Migración, ciudad y mujeres: La movilidad en la vida cotidiana como herramienta de conocimiento

Migration, city and women: Mobility in everday life as a tool of knowledge

Fecha recepción: febrero 2022 / fecha aceptación: mayo 2022

Daisy Margarit1, Valeria León2, Pablo Roessler3, Amanda Torres4 y Imara Álvarez5

DOI: https://doi.org/10.51188/rrts.num27.625

Licencia CC BY 4.0.

 

Resumen

El aumento de los movimientos migratorios en América del Sur, y específicamente en Chile, genera el desafío de conocer las tipologías de quienes componen estos flujos más allá de su categoría de extranjeridad. Una de las características que se observan es la marcada feminización de ciertos colectivos, dato que se obtiene a través de las estadísticas oficiales. La imagen que se construye a través de estos datos, a saber, nacionalidades de origen, tipo de ocupaciones, nivel educacional, entre otros, no permite conocer otras dimensiones de la vida cotidiana de las mujeres migrantes. El objetivo de este artículo6 es, por una parte, problematizar la movilidad en la dimensión de la vida cotidiana de las mujeres migrantes en la comuna de Santiago, contrastando los datos cuantitativos en 7 macrozonas barriales y, por otra, realizar un análisis teórico a través de la instalación del enfoque de la movilidad para comprender cómo se mueven y cómo construyen una nueva espacialidad migrante a partir de sus recorridos cotidianos. Esta perspectiva integra una preocupación intrínseca por la mirada interseccional, que contempla la conexión entre el género, la raza y la clase social asociadas a marcas de sujeción o dominación (Lugones 2008), visibilizando prácticas y estrategias de movilidad y cuidado colectivo de las mujeres que habitan los territorios de estudio.

Metodológicamente, en una primera etapa, se aborda mediante un enfoque cuantitativo, construyendo perfiles socioterritoriales. Esta fase se complementa con el uso de cartografía que aporta la espacialidad de los datos en los barrios agrupados en macrozonas de acuerdo a la similitud de los resultados. En una segunda fase, se realiza un análisis teórico del enfoque de la movilidad, que permite, a través de resultados preliminares del trabajo de terreno de dos estudios de movilidad, identificar algunas claves de esta dimensión de la vida cotidiana de las mujeres migrantes, esta última lectura se encuentra cruzada por una mirada latinoamericana de los feminismos (Svampa, 2015).

Palabras clave: Migración; movilidad; mujeres migrantes; territorios barriales

 

Abstract

The increase in migratory movement in South America, specifically in Chile, challenges us to look beyond the ‘foreigners’ category to understand who comprises these flows. Official statistics show a marked feminization in some groups, but data on nationality, occupation, and educational level does not provide insight into the other dimensions of the daily lives of these immigrant women. On the one hand, this article aims to problematize mobility in the dimension of the daily lives of immigrant women in the Municipality of Santiago, contrasting quantitative data from seven neighborhoods. On the other, it offers theoretical analysis, adopting a mobility approach to understand how these women move and how their journeys construct a new immigrant spatiality. This perspective shows intrinsic concern for an intersectional view that looks at the connection between gender, race and social class in association with marks of subjection or domination (Lugones 2008). It draws attention to the practices and strategies of mobility and collective care employed by the immigrant women living in the territories under study.

Methodologically, the first phase took a quantitative approach to construct socio-territorial profiles. As a complement, researchers used cartography to lend spatiality to the data in neighborhoods grouped into macro zones with similar results. In the second phase, researchers conduct a theoretical analysis of the mobility approach and use preliminary fieldwork results from two mobility studies to identify some keys to this dimension of the daily lives of immigrant women. This last aspect converges with a Latin American perspective on feminisms (Svampa, 2015).

Keywords: Inmigration; Mobility; Inmigrant women; Neighborhood territories

 

Introducción

Las dos primeras décadas del siglo XXI, han constatado el aumento de los movimientos migratorios a nivel mundial, teniendo como patrones de movilidad, los procesos sociales, económicos y geopolíticos, trayendo consigo una mayor diversidad en los procesos migratorios (Organización Internacional de las Migraciones, 2019). En este escenario, América del Sur ha dejado de ser solo emisora de migración para convertirse en un espacio de movimientos de flujos migratorios al interior de la región. Este incremento de la inmigración en los países de América del Sur no es un hecho aislado en el contexto global, y dicho dinamismo de la inmigración se explicaría, de acuerdo a Stefoni (2018), por diversos factores. En primer lugar, el desarrollo económico de Venezuela y Argentina, que en la segunda mitad del siglo XX significó que se hayan instalado como los principales polos de atracción para los inmigrantes intrarregionales, así como también para personas provenientes de orígenes extrarregionales. En segundo lugar, se observa que el endurecimiento de las políticas de seguridad y control en los países del norte, trae consigo un incremento en los riesgos y el costo económico para ingresar a esos destinos, situación que ha favorecido la emergencia de algunos países alternativos dentro de la subregión, como Chile, en función de su estabilidad política y relativo crecimiento económico. En tercer lugar, América del Sur ha avanzado en procesos de integración a nivel económico y político, generando condiciones favorables al movimiento y residencia de personas al interior de la subregión, como es el acuerdo de residencia en el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y países asociados, instancia que facilita la adquisición de visas a las personas provenientes de América del Sur. Por último, en cuarto lugar, algunos analistas han señalado que las condiciones favorables que tuvo América Latina para enfrentar la crisis económica del 2008 habría favorecido la llegada de migrantes al interior de la región (Stefoni, 2018, p.13-14).

En este contexto, la caracterización de los flujos migratorios se ha centrado principalmente en el carácter económico y político como motor de los movimientos poblacionales. Desde ese punto de vista, el tema migratorio se ha abordado principalmente desde la ausencia y vulneración de derechos de los sujetos migrantes en las sociedades receptoras, quedando en un segundo plano otras dimensiones del fenómeno migratorio, como son las expresiones de la movilidad en la vida cotidiana en los nuevos espacios territoriales donde se asienta la población migrada -dimensión que comprende la vida cotidiana de un modo heterogéneo en los sentidos y aspectos más diversos (Heller, 1977)-, y también como el espacio de construcción donde se van conformando la subjetividad y la identidad social (Uribe, 2014).

Este artículo se ocupa de problematizar desde la dimensión de la vida cotidiana, la construcción de la imagen de las mujeres migrantes en la comuna de Santiago a partir de la pregunta ¿Cuál es el perfil de las mujeres migrantes que residen en esta comuna y cómo se configuran sus trayectorias laborales cotidianas por el territorio que habitan? Metodológicamente se responde, en una primera parte, a través de la construcción de un perfil socio territorial, levantado mediante fuentes secundarias estadísticas, que abarcan el porcentaje de mujeres migrantes, nacionalidad y tipo de ocupación.

Una segunda parte busca analizar sus vivencias a través del enfoque de la movilidad, reconociendo que las mujeres migrantes, a través de sus trayectorias cotidianas, como señala Landry (2012), van modificando los patrones sociales y culturales; sin embargo, señala la autora, “la velocidad en la cual la migrante ha transformado la representación simbólica de su cuerpo como el significado imaginativo de la terminología “mujer” tiene como consecuencia su poca representatividad ya que adquiere dos representatividades dicotómicas desde lo productivo/reproductivo” (Landry, 2012, p.112). Por ello, incluir este tema al momento de estudiar las migraciones es pertinente, en la medida en que las perspectivas y los análisis migratorios demuestran la disparidad y la heterogeneidad entre los sujetos migrantes femeninos y masculinos (Landry, 2012).

En esta segunda parte, el enfoque de la Interseccionalidad nos aporta, en tanto herramienta teórica y metodológica, la posibilidad de incorporar dentro del estudio de la movilidad la preocupación por aquellas estructuras que se encuentran cruzando las experiencias de las mujeres migrantes en la comuna de Santiago. De esta forma, preguntarnos por sus trayectorias laborales y experiencias vinculadas a responsabilidad de cuidados no pueden ser desentendidas de las otras dimensiones que componen sus vidas, considerando las implicancias de las categorías de raza, género, etnia, clase social, entre otras, dentro de la historia de vida de cada una (Davis, 2008). En ese sentido, este análisis complejiza la experiencia de las mujeres migrantes, haciendo una lectura de las relaciones sociales de poder que las atraviesan (Magliano, 2015).

Desde este punto, autoras como Crenshaw (2012) han pensado estas categorías como parte de las dimensiones que condicionan la organización del sistema social, sus formas de opresión y desigualdad. Así, estas dimensiones se expresan en un correlato espacial, contenido en la experiencia de movilidad que atraviesa la vida de cada una, las que pueden ser evidenciadas en las experiencias de movilidad cotidiana, y que tienen que ver con las prácticas y estrategias de cuidado de otros, vinculadas a labores reproductivas (Segovia, 2020) que, como describe Jirón (2017) en Salazar (2021), pueden ser vistas a través de los desplazamientos poligonales de las mujeres asociadas al rol de reproducción social.

 

Metodología

En este artículo se integran los resultados preliminares de dos estudios iniciados el año 2020. El primero de ellos corresponde al proyecto de la Dirección de Investigación Científica y Tecnológica (DICYT) “Caracterización socio espacial de los procesos de integración y convivencia de los colectivos de Inmigrantes en la comuna de Santiago” de la Universidad de Santiago (USACH), cuyo objetivo principal es caracterizar el patrón de asentamiento de los colectivos de inmigrantes latinoamericanos con mayor representación y concentración en los barrios de la comuna de Santiago, en términos de su proceso de integración y convivencia con otros colectivos similares y la población autóctona. La investigación se desarrolló de acuerdo a Margarit y Bijit (2014), con una estrategia metodológica conducente a la construcción de perfiles socioterritoriales de los barrios de la comuna de Santiago; los/as autores/as señalan que esta estrategia se lleva a cabo mediante lo que Flick (2004) denomina una combinación de métodos, grupos de estudio, entornos locales y temporales y perspectivas teóricas diferentes al ocuparse de un fenómeno. Esta combinación es lo que Denzin (1989) llama la “triangulación metodológica”, en la que se combinan métodos (cualitativos y cuantitativos) en fases diferentes del proceso de investigación.

El segundo estudio, corresponde a “Movilidades urbanas: migrantes y conexiones de sus trayectorias cotidianas” del Núcleo Milenio Movilidades y Territorios Movyt, cuyo objetivo principal es analizar las trayectorias de los migrantes al interior de la ciudad, a partir de cuáles son sus focos de movilidad y cómo eso se conecta con las decisiones de dónde vivir, y la conexión con los espacios laborales. Este estudio se desarrolla en dos sectores de la comuna de Santiago, al norte, en el Barrio Yungay/Balmaceda/Brasil, y en la zona sur, en el Barrio Almagro. La metodología utilizada fue de carácter cualitativo, con la técnica de la etnografía desde el enfoque de sombreo o enfoque etnográfico multilocalizado móvil, el cual “permite flexibilidad y la posibilidad de explorar, a través de la descripción densa, las rutinas diarias de los habitantes urbanos móviles, ofreciendo una descripción profunda y multifacética” (Jirón, 2012, p.6).

En una primera fase se buscó caracterizar a la población migrante en general que habita la comuna de Santiago, con especial énfasis en las mujeres migrantes. Para ello se utilizaron diversas fuentes secundarias de información estadísticas; para conocer características sociodemográficas básicas (tramo de edad, sexo y nacionalidad) se utilizaron bases de datos de la Estimación del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Departamento de Extranjería y Migración (DEM)7 para diciembre 2020, entregadas por medio de la ley de transparencia. Para comparar dichas características sociodemográficas básicas con el total de la comuna, se utilizó la proyección de población residente en la comuna de Santiago para 2020 del INE, con base al Censo 2017. Ambas fueron elegidas al ser las fuentes oficiales más actualizadas que permiten caracterizar una estimación de la población de Santiago, tanto migrante como total. Ahora bien, para complementar dicha información básica con otras características no presentes en las estimaciones y proyecciones de población recién señaladas, se utilizó la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Casen (2020)8 en diálogo con el Censo (2017). Ambas fuentes estadísticas nos permiten conocer el nivel educacional, sectores de ocupación e ingresos económicos autónomos de las poblaciones migrantes y locales que habitan Santiago.

Para realizar las caracterizaciones de las diferentes fuentes de información ya expuestas, se realizaron análisis uni, bi y multivariados. En aquellos datos salientes de la Encuesta Casen, para conocer si los resultados de la muestra eran extrapolables al total, se realizaron test de hipótesis. Todo este análisis estadístico fue realizado en el software IBM SPSS Statistics 25.

En una segunda fase de análisis cuantitativo se realizó una focalización en 16 barrios (Figura 1) de la comuna, descartando los barrios de Centro Histórico, Santa Lucía y San Francisco, por su carácter principalmente comercial y de servicios. Este análisis se realiza en el programa IBM SPSS Statistics 25. Para esta primera etapa se utilizan principalmente estadísticos descriptivos de frecuencia y medidas de tendencia central, segmentando por unidad territorial.

 

 

Figura 1.

Barrios comuna de Santiago

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  1. Fuente: Margarit y Bijit (2014).

 

Luego de este primer perfilamiento de cada barrio, se procede a crear 7 macrozonas, las cuales se construyen en base a la similitud de los resultados en las variables de porcentaje de migración, nacionalidades de los inmigrantes residentes, edad de la población nacional y migrante, nivel de equipamiento comunitario, tipo de vivienda, principal actividad económica, entre otras, que mostraban una continuidad entre los barrios de una misma macrozona. De ello, las macrozonas resultantes son:

- Macrozona 1: Barrios Balmaceda y Barrio Yungay

- Macrozona 2: Barrio Almagro y Lira

- Macrozona 3: Barrio Estación

- Macrozona 4: Barrios Parque O’Higgins y Bogotá

- Macrozona 5: Barrios San Vicente y Pedro Montt

- Macrozona 6: Barrios República, Ejército y Brasil.

- Macrozona 7: Barrios Huemul, Franklin y Sierra Bella

Finalmente, se realiza un análisis estadístico descriptivo segmentado por género, utilizando estadísticos descriptivos de frecuencia y medidas de tendencia central en cada una de las macrozonas.

Este análisis permitió la elaboración de una cartografía que evidencia territorialmente el porcentaje de población migrante por nacionalidad y la principal área de actividad laboral de mujeres en las siete macrozonas de la comuna de Santiago. Cabe señalar que el análisis espacializado de la información permite comprender la distribución que se da en la ciudad y parte de las dinámicas urbanas que de ella se desprenden. La elaboración de la cartografía se realizó a través del Sistema de Información Geográfica ArcGis versión 10.3.

En una segunda fase, se utilizó un enfoque cualitativo, el cual permitió acercarnos a la subjetividad sobre la percepción de situaciones sociales, y así describir “el orden de significación, la perspectiva y la visión del investigado” (Canales, 2006, p.20). Esto permite capturar y reconstruir el esquema observador y dar cuenta de sus observaciones (Canales, 2006). Así, el paradigma cualitativo tiene su interés central en los significados dados por los sujetos a las acciones y sucesos que organizan sus vidas cotidianas (Taylor y Bogdan, 1988). De esta manera, proporciona herramientas útiles para observar la forma en que las mujeres migrantes viven y significan la ciudad, sus dimensiones más importantes y cómo se vivencian las experiencias de movilidad. Se realizaron etnografías tipo sombreo a tres mujeres migrantes que cotidianamente transitan por los barrios de la comuna de Santiago. El estudio de casos en terreno se ejecutó durante los meses de octubre del año 2020 y abril del año 2021, primando una perspectiva del seguimiento a las habitantes a través de sus prácticas de movilidad cotidiana. Las etnografías transcritas fueron analizadas y codificadas en el programa Atlas ti 7.5., realizando un análisis de contenido relevando las principales dimensiones asociadas al uso del espacio en los casos estudiados. Esta fase contó con los resguardos éticos a través del anonimato y los consentimientos informados de las mujeres migrantes involucradas en la investigación.

En una tercera fase, se realiza una revisión bibliográfica del enfoque de movilidad, lo cual permitió, a través de la revisión de fuentes teóricas del enfoque, cruzadas con la perspectiva de los feminismos latinoamericanos, identificar sus aportes al campo de estudio de las migraciones y entregar líneas de análisis preliminares de los hallazgos de dos proyectos de movilidad e inmigración en la comuna de Santiago de Chile.

 

Discusión

¿Cómo vemos a las mujeres migrantes en la comuna de Santiago?

La movilidad en la ciudad es una dimensión fundamental en la vida cotidiana de las personas, es una fiel expresión de cómo estas se relacionan con otros habitantes urbanos y cómo se desenvuelven en el espacio público. La vida cotidiana se nutre de hechos y procesos dinámicos influidos por cuestiones externas al individuo, por lo que está en una permanente construcción social que surge como producto de la identidad social y la subjetividad de las personas (Uribe, 2014). El concepto de la identidad y el lugar que conforma la movilidad de la vida cotidiana son centrales dentro del estudio de la geografía, por lo que en los últimos años la geografía feminista se ha enfocado, en parte, a responder cuestionamientos sobre cómo las mujeres se identifican con el lugar y cómo las mujeres construyen y se desarrollan en el espacio público, ya que se hace evidente que el espacio “construido” está condicionado por cuestiones de género, existiendo distintos lazos que determinan la relación que tienen las mujeres con el espacio público que habitan y por el cual se movilizan en su vida cotidiana (García, 1989).

En esta cotidianidad de las mujeres en la ciudad se ha planteado (Soto, 2018) que hay dos contradicciones relevantes de mencionar; por un lado que las mujeres se ven restringidas, limitadas y excluidas del espacio público, cuestión que se evidencia en las barreras espaciales que se expresan en los patrones de desplazamiento de la movilidad cotidiana, es decir, por las condiciones de los caminos, parques, paraderos, etc., siendo las mujeres las más afectadas porque generalmente se desplazan con bultos, coches, niñas/niños, por lo que las barreras son más notorias para ellas. Por otro lado, se plantea la ciudad como un espacio potencialmente emancipador y liberador para las mujeres, quienes en los últimos años se han organizado, utilizando el espacio público como escenario para evidenciar su empoderamiento, alterando el orden establecido, usando estrategias de sobrevivencia y organización colectiva (Soto, 2018), en este último punto, el desarrollo de estrategias de cuidado cobra un rol fundamental al analizar el uso y apropiación del espacio, ya que permite reconocer relaciones de cooperación y ayuda mutua en territorios precarizados, como lo propone la economía de los cuidados (Segovia, 2020).

Así, las diferencias de género se experimentan de distinta forma en la movilidad, teniendo claras consecuencias en la calidad de vida urbana cotidiana de las mujeres, quienes han visto su movilidad cotidiana restringida, plasmando así las desigualdades de género en la ciudad, expresado en una mayor vulnerabilidad e inseguridad, materializada, además, en la violencia de género que sufren a diario las mujeres con el acoso callejero, que restringe su movilidad y crea “espacios del miedo” (Jirón, 2007).

Los datos demográficos y socioeconómicos nos permitirán caracterizar a las mujeres migrantes en comparación, tanto a los hombres migrantes como al total de la población que habita la comuna. Para ello nos basamos en estadísticas del INE al año 2020 complementadas con el Censo 2017 y la encuesta de Caracterización Socioeconómica (Casen, 2020).

Para partir, con datos de la última estimación de población migrante (a diciembre 2020), Santiago es la comuna con mayor cantidad de población extranjera residente de Chile: la población foránea se estima en 220.283 personas, concentrando el 15% de toda la población extranjera que habita el país y el 25% de la que habita en toda la Región Metropolitana. Ello refleja el carácter que ha tenido la comuna de Santiago, la que desde los 90 comenzó a recibir personas de origen peruano, para luego aumentar la cantidad de habitantes extranjeros, como también la diversidad de sus orígenes nacionales (Margarit y Bijit, 2014; Razmilic, 2019).

En cuanto a las características sociodemográficas de la población migrante de la comuna, es importante señalar que se ubica en mayor medida, que la población total de la comuna en el rango de edad laboral, y en menor medida tanto en los menores de 20 años, como en los mayores de 60 (Gráfico 1). De este modo, si el 84% de la población migrante que habita la comuna de Santiago para 2020 tiene entre 20 y 59 años, este porcentaje desciende a un 68% en el total de población proyectada para el mismo año. Podemos observar también que, solamente un 4% de la comunidad migrante tiene 60 años o más, lo que asciende a un 11% en la población total que habita la comuna. La distribución por sexo tiende a ser similar entre migrantes y población total que habita la comuna, no existiendo en ninguno de los dos grupos una prevalencia clara de un sexo sobre otro (Gráfico 2). Por su parte la encuesta Casen 2020 nos permite saber que mientras un 59% de los migrantes posee educación superior completa, ello es de un 57% en los locales (sin diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos). De igual modo, es menor el porcentaje en los migrantes de personas con solamente educación básica (8%) que en los chilenos (13%), con diferencias estadísticamente significativas (p=0,003). Ello muestra un mayor nivel educacional en migrantes que en chilenos/as (Casen, 2020), aunque de igual modo, diversos estudios señalan también que la población migrante que habita dicha comuna posee altos índices de vulnerabilidad, discriminación y con diferencias de concentración en los distintos barrios por comuna (Bonhome, 2020; Razmilic, 2019).

Ahora bien, como expone el Gráfico 3, dentro de la población migrante residente en Santiago es bastante similar la distribución por edad entre hombres y mujeres migrantes, siendo levemente mayor el porcentaje de hombres en el tramo de edad de entre 20 a 39 años (65% se concentra ahí) que las mujeres (60%). Se observa, por otro lado en el Gráfico 4, que para 2020, tanto en hombres como mujeres migrantes, más del 50% provienen de Venezuela, seguidos por Perú (19% en hombres y 20% en mujeres) y Colombia (11% en hombres y 13% en mujeres), exponiendo nuevamente cómo se han ido diversificando los orígenes nacionales de los migrantes que habitan la comuna de Santiago (Margarit y Bijit, 2014; Razmilic, 2019).

 

Gráfico 1.

Comparación de la distribución por tramos de edad entre la población migrante y la población total estimada que habita en la comuna de Santiago.

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Gráfico 2.

Comparación de la distribución por sexo entre la población migrante y la población total estimada que habita en la comuna de Santiago.

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  1. Fuente: Para población migrante residente se utilizan datos de la estimación del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y Departamento de Extranjería para 2020, mientras que para la población total se utilizan datos de la proyección de población residente en la comuna del INE para 2020, con base en el Censo 2017.  

 

Gráfico 3.

Comparación de la distribución por tramos de edad entre hombres y mujeres migrantes que habitan la comuna de Santiago.

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Gráfico 4.

Composición según nacionalidad de las personas migrantes que habitan en la comuna de Santiago.

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  1. Fuente: Para población migrante residente se utilizan datos de la estimación del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y Departamento de Extranjería para 2020.

 

Así mismo, siguiendo la Encuesta Casen (2020) las características sobre años de escolaridad de los hombres son similares puesto que si, mientras un 49% de los hombres posee educación superior, y ello es un 44% en las mujeres, las diferencias no son estadísticamente significativas (p=0,160). Tanto el Censo (2017), como la Casen (2020), exponen que los principales rubros de ocupación de los hombres inmigrantes en la comuna de Santiago son el comercio y servicios de comidas y alojamiento. Por su parte, en las mujeres, la principal rama ocupacional también es el sector comercio, pero en segundo lugar son los empleos de servicio doméstico9. La Encuesta Casen 2020 nos deja ver que las mujeres chilenas tienen menor prevalencia que las migrantes en empleos de servicios domésticos, concentrándose en trabajos más calificados como enseñanza y servicios sociales y de salud.

Al analizar la ocupación principal informada al Censo (2017), se puede observar una mayor ocupación en trabajos remunerados de los hombres inmigrantes residentes en la comuna, con una participación en esta actividad de un 75%, frente a un 64% de participación en actividades laborales remuneradas por parte de las mujeres migrantes de la comuna. También se puede observar un mayor porcentaje de trabajo doméstico no remunerado como actividad principal, que representa la actividad de un 7% de las mujeres migrantes de la comuna y en caso de los hombres inmigrantes es de un 0,4%, así como un mayor porcentaje de cesantía (6,2% en el caso de las mujeres y 5% en el caso de los hombres). Asimismo, esta diferencia también se observa en el ingreso autónomo10 reportado en Casen (2020), mientras el 50% de los hombres migrantes gana al menos $500.000, ello baja a $410.000 en las mujeres migrantes.

El análisis microsocial, a través de la construcción de los perfiles socioterritoriales de la migración femenina en la comuna de Santiago, consideró la agrupación de los barrios en siete macrozonas (ver Figura 2). De ello se desprende que al analizar los datos del Censo (2017), en gran parte de los barrios, hay una mayoría de mujeres migrantes de origen peruano, predominando como actividad económica principal el empleo de servicio doméstico.

Las macrozonas 1 (Barrio Yungay-Balmaceda), 2 (San Vicente-Pedro Montt), 3 (O’Higgins-Bogotá) y 7 (Huemul, Franklin y Sierra Bella), tienen varios aspectos en común. En primer lugar, al observar las cifras de las mujeres migrantes de estas macrozonas, vemos que mayormente tienen un origen de nacionalidad peruana, siendo la actividad económica principal el rubro de personal de servicio doméstico, que corresponde a la ocupación del 22% de las residentes inmigrantes de la comuna de Santiago, seguido del rubro del comercio con un 18% (Censo, 2017). Además, un 15% de las mujeres extranjeras residentes tiene algún grado en la educación superior (Censo, 2017).

La demografía de la población nacional en las macrozonas 1, 2, 3 y 7 tiende a ser porcentualmente mayor en edad, con una alta tasa de jubilados y menor cantidad de ocupación laboral remunerada (Censo, 2017). Desde el punto de vista habitacional, estos barrios se caracterizan por las viviendas en cités, conjuntos residenciales tipo población y viviendas tradicionales de adobe (Pontificia Universidad Católica PUC, 2014). Las mujeres migrantes de este barrio tienen una menor ocupación laboral, también mayor porcentaje de actividad laboral doméstica no remunerada como actividad principal y una mayor tasa de cesantía, al compararse con los hombres (Censo, 2017). Asimismo, el perfil socio territorial de las macrozonas anteriormente presentadas da cuenta de un bajo equipamiento comunitario11, principalmente en el acceso a la salud y deficiencia de áreas verdes (Encuesta Dato Vecino, 2017).

En la macrozona 6, correspondiente al Barrio República, Brasil y Ejército, esta regularidad tiende a variar ligeramente; las mujeres también son en su mayoría de origen peruano, pero con un alto nivel de mujeres inmigrantes de nivel profesional (30%), y poseen una alta tasa de ocupación laboral remunerada, donde el 25% trabaja en el área del comercio, seguido por un 13% insertada en el rubro de personal doméstico. Es la única macrozona donde las mujeres extranjeras tienen un mayor porcentaje de ocupación laboral remunerada que los hombres inmigrantes. Esta macrozona se caracteriza por las edificaciones en altura de segunda renovación, representando el 49%% del total de viviendas, seguido por las edificaciones antiguas con un 14% (PUC, 2014). También cuenta con un alto equipamiento comunitario, resaltando el acceso a transporte, educación y servicios básicos (Encuesta Dato Vecino, 2017).

Una situación diferente reviste la macrozona 2, correspondiente a los barrios Almagro y Lira, cuya principal nacionalidad de origen de las mujeres migrantes es Venezuela. Las mujeres migrantes representan el 50% de la población total del barrio y su actividad económica principal corresponde al comercio (20%) y a los servicios de comida o alojamiento (12%) (Censo, 2017). Asimismo, las mujeres inmigrantes residentes en esta macrozona poseen un alto nivel educacional, un 46% posee un nivel universitario o superior y un promedio menor de hijos por hogar comparado a otros barrios. La población inmigrante de estos barrios es principalmente joven, teniendo una pirámide etaria muy similar a la población chilena residente en el sector. Los barrios Almagro y Lira se caracterizan por las edificaciones en altura de segunda renovación, representando el 71% del total de viviendas, seguido por las edificaciones antiguas con un 11,6% (PUC, 2014). Además, posee un alto equipamiento comunitario, destacando el acceso a centros educacionales, salud y transporte (Encuesta Dato Vecino, 2017).

Otra macrozona que escapa a la regularidad es la macrozona 3, correspondiente al barrio Estación, donde la mayoría de las mujeres migrantes son de origen chino, quienes representan el 41% del total de mujeres inmigrantes del sector. La población inmigrante residente en el barrio es preeminentemente masculina, representando las mujeres migrantes un 41%, de ellas el 68% tiene como ocupación el rubro del comercio, seguido por un 8% en el área de comidas o alojamiento. La mayoría de la población del barrio Estación reside en viviendas tipo casa y piezas (Encuesta Dato Vecino, 2017). Asimismo, se caracteriza por tener uno de los niveles más bajos de equipamiento comunitario, principalmente deficitario en establecimientos educacionales (Encuesta Dato Vecino, 2017).

 

Figura 2.

Porcentaje de migrantes por nacionalidad y principal área de actividad laboral de mujeres en la comuna de Santiago

Porcentaje de migrantes por nacionalidad y principal área de actividad laboral de mujeres en la comuna de Santiago 

  1. Fuente: Elaboración cartográfica propia, basada en fuentes estadísticas (Censo 2017; CASEN 2017).

 

Movilidad en la ciudad: más allá de los datos. Una imagen congelada

El fenómeno de la migración, desde el punto de vista de la movilidad, consideró durante las últimas dos décadas al menos, una gran preocupación por las trayectorias laborales de las y los migrantes, por parte de quienes estudian e investigan la temática en Latinoamérica, (Stefoni y Stang, 2017). En ese sentido, los intereses se han concentrado en los empleos y formas de trabajo que desarrollan los y las migrantes, por sobre otros aspectos relacionados con la vida cotidiana.

La perspectiva de género también se ha integrado tempranamente en los estudios sobre migración. De acuerdo con las autoras Lube, Gonzálvez y Stefoni (2018) el giro de género en los estudios migratorios internacionales se produce en América latina entre los años 1970-1990, donde el foco se encontraba puesto en la reproducción, el cambio social y las remesas. Mientras que durante los años 2005-2018, el foco, desde la perspectiva de género, se ha estado puesto en la emergencia y creciente interés por los estudios de los cuidados y afectos. Esto ha estado acompañado, como señalan las autoras, por “la inseparabilidad del circuito de producción y reproducción de la vida social” (Gregorio, 2011, en Lube et al., 2018, p..40).

Construir los perfiles socioterritoriales de las mujeres migrantes en la comuna de Santiago nos empuja hacia una reflexión que se pregunta, más allá de la imagen cartográfica descrita, por las variables de ocupación y país de origen (entre otras), considerando el enfoque de la movilidad para reconocer la complejidad de las formas en las que las mujeres migrantes habitan y experiencian su vida cotidiana en los distintos barrios de la ciudad de Santiago, donde, tal como señalan Lube et al., (2018) la reproducción de la vida social cumple un aspecto importante a considerar.

En ese sentido, ante la pregunta por la imagen ¿cómo las vemos?, la producción de datos disponibles a través del sistema estadístico en Chile representa un panorama estático para aproximarnos a la experiencia de los distintos colectivos de mujeres migrantes. A su vez, incorpora en el imaginario colectivo nuevas diferencias y desigualdades asociadas a la invisibilización de la movilidad que acompaña esos datos. Desde este punto es que las preguntas por sus experiencias cotidianas denotan la complejidad de la movilidad urbana, enmarcada en el ser mujer y pertenecer a un colectivo migrante en Chile, ofreciendo una reflexión que va más allá de una imagen, ya que se encuentra en constante movimiento.

 

¿Cómo se ven? Prácticas y percepciones de las mujeres migrantes habitando Santiago.

Basados en tres casos de estudio abordados etnográficamente, reconstruimos la perspectiva del habitar Santiago en la voz y experiencia de las mujeres migrantes para reflexionar sobre la imbricación de percepciones, prácticas y espacios.

Los lugares de trabajo de las mujeres estudiadas se encontraban en zonas de Santiago con alto número de migrantes, donde se observa la relación cotidiana con otros migrantes connacionales y migrantes de otras nacionalidades latinoamericanas. Se suele compartir en la vía pública mientras se trabaja, compartiendo comida y bebidas especialmente de su tierra de origen.

Así mismo, la confianza entre los trabajadores regulares de un espacio genera relaciones de amistad y compañerismo, pudiendo sentirse más seguras de realizar labores de cuidado de niños. Además de cuidado de niños en el lugar de trabajo, también se observó apoyo de otros familiares en la producción o venta de productos, exceptuando el caso de una mujer peruana que no tiene familia en Chile.

La falta de condiciones en el espacio de trabajo -ambulante en mayor grado- genera diferentes estrategias de apropiación, estableciendo y definiendo lugares de comida, descanso, juego en la acera e interactuando y utilizando el mobiliario del lugar.

se observa cómo se modifica el mobiliario urbano para adaptarse a sus necesidades día a día. Ejemplo de ello es la jardinera que pertenece a una residencia que está en la esquina, sirve como sillón de descanso y es el lugar preferido donde sentarse a almorzar; el semáforo en la esquina que se convierte en espaldar (…) diariamente incluye dentro del carro de bebidas, un banco que coloca siempre junto al semáforo para sentarse y tener donde recostar la espalda. (Extracto de etnografía de mujer haitiana)

Estas mismas condiciones deficitarias se enfrentan con diversas estrategias, como por ejemplo la privación alimentaria, la no hidratación durante el día, para evitar el uso del baño, o salir más temprano los días soleados, para tomar un lugar con sombra. Así vemos cómo el mobiliario urbano puede influir en la adopción de estrategias familiares, movilidad e incluso de prácticas.

En cuanto a las amenazas del entorno que vivencian las mujeres migrantes estudiadas, en el caso de una de ellas, que trabaja como vendedora de tequeños en calle Cumming, son principalmente el mal estado de la calle, los Carabineros, la seguridad municipal y otros vendedores ambulantes. En cuanto a esto último, se observa la diferencia dicotómica que establece esta mujer en cuanto a la percepción de amenaza y vulnerabilidad en la esquina del metro Cummings, diferenciándola sustancialmente de la ubicación actual distante a una cuadra de la anterior. Las trayectorias de desplazamiento de esta mujer se espacializan en la figura N°3, donde se grafica el trayecto de la vendedora desde su hogar, al lugar donde se abastece y donde vende sus productos durante los días de semana y los fin de semana.

Dice que es el espacio que ha ocupado desde que llegó y que ahí se siente segura. Que es una de las primeras que se paró ahí, de los que se encuentran actualmente vendiendo, que hay muchos que vienen y van, pero en la ocupación del espacio en la calle, se crea una jerarquía basada en la antigüedad y la constancia, de estar ahí y vivir la calle. (Mujer venezolana)

Figura 3.

Desplazamiento de Fracis

  1. Imagen187880.JPG
    Fuente: Elaboración propia en base a la etnografía elaborada. Fotos de elaboración propia y de la Municipalidad de Santiago12.

 

Los relatos etnográficos nos permiten apreciar cómo ciertas prácticas cotidianas de ocupación del espacio extendidas en el tiempo inciden en la percepción de seguridad /inseguridad, sociabilidad, jerarquía y redes. También las amenazas que pueden surgir en las calles del centro de Santiago se pueden percibir con distintos sentidos.

Sin embargo, aseguró que eso para ella no era suficiente y que no iba sacar el carro “hasta no ver cómo estaba la calle”. Le pregunté de inmediato a qué se refería y explicó que ver cómo estaba la calle, se trataba de caminar por el lugar, ver la cantidad de gente que transita o si está muy sola, qué comerciantes están puestos. Que se trataba de “observar el movimiento, es una cuestión de sensaciones también, de cómo se siente la calle, si está tranquila o agitada”. (Extracto de etnografía de mujer venezolana)

En el aspecto de género, se observa un toque de queda autoimpuesto, estrategias de acompañamiento de hombres en los caminos, evitar salir de noche, la oscuridad y la soledad (incluso en calles céntricas) como indicadores de peligro para mujeres.

El recorrido de la casa hasta el lugar donde vende (…) no es tan largo, son 6 cuadras, pero siempre la acompaña uno de ellos o a veces los dos, sobre todo de regreso porque es de noche y las calles son muy oscuras. (Extracto de etnografía de mujer, venezolana)

Así vemos que para las mujeres migrantes de los casos de estudio, el habitar el espacio público en Santiago está relacionado a dimensiones cruciales en el desarrollo de las personas, ya que vincula el aspecto laboral como soporte económico de la persona, el aspecto familiar como espacio de cuidado y soporte y el aspecto relacional, constituyéndose como espacio de sociabilización, solidaridad y nostalgia. Por la importancia de las dimensiones vinculadas al habitar, se desarrollan también estrategias para utilizar el mobiliario público y aminorar las amenazas que se viven en dicho espacio.

 

¿Cómo se mueven las mujeres migrantes en la ciudad?

En base a lo anterior, el enfoque de la movilidad nos permite comprender el fenómeno de las migraciones en tanto responde a una mirada experiencial de las sujetas de estudio, articulando la experiencia del habitar, las trayectorias, los viajes, las estrategias para moverse, junto a las consecuencias que estos movimientos generan (Jirón et al., 2017). Estas implicancias nos permiten comprender qué sucede con las mujeres migrantes, en plural, en el proceso de la movilidad, considerando el valor y las consecuencias de sus movimientos al momento de intentar responder a la elaboración de un perfil socioterritorial.

Así, cuando pensamos en la movilidad como enfoque, la integración de la experiencia migrante se pregunta, por ejemplo, qué sucede en la cotidianeidad de una mujer peruana, de 50 años, que habita el barrio Huemul en Santiago centro y se dedica a labores de cuidado que requieren desplazarse en transporte público para atravesar toda la ciudad en horarios punta; diferenciándose de las trayectorias de una mujer haitiana, de 25 años, que vive en el barrio República y mantiene una movilidad pendular mediante su trabajo de vendedora ambulante en la vía pública, que realiza sus trayectos a pie por el barrio, de la casa al trabajo y que además debe cargar el coche de su hijo pequeño y el carrito en el que transporta las bebidas que vende. En ambos casos, las complejidades urbanas afectan de distinta manera la forma en la que se desplazan, produciendo vivencias diferenciadas marcadas por las problemáticas a las que se enfrentan en cotidianeidad.

En este punto, las condiciones de la ciudad experienciada, el tipo de vivienda que habitan, el equipamiento comunitario disponible e incluso los accesos a servicios básicos, cumplen una dimensión material importante en el uso y ocupación del territorio por parte de estas mujeres y al mismo tiempo tiene implicancias directas en su calidad de vida (Jirón y Gómez, 2018).

Considerando lo anterior, intentar comprender los distintos desplazamientos de las mujeres migrantes, desde la movilidad, también implica la preocupación por una mirada interseccional, entendiendo las vulneraciones como parte de una construcción colonial perpetuada por los Estados-nacionales (Lube et al., 2018, p.47). Lo anterior complejiza el análisis, invitando a pensar en nuevas diferencias y nuevas desigualdades para desenmarañar el perfil socioterritorial de las mujeres migrantes. Esto, en palabras de las autoras, demanda profundizar en las formas de subalternidad que atraviesan estas mujeres, las cuales, pueden ser comprendidas, según explican, en dos escalas: un contexto-dependiente y otra como una realidad globalizada. Lube et al., (2018) utilizan el concepto de limialidad, para dar cuenta de la “yuxtaposición de diversos factores de subalternización (p.54) que recaen en las experiencias y los cuerpos de las mujeres migrantes. Así, los factores de subalternización, como el vínculo entre país de origen y fenómeno de racialización, pueden ser expresados en la discriminación declarada por mujeres migrantes en la encuesta CASEN 2017, revisada en el primer apartado.

 

Labores de cuidado y movilidad

Considerando el análisis presentado por los perfiles socioterritoriales, el empleo doméstico y la menor participación de mujeres en las actividades laborales remuneradas dan cuenta del estrecho vínculo con el trabajo reproductivo (Draper, 2018) y, en consecuencia, con la reproducción de la vida (Gálvez, 2016) que se encuentra arraigado en las experiencias cotidianas de las mujeres y condiciona sus formas y estrategias de movilidad.

Las aportaciones de Lube et al., (2018) nos recuerdan sobre la importancia de la perspectiva de género en la observación del fenómeno de la migración. Desde este enfoque, también se cimenta la importancia de acompañar la experiencia migratoria con la territorialidad de las mismas, especialmente por las labores de reproducción y producción de la vida social que las migrantes sostienen, especialmente en las ciudades (Segovia, 2016). En esta misma línea, Pedone (2010) reflexiona sobre la importancia de construir una propuesta teórico-metodológica que permita integrar la mirada por las estrategias migratorias, que a su vez responden a contextos micro y macro estructurales del capitalismo.

Dentro de esta visión, la integración de los principios de la economía feminista (Pérez, A, 2014) que se incorporan desde la ética del cuidado, considerando las labores de producción–reproducción, junto con la valoración de los saberes de las mujeres (Korol, 2016) para la sostenibilidad de la vida (Pérez, 2014; Puleo, 2016), permiten reconocer y valorar los trayectos de las actividades cotidianas que se encuentran a la base de la economía en la comuna de Santiago (Segovia, 2016). Este punto también aporta a pensar en las redes, ya mencionadas por Pedone (2010), como parte de las estrategias migratorias, que forman parte de actividades vinculadas a la alimentación, los cuidados, el trabajo doméstico, entre otros.

De esta manera, el enfoque de los cuidados, aporta una mirada integradora a la ocupación y movilidad que experimentan las mujeres migrantes, especialmente cuando dentro de sus actividades está el cuidado de otros y otras. En esta misma línea, reconocer esta dimensión de la movilidad de las mujeres en la ciudad, es reconocer que son ellas quienes tejen las redes de cuidado en la ciudad (Jirón y Gómez, 2018) aportando a la construcción de la misma.

Bajo esta premisa, la importancia de las condiciones y equipamiento de la ciudad, especialmente de la disponibilidad de espacios comunitarios de encuentro, son claves para pensar en cómo se tejen las redes de cuidado entre las mujeres migrantes: “las mujeres necesitan encontrar nuevos escenarios de relación que les permitan formar grupos de iguales y sobrellevar así el peso de la vida cotidiana” (Ayuste y Payá, 2010, p.43). En ese sentido, el déficit de establecimientos educacionales en la macrozona barrio Estación Central puede afectar directamente las oportunidades de socialización y establecimiento de redes, en el caso de las mujeres migrantes de origen chino, que predominan en este sector. Según las autoras Ayuste y Payá (2010) las prácticas cooperativas vinculadas a redes transnacionales, tienden a darse en los espacios cotidianos, como por ejemplo, el lugar donde se educan sus hijos e hijas, centros de salud o los centros de apoyo migrante, dificultando el fortalecimiento y tejido de una red en aquellos barrios donde existe un bajo equipamiento, o donde el acceso a estos espacios es limitado.

 

Conclusiones

La tendencia creciente de los flujos migratorios, y en particular de la feminización de la migración en Chile, no ha incorporado en los estudios de migración la construcción de la imagen de la mujer migrante a través de sus trayectorias de movilidad en la ciudad. El tratamiento de los datos, principalmente de orden cuantitativo, no refleja el peso real que adquieren las experiencias de movilidad de las mujeres en su vida cotidiana y en especial las labores vinculadas a los cuidados que ellas desarrollan.

En este sentido, la movilidad puede ser comprendida como una forma de vida, y nos permite ampliar la comprensión del espacio urbano, entendiendo que los espacios se construyen a partir de las experiencias (Haesbaert, 2013). Por ello, reconocer esta dimensión de la movilidad de las mujeres en la ciudad es reconocer que son ellas quienes tejen la ciudad, quienes construyen ciudad, son las mujeres quienes construyen sus casas, quienes decoran, quienes organizan el cuidado, reconocer esta dimensión que ha sido invisibilizada por las políticas públicas, es clave para contestar cómo se ven y cómo las vemos.

Destacamos el valor de problematizar las vivencias migrantes, reconociéndolas como experiencias particulares, al mismo tiempo que comprender las complejidades urbanas que se presentan en la ciudad permite incorporar la dimensión material, donde el equipamiento y la disponibilidad de los servicios básicos cumple un rol fundamental al momento de pensar en las estrategias de movilidad y las redes asociadas a los desplazamientos por parte de las mujeres. En este punto, el enfoque de los cuidados desde una perspectiva interseccional permite tensionar la experiencia diferenciada entre hombres y mujeres, más aún entre hombres y mujeres migrantes, donde no existe una distribución equitativa de los mismos, afectando la calidad de vida y las condiciones de igualdad.

En relación a los aspectos metodológicos, se reconoce en el método etnográfico, desde la mirada cualitativa, subjetiva e intersubjetiva, un aporte para desenmarañar las movilidades de las mujeres migrantes y con ello para reconocer otras formas de experiencias en la ciudad, adentrándonos a conocer sus estrategias de movilidad, redes de apoyo y formas de cuidado, que responden a conocimientos particulares dentro de los colectivos migratorios y que a su vez, son un aporte a la construcción de identidades móviles. Así mismo, incorporar el enfoque de la movilidad en la construcción de los perfiles sociodemográficos de las mujeres migrantes en Santiago permite reconocer que son ellas quienes construyen sus casas, quienes organizan el cuidado, quienes organizan los negocios (la gran mayoría de los negocios de los migrantes son organizados por mujeres), lo que sin duda es un aporte a una dimensión que ha sido invisibilizada por las políticas públicas, siendo clave para contestar cómo las vemos, más allá de una imagen estática.

 

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  1.  1 Académica Instituto Estudios Avanzados IDEA Universidad de Santiago de Chile. Trabajadora Social. Doctora en Sociología Universidad Autónoma de Barcelona. Correo electrónico: daisy.margarit@usach.cl. https://orcid.org/0000-0001-6792-6324
  1. 2 Centro de Investigación en Didáctica de las Ciencias y Educación STEM, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Geógrafa. Magister en Desarrollo Sustentable de ambientes y territorios.
    Correo electrónico: valeria.leon@pucv.cl. https://orcid.org/0000-0002-4171-7871
  1. 3 Jefe de Estudios Servicio Jesuita a Migrantes. Sociólogo, Magíster en Sociología. Pontificia Universidad Católica de Chile. Correo electrónico: pablo.roessler@sjmchile.org. https://orcid.org/0000-0002-1216-0699
  1. 4 Antropóloga, Universidad de Chile. Magister en Ciencias Sociales, mención Sociología de la Modernización, Universidad de Chile. Correo electrónico: amanda.torres@ug.uchile.cl
  1. 5 Geógrafa, Universidad de Chile. Doctoranda Programa Doctorado de Estudios Americanos. Instituto Estudios Avanzados IDEA Universidad de Santiago de Chile. Correo electrónico: imara.alvarez@usach.cl. https://orcid.org/0000-0003-2125-5179
  1. 6 Este trabajo fue patrocinado por ANID –Programa Iniciativa Científica Milenio– Núcleo Milenio Movilidades y Territorios MOVYT, NCS17_027, por la Universidad de Santiago de Chile, Usach. Agradecimientos DICYT 32094MS, Vicerrectoría de investigación, Desarrollo e Innovación. Los análisis contaron con el apoyo del proyecto Fondecyt Regular 1210665 “Precariedad(es) del trabajo productivo y reproductivo de temporeras de la fruticultura del Valle Central de Chile: trayectorias biográficas laborales, personales y familiares, exclusiones e intersecciones de género, edad y nacionalidad”.
  1. 7 Las funciones de este organismo pasaron, en el marco de la nueva Ley de Migración y Extranjería (Ley 21.325) a depender del Servicio Nacional de Migraciones desde el año 2021.
  1. 8 La Encuesta Casen 2020 encuestó a 3.063 personas residentes de la comuna de Santiago de las cuales 940 eran migrantes (es decir habían nacido fuera de Chile).
  1. 9 Empleos de servicio doméstico comprende las actividades de los hogares como empleadores y las actividades no diferenciadas de los hogares como productores de bienes y servicios para uso propio. El producto resultante de esta actividad es consumido por el propio hogar empleador. Se incluyen actividades como empleados domésticos/as, cocineros/as, mayordomos, lavanderos/as, institutrices, niñeros/as, entre otros (INE, 2016).
  1. 10 Ingreso donde solamente se encuentra el ingreso laboral, sin transferencias.
  1. 11 El equipamiento comunitario utilizado en esta investigación refiere a los servicios e infraestructura vecinal empleados en la Encuesta Dato Vecino (2017) del Instituto de Estadísticas INE. Y comprende las áreas de establecimientos educacionales, establecimientos de salud (hospitales y consultorios), Bomberos Carabineros, paraderos de transporte público, equipamiento urbano como farmacias, librerías, supermercados, entre otros.  
  1. 12 Foto disponible en la página de la Municipalidad de Santiago: http://www.munistgo.info/seguridad/parque-los-reyes-en-la-mira/