Perspectivas de la niñez: Experiencia de fotovoz en la detección de espacios seguros y riesgos percibidos en una colonia urbano marginal

Children's perspectives: Photovoice experience in the detection of safe spaces and perceived risks in a marginal urban neighborhood

 

Recepción: 8 de abril de 2024 / Aceptación: 20 de mayo de 2024

 

Eridani Durán Vázquez1

Myriam Rebeca Pérez Daniel2

María Gabriela de Luna Lara3

Roberto Montes Delgado4

Antar Martínez Guzmán5

DOI: https://doi.org/10.54255/lim.vol13.num25.848

Licencia CC BY 4.0.

Resumen

La fotovoz es una herramienta participativa que consiste en que los miembros capturen imágenes de su entorno para narrar sus propias historias, experiencias, preocupaciones o problemas. En el contexto de la Investigación Acción Participativa (IAP), la fotovoz emerge como un medio para dar voz a los grupos partícipes y permitir una comprensión más profunda de las situaciones y problemas que enfrentan. En particular, la fotovoz ha sido una técnica eficaz para que los niños y niñas comuniquen sus perspectivas y experiencias acerca de su entorno, incluyendo sus necesidades y deseos. La niñez a menudo tiene habilidades visuales y de comunicación distintas que los adultos, estas pueden ser aprovechadas para contribuir a una mejor comprensión de las problemáticas sociales desde puntos de vista no adulto céntricas. El presente estudio se desarrolló en una colonia urbano marginal del estado de Aguascalientes en México. Su objetivo principal fue visualizar la pertinencia del uso de la fotovoz como una técnica eficaz en la IAP para identificar la perspectiva de riesgo de la niñez dentro de la colonia. Los resultados del estudio mostraron que los niños identificaron diversos puntos de riesgo en su entorno, como el parque de la colonia, el arroyo, las viviendas abandonadas y ciertos comportamientos delictivos. Por otro lado, consideraron las instituciones educativas, sus hogares y los comercios locales como espacios seguros.

Palabras clave: fotovoz; investigación acción participativa; niñez; entorno urbano marginal; riesgos psicosociales

 

Abstract

Photovoice is a participatory tool that involves members capturing images of their environment to narrate their own stories, experiences, concerns or problems. In the context of Participatory Action Research (PAR), photovoice emerges as a means to give voice to participating groups and allow a deeper understanding of the situations and problems they face. In particular, photovoice has been an effective technique for children to communicate their perspectives and experiences about their environment, including their needs and desires. Children often have different visual and communication skills than adults; these can be used to contribute to a better understanding of social problems from non-adult-centric points of view. The present study was developed in a marginal urban neighborhood in the state of Aguascalientes in Mexico. Its main objective is to visualize the relevance of using photovoice as an effective technique in PAR to identify the risk perspective of children within the neighborhood. The results of the study showed that the children identified various risk points in their environment, such as the neighborhood park, the stream, abandoned homes and certain criminal behaviors. On the other hand, they considered educational institutions, their homes, and local businesses as safe spaces.

Keywords: photovoice; participatory action research; childhood, marginal urban environment; psychosocial risks

Introducción

El 20 de noviembre de 1989 fue reconocido el derecho a la participación en la Convención sobre los Derechos de los Niños. Se reconoció que los niños y las niñas tienen derecho a dar a conocer su opinión, a ser escuchados, a formarse su propio juicio, a poder acceder a espacios de cultura y las artes, la recreación y el esparcimiento (Linares y Bojorquez, 2003).

En el artículo 12 se puntualiza que la niñez tiene derecho a participar y dar a conocer su opinión respecto de todos los temas que les afecta, como la escuela, la familia y su comunidad misma (Linares y Bojorquez, 2003). Según Crowley (1998), “los niños tienen derecho a participar en el proceso de toma de decisiones que afectan su propia vida, como igualmente a influir en las decisiones que les conciernen” (p. 10). Por otro lado, Hart (1993) define la participación como el proceso donde se comparten las decisiones, las que tienen efecto en la propia vida y también en la de la comunidad; por lo tanto, la niñez debería ser incluida de manera activa en la toma de decisiones de lo que sucede en el espacio donde habita, es decir, su propia colonia.

Recuperar la perspectiva de la niñez es esencial al momento de la planeación y el desarrollo de los espacios que habita. Los niños y las niñas, al ser actores sociales con capacitad de agencia, aportan nuevos elementos a considerar para mejorar su entorno, los que desde una visión adultocéntrica no serían considerados. La participación promueve el sentido de pertenencia y responsabilidad hacia su comunidad. De esta forma, también se garantiza que las ciudades y colonias cuenten con los elementos de bienestar que aporten a este grupo de edad, espacios donde se sientan seguros e incluidos.

Por otro lado, la participación y representación de la niñez dentro de la investigación también es importante. Según Facca et al. (2020), a principios del siglo XX se comenzó a dar voz a la niñez gracias a las aportaciones antropológicas de investigadores británicos y estadounidenses, quienes reconocieron que los niños y las niñas tenían derecho a participar activamente en los procesos de investigación. Fue en 1970 cuando se identificó a la niñez como actor social con voz propia (Facca et al., 2020). Durante este periodo, la observación participante se destacó como uno de los métodos empleados.

Shabel (2014) destaca que, con los cambios de paradigma, los niños y las niñas han adquirido roles más protagónicos en los procesos de investigación, dejando de ser solo objetos de estudio para convertirse en sujetos de estudio, teniendo un rol más participativo y activo dentro del proceso de investigación. Esto ha llevado a la necesidad de nuevas propuestas metodológicas que permitan recuperar la voz y la perspectiva de la niñez sobre el mundo que le rodea y su propia experiencia (Dealman et al., 2020). La Fotovoz es una metodología que contribuye significativamente a este propósito.

 

La Fotovoz como Técnica Participativa

Los orígenes de la Fotovoz se remontan a las autoras Caroline Wang y Mary Ann Burris en los años 80 del siglo pasado, en contextos de educación para la salud (Doval et al., 2013). La fotovoz se define como una metodología de fotografía participativa cuyo propósito principal es otorgar voz a la comunidad a través de imágenes, creando así espacios de reflexión y representación de los asuntos que consideran relevantes (Doval, 2015; Doval et al., 2013; Garrido y Delgado, 2017). Además, la fotovoz es reconocida como una forma de etnografía visual artística y como una metodología artística dentro de las investigaciones cualitativas, especialmente relacionadas con la IAP (Doval, 2015).

Por su parte, Fargas-Malet et al. (2010) mencionan que el uso de la fotografía ha sido una herramienta en el desarrollo de las entrevistas e, incluso, en ocasiones se le pide al participante que tome fotos que puedan responder a las preguntas de investigación. Por ejemplo, si la pregunta está relacionada con los lugares que frecuenta, el niño o la niña puede capturar una imagen y luego crear una narrativa con la ayuda del entrevistador a través del estímulo visual. La fotovoz ha sido utilizado como método con población de edades muy tempranas, habiéndose reportado su uso en investigaciones con niños de 5 años en adelante (Camargo y Gómez, 2020; Iturbe López, 2021).

Además, se ha identificado que los métodos visuales favorecen que los investigadores puedan comprender de manera más cercana las experiencias de los niños y niñas, debido a la facilidad de implementación y la posibilidad de elaborar narrativas (Camargo y Gómez, 2020; Garrido y Delgado, 2017; Ribeiro et al., 2017; Wilderink et al., 2021). Estas técnicas visuales también facilitan la comunicación de conceptos abstractos por parte de los niños y niñas, ya que en su etapa de desarrollo les resulta complicado expresarlos únicamente mediante el uso de palabras. Algunos de estos métodos incluyen la ya mencionada fotovoz y los dibujos temáticos. La fotovoz ha sido una de las herramientas utilizadas en los procesos de IAP, ya que favorece la inclusión y participación de los diferentes actores debido a su sencilla implementación y a la breve capacitación previa requerida (Camargo y Gómez, 2020; Doval, 2015; Francés et al., 2015; Garrido y Delgado, 2017).

Según Garrido y Delgado (2017), la fotovoz es una técnica de investigación acción participativa en la que la fotografía es un medio que facilita la reflexión y la narración grupal. Además, tiene el potencial de promover la conciencia crítica para la transformación social. Las autoras mencionan que esta técnica se ha implementado en diferentes grupos de edad, sexos, culturas y naciones. Según Garrido y Delgado (2017), "utilizar técnicas artísticas como la fotografía en la investigación-acción, ofrece a poblaciones diversas un lenguaje común, un medio de expresión y reivindicación de gran potencia" (p.63).

Marginalidad Urbana y Riesgos Psicosociales

Según Alonso (2019), la marginalidad urbana tiene componentes socioeconómicos, políticos y culturales. Usualmente se designa el término marginalidad urbana para hacer alusión a aquellas colonias que se encuentran en la periferia de las ciudades y cuyas condiciones de vivienda se encuentran bajo condiciones de precariedad, que podemos vincular con condiciones de exclusión, pobreza y desigualdad. Además, estas áreas suelen ser habitadas por la clase trabajadora (Bezzon y Soares, 2021) puesto que representan un costo menor a otro tipo de viviendas.

Parra (2018) hace énfasis en evidenciar la dimensión espacial, ya que identifica que las colonias urbano-marginales, al encontrarse en la periferia, también presentan exclusión social. La autora encuentra una estrecha relación entre la exclusión o desigualdad social y la segregación urbana, donde la pobreza tiende a concentrarse en la periferia. Como resultado, los polígonos de pobreza suelen encontrarse con dificultad para acceder a diversos recursos como los servicios de salud, oportunidades económicas o laborales, educativas, transporte, así como actividades culturales (Parra, 2018; Bezzon y Soares, 2021).

Vinculado a lo anterior, estas áreas suelen llevar consigo estigmas territoriales, por lo que son colonias percibidas como inseguras, propensas a realizar actividades delictivas. Además de estas valoraciones negativas, se suma la discriminación estructural, como indica Kessler (2012), que genera dificultades crecientes para acceder a empleo, bienes, servicios e incluso créditos. Dada la lucha constante de estos sectores para enfrentar la desigualdad, estos espacios y personas que los habitan suelen ser evaluados como amenazas para otros, lo que profundiza aún más las condiciones de vulnerabilidad.

En América Latina se pueden observar de manera constante colonias que cuenten con dichas características, Villas de Nuestra Señora de la Asunción no es la excepción. La colonia se encuentra ubicada en el Estado de Aguascalientes, México, y es conocida entre los habitantes de la ciudad como una de las unidades habitacionales inseguras del Estado, en donde se encuentra presente la venta y consumo de sustancias, asaltos y asesinatos. En su mayoría, es habitada por familias jóvenes, por lo que la presencia de niños, niñas y adolescentes es extensa (Díaz y González, 2020).

La colonia tiene una presencia recurrente en los medios de comunicación sensacionalistas, la que perpetúa el estigma territorial de la colonia e incrementa la percepción negativa que se tiene hacia esta, por lo que se genera fuertemente una percepción de rechazo e inseguridad de otros habitantes del Estado hacia Villas de Nuestra Señora de la Asunción. Por lo tanto, la pregunta de investigación fue: ¿cuál es la perspectiva de la niñez ante los riesgos psicosociales de una colonia urbano marginal y cuáles son las estrategias de autocuidado? En consecuencia, el objetivo de la presente investigación fue analizar la percepción de los riesgos psicosociales entre los niños y niñas de una colonia urbana marginal, así como las estrategias de autocuidado desarrolladas por los participantes para enfrentar dichos riesgos.

Método

El proyecto de investigación se desarrolló utilizando la metodología de Investigación Acción Participativa (IAP) e implementando la técnica de Fotovoz como una de las estrategias metodológicas. El estudio se llevó a cabo en una colonia urbano-marginal del Estado de Aguascalientes, México. En el proyecto participaron en total 22 niños y niñas, de la Escuela “2010 Centenario de la Revolución Mexicana” que se dividieron en dos grupos de acuerdo a su grado escolar, quinto o sexto grado de primaria. El grupo de quinto grado se conformó por 6 hombres y 6 mujeres; el grupo de sexto, por 7 hombres y 3 mujeres (esta distribución también se vio influida por la proporción de hombres y mujeres que había en los grupos de 6to grado, en los que había más hombres que mujeres). Los participantes tenían entre 10 y 11 años de edad. El proyecto de investigación titulado “Mejorando mi colonia” tuvo una duración de 19 sesiones realizadas de manera semanal para cada grupo. Todos los participantes eran residentes de la colonia.

La investigación se realizó en cinco fases según lo propuesto por Montenegro (2004). Para la fase 1, conformación del equipo de investigación, se llevó una convocatoria a los grupos de quinto y sexto de la primaria y se realizó un sorteo de los interesados para poder participar del taller, ya que se realizaba durante el horario escolar y solo se permitía a algunos alumnos por grupo para no interrumpir de manera generalizada las clases. Con los integrantes seleccionados se realizó una junta con sus padres de familia para hacer la firma del consentimiento y del asentimiento informado, y así se conformó el grupo de investigación (GIAP).

Para la fase 2, la delimitación de la demanda, se realizaron diversas técnicas para el diagnóstico comunitario, entre ellas la fotovoz y dibujos inspirados en la cartografía social. Para la aplicación de la técnica de fotovoz de la segunda fase, los participantes recibieron una capacitación para la toma de fotografías con el apoyo de una artista cinematográfica. Igualmente, se les indicó que, además de fotografiar lo que consideraban seguro o inseguro, era importante no retratar a las personas o, en caso de hacerlo, obtener su consentimiento previo para poder fotografiarlos. Se realizaron tomas fotográficas dentro de la escuela y en puntos estratégicos de la colonia. Además, se organizó una caminata fotográfica en la que los padres y madres de familia acompañaron a los niños y niñas pertenecientes al GIAP.

Una vez concluida la sesión de fotografía se imprimieron las imágenes para que los participantes pudieran realizar un análisis de ellas. Durante este análisis, se les pidió clasificar las fotografías en las categorías de "seguro" o "inseguro". Además, se le solicitó a cada integrante del grupo que seleccionara una fotografía en particular, le asignara un título y escribiera una breve narración explicando por qué consideraba que dicha imagen se incluía en las categorías mencionadas anteriormente. El objetivo de esta actividad fue permitir a los niños y niñas reflexionar sobre las fotografías tomadas, clasificarlas en términos de seguridad y proporcionar una explicación de su elección a través de títulos y narraciones breves.

En la fase 3 se compartieron resultados del diagnóstico de la colonia a diferentes grados de la escuela (3°, 4°, 5° y 6°). En la Fase 4 los niños y niñas propusieron estrategias de autocuidado y de apoyo comunitario ante los riesgos identificados de la colonia en colaboración de otros niños miembros de la escuela primaria. Finalmente, en la fase 5, la autogestión, se presentó un video documental que recopiló todo el proceso de investigación que se presentó a los estudiantes, maestros y padres de familia. Posteriormente, los niños y niñas que participaron de la investigación hicieron un llamado enérgico a los adultos y padres de familia de su colonia a participar activamente en la protección de la niñez y el cuidado del espacio urbano, como una estrategia para mejorar en la percepción de seguridad de su colonia.

El análisis de datos fue realizado desde la teoría fundamentada como estrategia analítica. A continuación, se presentan los resultados de la investigación y se puntualiza que los nombres que aparecen no son los nombres reales de los participantes, sino que han sido modificados para preservar su confidencialidad.

Resultados

Dentro de los resultados se encontraron tres categorías centrales: A) Percepción de inseguridad, B) Percepción de seguridad, y C) Estrategias para el cuidado. Los resultados muestran que tanto las relaciones interpersonales como las condiciones del espacio tienen una influencia significativa en la percepción de los espacios de su colonia, lo que influye, a su vez, con las acciones que los niños y niñas identifican que pueden hacer ante las condiciones de riesgo psicosocial.

Percepción de Inseguridad

La percepción de inseguridad se relacionó con aquellas situaciones donde los niños y las niñas identifican un potencial peligro o daño, como: ser asaltados, el secuestro, el acoso sexual, violación, el ser atropellado, asesinado o mordido por un perro. En estas acciones, los participantes identifican que los agresores suelen tener oculto su rostro, portar algún tipo de arma, o bien manejar en vehículos que no tienen placa o que están polarizados, de tal forma que no se puede observar quién va adentro del automóvil. Relacionan, además, estos comportamientos con personas que nombran como “marihuanos”, “drogadictos”, “cholos6. Asimismo, este tipo de actividades delictivas son realizadas en espacios que comparten características similares (Ver tabla 1).

 

Tabla 1

Percepción de inseguridad

Percepción de inseguridad

Peligroso

Acciones que ejercen daño a las personas: asalto, peleas callejeras, secuestro, asesinato, violación, acoso y/o abuso sexual, ser atropellado, asesinado. Se añade, también, el peligro relacionado con recibir agresiones (mordidas) de perros.

Características de los agresores: ocultar su rostro, ir en carros polarizados y sin placa, usar armas, celular (tomar foto).

Estereotipo de personas que ejercen el daño. Según los niños y las niñas son potencialmente aquellas que se observan sospechosas, o son llamados rateros, marihuanos o drogadictos. Se observa que identifican a un tipo de grupo suburbano denominados cholos, como aquellos que comparten dichas características. Finalmente, los ataques en vía pública son recibidos por los perros callejeros.

Espacios inseguros

Los espacios inseguros de la colonia: casas abandonadas, el parque, el arroyo, los baldíos y, en general, ciertas calles.

Características de los espacios inseguros: presencia de suciedad, la falta de iluminación, la ausencia de vigilancia y lo que carece de componentes estéticos, denominado feo (apariencia de descuido o presencia de grafitis).

Fuente: elaboración propia.

 

Las experiencias que comparten niños y niñas respecto de su colonia, y que las vinculan con afectos negativos como el miedo o la inseguridad, están relacionadas con situaciones que generan algún tipo de daño o perjuicio en diferentes niveles como los referidos en la tabla. Además, se identificó que varios de estos actos delictivos suelen ser ejecutados, según la niñez, por personas que tienen consumo de drogas. Ejemplo de alguna de ellas se observa en la narrativa de Antonia: “en la otra sesión le había dicho que había pasado otra cosa, que habían matado a un señor y resulta que también era un cholo, uno que también se compraba sustancias”.

Continuando con lo anterior, los participantes también identifican varios puntos de venta de drogas, así como las características que presentan sus consumidores, de tal forma que detectan los efectos físicos y conductuales que tiene una persona al ingerirlas como los síntomas de abstienencia, como lo refiere Ana: "las personas drogadictas cuando ya no tienen para drogarse o algo se estresan o, por ejemplo, si tienen hijos o personas ahí cercanas, las pueden golpear e incluso matar, porque se estresan cuando ya no tienen nada para drogarse".

Como se puede observar, los niños y niñas también vinculan a las personas que consumen drogas con potenciales situaciones de riesgo, tanto para ellos mismos como para otras personas. Por ejemplo, el ser agredido físicamente, asaltados o ser posibles víctimas de violación (ver figuras 1 y 2), por tal motivo, los participantes tienen identificados los puntos de venta y los espacios de consumo. Además, la niñez reconoce con claridad a las personas que consumen sustancias dentro de la colonia, identifican tanto los indicadores fisiológicos que se observan tras la ingesta como la modificación que tienen en su comportamiento.

 

Figura 1

Ejercicio de fotovoz "La casa peligrosa"

Ejercicio de fotovoz "La casa peligrosa"

 

Figura 2

Ejercicio de fotovoz "El camino de la muerte"

Ejercicio de fotovoz "El camino de la muerte"

Con relación al asalto, los niños y las niñas compartieron que es un acto recurrente en su colonia, de tal forma que lo han experimentado ellos o algún integrante de su familia. Manuel:”cuando iba con un familiar y nos quisieron asaltar, ahí por la calle donde hay puro cholillo”. Pedro: “allá en Villa Montaña, allá desaparecieron como en el transcurso de una semana como a 5 niñas menores de 18 años”.

Respecto a los riesgos percibidos por el GIAP, se identificó que ambos géneros identifican los mismos riesgos en su colonia. No obstante, a pesar de que los niños y niñas refieren por igual el acoso, abuso o la violación como algo presente en la colonia, son las niñas las que se perciben ser las víctimas de dicho riesgo y no los varones. De igual forma, cuando se hace referencia al posible victimario, comentan que son hombres de distintas edades, es decir, pueden ser niños o adultos. Asimismo, en múltiples formas de violencia, el victimario es identificado como un hombre.

Ana: “yo creo que es inseguro porque un hombre te puede acosar y violar y te puede secuestrar

Hilda : “Este, a mí, este, hay veces en las que yo paso por la calle con falda y se me quedan mirando señores”

Itzel: “como cuando igual como Hilda, así como cuando salgo con faldas y vestidos, que los señores se me quedan viendo, incluso niños”

Por otro lado, se pudo identificar que los niños y las niñas del estudio identifican varios lugares de riesgo en su entorno, entre los que se encuentran el parque de su colonia, el arroyo, las casas abandonadas y los baldíos (ver figuras 2 y 3). Estos también tenían mayor relación con los comportamientos delictivos mencionados anteriormente, es decir, en dichos lugares es donde los participantes vinculan mayor riesgo de ser víctimas de asalto, violación, secuestro o asesinato, así como la presencia de consumo y venta de sustancias. Además, con el apoyo visual que se obtuvo por medio de las fotografías, se pudo identificar que en estos lugares también hay patrones ambientales similares.

Estos espacios comparten como características la ausencia constante de personas, lo que impide la vigilancia natural que da la co-presencia de otros en el mismo espacio y, en consecuencia, mayor probabilidad de cometer actos delictivos. Asimismo, se identificó que, dentro de las características ambientales, existe un descuido o abandono hacia esos espacios, por lo que se encuentra constantemente basura, mal olor, vandalismo, falta de alumbrado público, lo que contribuye a la percepción de inseguridad de esos puntos dentro de la colonia. Otro elemento rescatado por los niños y las niñas fue que los automóviles que no tienen placas o están polarizados son identificados como sospechosos, por lo que también la niñez les presta atención en su transitar por las calles de la colonia.

Como ejemplo de lo anterior, se retoma el ejercicio de fotovoz de Marco (ver figura 3):

"Aquí está la gente que usa arma roja de los asaltos, por eso pusimos en los arroyos, porque en los arroyos pasan muchas cosas malas, hay asaltos, hay gente que viola, ahí dejan muertos, y ya, hay muchos asaltantes, y ya llegas a tu casa y ahí hay un lugar seguro… los arroyos tampoco me gustan porque pasan y huele feo y hay muchos crímines y encontraron a una muchacha muerta, en las noticias salió”.

Se puede visualizar en la narrativa de Marco que los espacios, en este caso el arroyo, es un lugar dentro de la colonia donde se cometen muchas actividades que ponen en riesgo la integridad de las personas, por tal motivo los participantes refieren evitarlo o procurar estar acompañados y transitar a la luz del día por el arroyo.

 

Figura 3

Ejercicio de Fotovoz "El arroyo"

Ejercicio de Fotovoz "El arroyo"

Además de lo anterior, se identificó que los niños y las niñas, especialmente los alumnos del sexto grado escolar, tenían presente de forma constante los elementos de riesgo de su colonia, por lo que, en diferentes ocasiones al describirla, la referían como “insegura”. Igualmente, solían utilizar de forma despectiva el término “villas”, lo que se relaciona con el estigma territorial que se observa en diferentes medios de comunicación sensacionalistas. Asimismo, dicho estigma lo relacionaban con el elevado consumo de sustancias, de riñas y de otros actos delictivos.

Percepción de Seguridad

Pese a los riesgos psicosociales que identifican dentro de su colonia, también existen otros elementos que contrarrestan la percepción negativa y aportan seguridad. La niñez que participó del proyecto de investigación identifica que cuenta con redes de apoyo que aportan acciones de cuidado y de protección. Entre las personas significativas que se relacionan con la seguridad percibida de los niños y las niñas se encuentra su propia familia, los profesores, amigos, la policía, el sacerdote y los comerciantes (ver tabla 2).

 

Tabla 2

Componentes de la percepción de seguridad. Fuente: elaboración propia

Percepción de seguridad

Redes de seguridad y apoyo

Vínculos interpersonales que generan confianza y seguridad: la familia, los amigos, el personal educativo, los comerciantes, la policía, el sacerdote y personas en el espacio público (es decir, que dentro del espacio público se encuentren personas o grupos de personas que generan co-presencia).

Acciones realizadas por su red de apoyo: Las personas referidas anteriormente tienen una interacción con la niñez que se relaciona con acciones de cuidado y protección, de vigilancia, además de tener interacciones con carácter lúdico. Pueden ser personas en calidad de pares, o bien adultas que, según su función, tienen un rol de autoridad (padres o madres de familia, sacerdote, profesorado, policía).

Espacios

Seguros

Características de los espacios: son espacios iluminados, cuentan con control de acceso y vigilancia, ya sea por la presencia de personas o por tener cámaras de vigilancia. Estos lugares cuentan con limpieza y son considerados salubres, además de ser considerados como lugares estéticos o bellos y, además, parte de la belleza se encuentra relacionado con la naturaleza y esta, a su vez, es referida como un elemento que aporta vitalidad.

Los espacios que son considerados seguros: la escuela, la casa, la iglesia, los comercios y la estación de policía.

Fuente: Elaboración propia

 

La presencia de personas con las que mantienen interacciones frecuentes fue relacionada como parte de los vínculos seguros, como la familia y los profesores. Las demás personas referidas se identifican como seguras en tanto pueden auxiliar a los niños y las niñas en un momento de necesidad, como la policía, pero también los comerciantes y personas que se encuentran presentes en el espacio público. Zaira: “Por eso es segura la escuela. También es segura porque hay profesores, conserjes y rejas, quienes pueden vigilar si alguien se está metiendo o no, lo que hace muy poco probable que te puedan robar o hacer cosas".

Con relación a la percepción de los lugares seguros dentro de su colonia, se pudo identificar que los y las participantes la vinculan con espacios como las propias casas, la iglesia, la estación de policía, los comercios y las escuelas. Estos espacios comparten, dentro de sus características, una que es más frecuente: la co-presencia de otros, lo que promueve la vigilancia natural, así como la interacción con las personas, ya sea con la familia, profesores, compañeros, amigos, comerciantes o vecinos.

Además, dentro de las fotografías tomadas, en estos espacios se observaba un cuidado hacia este, es decir, a diferencia de la categoría anterior, los espacios mostraban más sanidad, adecuada iluminación, presencia de áreas verdes, vigilancia por medio de personas o de cámaras (ver figuras 4 y 5). También se destaca que son espacios que cuentan con un control de acceso, es decir, que tienen puertas, rejas o cercas que delimitan la entrada a las personas, y que quien está presente cuenta con una membresía, como lo menciona Zaira, hay una delimitación de quién puede estar presente en ese espacio y, además, esas personas vigilan, por lo tanto, la probabilidad de que se comentan actos delictivos es menor.

 

Figura 4

Ejercicio de fotovoz "Seguro"

Ejercicio de fotovoz "Seguro"

 

Figura 5

Ejercicio de fotovoz "La iglesia de la salvación"

Ejercicio de fotovoz "La iglesia de la salvación"

Además de los aspectos mencionados anteriormente, los niños y las niñas también mencionaron como espacios seguros las áreas verdes y los aspectos estéticos. Los árboles, las plantas y el césped fueron valorados positivamente, puesto que se les atribuyen características de vitalidad, como lo refiere María en su ejercicio de fotovoz: “el césped es seguro, da aire, y es una planta muy bonita y da aire a la tierra y a nosotros” (ver figura 6). Por otro lado, los componentes estéticos de los espacios, como la pintura de las casas en buen estado y sin observarse el deterioro de esta, también eran calificados como un elemento de seguridad.

 

Figura 6

Ejercicio de fotovoz "El césped"

Ejercicio de fotovoz "El césped"

 

Estrategias para el cuidado

Dentro de esta categoría, se destacan los esfuerzos para distribuir las responsabilidades del cuidado personal y comunitario. La niñez reconoce la importancia de que tanto ellos mismos, como los adultos y las autoridades, actúen de manera colaborativa para que la colonia se perciba como un lugar seguro para todos. Con relación a las acciones que los niños y niñas identifican que pueden hacer son: el uso de uniforme al ir a la escuela, transitar acompañado, compartir a alguien si se tiene algún problema o dificultad, evitar salir de noche o estar en lugares oscuros. Muchas de las estrategias referidas se vincularon con preferir el uso de los espacios públicos que se refirieron en la categoría de seguridad y evitar aquellos catalogados como inseguros.

Otro elemento que se destacó como uno de los más relevantes fue la creación de vínculos y redes de apoyo con otras personas, ya sea con los pares, padres y madres de familia, así como con el personal dentro de la institución educativa, incluyendo el director, docentes e intendentes. Por otro lado, una estrategia importante fue transitar por lugares donde existiera la presencia de personas, incluso sin una vinculación previa, la simple presencia de otros generaba una percepción de mayor seguridad. Por esta razón, el transitar por las avenidas principales o zonas con mayor concentración de comercio se percibía positivamente dentro de la colonia, ya que se consideraban espacios donde podrían recibir apoyo de personas en caso de una situación de emergencia.

Los niños y niñas también identificaron elementos ambientales que influyen en su percepción de seguridad. Espacios que muestran cuidado y mantenimiento, como aquellos con buena sanidad y casas bien pintadas, se asocian con mayor seguridad. Por ello, solicitaron a sus padres y madres participar en actividades de limpieza y cuidado del entorno, no solo para ellos mismos, sino también para proteger la naturaleza.

Finalmente, los niños y las niñas solicitaron por medio de cartas que las autoridades municipales den mantenimiento al equipamiento urbano, como el alumbrado público, poner la reja al parque, tomar acciones sobre los perros callejeros, prohibir la venta de sustancias, así como el crear más espacios de reacreación para los niños y niñas.

Conclusiones

El recurso fotográfico que aporta la técnica de fotovoz dentro de la IAP es un recurso valioso y oportuno para el trabajo con niños y niñas. El uso de esta técnica se pudo complementar con las otras herramientas narrativas del proyecto de investigación, permitiendo realizar la triangulación de los datos. Por otro lado, si bien se implementó una variabilidad de técnicas dentro del proceso de investigación, el uso de la fotovoz también permitió la comprensión de una complejidad social de una forma no adulto-céntrica, en la que se lograron recuperar imágenes, significados y visiones que, posiblemente, no hubieran podido surgir o ser sujeto de análisis sin las imágenes captadas desde sus propias perspectivas.

El recurso visual que aporta la utilización de la fotovoz es una herramienta invaluable dentro de la metodología de la Investigación Acción Participativa, especialmente cuando se trabaja con población infantil en contextos de marginalidad urbana y riesgos psicosociales. La implementación de esta metodología posibilitó que los niños y las niñas pudieran compartir sus preocupaciones, experiencias y percepciones de su colonia de manera significativa, contribuyendo a una comprensión más profunda de las realidades a las que se enfrentan. Pero no solo eso, también posibilitó que los participantes reconocieran los recursos personales con los que cuentan para hacer frente a los riesgos y, a su vez, compartirlos con otros niños y niñas que viven dentro de la colonia, vislumbrando cómo se puede tejer una red de colaboración entre pares y adultos.

En este contexto, el análisis realizado con el GIAP y una vez concluida la intervención, permitió identificar las características espaciales que contribuyen a la percepción de inseguridad por parte de los habitantes. Estas características están relacionadas con el descuido, la presencia de basura y vandalismo, así como la falta de co-presencia, lo que facilita actividades de riesgo. Sin embargo, también se resalta la importancia de generar vínculos y redes de apoyo entre las personas para contribuir a la percepción de seguridad de los niños y las niñas, además de considerar aspectos ambientales como la vigilancia, sanidad y adecuada iluminación.

Asimismo, se pone de relieve la necesidad de generar acciones para modificar las condiciones ambientales en las que se vive en la marginalidad urbana. Esto requiere la puesta en marcha de políticas públicas que velen por el cuidado y mantenimiento del equipamiento urbano. La intervención subraya que la transformación del entorno no solo pasa por mejorar la infraestructura física, sino también por fortalecer el tejido social, promoviendo la colaboración y el apoyo mutuo entre los habitantes de la colonia.

En última instancia, la participación activa de los niños y niñas no solo enriquece la comprensión de los problemas, sino que también impulsa soluciones más efectivas y sostenibles. Ellos no son solo observadores de su realidad, sino agentes de cambio, cuya voz es crucial para cualquier proceso de transformación social. La participación de los niños y las niñas en todo el proceso de investigación resalta claramente que su perspectiva no solo es valiosa, sino crítica, reflexiva y esencial para entender cualquier fenómeno social. Durante el proceso de investigación, se evidenció que los participantes no son meros receptores de información, sino agentes activos que contribuyen significativamente a la comprensión y transformación de su realidad. Esto permite una visión más completa de los problemas y necesidades que enfrentan, a menudo pasados por alto en investigaciones tradicionales centradas en las opiniones de los adultos.

Antes de terminar es importante destacar una de las limitaciones del proyecto en curso: la dificultad para dar seguimiento a las fases 4 y 5, que corresponden a la implementación de estrategias y a la autogestión de los participantes. Esto se debió, en parte, a que la entrada a la escuela primaria ocurrió a mitad del ciclo escolar, lo que impidió observar cómo los niños y niñas, junto con sus padres y madres, pusieran en acción las estrategias discutidas. Además, la limitación de tiempo y recursos, inherente a un programa de doctorado, también afectó la continuidad del proyecto.

Trabajar con la población objetivo dentro de un entorno escolarizado ofrece ciertas facilidades, pero también presenta desafíos, como la necesidad de pausar las sesiones debido a las actividades académicas de los diversos grados. Para mitigar esto, se decidió que el documental realizado no solo evidenciara el proceso de investigación, sino que también plasmara todas las recomendaciones de cuidado brindadas por los niños y niñas. Este producto documental tiene el objetivo de ser una herramienta educativa para nuevas generaciones que se incorporen a la escuela, además de mostrar que los niños y niñas tienen una visión crítica de su entorno y generan estrategias pertinentes para acceder a su derecho de participación y uso del espacio público.

Para futuras investigaciones, se sugiere, además de utilizar los recursos metodológicos mencionados, incorporar sesiones de trabajo conjunto entre la niñez y los profesores. Como se observó, para los niños y niñas los profesores son parte fundamental de una red de apoyo que necesita relaciones interpersonales más horizontales. La generación de espacios donde conjuntamente se desarrollen estrategias para la protección y seguridad de las infancias es crucial. Además, se debe seguir promoviendo la participación y la toma de decisiones conjunta respecto a su propia comunidad. Es fundamental que futuras investigaciones y proyectos continúen integrando sus perspectivas, garantizando que las estrategias y soluciones reflejen realmente las necesidades y deseos de quienes más directamente experimentan la realidad cotidiana de la colonia.

Referencias bibliográficas

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  1. 1 Máster e Investigación en Psicología, adscrita a la Universidad de Colima, Avenida Universidad 333, Las Víboras. Autor de correspondencia. Código postal: 28040.

    Correo electrónico: eridani.duran.vazquez@gmail.com o eduran3@ucol.mx. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4273-294X

  2. 2 Doctora en Educación, adscrita a la Universidad de Colima, Avenida Universidad 333, Las Víboras, Colima, México. Código postal: 28040. Correo electrónico: mperez@ucol.mx. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4873-5818

  3. 3 Doctora en Psicología, adscrita a la Universidad de Guanajuato, Blvd. Milenio 1001, Predio San Carlos, León de los Aldama, Gto. México. Código postal: 37670. Correo electrónico: gabyluna@ugto.mx. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4198-3950

  4. 4 Doctor en Psicología, adscrito a la Universidad de Colima, Avenida Universidad 333, Las Víboras, Colima, México. Código postal: 28040. Correo electrónico: mondel@ucol.mx. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9972-0264

  5. 5 Doctor en Psicología Social adscrito a la Universidad de Colima, Avenida Universidad 333, Las Víboras, Colima, México. Código postal: 28040. Correo electrónico: antar_martinez@ucol.mx. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4074-2327

  6. 6 “Cholo” tradicionalmente ha sido utilizado de manera peyorativa, para referirse a la gente “baja”, “inculta”, “ruda”, “soez”, “tosca”. El cholo también ha sido asociado con el color de la piel: el cholo es moreno…, el indio o el pobre, connotación que traspasa las fronteras y llega a Estados Unidos, donde a partir del siglo pasado, se utilizó para designar a los migrantes mexicanos (Ortiz, 2003, p. 33). Además, se puede decir que los Cholos son un grupo subcultural, que utiliza una forma distintiva en su identidad y apariencia. Usualmente sus prendas son holgadas, pueden tener tatuajes, a menudo, relacionados con la pandilla a la que pertenecen. Asimismo, suelen vivir en zonas marcadas por la marginalidad urbana, con desfavorables condiciones socioeconómicas.