Lo gaucho como identidad y representación en la Provincia de Salta. Un análisis a partir de la Fiesta Patronal de la Virgen de la Candelaria en la localidad de Las Juntas

The gaucho as identity and representation in the Province of Salta. An analysis from the Patronal Feast of the Candelaria’s Virgin in Las Juntas´ village

 

Fecha recepción: septiembre 2018 / fecha aceptación: diciembre 2018

 

Lisandro Verneri1 y Clara Rocío Ramos2

La virgen me está esperando

allá voy para rezar

entre oraciones y ruegos

arrodillarme frente a su altar

Wali Flores

(presidente del fortín de gauchos de Las Juntas)

 

Resumen

El siguiente trabajo, tiene como objetivo analizar la dinámica identitaria en el interior salteño, abordando el caso particular del paraje rural Las Juntas -departamento de Gauchipas- a partir de la etnografía realizada durante la Fiesta Patronal de dicha localidad, en honor a la Virgen de la Candelaria. El modelo de análisis propuesto plantea que durante la fiesta se actualizan vínculos sociales y se construye una noción de la salteñidad fuertemente anclada en la figura de lo gaucho.

 

Palabras claves: Gaucho, fiesta patronal, Virgen de la Candelaria, Identidad, Representación.

 

Abstract

The following work has a target to analyze the dynamic of identity in the inland of Salta, particularly in the place of Las Juntas, department of Guachipas, since the ethnographic field work during the Patronal feast of that village, in honor to the Candelaria’s Virgin. The proposed analysis’s model sets out that during the festival day it updates social relationships and builds a notion of the “Salteñidad”, strongly clinging to the figure of the Gaucho.

 

Keywords: Gaucho, Patronal feast, Candelaria’s Virgin, Identity, Representation.

 

Presentación

Como disparador de este trabajo nos planteamos el siguiente interrogante: ¿Qué significa ser salteño? Por lo general se habla de una cultura y/o identidad salteña, de esta manera se conoce a la provincia como “Salta, La Linda”, asimismo posee distintos referentes que permiten identificarla. Por ejemplo, podemos mencionar como símbolos emblemáticos el poncho y la bandera salteña, estos son de color rojo sangre y negro luto3 por la muerte de su héroe, Güemes, figura que está siempre acompañada por otros gauchos. La manifestación religiosa de mayor envergadura corresponde a las Fiestas Patronales del Señor y la Virgen del Milagro4; su referente natural es el cerro San Bernardo; su comida típica las empanadas salteñas; y su estilo de música particular y por la cual es reconocida en todo el país, es la zamba, en su tradicional ritmo del folklore.

Pero más allá de estas imágenes que se publicitan desde las políticas públicas y que están orientadas principalmente a promover el turismo, esta provincia se caracteriza por la riqueza de sus eco-sistemas y por su enorme diversidad lingüística y cultural. La primera abarca distintos pisos ecológicos que van desde yungas, planicies y quebradas, a las tierras altas de la puna. En el aspecto cultural, lingüístico y étnico-identitario, resulta ser la provincia de mayor diversidad de la república, contando con la presencia de 14 naciones indígenas: Atacama, Ava-guaraní, Calchaquí, Chulupí, Chorote, Chane, Diaguita, Lule, Qom, Qolla, Tastil, Tapiete, Iogys y Wichí (de las cuales sólo 9 son reconocidas en el territorio provincial) que sumado a la presencia de inmigrantes de distintos orígenes: españoles, italianos y sirio-libaneses, más los procesos migratorios más recientes que involucran a las comunidades de los países limítrofes (Bolivia, Perú, Paraguay, etc.) hacen de esta provincia una amalgama de diversidad (Verneri, 2016).

Sin duda y a pesar de toda esta diversidad, la identidad salteña se encuentra estereotipada, reconocida y publicitada en torno a la imagen del gaucho, representación que se muestra y publicita al exterior de la provincia, fomentando que su único sentido de pertenencia corresponde a esta identidad, entendida en términos esencialistas como invariable, inmutable y genérica, a pesar que en los últimos años, y principalmente a raíz de la reforma constitucional del año 1994, donde se reconoce la preexistencia de los pueblos originarios en el territorio argentino5, y que conjuntamente con la serie de procesos de etnogénesis, auto-reconocimiento y de demarcación de identidades sociales y culturales que se producen en toda la provincia, marcan el resurgir de muchas identidades (Gordillo y Hirsch, 2010, p.29).

En este trabajo entonces, abordamos de manera general los procesos de identificación que involucran a los pobladores del departamento de Guachipas, quienes se auto-adscriben bajo la identidad del gaucho6, analizando de forma particular la Fiesta Patronal del paraje rural de Las Juntas. Para ello, utilizamos el concepto de identidad desde una perspectiva relacional, entendida como producto de un proceso histórico de reelaboración permanente de la autoadscripción a grupos étnicos e identitarios, y lejos de una mirada esencialista, sostenemos que las identidades no son fijas sino que son reelaboradas y re-significadas continuamente por los actores sociales a partir de la apropiación de las tradiciones heredadas y de la incorporación de nuevos elementos.

 

Breve caracterización del lugar

El paraje rural Las Juntas se encuentra ubicado al sur del Valle de Lerma de la Provincia de Salta y pertenece al Departamento de Guachipas7. La región se caracteriza por un clima subtropical serrano, donde suelen imperar condiciones de frío-tempano y aridez durante el otoño e invierno y humedad y temperaturas cálidas durante la primavera y el verano. Para acceder al mismo hay que dirigirse hacia el sur de la provincia por la RN 68 desde la ciudad de Salta Capital hasta La Viña, realizando un recorrido de aproximadamente 90 kms, desde allí se debe continuar por la RP 6 recorriendo 13 kms. más hasta llegar a la localidad de Guachipas, para luego abordar un camino de ripio durante los siguientes 40 kms. Esta ruta provincial atraviesa la Cuesta del Cebilar y la Cuesta del Lajar, caminos de difícil acceso que corresponden a los circuitos toponómicos que caracterizan esta región. Allí se pueden apreciar algunos de los sitios de arte rupestre más importantes de la Argentina, de los cuales se destaca principalmente el Cerro Cuevas Pintadas, o Pirguas del Sol, que cuenta con alrededor de 40 aleros y abrigos rocosos con pinturas rupestres8 (Falchi y Podestá, 2014).

 

 

Figura 1. Mapa del departamento de Guachipas, provincia de Salta

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Fuente: - Google.

Con respecto al pasado de la región, los pobladores locales de Las Juntas, tanto como los de parajes aledaños: Los Sauces, Pampa Grande y El Jardín, suelen hacer referencia al pasado indígena, propio de un zona que corresponde geográficamente a lo que hoy se conoce como el territorio de la Nación Diaguita-Calchaquí y arqueológicamente como la cultura Santamariana9. Los pueblos genéricamente denominados como diaguitas durante la conquista española habitaban la región del sur de Salta, Catamarca y Tucumán, incluyendo distintas parcialidades como Pulares, Quilmes, Cafayates, Yocaviles, Capayanes, Guachipas, Andalgalaes, entre otros.

El pasado indígena se encuentra muy presente en relación con los sitios arqueológicos, tanto por la presencia de pinturas rupestres como de piezas recuperadas de “los antiguos”, así denominadas por los lugareños y ante las cuales muestran una actitud ambivalente que oscila entre el respeto y el temor. Durante la realización de una de nuestras campañas de trabajo etnográfico un lugareño nos relató el hallazgo de dos grandes vasijas con restos humanos cuando removió la tierra para el sembrado de maíz, que por las características mencionadas corresponderían a urnas funerarias, al respecto mencionó que, por respeto a los antiguos las volvió a enterrar en un lugar un poco más alejado. Otros pobladores, más jóvenes, nos contaron que de niños encontraron restos de urnas removidas por la lluvia a un costado del arroyo cerca de sus casas, y al contarles a sus abuelos les prohibieron jugar con ellas, prohibición que obedecieron.

En toda esta región las piezas arqueológicas son develadas tras las lluvias de verano, asimismo, los sitios con arcilla de origen arqueológico son conocidos por los lugareños. En este sentido, podemos afirmar que el Paraje de Las Juntas es el más favorecido, estando arqueológicamente asociado a los sitios con pinturas rupestres muy presentes en la zona. La mayor parte de esta iconografía se encuentra en lo que se conoce como Las Cuevas Pintadas, donde las figuras de los hombres-escudos, el zuri y las llamas son fácilmente reconocidas. Por su parte, hacia el sur se encuentra el paraje de Pampa Grande, donde se destacan las piezas de bronce que dan cuenta del desarrollo de avanzadas técnicas de metalurgia antes de la Conquista.

Figura 2 Fotografía de un hombre escudo en el alero norte de las Cuevas Pintadas de Guachipas.

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Lo colonial, lo indígena, lo gaucho y lo coya

La referencia al pasado colonial suele ser un tópico común durante la vida cotidiana de los pobladores locales, se encuentra presente en la memoria local y es reactualizado en términos de los registros que ubican a Guachipas como una región históricamente productora de hacienda ganadera para el abastecimiento de Potosí, primero, y de la costa del Pacífico en Chile posteriormente. La finca de Pampa Grande, también ubicada dentro del departamento de Guachipas y a pocos kilómetros de Las Juntas, perteneció en principio a Hernando de Lerma10 y posteriormente a grandes personajes de la independencia y de la aristocracia salteña.

Siguiendo la perspectiva de análisis de la antropóloga Andrea Villagrán en “Como una cadena nunca se corta” (Villagrán, 2011), donde desarrolla el “ser gaucho” diferenciando dos tipos: por un lodo el gaucho hegemónico11, y otro al que denomina como subalterno. El primero se visibiliza en los actos públicos y/o de carácter oficial a partir de los desfiles a caballo con indumentaria típica, y bajo la figura de Güemes como gaucho-héroe reapropiado por la élites locales. Los otros, los subalternos, son aquellos gauchos del interior, los que viven del arriendo, que ya no poseen tierras y se desempeñan como trabajadores asalariados complementando sus tareas con la agricultura u otra actividad, como los denomina la autora:

“gaucho pobre”, “gauchos sin tierra” […], accediendo a la tierra mediante acuerdos y arreglos, generalmente informales y de palabra, a través de figuras como el “arriendo”, “mediería”, o “pastaje”, entre otras. En cambio, están los que en el pasado se vincularon a esas actividades y hoy consiguen el sustento como trabajadores asalariados, o por cuenta propia, en rubros tales como la construcción o el comercio informal. Pese que en muchos casos migraron hacía las ciudades, aún mantienen un contacto directo y vínculo afectivo con el mundo rural, que obra no sólo como una referencia de importancia en la elaboración y reconstrucción de sus historias familiares y/o personales, sino también como un marcador de identidad y adscripción gaucha (Villagrán, 2011, p.4-5).

Entonces, la imagen del gaucho es apropiada por actores sociales con posicionamientos identitarios ambiguos e incluso contradictorios, donde las figuras del patrón y del peón se funden en un mismo imaginario que oculta la desigualdad social. La figura del gaucho, anclada en el pasado, adquiere múltiples significados que incluyen concepciones sobre el ser, el parecer y el deber ser, que establece las directrices de una “moralidad gaucha” en términos de autenticidad: los principios y valores que rigen la conducta del gaucho resultan incuestionables: la autenticidad, la solidaridad y el estoicismo, entre otros. El gaucho se representa a sí mismo como un ser noble que se conduce en forma desinteresada en su entorno social, vinculado a su vez con los valores de la tradición católica y a las pautas de reciprocidad de los sectores rurales, tal cual establece Villagrán.

Nuestra hipótesis principal es, que si bien la salteñidad se construye desde bases hegemónicas en torno a la imagen del gaucho como representación, en ámbitos locales, como el que trabajamos acá, las personas se auto-adscriben a la “identidad gaucha”, apropiándose de esta figura como un símbolo de autonomía, y constituyendo así una identidad que se mantiene a la vez que se actualiza en una tensión entre lo particular y lo general, lo tradicional y lo moderno. Tal vez, esa figura del gaucho subalterno se corresponde a la que desarrollaremos a continuación como identidad gaucha, por cuanto veremos las particularidades de la figura del gaucho subalterno en relación a aquellas personas que participan en la Fiesta Patronal de las Juntas, con el fin de analizar el rol de la figura del gaucho en los procesos identitarios del interior salteño.

Sin embargo, esta auto-adscripción no se realiza en oposición a lo indígena, como ocurre en otros departamentos de la provincia como Orán, Tartagal o Rivadavia, donde la presencia de las comunidades indígenas bajo su propia forma de organización está presente. En estas localidades la otredad se presenta con un fuerte anclaje en las características físicas y se refuerza no solo en una oposición con respecto al otro, sino en una supuesta superioridad y notoria discriminación. En contraste con ello, en Guachipas, se aprecian continuidades que podemos denominar como de autodenominación bajo el término de coya. Pues, si bien los pobladores de estos parajes son conocidos y se autodenominan como “junteños”, “sauceños”, “pampeños”, es decir, refiriendo al lugar donde viven y/o nacieron, también se autodenominan como coyas. Al preguntarles al respecto, sostienen que sus ancestros -los antiguos- eran pueblos indígenas. Tal cual establece el sociólogo Javier Yudi, el etnónimo coya es una invención, por cuanto:

El término clasifica a grosso modo, no es riguroso ni exhaustivo. Asocia rasgos fisonómicos con elementos clasistas, espaciales, conductuales, culturales, lingüísticos, morales, etc. De manera que adjudicar esa nominación a una persona o a una población en Salta, no supone clasificatorio dentro de un grupo específico. Porque las poblaciones andinas precolombinas de la región permanecieron a diferentes etnias y grupos lingüísticos (Chicas, Atacamas, Diaguitas, Omaguacas, Ocloyas etc.). Significa antes que nada, indicar un origen o un comportamiento plebeyo, unos rasgos autóctonos o una posición social desventajosa (Yudi, 2015, p. 98).

En este sentido, este término debe ser entendido como una macro-categoría étnica homogeneizante (Verneri, 2016) que no hace referencia a identidades particulares en el departamento de Guachipas. Los términos gaucho y coya conviven como representación del sí mismo para los pobladores rurales del departamento, sin que esto implique algún tipo de conflicto o contradicción. Escuchamos una y otra vez hablar del gaucho guachipeño, que justamente guarda este sincretismo entre lo criollo e indígena, para comprender su figura debemos adentrarnos al pasado colonial que le dio forma.

Una de nuestras informantes, Rita12 de 25 años de edad, nos comenta durante la realización de la fiesta de Las Juntas en su edición 2018, que para ser una verdadera gaucha es necesario haber vivido en el campo, específicamente saber hacer las cosas de campo, considera una impostura la participación de aquellas personas que viven en la ciudad capital y solo utilizan la vestimenta tradicional del gaucho para lucirla en la Fiesta Patronal o actos similares.

 

La Fiesta Patronal en honor a la Virgen de la Candelaria

Las conceptualizaciones de la antropología estructural y simbólica han entendido a la ritualidad como un comportamiento público complejo de prácticas sociales que articulan ambas dimensiones, simbólica y material, relacionadas en función de la experiencia individual y la socialización (Ceriani Cernadas, 2002; Citro, 1997; Wright, 1988). Esto significa que el ritual no es simplemente una reducción de algún aspecto de la realidad exterior, una repetición mecánica de prácticas elaboradas previamente ni un reflejo simbólico o material de la sociedad. Es representación y vivencia al mismo tiempo, una recreación de la forma colectiva que se experimenta. En este sentido, palabras y acción en el contexto ritual, en sucesión o en simultaneidad, producen efectos prácticos y eficaces. El carácter performativo del acto ritual se revela en el instante en que las acciones que sugieren están siendo ejecutadas (Talellis, 2009, p.22). Siguiendo al sociólogo Emile Durkheim, entendemos la Fiesta Patronal de las Juntas cómo un ritual que contiene aspectos sagrados y profanos, a través de la misa y la comunión la comunidad entra en contacto con algo sagrado.

La división del mundo en dos dominios, uno que comprende todo lo que es sagrado y otro todo lo que es profano, es el rasgo distintivo del pensamiento religioso; las creencias, los mitos, los dogmas o las leyendas son representaciones o sistemas de representaciones, que expresan la naturaleza de las cosas sagradas, las virtudes y poderes que se les atribuyen, su historia y sus relaciones entre sí y con las cosas profanas” (Durkheim, [1912] 1993, p. 82).

En este sentido la misa se distingue, en tanto elemento fundamental del aspecto religioso, por su asociación con lo sagrado, mientras las destrezas gauchas representan el aspecto profano. Siguiendo la propuesta de Durkheim, sostenemos que esta dicotomía se encuentra inmersa dentro de un dominio sagrado aún más abarcativo, que es La Fiesta Patronal como un todo. Dentro de ella se encuentran tanto los aspectos sagrados como profanos, los primeros están relacionados con la liturgia católica, como lo es la procesión, la misa y los bautismos, en sincretismo con aspectos profanos que se condicen con la identidad gaucha como la vestimenta, el desfile, las destrezas, y finalmente el baile. Por ejemplo, el uso y la significación que los pobladores de estos parajes otorgan a sus vestimentas gauchas, transforman estos atuendos profanos en sagrados, representan un verdadero símbolo religioso al ser utilizados únicamente el día de la Fiesta Patronal, siendo celosamente guardados tras la celebración para la próxima ocasión.

Entendiendo que los símbolos religiosos orientan a las personas dentro de su mundo social, y de esta manera modelan la sociedad y las relaciones que la componen, exceden, a su vez, el ámbito religioso (Talellis, 2009) o como desarrollamos aquí, dentro de rituales religiosos se encuentran lo profano y lo religioso. Los actores no reproducen en forma mecánica las prácticas heredadas por la tradición, sino que las reactualizan en forma de recreación colectiva, a través de la performance que surge cuando las acciones están siendo ejecutadas. Como propone el antropólogo Clifford Geertz, entendemos que la relevancia de un ritual en el marco de un sistema religioso resulta de eficacia para crear y recrear el sentimiento de fe y el estado anímico que hace que una comunidad sea creyente de un determinado orden de cosas. Según este autor la religión es pensada como un sistema cultural que se encuentra inserto en una comunidad, dentro de este sistema los símbolos religiosos logran sintetizar la cosmovisión, el orden social y el estilo de vida de un pueblo (Geertz, 1987).

Partimos de la base de que toda fiesta, religiosa o sacra, debe ser entendida como un fenómeno social, y que en este caso en particular, se inscribe dentro del universo mítico-ritual del catolicismo salteño, y junto a ello convergen elementos de la cultura popular y folklórica que pueden ser claramente diferenciados de los aspectos propiamente religiosos. En este sentido, entendemos que toda sociedad presenta componentes que pueden ser considerados de carácter religioso, componentes que son creados a partir de la acción ritual, como lo establece el autor Roy Rapapport, quien define al ritual como “la ejecución de secuencias más o menos invariables de actos formales y de expresiones no completamente codificados por quienes los ejecutan” (Rappaport, 2001, p.46).

La Fiesta Patronal de las Juntas conjuga los elementos tradicionales de la identidad salteña, principalmente la figura del gaucho, con los símbolos de la religión cristiana. Se trata de un evento religioso que se realiza todos los años en el mes de febrero, y cuya figura principal es la de la Virgen de la Candelaria13. En este trabajo analizamos este personaje como un “héroe cultural” que se proyecta a una comunidad imaginada14 a través de tres aspectos que se complementan, la identificación con el catolicismo, con lo gaucho y con la salteñidad. Al referirnos a la figura de la virgen como “héroe cultural”, entendemos que condensa muchos de los valores y sentidos asociados a aquello que podemos definir como la “identidad junteña”.

En este sentido, la realización de la misa resulta el ritual más representativo del cristianismo que se expresa en la presencia de hombres, mujeres y niños que acompañan al sacerdote durante varias horas mientras dura la celebración vistiendo las ropas típicas y resguardando la figura de la Virgen. Es necesario aclarar que en estos lugares tan inhóspitos, los eclesiásticos no viven allí. La Capilla de La Juntas, así como la de los parajes aledaños, cobra vida sacramental solo en las fiestas dedicadas a sus santos patrones. Por lo tanto la fiesta guarda toda una significación en cuanto solo ocurre una vez al año, por ejemplo siendo exclusivamente en esta fecha en donde se realizan los bautismos de los niños, evidenciando un conglomerado de sentidos que se condensan en este espacio temporal, parte de los cuales se manifiestan en la materialidad de la fiesta. Entre ellos, las plegarias dirigidas a la virgen durante la ceremonia toman distintos matices que involucran tanto, expresiones de deseo, gratitud y adoración en un ambiente que congrega a parientes, vecinos, peregrinos e invitados, marcado por la presencia simbólica y material de la figura de las imágenes sacras.

La Virgen de la Candelaria es la figura principal de esta fiesta, está acompañada por los gauchos de su fortín y es trasladada sobre un caballo durante la procesión luego del desfile de los gauchos a caballo que se realiza después de la misa y en su honor. Las autoridades eclesiásticas cumplen un rol preponderante durante toda la ceremonia, así como los distintos representantes de las instituciones municipales y provinciales, que se encuentran en espacios privilegiados durante la ceremonia.

Desde la perspectiva de la antropología simbólica, usando los conceptos de “performance”, “ritual”, “tradición”, y asimismo incorporando las interpretaciones construidas por los propios actores en torno a una identidad anclada en lo gaucho, elaboraremos un modelo de análisis sobre los sentidos y representaciones que se ponen en juego durante la realización de la fiesta. En este sentido, el análisis de la Fiesta Patronal de Las Juntas implica interpretarlas como un ritual que involucra tanto dimensiones materiales como simbólicas. En el plano material podemos mencionar desde la elaboración de grandes cantidades de comida, preparadas para agasajar a peregrinos e invitados, hasta las prendas “gauchas”, que incluyen la indumentaria tanto del jinete como la de su caballo, exhibidas única y exclusivamente en el contexto ritual de la procesión. Desde ya que todo este despliegue de la cultura material se encuentra imbuido de un aspecto simbólico que realza el vínculo con las tradiciones heredadas, ya sea desde lo “gaucho genérico”, desde la identidad salteña (aquí identificado específicamente como guachipeño), o desde la liturgia católica.

Todos estos elementos conforman un marco cultural que permite interpretar aquellos acontecimientos que suceden durante este acto ritual, ya sea en su aspecto religioso (misa, procesión, etc.) o en su aspecto secular (baile, comidas típicas, destrezas gauchas), y que desde una perspectiva holística abarcan el todo. Estos aspectos se funden y se separan dependiendo de su finalidad: reactualizar vínculos políticos, como conseguir fondos para las labores colectivas, o simplemente realizar actos para agasajar a peregrinos e invitados. Determinados actores, más asociados con un aspecto u otro de las fiestas, deciden abstenerse de participar en determinados momentos de la fiesta, los representantes del culto católico por ejemplo, raramente se quedan en horas de la noche cuando se realiza el baile popular. Los jóvenes y los adolescentes asisten con desinterés a la misa y a procesión, muchas veces obligados por sus parientes mayores, mientras esperan y hacen los preparativos para el baile. Otros, en cambio llegan solo para este evento, mientras otras personas se retiran apenas finaliza el acto religioso.

En este sentido nos preguntamos: ¿Qué importancia tiene la virgen? ¿Qué se le pide? ¿Cómo se vive la fiesta? ¿Cuáles son sus preparativos? ¿Cómo se constituye el espacio religioso? ¿Por qué motivos los pobladores y peregrinos asisten a este evento? Esta serie de interrogantes no pueden entenderse por la fiesta misma, sino por tratarse de una puesta en escena de aquellos elementos que permiten actualizar las tradiciones heredadas y sobre las cuales se permea la “identidad Junteña”, en relación y en contraste con las identidades de los parajes cercanos, que conforman un continuum donde se conforman sus identidades en tensión entre lo local y lo general, fuertemente ancladas en lo “gaucho”.

Con respecto al primer interrogante, una de las participantes de la fiesta, Marisa, nos comenta que sus abuelos eran devotos de la Virgen, por lo tanto ella considera que allí se encuentran “las raíces”, el origen de su devoción. En el año 2018 ella se colocó al frente de la procesión, ya que a principios de año su padre había caído muy enfermo y, tras ser internado en el hospital durante varios días, logró recuperarse, hecho que fue interpretado por ella como un milagro de la Virgen, y por lo cual le brindaba su agradecimiento durante la ceremonia. En general, la devoción por la Virgen tiene como objeto la obtención de protección para la comunidad: promesantes, peregrinos y pobladores suelen realizarle pedidos y, a su vez, ofrecerle el agradecimiento por las promesas cuya petición hayan sido satisfechas. Otros pobladores, en cambio, no se acercan para pedir y agradecer por algún hecho en particular, sino simplemente por la fortuna recibida a lo largo del año, o para evitar la desgracia en el año siguiente: una petición muy frecuente es que haya abundancia de lluvias, ello es de beneficioso para todos, pues esta proveerá la abundancia de pastos para los cultivos y para el ganado, fuente de las economías familiares.

 

Los sentidos de la Fiesta

La fiesta se encuentra ligada a dos aspectos complementarios: por un lado, el principal se corresponde con el aspecto religioso, vinculado a lo trascendente, lo reglado, ceremonial y obligatorio, que hace su presencia durante la misa y la procesión, y por el otro el aspecto secular, que se encuentra vinculado a la diversión y a la informalidad, y que toma lugar principalmente durante el baile popular, llamado carpa, este se realiza durante la noche. Entre estos eventos la caja coplera aglomera picarescos dichos de los copleros y copleras que en ocasiones se disputan sus contrapuntos para reírse unos de otros, los músicos unen sus instrumentos al ritmo del folklore, mientras los bailares aprovechan cada uno de estos ritmos. Durante la tarde, además, suelen hacer su aparición los gauchos, como grupo social hegemónico que representa la argentinidad/salteñidad de sus participantes. En este sentido, las festividades marcan el pulso de la vida social del paraje, con sus momentos culminantes y las alteraciones del ritmo y de la intensidad de la vida cotidiana y colectiva de esta localidad.

Los preparativos para la fiesta comienzan varios días antes, cuando peregrinos, pobladores, promesantes y visitantes se acercan al “altillo”, una vivienda que se ubica a metros de la Iglesia del poblado, donde se reúnen para limpiar el lugar (durante el resto del año no se encuentra habitado, sino que se reserva exclusivamente para esta ocasión), adornar la iglesia para la festividad con pancartas, telas, globos, entre otros, y elaborar grandes cantidades de alimento para agasajar a los invitados. Por ejemplo, en la edición del año 2018 fueron carneados cuatro animales vacunos, con los cuales se produjeron alrededor de 5 mil empanadas y 4 hornos repletos de guatia15,

Fogura 3 Fotografía del “altillo” adornado para la fiesta.

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La veneración a la Virgen tiene objetivos prácticos -desde la perspectiva de sus participantes-, fundamentalmente relacionados con que cumpla con los pedidos que le solicitan todos los que acuden a esta fiesta: en términos generales se pide protección para sus comunidades, a la vez que se agradece por las promesas cuyas peticiones fueron satisfechas. Cada año los junteños esperan a los promesantes, a los vecinos de parajes aledaños y a visitantes esporádicos que se acercan a este lejano paraje para honrar a la Virgen de la Candelaria. Sin embargo, esta no es la única finalidad, también se da una exposición de cuerpos y ropajes gauchos, de caballos con sus monturas, y de sus destrezas. Para realizar este análisis debemos diferenciar, en términos metodológicos, el acto religioso del pagano, comenzaremos por desarrollar el primero.

En el paraje de Las Juntas, todos los 2 de Febrero se festeja esta advocación de la Virgen María, que adquiere significación para el creyente irrumpiendo el orden de la vida cotidiana a partir de la creación y recreación del sentimiento de fe inspirado por el ritual religioso que no puede disociarse del pagano que lo acompaña. En este contexto, la Virgen constituye el eje que transversaliza los distintos actos que se dan en este espacio, tornándose la figura de principal relevancia. En unas ocasiones la misa se realiza dentro de la Capilla que lleva su nombre, la Virgen es colocada del lado derecho del altar mayor y adornada con flores a los costados de la imagen, el sacerdote realiza la ceremonia a la vista de los visitantes y feligreses. En otras ocasiones, pero siguiendo la misma estructura, esta actividad se realiza fuera de la capilla, esto es así por la cantidad de adeptos. Sea una u otra la manera de celebrar este acto, todo comienza a horas de la mañana con la entronización religiosa.

Sobre este aspecto religioso, y a diferencia de los contexto urbanos donde las misas se realizan todos los días domingos, en Las Juntas como en los parajes aledaños (La Pampa, Los Sauces, Las Animas, Coropampa) es solo en la fecha de sus patrones donde tiene lugar el acto religioso con presencia eclesiástica, y son pocas las ocasiones en que los sacerdotes acompañan las procesiones que se realizan en los parajes, debido a las grandes distancias que deben atravesar para acceder a estos lugares.

 

Descripción de la Misa

La misa no se lleva a cabo en forma escindida del contexto general de La Fiesta Patronal, sino que se encuentra articulada con el resto de las actividades, siendo un punto crucial para su desarrollo, por ello la entendemos como un espacio de sociabilidad que representa un quiebre en el tiempo ordinario para dar paso a un momento “sagrado” en cuanto demanda una actitud solemne por parte de los participantes, esta actitud contrasta fuertemente con la que toman durante las destrezas gauchas y el baile popular como veremos más adelante.

 

Figura 4. Participantes de la misa durante la Fiesta Patronal
en su edición de
2018.

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En su edición del año 2018, la ceremonia comenzó a las 11.00 hrs., luego de las confesiones y cuando el predio del altillo se encontraba colmado de gente, tanto dentro como fuera de la Iglesia. El predio se encontraba decorado para recibir a los peregrinos con flores y telas de colores en alusión a la bandera del Vaticano. Y como todos los años, la celebración inició con una procesión de entrada: los promesantes y peregrinos ingresan al predio de la iglesia junto a la Virgen, la cual es trasladada sobre el lomo de un caballo y acompañada por los gauchos de su fortín.

La misa comienza oficialmente con la lectura de las intenciones de los promesantes y vecinos, las cuales fueron anotadas durante la mañana, pidiendo a la Virgen por la salud o el eterno descanso de sus parientes, vivos y difuntos. El sacerdote ofrece entonces el saludo inicial besando el altar y haciendo el símbolo de la cruz que los fieles repiten, para luego comenzar su discurso solicitando a Dios el perdón por las faltas cometidas durante el año. Según las declaraciones de los participantes, el saludo que ofrece el sacerdote es una manifestación de la presencia de Dios.

La ceremonia continúa con el canto de los salmos y la lectura de algunos pasajes de la Biblia. Luego de realizar las lecturas, el párroco invita a los participantes a comulgar: cada uno de ellos avanzó frente al altar para recibir las hostias consagradas. En el interior de la iglesia el coro de Guachipas ya se encontraba ubicado a un costado del altar, detrás del sacerdote, y desde allí entonaban los cantos. Por fuera de la Iglesia se encontraban los gauchos con sus caballos, listos para iniciar el recorrido de la procesión con sus trajes típicos y organizados en fortines.

 

Figura 5. El presbítero Cesar Alancay ofreciendo la hostia a una devota.

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Luego de la ceremonia, tomó la palabra el relator oficial de esta fiesta, el maestro rural Wali Flores agradeció a las distintas autoridades que participaron del evento, quienes asimismo hicieron lo mismo, entre ellos podemos nombrar al párroco Cesar Alancay, el senador José Ibarra, los concejales Miguel Benavidez, Leonor Cruz y María Silvia López, finalmente hubo un agradecimiento especial al enfermero Victor Colque por sus años de servicio en el paraje Las Juntas, quien aprovechó la ocasión para ofrecer a su vez un discurso de agradecimiento y solicitar a las autoridades municipales la compra de una moto para agilizar su tarea de atención a la salud a los pobladores rurales.

Una vez finalizada la misa, quienes estacionaron sus vehículos cerca de la Capilla los retiraban del predio del altillo para permitir la circulación de la gente, fue entonces que comenzó la procesión encabezada por la Virgen y sus fortines, y quienes no participaron de la procesión, es decir, el resto de los asistentes, permanecieron en sus lugares observando como los devotos recorrían el predio alrededor de la Iglesia, algunos de ellos saludaban a sus parientes y vecinos a la distancia, mientras otros tomaban fotografías del evento.

Una vez que la Virgen regresó hasta el altar de la Iglesia desde donde partió encabezando este evento, los gauchos salieron de sus puestos portando los estandartes de sus respectivos fortines, realizando un desfile que duró más de media hora, y durante el cual cada fortín daba innumerables vueltas alrededor de la Iglesia, portando sus trajes típicos, que como ya mencionamos están guardados durante el resto el año para ser utilizados exclusivamente durante La Fiesta Patronal, incluyendo los ponchos salteños y los guardamontes16 con los que soportaban el intenso calor del sol del mediodía.

La finalización del desfile dio por terminada la ceremonia religiosa y se invitó a los vecinos, peregrinos, promesantes e invitados a compartir el almuerzo popular que se organiza tradicionalmente para este evento. Se ubicaron varias mesas con caballetes dentro de una carpa desplegada junto al altillo, las mismas se dividían entre las mesas generales y aquellas dispuestas exclusivamente para ser utilizadas por los gauchos de los fortines. A todos los participantes se les sirvió una entrada con empanadas de carne, una bandeja de guatia, y postre de uvas y queso con dulce de cayote17. También estas quienes no ocupan estos espacios y se llevan las bandejas para compartir en los espacios verdes debajo de los árboles o a los alrededores de los vehículos.

 

Destrezas gauchas

A partir de este momento los participantes comienzan a alejarse de los aspectos religiosos de la fiesta, tanto en sus connotaciones simbólicas como materiales, ya que el espacio donde se desarrollan las destrezas gauchas se encuentra separado de los lugares donde se realizan el resto de las actividades, como el almuerzo del medio día y el baile que se lleva a cabo por la noche18. En cambio, para observar las destrezas gauchas, la gente debe ir al corral comunal, a este se accede cruzando un río, el río Las Juntas, que justamente le da el nombre a la localidad. Los participantes se dirigen allí caminando, para lo cual deben quitarse los zapatos y arremangarse los pantalones al cruzarlo, o pasar a caballo o en vehículos, como motos, automóviles o camionetas.

Las actividades comienzan en horas de la tarde, cuando el calor del medio día ha cesado. Luego de haber realizado la misa, compartido la guatia y bailado algunas rondas de folklore e intercambiado unas coplas o piezas de guitarra, los organizadores comienzan a invitar a la gente a que se aproximen al corral donde se realizarán el resto de las actividades. Para la ejecución de los juegos y destrezas es seleccionado un animador encargado de relatar los distintos eventos, será el encargado de describir los acontecimientos que se suceden, lo relata en forma picaresca, mofándose y/o haciendo burla de algún error que ponga en evidencia la falta de destreza del gaucho, su caballo, o de todo su grupo de pertenencia. El relato siempre está dirigido al público que se encuentra a los alrededores del corral, quienes se ríen y divierten con lo que ocurre allí adentro, mientras comparten mates, comidas típicas y bebidas alcohólicas. En este sentido, podemos plantear que el corral es un espacio de sociabilidad, donde los sujetos no permanecen estáticos, sino que de forma itinerante deambulan para conversar con unos y otros, actualizando sus vínculos políticos y estableciendo lazos o rivalidades entre los distintos grupos. Los gauchos idóneos de estos juegos algunas veces actúan como espectadores y otras como participantes, apoyando siempre a su grupo de pertenencia y difamando a sus rivales.

Durante la ejecución de las destrezas gauchas resulta harto evidente la docilidad que caracteriza a los caballos para la realización de este tipo de proezas, así como la habilidad de sus jinetes para conducirlos. Cada gaucho participa con un animal propio, por lo tanto conoce perfectamente aquello que denomina como sus mañas, tratándose por lo general de ejemplares que se caracterizan por su gran docilidad, seleccionados especialmente por su mansedumbre para poder encontrarse rodeado de gran cantidad de personas sin mostrar conductas de evasión. A la hora de seleccionar al animal con el cual se va a participar de las destrezas, se valora positivamente que el animal no le tema a los vehículos o a los ruidos fuertes y que tenga la habilidad de quedarse quieto sin estar sujetado por su dueño ni permanecer atado.

Una vez dispuestos los lugares para apreciar el espectáculo, el relator da inicio a esta festividad popular haciendo alusión a la importancia de la tradición, a su transmisión de padres a hijos, a la relación del gaucho con la naturaleza, a la fortaleza de la unión entre paisanos, al respeto por la rica cultura criolla que heredamos de nuestros mayores, agradeciendo a los presentes y a todos los que colaboraron: fortín de gauchos, instituciones estatales, personas particulares.

En esta ocasión, durante el acto inaugural el maestro rural presidente del fortín de gauchos de Las Juntas, Wali Flores, mencionó a manera de agradecimiento que el evento no podría haberse llevado a cabo sin la colaboración de los vecinos, e hizo una analogía entre su comunidad y las características geográficas del lugar:

Cuando los ríos se unen no se envidian si uno es más turbio o más claro que el otro, se vuelven más fuertes y se unen. Así tenemos que ser nosotros para lograr hacer cosas como estas. Ellos tienen un mismo destino, se unen en el Cabra Corral y de ahí distribuyen el agua a toda la Argentina (Wali Flores, maestro rural, 2018).

Esta complementariedad es propia de la relación que se tiene con la naturaleza, la alusión y comparación con su fuerza, su unión o utilidad son comunes en charlas, coplas, contrapuntos o frases.

A continuación desarrollaremos cada uno de los juegos realizados durante las destrezas gauchas en su edición de 2018:

Juego de la silla

Para la realización de este juego se coloca un grupo de sillas ubicadas en círculo en el medio del corral, las mismas se encuentran atadas por las patas. Los gauchos deben dar vueltas alrededor con sus caballos al ritmo de la música, cuando esta se detiene deben bajarse del animal sin soltar las riendas y evitando que estas queden sobre el cuello del caballo, lo que se denomina “bajando la rienda”. La cantidad de sillas es menor a la de los gauchos, por cuanto siempre alguno queda de pie y es descalificado del juego. Asimismo este círculo se hace más estrecho al mermar los participantes y las sillas, estos se van retirando a medida que son descalificados hasta que queda un solo ganador.

 

El juego de la sortija

Para esta destreza se coloca un lazo de forma extendida que se ata entre dos postes, en ese lazo se colocan dos argollas con un hilo rojo (para hacerlas más visibles y poder ubicarlas en caso de que se caigan). La competencia se lleva a cabo exclusivamente entre dos competidores, el ganador es el que logra traspasar la argolla con un palo y quitarla del lazo sin que se caiga.

El juego del tacho

En este juego se colocan tres tachos conformando una línea imaginaria, a una distancia de entre dos a tres metros entre cada uno de ellos. El jinete y su caballo deben pasar zigzagueando entre ellos, destacando la habilidad en el manejo de las riendas para guiar al animal a derecha e izquierda sucesivamente y sin golpear los tachos, quien lo haga en el menor tiempo resulta ganador.

 

El juego de la aguja

Se trata de una competencia entre parejas, cada una de ellas compuesta por un gaucho y su paisana. Ella espera en un lado del corral con una aguja en la mano y él debe ir a caballo hasta el otro extremo del corral para retirar un hilo y alcanzárselo, con el hilo ella debe enhebrar la aguja. La pareja que complete la tarea primero resulta ganadora del juego.

 

El juego de la mamadera

También de una competencia realizada en parejas: en esta destreza las paisanas tienen en sus manos una mamadera con jugo o alguna otra bebida, los gauchos, con los que componen cada una de las parejas competidoras, parten de la otra extremidad del corral a caballo, desmontan del corcel “bajando la rienda” y se recuestan sobre la falda de la mujer que les da de tomar la mamadera, una vez terminado su contenido deben subir al caballo y volver al punto de partida, quien llegué primero es el ganador.

 

La cinchada

Se trata de una competencia de fuerza entre grupos: por un lado se reúnen los locales, es decir, quienes viven en el paraje Las Juntas forman un grupo, mientras los visitantes oriundos de los Sauces, Las Animas o Pampa Grande conforman otros grupos distintos. Una vez distribuidos en cantidades iguales de personas, se colocan de ambos lados de un lazo, este está marcado en el medio con un pañuelo que coloca sobre una línea que está marcada en el piso. El juego consiste en una demostración de fuerza física: se debe tirar de un extremo y del otro, y el grupo que consiga que su contrario cruce la línea es el ganador. La competencia se organiza por géneros, primero los varones de las distintas parcialidades compiten entre ellos, cada vez que un equipo resulta ganador compite con el siguiente, hasta que solo queda uno en el corral. La misma actividad se realiza entre las mujeres de los distintos parajes.

 

La pialada

Si bien durante el festejo esta destreza adquiere un componente lúdico, se trata de una actividad que los gauchos realizan en distintos momentos de sus labores cotidianas a lo largo todo el año. Consiste en lazar a vacunos, para curarlos, marcarlos y/o vacunarlos19. En este caso, a modo de juego, cada equipo de gauchos se distribuye en el corral con sus lazos de cuero, están organizados también por parajes. Esta competencia permite a los participantes dar cuenta de las habilidades personales pero también del compañerismo dentro del grupo. Una vez distribuidos, se suelta una determinada cantidad de vacunos para que ellos los “volteen” con sus lazos. Una vez pialados, dada la fuerza que poseen los animales, el guacho requiere que un compañero lo ayude a controlar al ejemplar hasta que quede totalmente inmovilizado en el piso. En este juego se evalúan la rapidez de voltear al animal y la cantidad de animales lazados por grupo.

Figura 6 Gauchos portando las banderas de la República Argentina derecha) y de la Provincia de Salta (izquierda).

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Hemos descrito las destrezas que realizan los mayores, sin embargo algunos de estos juegos son realizados por los niños, quienes también tienen su espacio para desplegar sus habilidades, y al igual que sus padres visten la indumentaria gaucha. Por ejemplo, una de estas destrezas es enlazar a un novillo pequeño, que es sujetado por una persona mayor mientras el relator cuanta cuál es su grupo de pertenencia y parentesco. Esto corresponde justamente a la importancia que se le da a la transmisión de la cultura-tradición a partir de un proceso de endoculturación que se realiza dentro del hogar cuando estos niños acompañan y ayudan a sus mayores, las destrezas gauchas son la exhibición de las actividades de campo, por tanto el puesto de ganador correspondería a ser el más hábil e idóneo en estas tareas.

 

Tramas de la Identidad Junteña

Entendiendo a las Fiestas Patronales como una manifestación ejemplar del catolicismo popular salteño, creemos que brinda un punto de vista preferencial para el análisis de los procesos identitarios del interior de la provincia de Salta, puntualmente para el caso de Las Juntas, Guachipas. En este sentido, hemos podido observar, a través de los relatos de los participantes, la presencia de posicionamientos identitarios divergentes, ambiguos y hasta contradictorios. Para desarrollar nuestro análisis, dividimos el espacio ritual en dos aspectos, el propiamente religioso, incluyendo la misa y la procesión, y el aspecto secular, que corresponde con el baile popular y las destrezas gauchas, aunque ambos están contenidos en los que se promueve como “La Fiesta Patronal de Las Juntas”. Si bien algunos actores participan exclusivamente de uno de estos dos aspectos, en términos generales pudimos observar durante las entrevistas, que todos los asistentes hacen hincapié en que la festividad resulta una ocasión propicia tanto para el encuentro con parientes y vecinos, como para la actualización de los vínculos políticos dentro y fuera de la comunidad (incluyendo tanto a las autoridades gubernamentales como a los visitantes de parajes cercanos y de otros localidades del país).

En el aspecto político, es notoria la participación de distintos agentes del Estado nacional, provincial y municipal en la organización de la fiesta y en la puesta en escena. Vialidad nacional por ejemplo, se encarga durante los meses de verano de mantener en condiciones las RP 6, coincidiendo con la época de lluvias, y por cuanto los caminos sufren serias dificultades, producto de la crecida de los ríos, para ser transitados. Los pobladores comentan por ejemplo, que en la edición de la fiesta del año 2010, una crecida en el Río Las Juntas, impidió que los participantes se retiraran del paraje en sus vehículos, quedando varados por aproximadamente 72 hs.

La Municipalidad de Guachipas, suele colaborar brindando vehículos para el trasporte tanto de lugareños como de visitantes. Asistieron al evento figuras importantes, como el intendente Néstor Parra, así también el subcomisario Diego Aguirre, el cura párroco Sesar Alancay y los concejales del municipio Miguel Benavidez, Leonor Cruz y María Silvia López. Fue precisamente el Presbítero Sesar Alancay el encargado de brindar la misa para los presentes, haciendo confluir aquellos diacríticos propios del culto católico (entre ellos la realización de la tradicional procesión) con otros más representativos de la escala local y regional, fuertemente vinculados con la identidad salteña y gaucha. Finalmente, el enfermero del paraje, Víctor Colque también hizo su aparición al ser reconocido por el intendente durante su discurso por su labor sanitaria en el paraje a lo largo de los años. Una vez más, podemos observar como la fiesta es una ocasión propicia para la actualización e integración, de los vínculos políticos, el clientelismo y otros fenómenos de redes sociales que atraviesan a la comunidad.

 

 

Conclusiones

En este artículo abordamos los conceptos, percepciones y experiencias de los pobladores del paraje rural Las Juntas a través del análisis de las imágenes y representaciones de lo gaucho a partir del trabajo etnográfico realizado durante la Fiesta Patronal en honor a la Virgen de la Candelaria en su edición 2018. Durante este evento se visibilizan, tanto en los discursos como en las prácticas, los elementos típicos de la tradición gauchesca y del catolicismo popular salteño, ya sea durante la realización de la misa como en la ejecución de las “destrezas gauchas”. En este sentido logramos identificar dos grupos distintos: aquellos interesados en la Fiesta Patronal en su aspecto netamente religioso frente a aquellos a quienes solo les interesa participar de la fiesta popular, que incluye las destrezas y el baile. Desde el marco teórico de la antropología simbólica utilizamos los conceptos de performance y espacios rituales para analizar la actualización de las tradiciones a través de la puesta en escena de las tradiciones locales. En este sentido, podemos concluir que la tradición existe y el rito la actualiza a partir de la puesta en escena de los distintos elementos que conforman la identidad salteña en el contexto específico de la Fiesta Patronal de Las Juntas en el departamento de Guachipas de la provincia Salta.

Todos los elementos señalados pueden entenderse como diacríticos (Barth, 1976) y partes constitutivas de la identidad salteña, su puesta en escena evidencia una manera particular de comprender e interactuar con aquello que la identifica, y por ende con el pasado que les dio forma. Como en toda sociedad, la identidad de sus integrantes se encuentra naturalizada y construida a través de los discursos sobre sí mismo que emergen frente a la mirada de un otro. Los podemos observar materializados o en forma de tradiciones y costumbres que tienen un poco de real y otro poco de imaginario. La imagen del gaucho, en este esquema, resulta útil para reactualizar las tradiciones locales con cierto margen de autonomía, que a su vez se pone en tensión con la imagen estereotipada del gaucho en la construcción de una identidad salteña hegemónica.

 

 

Referencias bibliográficas

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1 Licenciado en Cs. Antropológicas por la Universidad de Buenos Aires. Filiación institucional: Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Av. 25 de Mayo 217/221 3er piso, CP 1002. Ciudad Aut. de Buenos Aires. ARGENTINA. Email: lisaneri10@gmail.com

2 Licenciada en Antropología por la Universidad Nacional de Salta. Filiación Institucional: Universidad Nacional de Salta. Av. Bolivia 5150 – 4400, Salta. ARGENTINA. Email: antropologa.rocioramos@gmail.com

3 El poncho salteño es una típica prenda de vestir de la provincia de Salta consistente en una rombo de tela con una abertura triangular o circular en el centro, suele ser de color rojo y fue utilizado por los “infernales” de Güemes durante la Guerra Gaucha, tras la muerte del héroe se le agregaron dos bandas negras en señal de luto.

4 Es la principal fiesta religiosa en Salta, a ella acuden fieles de todos los sectores sociales, de diferentes departamentos, así como de otras provincias, para agradecer y pedir en forma individual y colectiva (Ramos, 2011, p.329).

5 Producto tanto de las luchas libradas desde sus propias organizaciones como de un contexto internacional favorable.

6 Término que deriva del idioma quechua, Guascho significa “sin padre”, siendo un vocablo generalmente utilizado para denominar a los animales abandonados por sus progenitores.

7 Guachipas fue la denominación de una de las parcialidades diaguita-calchaquí que habitaron estos territorios antes de la llegada de los Conquistadores.

8 Nominado como Lugar Histórico Nacional en el año 1999, el cerro tiene una altura de aproximada de 1800 msnm. y toma la forma de una colina alargada cuyos aleros con pinturas rupestres se ubican hacia el norte.

9 La cultura Santamariana corresponde al proceso de desarrollos regionales o Etapa Tardía y se caracteriza por su elaborada decoración sobre las piezas de cerámica (Fiadone, 2014, p.119).

10 Quién por orden del rey Felipe de España fundó la Provincia de Salta el 16 de abril de 1582, su nombre exacto fue “Ciudad de San Felipe y Santiago del Lerma en el valle de Salta, provincia de Tucumán” (Wikipedia)

11 En el contexto del Centenario nacional, donde el gaucho se vuelve sinónimo de argentinidad, y desde el viraje peculiar que las tendencias de refundación nacional asumen en Salta, la figura de Guemes se resignifica trasmutando desde héroe histórico hacia héroe cultural y gaucho estereotípico (Villagran, 2011, p. 2).

12 Los nombres de nuestros colaboradores fueron modificados para preservar su anonimato.

13 Se ha señalado el origen de la Virgen de la Candelaria ubicado en el Barranco de Chimisay en Tenerife, Islas Canarias, aproximadamente en el año 1400 d.C. Los relatos indican que una pareja de pastores intentaba entrar allí su ganado pero este se rehusaba, allí observaron entonces en una peña a la orilla del mar a la imagen de la Santa. Al intentar hacerse de la imagen uno de ellos quedó paralizado y el otro resultó herido, luego fueron a avisarle a rey, quien tomó la imagen y la llevó a su palacio. Posteriormente, un joven que había sido tomado como esclavo por los españoles reconoce a la Virgen María en la imagen, la cual es trasladada a la cueva de Achebinico. Allí fue robada por los españoles y devuelta tras sufrir una peste, atribuida al sacrilegio. El culto llego a América a través de los conquistadores, Hernán Cortes el conquistador de México, por ejemplo, llevaba en el cuello una medalla con su imagen (Gutiérrez Sierra, 2008).

14 Anderson define a una nación como “una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana”, imaginada porque no llegan a conocerse entre si todos sus ciudadanos, imaginada limitada por sus fronteras finitas, imaginada soberana por que las naciones sueñan con ser libres, e imaginada como una comunidad, porque a pesar de la desigualdad se concibe como un compañerismo horizontal. Y una vez que se constituye como tal a partir de compartir una significación cultural, así una vez constituida la nación, pueden volverse modulares, es decir “capaces de ser trasplantados, con grados variables de autoconciencia, a una gran diversidad de terrenos sociales, de mezclarse con una diversidad correspondiente amplia de constelaciones políticas e ideológicas” (Anderson, 1993, p.23).

15 Carne vacuna cocida dentro de un horno de barro con forma de domo al cual se le obstruye la puerta con lodo y luego se calienta con leña.

16 Prenda de cuero que protege las piernas del jinete y los flancos del caballo de la vegetación espinosa del monte.

17 Dulce preparado a base de azúcar y cayote, fruto similar a la sandía, típico el Noroeste argentino y de la región de Cuyo. Habitualmente se lo sirve acompaña con queso, nueces, o dentro de la masa de pan que se denomina “empanadilla”.

18 Ambos se realizan a los alrededores de la capilla.

19 El lazo es realizado con tiras de cuero curtidas y trenzadas, que se utiliza para atrapar a los animales ya sea a pie o a caballo.