios dentro de Sudamérica, es posible apreciar en las investigaciones estudiadas cómo el movimiento de personas resulta una constante a lo largo de tiempo, y da cuenta de cuan móviles (Sheller y Urry, 2006; Sheller y Urry, 2018) pueden resultar los sujetos en América del Sur. Movimiento que en su carácter dinámico, se reorienta y reorganiza en torno a variados flujos migratorios, considerando los diversos contextos -económicos, culturales, sociales y políticos de la región. Tal como señala Magliano y Mallimaci (2015), en el caso boliviano hay un “saber hacer migratorio”, y de acuerdo con lo revisado, es posible extrapolar al resto de los migrantes sudamericanos que se mueven por el continente la misma afirmación.

Asimismo, el carácter transnacional se visualiza como una constante en aquellos que migran, ya sea por las múltiples relaciones que configuran en los lugares que habitan, como también por su manera de estar en los diversos territorios. Asimismo, el territorio se constituye en un espacio de múltiples dimensiones, que se entrelazan con lo físico, material, simbólico. En general, se repite la constante de vivir en lugares cercanos a sus trabajo, a sus redes de apoyo, diferenciándose entre ellos de acuerdo a los recursos económicos, sociales y culturales con que cuentan. Así, es posible observar la variedad de lugares que habitan, transformando el espacio a través de sus diversas prácticas, las cuales se encuentran teñidas de variados aspectos simbólicos relevantes para ellos (Mansilla-Quiñones e Imilán, 2018). Tanto la circularidad como lo transfronterizo se articulan como formas de migrar en las personas que se mueven por América del Sur. La movilidad e inmovilidad son acciones constantes y presentes en la vida de las personas, la diferencia esta puesta en las distancias que recorren y los contextos en que se insertan.

Se identifica en los resultados de los estudios consultados un “discurso racista”, que enfatiza “lo negativo de ellos” (Van Dijk, 2016), muy en las lógicas de las investigaciones desarrolladas en Europa respecto de los migrantes latinoamericanos. Autores como Ruiz (2017), Echeverri (2016), Echeverría (2018), Magliano y Mallimaci (2015), Bonhomme (2021), muestran la reproducción de “historias negativas de los otros”, en las impresiones de las personas, como también en los medios de prensa, quienes utilizan “metáforas negativas” para referirse a los migrantes. Al mismo tiempo, se instala un discurso político que subraya la relación de los migrantes con situaciones de delincuencia, violencia o ilegalidad, lo que genera un clima de beligerancia y desconfianza entre los nacionales y las personas migrantes.

En cuanto a los estereotipos de género, en las investigaciones seleccionadas es posible apreciar una reproducción y naturalización de diversas prácticas que en términos sociales se les asignan a las mujeres, como son las labores de cuidado de los hijos u otros; el trabajo remunerado precario de subsistencia e inestable, además de ser vistas como fuente de deseo y vulneración, entre otros.

Cabe destacar que la mayoría de los estudios se realizan en centros urbanos, y por tanto, analizan la inserción de las personas migrantes sudamericanas en las ciudades, en desmedro de los espacios rurales, que presentan lógicas y particularidades distintas. Esta situación se encuentra en sintonía con los estudios migratorios, que priorizan la migración internacional por sobre la interna. A su vez, se distinguen y precisan los aspectos de mayor complejidad de la migración asociados a la inserción en una estructura social que presenta códigos y formas desconocidas para quienes llegan, centradas en la habitabilidad, la inserción laboral, el intento de ejercer como ciudadanos; sin embargo, revisan en menor medida o de manera implícita aspectos de la agencia migrante, las fortalezas y habilidades que despliegan, como también las estrategias de resistencia que plantean para lograr un mejor vivir en estos nuevos territorios.

Por último, los estudios empíricos sobre migración sur – sur analizados, hacen foco en perspectivas cualitativas, que miran las prácticas cotidianas de quienes migran y cómo estas se fusionan, interconectan y hacen propio los distintos espacios. Por lo mismo, nos invitan a reflexionar respecto de las formas de investigar de quienes se encuentran en el sur, en tanto, ¿se transforma el fenómeno migratorio? O se ¿transforman las miradas que estudian la migración?.

 

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1 Expresión usada para insultar.