Migraciones Transnacionales: Inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento.
Caterine Galaz, Nicolás Gissi y Marisol Facuse (eds.)
Social–Ediciones. 353 pp.
Por Daisy Margarit S.1 e Imara Álvarez G.2
DOI: https://doi.org/10.51188/rrts.num26.576
El libro “Migraciones Transnacionales: Inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento”, es el resultado del trabajo de académicos/as de distintas universidades, chilenas y extranjeras, con intereses de investigación comunes en el tema de las migraciones, pero con enfoques disciplinares distintos que permiten contribuir a la reflexión teórica. Parte por el reconocimiento que el fenómeno de la migración, aun siendo un fenómeno consustancial a la historia social y política de Chile, ha transitado en la actualidad a una configuración de alteridad que se nutre de prácticas y discursos políticos y sociales que conllevan procesos de criminalización, discriminación y subalternización social de ciertos colectivos de origen extranjero, creando un imaginario social negativo respecto de la persona migrada y que se expresa en políticas públicas selectivas que dejan entrever al sujeto migrante como un extraño y una amenaza al orden institucional y social.
De este modo, y como señalan los editores en el prólogo, los migrantes son “percibidos/as como una amenaza, como ‘extraños/as’, bajo una consideración de otredad máxima, de una alteridad radical”. Los editores evidencian que la instalación de mecanismos de asimilación o “integración etnocéntrica”, a través de las orientaciones de las políticas públicas, ha configurado un discurso ideológico respecto de lo que se consideraba ser un/a “buen/a ciudadano/a”, generándose en la actualidad reconocimientos diferenciados de los sujetos migrantes a través de diversos procesos de inclusiones/exclusiones de acuerdo a la procedencia nacional, la “raza”, la clase, el género y la edad.
Los resultados de las investigaciones que se presentan en este libro son diversos corpus teóricos que problematizan y complementan el campo de estudio de las migraciones en Chile, invitando a comprender las migraciones y sus expresiones territoriales, alejándose de las tradicionales miradas dicotómicas de origen/destino y proponiéndonos aproximarnos a la múltiple territorialidad compleja que construyen y vivencian los migrantes, quienes son el núcleo de estas múltiples territorialidades, estando abiertas y en constante reconstrucción por el tránsito por distintos territorios «ajenos», pudiendo estar vinculados a territorialidades locales (un barrio de una gran metrópolis), regionales (una región y una lengua o dialecto del país de origen o de destino), nacionales (el Estado–nación en el que se sitúa y/o de donde partió) y globales, como el propio territorio–red de la diáspora a la que pertenece (Haesbert, 2016).
Los/as autores/as, evidencian que es, en estas nuevas territorialidades, en donde se crean vínculos relacionales, a través de los espacios de la cotidianeidad, con el amplio repertorio de organizaciones sociales de la sociedad civil, como también con la institucionalidad pública en términos de sus ordenamientos socio jurídicos y que van configurándose expresiones de subalternidad en territorialidades híbridas, donde algunos adquieren reconocimiento, mientras otros se configuran como otredades estereotipadas y desacreditadas, siendo parte de identidades sociales precarias y carenciadas por la falta de reconocimiento social, marginación, discriminación, subempleo entre otros (Moraña, 2017).
La primera sección del libro abre la discusión con el capítulo de Nicolás Gissi, en el que, a través de un estudio de la población haitiana y venezolana en Chile, reflexiona acerca de los desafíos de la convivencia pluricultural y el desarrollo social en las ciudades, poniendo un foco en las formas de habitar la ciudad por parte de los migrantes. El autor propone en sus conclusiones que los colectivos haitianos y venezolanos suelen estar segregados en la ciudad de Santiago, sin embargo, estas localizaciones residenciales no constituyen espacios históricamente separados de la ciudad, ni guetos, ni enclaves étnicos, así como tampoco son espacios de nichos económicos exclusivamente de haitianos o venezolanos. Por su parte, los chilenos tenderían a tener una actitud más cerrada y neorracista con la población haitiana afrodescendiente, en contraposición con lo que ocurre con la población venezolana, que da cuenta de incipientes procesos de comunicación intercultural (Gissi, 2020).
El segundo capítulo nos sitúa en el análisis del fenómeno migratorio en una región del extremo sur de Chile, la región de Aysén. Cuestión que es relevante porque analiza el fenómeno migratorio en un territorio que presenta déficit en conectividad e infraestructura vial por su localización geográfica y que por ello tiende a invisibilizarse el fenómeno migratorio reciente, desde una mirada nacional global. A nivel regional la llegada de flujos migratorios, nos señalan los/as autores/as, interpela a los servicios sociales identificándose nuevos tipos de ciudadanía, que no siempre se han considerado dentro de las lógicas nacionalistas del Estado. De este modo, nos complementan los/as autores, la presencia de colectivos con referentes socioculturales diversos plantea desafíos y oportunidades tanto para la sociedad como para la institucionalidad a través de los servicios sociales que están en contacto directo con los colectivos de personas inmigradas y que, a partir de una serie de discursos y prácticas, influyen en la construcción, significados y conceptualizaciones que se hacen de las categorías “inmigrantes”, en general, y “mujeres inmigrantes”, en particular (Cea-Merino, Montenegro-Martínez y Galaz, 2014).
El tercer capítulo de este primer apartado, aborda la construcción de identidades a partir de las relaciones entre música y migración, focalizándose en el mundo de las músicas migrantes latinoamericanas en Chile. Se propusieron entender cómo los migrantes pueden propiciar mestizajes culturales, destacando dentro de los resultados que, como señalan los autores (Facuse y Torres, 2017), la música cumple un rol central en la construcciones de imaginarios vinculados a la migración latinoamericana a otros países de la región, relativizando el paradigma nacionalista, y que son las trayectorias de los músicos migrantes, las que se deben entender como resultado de una articulación con territorios e identidades a la vez transversales y específicas. Cobra relevancia el carácter comparado que se desarrolla en la reflexión del capítulo, por cuanto se señala que una parte del análisis se lleva a cabo por parte de uno de los autores en Reino Unido, donde se trabajó estas temáticas sobre la música latinoamericana, migración y exilio.
El cuarto capítulo que cierra esta primera parte localiza la investigación en la ciudad de Santiago, y describe las experiencias de postulación a visas temporarias de trabajo de personas haitianas. A partir de un enfoque etnográfico, la autora describe las estrategias de migrantes para vivir y trabajar legalmente en Chile, y cómo estas contribuyen a la configuración de relaciones recíprocas entre migrantes y el Estado chileno. Destaca en la discusión teórica el énfasis en el análisis de las relaciones cotidianas con instituciones y sus intermediarios, y los efectos que estas producen en la configuración de subjetividades migrantes (Ong, 2003). Una de las conclusiones que nos presenta la autora, advierte que tanto en la dimensión documental como en la dimensión presencial, las interacciones entre migrantes-trabajadores y el Estado no son del todo transparentes ni la regularidad migratoria es siempre exitosa, a pesar de ser parte de las operaciones por las cuales el control migratorio y la inserción laboral se creen alcanzar, por cuanto las interacciones que definen las relaciones entre migrantes y el Estado, están cruzadas por prácticas discriminatorias y basadas en el desconocimiento, miedo, incertidumbre y fracaso, configurando subjetividades migrantes específicas, como es el caso de las personas haitianas (Ugarte, 2021).
La segunda parte del libro nos acerca a los procesos migratorios en el ámbito de la educación, reconociéndose en los capítulos la perspectiva institucional en el rol de las políticas educativas, las interacciones en la escuela y los procesos de migrantes calificados como eje transversal en las trayectorias de los migrantes, tanto en los procesos de inclusión laboral como educacional. Las autoras colocan en la discusión una arista de la migración que se dibuja en el imaginario social como “ migración deseada”, refiriéndose a la migración calificada que corresponde a un grupo particular dentro del fenómeno de la movilidad humana (y que ha tenido énfasis en la actual política migratoria del gobierno), pero que no por ello no ha tenido importantes obstáculos para integrarse laboral y socialmente, dados la ausencia de mecanismos administrativos expeditos que permitan el reconocimiento de los estudios en el extranjero.
El segundo capítulo nos sitúa en el espacio educativo de la escuela, evidenciando que ante el aumento de matrículas migrantes se abre el desafío en el sistema educacional en orden a lograr su inclusión. No obstante, se reconoce que el actual sistema que tenemos en educación escolar es altamente centralizado y apuesta por la homogeneidad y uniformidad de sus estudiantes, ordenándose desde una perspectiva normalizadora y excluyente. Destacan entre sus principales hallazgos el reconocimiento del rol de las políticas públicas en la inclusión de los grupos de estudiantes migrantes, de tal modo que toda política vaya más allá de quienes son las personas que las implementan.
Cierra este apartado el tercer capítulo, que evidencia que la institución escolar es un elemento crucial para la integración a la sociedad de acogida y uno de los indicadores que mejor describe el éxito o fracaso del proceso migratorio. En esta línea, el foco de este trabajo que nos presenta Sofía Brito nos sitúa ya no en la reflexión sobre el/la sujeto migrante y su inserción o trayectoria migratoria, sino más bien, en la propia escuela y su agencia en el escenario que conforma la diversidad cultural en interacción con las características que hereda históricamente la institución escolar.
La tercera parte del libro abre la sección con una reflexión acerca de la salud mental de los sujetos migrantes; la autora inicia el capítulo reconociendo que aun cuando se han implementado normativas en el ámbito de la salud por parte del Estado, el proceso de incorporación de esta población a las redes y servicios públicos no ha estado exento de complejidades. Se problematiza la integración de los/las migrantes a los servicios de salud en un sistema que, aunque se proclama como universal, no estaría organizado desde una perspectiva de promoción universal de derechos y que el ámbito de la salud mental no queda al margen de este complejo escenario. Los desafíos que nos plantea la autora se refieren a cómo construir un modelo de atención en salud con perspectiva de interculturalidad sin caer en culturalismos y esencialismos de las personas migrantes.
El segundo capítulo de esta sección plantea desde la dimensión laboral la ausencia de estudios que den cuenta desde la perspectiva de género para la interpretación de la movilidad de las mujeres, lo que conlleva una permanente invisibilización y ausencia de reconocimiento como actores sociales. Un eje importante de esta investigación estuvo en la dimensión laboral, allí se indagó acerca de las trayectorias laborales en Chile a partir de las ocupaciones iniciales y qué cambios se han experimentado. A partir de este trabajo de campo la autora nos plantea importantes preguntas que las propone como urgentes y necesarias de responder, ¿de qué manera dialoga el capitalismo con el género, en el marco de un sistema patriarcal que ha definido los roles entre hombres y mujeres?, ¿qué tan favorecedoras son las migraciones para las autonomías físicas y económicas en las mujeres que deciden iniciar una vida laboral fuera de su país de origen?
El tercer capítulo de esta sección nos sitúa en la discusión acerca de las conceptualizaciones en torno al trabajo y a la dimensión del trabajo informal, el estudio se localiza en el Mercado Lo Valledor, caracterizado por tener una mixtura de economías formales e informales. A partir de un enfoque etnográfico, la autora se aproxima a una caracterización de las condiciones laborales de los trabajadores haitianos del Mercado Lo Valledor a partir de siete dimensiones, a saber: la situación contractual, jornada de trabajo, remuneraciones, seguridad social, estabilidad y movilidad, intensidad del trabajo y exposición a factores de riesgo.
Cierra esta tercera parte una investigación de análisis comparativo donde se identifican los planes y programas que implementan municipios de la Región de Valparaíso. El capítulo inicia reconociendo el rol institucional en los procesos de acogida de los migrantes, denominándolas un “rol de primera línea”, por cuanto configuran la acogida de las personas migrantes a partir de sus recursos, equipos y discursos, pudiendo influir desde la práctica en el reconocimiento y el ejercicio efectivo de derechos. En este sentido, las autoras tensionan el rol del Estado en la precarización de la condición migrante y el acceso a la ciudadanía, discutiendo las relaciones entre enfoque de derechos, ciudadanía y protección social. Uno de los principales resultados del trabajo evidencia que la mayor cantidad de acciones se concentra en municipios que han desarrollado oficinas, programas o mesas de trabajo sobre la temática migratoria, planteando que, desde un enfoque de derechos, es necesario que el Estado desarrolle estrategias en todos sus niveles, orientadas a la promoción de ciudadanía y políticas de protección social que prioricen la inversión en grupos con mayor riesgo de vulneración de derechos (Pinto y López, 2020).
Miradas transnacionales es la cuarta y última parte de este libro. El primer capítulo, desarrollado por Claudia Pedone, plantea un interesante desafío para la construcción del campo de estudio de las migraciones desde el Sur. La autora inicia la discusión exponiendo que actualmente las dinámicas migratorias en América del Sur están redefiniendo nuevas geografías de movilidad que responden a fenómenos globales, generándose otras rutas, cada vez más complejas, y que muchas de ellas estarían organizadas por redes de tráfico. La autora añade que el enfoque interseccional aparece posteriormente como un abordaje idóneo para superar la mirada de la “triple discriminación” y profundizar en la intersección de género, etnia/nacionalidad y, de manera más periférica, en la clase social en el estudio de las migraciones. En este contexto de una reconfiguración de los flujos migratorios en nuestra región, se plantean en el artículo una serie de interrogantes temáticas, teóricas y metodológicas, las que son desarrolladas teórica y empíricamente a la luz de las nuevas dinámicas migratorias en América del Sur.
En las reflexiones finales la autora nos presenta algunos lineamientos en estos dos niveles: a) temático: se plantea la necesidad de indagar las nuevas rutas, las trayectorias y estrategias migratorias y los nuevos corredores donde circulan migrantes de las más diversas procedencias, no sólo regionales sino extra-continentales como población procedente de África y Medio Oriente, y b) Nivel Teórico Metodológico: se hace un llamado a la necesidad de desarrollar nuevos abordajes desde las epistemologías del sur, que pongan en tensión categorías analíticas como población en tránsito y las familias migrantes en situación de vulnerabilidad en zonas de frontera.
El segundo capítulo de esta sección nos entrega importantes elementos conceptuales, el autor plantea la importancia del estudio de la movilidad musical para comprender las reconfiguraciones identitarias de los migrantes, haciendo énfasis en que la música se refugia sutilmente en la memoria y en los afectos de múltiples generaciones. El foco central del capítulo es conocer y analizar la movilidad musical, señalando en las conclusiones que la música es una diáspora; el autor señala que la música migrante se nos presenta como un agente de transformaciones en la sociedad fronteriza. La música de los migrantes se afianza en diáspora; grupos que en el afán de proteger su entorno significante colmado de experiencias culturales fundamentan y reconstruyen su memoria musical en el recorrido migratorio. Sin embargo, estas memorias, al mismo tiempo que transforman la sonoridad colectiva del paisaje sonoro, también intercambian sonoridades con otras culturas musicales. Así, la música y el arte migrante que se encontraba inicialmente en un territorio y una región o país, se desterritorializa para seguir por su propio su camino (Olmos, 2020)
Los capítulos tres y cuatro de esta parte final del libro nos ofrecen una reflexión acerca de las identidades en destino, siendo Europa, específicamente Suiza, el lugar territorial de análisis. El capítulo desarrollado por Claudio Bolzman tuvo como objetivo explorar, mediante una perspectiva longitudinal, lo que sucede con las personas exiliadas cuando se dan las posibilidades de retornar a su país de origen, después de un período de ausencia obligada de este. Coloca el foco en el retorno y en las movilidades de los exiliados, centrándose en una población menos estudiada, ya que la mayoría de los trabajos sobre estas temáticas se centran en la población de las personas mayores que fueron trabajadores inmigrantes. Cierra esta última sección del libro el capítulo de Myrian Carbajal, que tiene por objetivo estudiar la manera cómo las y los jóvenes latinoamericanos, en contexto migratorio, construyen y/o consolidan la esfera de autonomía individual en el ámbito de la sexualidad en relación con sus familias de origen. Resulta interesante el foco del análisis de la autora, por cuanto comprender el proceso de construcción de una zona personal en el terreno de la sexualidad adquiere connotaciones diferentes en contexto migratorio. La autora expone que dicho proceso es pensado, vivido y juzgado de manera diferente según el género.
Referencias bibliográficas
Haesbert, R. (2016). De la multiterritorialidad a los nuevos muros: paradojas contemporáneas de la desterritorialización. Locale, 1(1), 119– 134. https://doi.org/10.14409/rl.v1i1.6267
Moraña, M. (2017). Escasez y modernidad. En M. Moraña y J. Valenzuela (coords.), Precariedades exclusiones y emergencias. Necropolítica y sociedad civil en América latina (pp.25-36). Gedisa.
Rivera Cusicanqui, S. (2015). Sociología de la imagen. Miradas ch’ixi desde la historia andina. Tinta Limón.