Trayectoria personal, nuevos paradigmas y desafíos en el estudio de la migración internacional: entrevista a Pierrette Hondagneu-Sotelo1
Personal trajectory, new paradigms and challenges in the study of international migration: interview with Pierrette Hondagneu-Sotelo
Por Carolina Ramírez2, Carol Chan3 y Carolina Stefoni4
Pierrette Hondagneu-Sotelo es académica en la Universidad del Sudeste de California, ampliamente reconocida por su trabajo en migración, género, Latino Studies5, integración de inmigrantes y trabajo informal en la ciudad. Cuenta con importantes reconocimientos a su carrera incluyendo la Distinción a la Carrera Académica otorgada por la Sección de Migración Internacional, de la Asociación Americana de Sociología (2015) y la Distinción a la Carrera Académica Julián Samora otorgada por la Sección Latino Studies de la misma asociación (2018).
En sus investigaciones Pierrette ha dado voz y visibilizado las contribuciones de las y los inmigrantes latinas y latinos, buscando comprender los procesos sociales que acontecen en sus lugares de trabajo, barrios, hogares y familias. Pierrette tiene un especial interés en la textura de la vida cotidiana, particularmente en cómo contar la vida de las personas a través de entrevistas y desde la etnografía, contextualizado sus experiencias en términos históricos y macroestructurales. Crecientemente ha girado su interés a “lugar” (como lente empírico y categoría de análisis) para comprender cómo habitamos el mundo, generamos un sentido de pertenencia y hogar.
Pierrette sigue expandiendo su trabajo y su contribución al campo de los estudios migratorios. En sus últimas investigaciones ha abordado la relación entre el estudio de las masculinidades, construcción de lugar y hogar (place-making y home-making) y lo que ella denomina “sociología de los jardines” (2010, 2014, 2017a, 2017b). En el contexto de su visita a Chile como investigadora Asociada a la Red Internacional “Migración, Etnicidad y Espacio: Aproximaciones Críticas Desde la Etnografía” (MES Network) 6, no quisimos dejar pasar la oportunidad de entrevistarla. Estábamos particularmente interesadas en conocer más acerca de la conexión de su trabajo con su trayectoria personal, sus actuales focos de investigación y los recientes giros en su trabajo, así como también los desafíos y oportunidades que a su parecer enfrentan hoy los cientistas sociales – particularmente etnógrafos trabajando en el campo de los estudios étnicos y migratorios – en consideración del contexto global actual.
Trayectoria personal
Carol Chan (CC): Para comenzar ¿Cómo llegaste a hacer de la migración y los migrantes el centro de tu trabajo e investigación?
Pierrette Hondaneu-Sotelo (PHS): Eso es fácil. Tú sabes, biografía. ¿Recuerdan esa vieja cita de C. Wright Mills (2003), sociología tratándose de biografía y de comprenderla en relación con un contexto histórico? Yo creo que he sido formada por lo inusual de la historia de mis padres y quizás la ubicuidad de esa historia. Mi padre es de Francia, de los Pirineos, y llegó al Área de la Bahía de San Francisco como parte de una pequeña red de personas del campo, luego de ser prisionero de guerra en Alemania durante cinco años. Y mi madre, como ustedes saben, es de Chile, y ella fue, como muchas mujeres a mediados del siglo XX, una migrante del campo a la ciudad, que trabajaba como empleada doméstica para una familia norteamericana; para alguien que era un ingeniero en minas aquí en Chile y la llevó a los Estados Unidos. Entonces mi interés en la migración ha sido moldeado por historias y figuras únicas. Un tema en el cual siempre he estado interesada – y no sé si siempre he sido consciente de esto – son las experiencias de ir desde una sociedad rural campesina a la ciudad como trabajador/a o desde ahí a los suburbios. Pueden ver que terminé estudiando empleadas domésticas y jardineros. Ambos son parte de un sector informal de trabajo en el que hoy participan muchos migrantes mexicanos, y son labores que migrantes franceses y japoneses hicieron en otro periodo. Entonces, algunas veces pienso “¡quizás no he tenido tanta imaginación sociológica porque no miré tan lejos!”
Otra cosa que agregaría es la experiencia de crecer en California a finales del siglo XX. En ese momento la migración global estaba volviéndose más importante, y fui muy influenciada por mi experiencia de vivir al lado de la frontera con México. Estudié en el College de la Universidad de California en San Diego (USC) e iba habitualmente a Tijuana, y siempre estuve fascinada con la yuxtaposición de San Diego y Tijuana, ciudades limítrofes con desigualdad extrema en esta increíble simbiosis. Luego estudié en la Ciudad de México. Así que la relación de California con México también ha sido formativa en mi pensamiento.
CC: Si, de hecho, creo que eso responde a mi siguiente pregunta ¿cómo tu propio background influye en tu compromiso personal y académico con la investigación en migración y comunidades? ¿Cómo da forma a tu perspectiva y focos?
PHS: La única cosa que agregaría es que nunca he encontrado inusual estar alrededor de personas con muy poca educación (como es el caso de muchos de mis informantes). De hecho, he aprendido y también mostrado en mi investigación que personas con muy poca educación formal pueden convertirse en importantes aportes para la economía, en actores civiles y líderes comunitarios. Entonces, mi propia historia familiar ha permitido que me sienta cómoda en estos entornos.
CC: Pensando en tu trabajo más reciente acerca de la construcción de hogar (home-making) y prácticas de hacer hogar, ¿Cómo tus propias experiencias de hogar han contribuido a tus reflexiones acerca de estos procesos en un contexto más amplio y contemporáneo?
PHS: Esa es una muy buena pregunta y creo que necesito reflexionar más al respecto. La esfera doméstica es realmente importante para mí. Siento que el mundo es un lugar duro incluso para personas que viven situaciones de privilegio relativo, como profesoras de sociología. Personalmente, siento que mi mundo doméstico compuesto por amigos, familias, plantas y adornos, entre otras cosas, nutren mi trabajo. Si me visitan en mi oficina en USC, verán que he pintado los muros, que tengo mis pequeños adornos y que he tratado de armar mi propio refugio que espero sea un lugar acogedor para los estudiantes, para quienes me visitan, y para mí. Diría que obviamente calzo con ese perfil femenino de la mujer que está apegada al hogar. Pero a otro nivel, más existencial, siento que el hogar como base es fundamental para mí. En contraste, tengo colegas en sociología en los Estados Unidos que se mueven de una universidad a otra. Es una forma de aumentar tu salario, de hecho, obteniendo una oferta y yendo a algún otro lado cada ciertos años. Yo no soy realmente tan móvil, no soy tan portable7. Me gusta sentirme arraigada, con las personas y a los lugares.
CC: ¿qué provocó e inspiró este foco en lugar y pertenencia? No siempre te has centrado en esto, pero ahora hay un foco creciente. ¿Qué provocó este giro?
PHS: Pienso que mi primer libro, Gendered Transitions (1994) contenía ya algunos de estos temas. Realicé esa investigación cuando el transnacionalismo estaba emergiendo como un importante paradigma y realmente fui en contra de éste. Ahora bien, en ese proyecto no sólo estaba tratando de explicar la transformación desde el género, sino también el esfuerzo que realizaban las mujeres en formar familias asentadas y comunidades. Hice esto examinando el caso de la migración mexicana en los ochentas, luego de un periodo de migración circular forzada bajo el Programa Bracero (Bracero Program) de 1942-1964. En ese tiempo yo no tenía este marco conceptual de construcción de hogar (home-making) con el cual converso hoy día. Algunos académicos están escribiendo acerca de esto en la actualidad, y pienso que puede ser parte de una reacción al enfoque transnacional que enfatiza flujos y fluidez. Entonces, aún cuando “construcción de hogar” no era el lenguaje o vocabulario que yo estaba usando per se, sí creo que parte de mis proyectos iniciales estaban yendo en esa dirección. Por ejemplo, el libro que escribí sobre religión y movimientos de derechos de inmigrantes (2008) abordó el uso de la religión como una herramienta para generar pertenencia, o para hacer demandas de pertenencia.
Trabajo reciente
Carolina Ramírez (CR): Eso se vincula con nuestra primera pregunta acerca de tu trabajo. ¿De qué manera, desde tu punto de vista, este paradigma basado en lugar (home-making y place-making), en el cual estás trabajando, contribuye a nuestra comprensión de la vida de los migrantes, en contraste con las aproximaciones más convencionales de asimilación y transnacionalismo?
PHS: Bueno, hay un tercer paradigma que quiero mencionar también. Porque veo que hay realmente tres paradigmas en estudios migratorios. El asimilacionista por una parte, que – ¡Guau! Que poder de permanencia – cien años más tarde y aún tiene una importante presencia en la sociología americana (de Estados Unidos). Hoy en día parte importante del trabajo se está realizando bajo un tercer paradigma vinculado con ilegalidad y mecanismos de exclusión. Mucha gente en sociología, antropología, geografía e historia están trabajando en atender no sólo la discriminación racial, sino también formas de exclusión legal y sus varias consecuencias sociales. Gran parte de este trabajo surgió con los movimientos sociales de los dreamers en los Estados Unidos8. Yo diría que el paradigma de construcción de hogar es una fuerte reacción al enfoque transnacional – lo cual no implica que éste deje ser útil. Algunos de mis mejores amigas y amigos son transnacionalistas, como Peggy Levitt, brillante académica quien lleva este trabajo en direcciones muy interesantes. Mi punto es que realmente necesitas un paradigma teórico que calce con lo que estás tratando de explicar, y ninguno de estos paradigmas explican lo que yo veo en terreno en los Ángeles. Esto es, personas haciendo proyectos migratorios de largo plazo, en ciudades y lugares particulares. Los dos paradigmas previos (asimilacionismo y transnacionalismo) no explican lo que observo actualmente... No veo inmigrantes largamente asentados aspirando a un giro hacia una cultura blanca mayoritaria y de clase media, como predijo el paradigma asimilacionalista, aunque de seguro las personas están aprendiendo inglés y cambiando de interesantes maneras.
El paradigma de construcción de hogar, que para mí aún está en elaboración, se inspira en conversaciones con varias personas, y quizás sobre todo con Paolo Boccagni (2017), un sociólogo italiano. El tiene un libro que es una suerte de tratado acerca del nexo hogar-migración. El está trabajando esto empíricamente en Europa a través de un gran estudio financiado por el Consejo Europeo de Investigación. Para comprender un lugar como California, el paradigma de construcción de hogar es clave. El gran incremento que tuvimos de inmigración mexicana en California durante los 1980s y 1990s ya ha terminado. La inmigración mexicana está ahora cerca de una tasa cero. No obstante, la población de origen mexicano y latinoamericano en los Ángeles se mantiene alrededor del 45%, lo cual es muchísimo. El Estado de California y otros cuarenta y nueve estados también han sido transformados por la inmigración. Los investigadores están aún trabajando desde el transnacionalismo: esta mañana recibí un email, el cual contaba que el consulado mexicano tendrá un seminario: Mexicanos en el Extranjero que Votan… hay proyectos como éste andando. Mi impresión es que muchas de las hometown asociations (asociaciones vinculadas al lugar de origen), que fueron vibrantes organizaciones políticas civiles recientemente en los 1990s, están aún presentes, pero hoy son menos activas, menos vitales y menos relevantes en relación con las condiciones contemporáneas. Hoy las fronteras se han endurecido y México tiene estos horribles problemas con securitización. Entonces, incluso quienes quieren volver, digamos, a Zacatezas, o a Michoacán o a Jalisco o donde sea, encuentran más dificultades para hacerlo. Podemos debatir diferentes elementos del transnacionalismo, pero en nuestros estudios más recientes con mexicanos y centro americanos en el Sur de los Ángeles, un porcentaje muy pequeño de personas, casi nadie, reportó visitas transnacionales recurrentes, movilización o participación en asociaciones vinculadas al país de origen. Básicamente, el contacto más pronunciado entre inmigrantes de primera generación con el país natal era por teléfono, redes sociales o enviando dinero, lo cual pierde notoriedad en comparación con las prácticas acumulativas de construir hogar.
CR: Mi siguiente pregunta también se relaciona con los giros recientes en tu trabajo. Tu foco ha estado, en gran parte, en dinámicas de género en un contexto migratorio, con un fuerte énfasis inicial en las experiencias de mujeres, cuando trabajaste con trabajadoras domésticas, por ejemplo. Pero desde entonces has girado tu atención a las experiencias de hombres, incluso sus experiencias de hogar, particularmente como jardineros – lo cual es interesante en tanto el marco conceptual de “hogar” usualmente se aplica para estudiar las experiencias de mujeres. ¿Cuáles son algunos de los desafíos que has enfrentado al trabajar con hombres en oposición a trabajar con mujeres?
PHS: Hay dos estudios, el de los jardineros – la mantención de jardines – que se basó en entrevistas que realicé hace algunos años atrás (2010, 2014) y luego, más recientemente, el trabajo en parques públicos y jardines comunitarios en el sur de Los Ángeles (2017a, 2017b). Así que hablaré acerca de ambos. El primero, acerca de los jardineros, es realmente un estudio basado en entrevistas. En el otro, en parques y jardines, he tratado de incluir etnografía y ha sido desafiante. Para el trabajo con jardineros conté con un ex estudiante de doctorado, Hernán Martínez. Lo pude contratar como mi asistente de investigación y él hizo todas las entrevistas, que además usó para su tesis. Publicamos juntos un par de cosas (ej.: Hondagneu-Sotelo y Ramírez 2009) y hay un capítulo relacionado en el libro Paradise Transplanted (2014). Eso fue como un sueño, trabajar con Hernán, quien es realmente listo, consciente e hijo de un jardinero del Estado de Zacatecas. De hecho, él había trabajado con su padre en camiones, y tenía una íntima comprensión de la organización de este sector informal de trabajo. Entonces ¿Qué habría pasado si hubiese ido yo a entrevistar a estos jardineros? Realmente no lo sé, pero es así como el estudio se llevó a cabo.
Con el otro estudio en parques públicos y jardines comunitarios ha sido más difícil. Este fue realizado en coordinación con lo que llamamos el LiSLA study, Latinos en el Sur de Los Ángeles. Incluyó entrevistas con 100 residentes latinos, primera y segunda generación, viviendo en Watts, en los barrios históricos Central Avenue y Vermont Square. Simultáneamente hice entrevistas en parques públicos y jardines comunitarios ubicados en estos barrios y también contraté a tres asistentes de investigación hombres. Dos estudiantes latinos de postgrado de USC, Adrián Trinidad y José Miguel Ruiz, y un asistente de investigación afroamericano, Antar Tichavakunda. Estos son tipos mucho más jóvenes que yo. Estos hombres jóvenes hicieron las entrevistas en los parques públicos y yo hice las entrevistas en los jardines ¿Por qué nos dividimos de este modo? Una razón fue la seguridad y confianza. Algunos de estos parques públicos donde hicimos las entrevistas son lugares realmente complejos. En cuanto al giro hacia los hombres, bueno, es una larga historia. Comencé con un gran equipo etnográfico de estudiantes de pregrado y postgrado. Tenía una postdoctorante de Ucrania – una mujer, muy alta y rubia – y un postdoctorante de México – un hombre gay. Comenzamos con observaciones, preguntándonos ¿Qué está pasando en estos parques públicos? Rápidamente nos dimos cuenta de que las mujeres y niñas no van a estos parques solas. Ellas suelen asistir como madres, y lo que realmente hacen son tareas domésticas de cuidado de niños, o como miembros de familia de los varones. Tenía estas hermosas jóvenes asistentes de investigación latinas – estudiantes de pregrado que iban a tomar notas de campo – y rápidamente se tornó obvio que enfrentaban acoso en estos sitios. Entonces decidí concentrarme en hombres, tanto afroamericanos como latinos, en estos parques y jardines. Luego estaba la diferencia de edad. Los parques eran lugares donde iban hombres jóvenes, mientras que los jardines comunitarios y sus comunidades eran de hombres mayores; hombres que tenían mi edad o eran significativamente mayores que yo. En cierto modo íbamos creando y refinando la estrategia de investigación a medida que avanzábamos.
CR: me parece interesante lo que señalas, mi siguiente pregunta era acerca de los desafíos. Puedo ver que la colaboración fue crucial.
PHS: La colaboración fue crucial y otra cosa que quería agregar era la locación social y posicionalidad como investigadores e investigadoras. Hablábamos de género, pero la raza es un importante vector también, y muchas veces de modos inesperados. Uno de mis estudiantes latinos era muy tímido, algo más reservado, y tuvo menos éxito incluso logrando que latinos se sentaran y hablaran con él en entrevistas. Mi colaborador de investigación afroamericano, por otra parte, era mucho más extrovertido, un tipo muy carismático – y él tuvo mucho más éxito tanto con entrevistados negros como latinos. Así que hay un tipo de química que acontece, especialmente cuando estás tratando de interactuar en el espacio público sin que alguien te introduzca.
CR: Ahora estás investigando la experiencia de inmigrantes latinoamericanos viviendo en barrios que históricamente fueron lugares de asentamiento de afrodescendientes. En términos generales ¿Qué tipo de procesos espaciales y sociales estás examinando aquí? ¿Qué estás tratando de explorar?
PHS: Nuevamente, quiero elaborar el contexto, la situación histórica y regional más amplia. Los Ángeles es una ciudad muy segregada. Los afroamericanos, después de mucho esfuerzo, habían logrado establecer para ellos áreas de la esquina del sudeste de Los Ángeles, lugares como Watts (donde se basa esta investigación) que se transformaron en hogares y sitios de comunidades afroamericanas. Hubo una negación sistemática de servicios a los residentes (redlining) en momentos particulares, en los 1960s. Después de la des-segregación y del movimiento de derechos civiles esta exclusión formal fue erradicada y los afroamericanos, por diversas razones, se mudaron a otros lugares. Entonces esta no es una historia acerca de los afroamericanos siendo desplazados por inmigrantes mexicanos y centroamericanos. Es más bien una historia acerca de los latinos haciendo hogares para sí mismos en lo que fue alguna vez el hogar en disputa de alguien más. En un momento los afroamericanos, por una serie de razones, – racismo, despojo – afrontaron la llegada de latinos con mucha hostilidad, particularmente durante la desindustrialización de los 1980s y 1990s. El libro que estoy trabajando actualmente se enmarca en un proyecto que busca revelar la historia de los latinos, comprendiéndola en relación con este contexto más amplio. Alguien más tiene que escribir la historia afroamericana.
Entonces, este proyecto busca contar la experiencia de los latinos, y también es un estudio acerca del racismo latino hacia los afroamericanos y los cambios raciales y étnicos entre latinos. Comparado con mi trabajo previo, género ha quedado más o menos de lado. Honestamente, desearía que nos hubiéramos centrado más en género y, con muchos más recursos, me habría gustado que nos enfocáramos en la historia de la transición inmobiliaria, en los mecanismos bajo los cuales los latinos se transformaron en propietarios de sus hogares, y los mecanismos bajo los cuales los afroamericanos perdieron sus hogares y los vendieron, porque eso es parte de la historia también. Enfocarnos en las escuelas—hay tantas instituciones importantes. Entonces, estoy muy al tanto de las limitaciones, de lo que falta en este proyecto, pero aún así estoy muy entusiasmada con lo que estamos incluyendo.
CR: también has examinado cómo las personas pueden experimentar un sentido de hogar en jardines comunitarios ¿Cómo este caso específico redefine o reta – si es que lo hace – distinciones convencionales entre esferas públicas y privadas?
PHS: Parte de lo que he visto en jardines comunitarios – tanto en un barrio centroamericano donde trabajé previamente, como ahora en el sur de Los Ángeles – es que éstos son espacios de género (gendered spaces). Como mencioné, las mujeres están ahí y es muy interesante, pero son primordialmente hombres mayores quienes están ahí trabajando en dos jardines muy segregados racialmente. No están oficialmente segregados, pero estos jardines fueron establecidos en diferentes momentos históricos, por diferentes procesos. El jardín comunitario de Watts emergió durante los 1970s, momento del movimiento social Black Power, movimientos de derechos post-civiles donde el llamado no es a la integración racial, sino a la autonomía y soberanía. Este es el momento de los Back Panters, quienes también comenzaron importantes programas en el sur de Los Ángeles. Esa noción de soberanía y autonomía es un hilo conductor clave, que cruza a los jardines de los hombres afroamericanos en el sur de Los Ángeles, y también cruza al jardín de Stanford Avalon (donde los latinos están). El jardín latino empezó una vez que tenían un gran espacio. Había un enorme jardín en una parte industrial de Los Ángeles. Era una granja urbana, donde aproximadamente trecientas familias mexicanas y centroamericanas estaban cultivando comida. Esto fue demolido y más tarde reestablecido. Ambas instancias entonces son sitios donde el lugar y la autonomía fueron negados y luego reestablecidos.
Y para volver a esta pregunta de lo público y privado, estos lugares se transformaron en espacios hogareños, los cuales son híbridos públicos-privados. Son mucho más privados que un parque público, cierto, porque las personas tienen pequeños espacios cercados, cobertizos caseros, y hay un tipo de recreación del hogar original (homeland) a través de lo que las personas están plantando. Tienes hombres afroamericanos que están plantando—quizás nunca crecieron en Luisiana u otras partes del sur, pero sus padres sí. Entonces, está todo este foco en alimentos y plantas que evocan sus experiencias de hogar en Texas u Oklahoma o Luisiana. Su comunidad de jardines urbanos también refleja la Gran Migración de afroamericanos desde el sur. Igualmente, con los hombres mexicanos y centroamericanos hay una creación del hogar que sucede en estos lugares híbridos privados-públicos. Es un espacio de convivencia, para tomar un tema acerca del cual algunas de ustedes han escrito (Ramírez y Chan 2018). Amanda Wise también ha escrito acerca de esto (ej.: Wise and Velayutham 2014), donde está toda esta sociabilidad mundana de hablar a través del cerco, sentarse en una banca a conversar, eso ocurre allí.
Desafíos y reflexiones metodológicas y de investigación
Carolina Stefoni (CS): El último tópico refiere a ciertas reflexiones metodológicas ¿Cómo tu trabajo responde al momento histórico actual, particularmente considerando la situación de la inmigración en los Estados Unidos y la creciente securitización de las fronteras? ¿Con cuáles desafíos emergentes los sociólogos y sociólogas de la migración debieran comprometerse en este contexto?
PHS: Esa es una muy buena pregunta. Creo que mi trabajo ha ido en algunos sentidos contra la corriente. El problema más urgente hoy en los Estados Unidos son las deportaciones masivas y las detenciones que están separando a las familias. Como saben, los niños separados de sus familias en las fronteras captaron mucha atención y simpatía de la prensa y del público en general, este verano. Pero, de hecho, las familias han estado siendo separadas ya por muchos años. Comenzó en los 1990s, bajo el mandato del Presidente Clinton, y se aceleró con el presidente Obama. Habían 300.000 deportados o detenidos cada año, que en ocasiones subían a 400.000. Entonces el trabajo sociológico más urgente se está realizando en este tema. Dicho esto, siento que – y éste es el tipo de consejo que le doy a mis estudiantes de postgrado: tú no puedes tener a todos investigando el mismo fenómeno. Creo que esto ha recibido una sobresaturación de interés en investigación.
CS: ¿Pero se intersectan estos temas con tu trabajo en algún punto? ¿Surge este contexto de control, estas constricciones y todas estas problemáticas en tu trabajo de campo?
PHS: ¡Sabes tú, que no! Claramente, la mayoría de las personas que he entrevistado son miembros de familias con estatus mixtos; algunos son ciudadanos, algunos son indocumentados. Este problema del miedo a la deportación no surgió como tema, no hablaban de esto. ¿Fue falta de confianza? No lo sé. Yo creo que habla de dos cosas. Una, es que incluso en momentos de deportación y detención hay muchas personas que siguen viviendo sus vidas y trabajando en sus proyectos de construir hogar (home-making projects). Una hipótesis – sin fundamento, pero que hemos especulado – es que quizás en áreas de la ciudad que son identificadas como negras, la vigilancia policial más dura es sobre los hombres negros. Los hombres afroamericanos son los más propensos a ser cuestionados y detenidos en la calle por la policía. No el paletero o el hombre mayor yendo a su jardín o jugando basquetbol, creo.
Otro factor al que no me he referido en relación con Los Ángeles – tú me preguntaste antes – ¿hemos visto manifestaciones antiinmigrantes en California? No que yo sepa. Los Ángeles y lugares como San Francisco tienes treinta años de cimentación de fuertes coaliciones por los derechos de los inmigrantes. Tienes sindicatos de servicios, como el de los conserjes, que tuvo intensas movilizaciones en los 1990s. Ya hace 20 años teníamos un alcalde republicano quien decía, “si, los conserjes inmigrantes indocumentados debieran tener el derecho a un salario digno (living wage)”. Las viejas narrativas que Trump está reviviendo con mucho éxito – “los inmigrantes están robando nuestros trabajos” – realmente no juegan un rol en Los Ángeles, una ciudad que claramente no puede funcionar sin los inmigrantes del sector servicios, trabajadores de la construcción, emprendedores, y similares. Entonces pienso que en general – y espero no estar engañándome – las personas están aún trabajando muy duro contra ICE (Inmigration and Custom Enforcemente) y las detenciones, pero hay un apoyo social público más amplio a la integración de inmigrantes. Eso es algo por lo cual se luchó. Creo que eso podría explicar también por qué nos encontramos con prácticas de hacer hogar de largo plazo – los dreamers, por ejemplo, el movimiento social que luchó por el derecho de ir a la universidad y de obtener permisos de trabajo para estudiantes inmigrantes indocumentados. Estos son derechos incrementales y parciales; la acumulación de éstos altera el contexto de recepción y crea apertura para la construcción de hogar y de futuro de los inmigrantes.
CS: Desde tu punto de vista, ¿qué debiera implicar un “enfoque crítico desde la etnografía”, particularmente en estudios de étnicos y migratorios?
PHS: Creo que implica acercarnos lo más posible a los sujetos para comprender sus subjetividades, puntos de vista, visiones del mundo, e implica también estudiar lo que otras personas no están estudiando. Creo que eso es algo importante. Y en términos de hacer una carrera, esto genera una tensión, ya que, por un lado, si tomas el riesgo (de investigar algo distinto) no tendrás un lugar en el panel de una conferencia o en un volumen editado. Pero creo que vale la pena salirse del camino ya trillado. Y hablando desde mi experiencia particular, por primera vez, después de todos estos años, estoy trabajando con un equipo de métodos mixtos. Este proyecto de Latinos en el sur de Los Ángeles (LiSLA) ha sido dirigido por mí haciendo la parte cualitativa con un pequeño equipo, y cuenta con la colaboración de mi colega Manuel Pastor, quien ha sido formado como economista. Y no sé si sucede en Chile, pero en los Estados Unidos la gente siempre dice: “oh, métodos mixtos, métodos mixtos, debieras hacer tu tesis con métodos mixtos» porque eso supone ser lo mejor, y es un reto en realidad. Es maravilloso poder conectar la investigación cualitativa y cuantitativa, pero también es difícil, en parte porque la investigación cualitativa toma mucho más tiempo. Para el estudio principal de LiSLA se decidió usar Dedoose como software de análisis cualitativo. En general he hecho mi codificación a la antigua, pero teníamos un centenar de entrevistas, lo cual es difícil de manejar, así que nos sentamos en una mesa redonda y hablamos sobre qué es lo más crítico, cuáles debieran ser los códigos y colectivamente los definimos. El proceso laborioso de la codificación digital electrónica no fue realizado por mí, fue hecho por Christie Valdez y Walter Thompson-Hernández ... ¡Gracias a ellos! Pero cuando llegó el momento de escribir, realmente no hacía sentido. Los códigos me habían distanciado de la investigación. Entonces, para regresar a mi primer punto acerca de estar lo más cerca posible de los sujetos de investigación, sentí que Dedoose me había alejado y que tenía que volver y leer las transcripciones; leer las notas de campo que hicimos y las entrevistas para sentir que entendía las historias de manera holística. Por lo tanto, una etnografía crítica debe tratar de mantenerse lo más cerca posible de esas visiones subjetivas del mundo y tener en cuenta la discusión teórica más amplia. Algo así como la metodología del caso extendido (extended case method) de Michael Burawoy (2009). Hay que tratar de mantenerse cerca de ambos niveles. ¡Es difícil, lo sé!
CS: Y luego tenemos interdisciplinariedad…
PSH: Bueno, supongo que añadiré eso. Estoy impresionada por su red aquí, es firmemente sociológica pero realmente informada por las preocupaciones espaciales de la geografía y los estudios urbanos, y siento que mi trabajo en este punto también ha sido moldeado por eso. Siempre he pensado que la sociología, para mantenerse viva, tiene que estar abierta a estas otras conversaciones disciplinarias, y en este momento son esas conversaciones las que más me interesan para este proyecto.
CS: ¿Qué tipo de valor potencial ves en comparar las experiencias de migración y políticas del norte y del sur global, o específicamente en tu caso, entre lo que está pasando en los Estados Unidos y en América del Sur, por ejemplo?
PSH: Sabes que esto es algo interesante. Chile no es históricamente un país de inmigración ¿cierto? Entonces, uno supondría que Chile aprenderá del ejemplo de Estados Unidos, pero Estados Unidos no ha sido históricamente un país de fascismo o autoritarismo. Sería una exageración decir tenemos un dictador fascista, pero tenemos un líder autoritario que está intensificando las llamas del nacionalismo xenófobo, y eso muestra que estamos en un momento histórico particular. Mientras Estados Unidos avanza en esa dirección, me pregunto qué podemos aprender de Chile. Y luego, en tanto Chile se ha convertido en este milagro neoliberal, me interesa ver cómo las nociones chilenas de identidad nacional y racial podrían cambiar en este momento histórico particular. Creo que raza y trabajo son grandes temas, así como también las nuevas normas de pertenencia social y nuevos mecanismos de exclusión social... Sería interesante observar los cambios que acontecen en ambos contextos.
CR: Muchas gracias por esta conversación.
Referencias
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Burawoy, M. (2009). The extended case method: four countries, four decades, four great transformations, and one theoretical tradition. Berkeley: University of California Press.
Hondagneu-Sotelo, P. (1994). Gendered transitions: Mexican experiences of immigration. Berkeley, Calif: University of California Press.
Hondagneu-Sotelo, P. (2008). God’s heart has no borders: how religious activists are working for immigrant rights. Berkeley: University of California Press.
Hondagneu-Sotelo, P. (2010). Cultivating Questions for a Sociology of Gardens. Journal of Contemporary Ethnography, 39(5), 498-516. https://doi.org/10.1177/0891241610376069
Hondagneu-Sotelo, P. (2014). Paradise transplanted: migration and the making of California gardens. Berkeley: University of California Press.
Hondagneu-Sotelo, P. (2017a). At home in inner-city immigrant community gardens. Journal of Housing and the Built Environment, 32(1), 13-28. https://doi.org/10.1007/s10901-015-9491-0
Hondagneu-Sotelo, P. (2017b). Place, nature and masculinity in immigrant integration: Latino immigrant men in inner-city parks and community gardens. NORMA, 12(2), 112-126. https://doi.org/10.1080/18902138.2017.1341450
Mills, C. W. (2003). La imaginación sociológica. México: Fondo de Cultura Económica.
Ramirez, H., & Hondagneu-Sotelo, P. (2009). Mexican Immigrant Gardeners: Entrepreneurs or Exploited Workers? Social Problems, 56(1), 70-88. https://doi.org/10.1525/sp.2009.56.1.70
Ramírez, C., & Chan, C. (2018). Making community under shared conditions of insecurity: the negotiation of ethnic borders in a multicultural commercial neighbourhood in Santiago, Chile. Journal of Ethnic and Migration Studies, 1-18. https://doi.org/10.1080/1369183X.2018.1497953
Wise, A., & Velayutham, S. (2014). Conviviality in everyday multiculturalism: Some brief comparisons between Singapore and Sydney. European Journal of Cultural Studies, 17(4), 406-430.