Inteligencia interpersonal: Creación y validación de una escala en jóvenes mexicanos

Interpersonal intelligence: Creation and validation of a scale in young mexicans

Recepción: 13 de junio de 2023 / Aceptación: 19 de julio de 2023

 

Ana Daniela Granillo Velasco1

Rozzana Sánchez Aragón2

 

DOI: https://doi.org/10.54255/lim.vol12.num23.753

 

Resumen

Años atrás se desarrollaron escalas para medir la inteligencia en el ámbito interpersonal, sin embargo, esto ha sido en población distinta a la mexicana y con variaciones entre las dimensiones que se le atribuyen al constructo, además de reportar diferencias en función del sexo en componentes como la abnegación, empatía e interacción social. A partir de esto, se propone 1) elaborar una escala para medir la inteligencia interpersonal en jóvenes mexicanos, y 2) explorar las diferencias entre hombres y mujeres. Para esto, se planteó un diseño instrumental y comparativo en el que, a través de un muestreo no probabilístico por conveniencia, participaron 500 jóvenes de entre 14 y 21 años de la CDMX. Los resultados de los análisis factoriales arrojaron una escala válida y confiable con ocho factores y un ɑ=.87, mientras que la prueba U de Mann-Whitney mostró que ellas perciben mayores dificultades para interactuar, defenderse de injusticias y controlarse en situaciones estresantes, pero mayor conciencia social, empatía y capacidad para ponerse en el lugar del otro.

Palabras clave: inteligencia interpersonal, inteligencia social, validación, medición, México

 

Abstract

Years ago, scales were developed to measure intelligence in the interpersonal sphere, however, this has been in a population other than the Mexican and with variations between the dimensions attributed to the construct, in addition to reporting differences based on sex in components such as abnegation, empathy and social interaction. Based on this, it is proposed 1) to develop a scale to measure interpersonal intelligence in young Mexicans and, 2) to explore the differences between men and women. For this, an instrumental and comparative design was proposed in which, through a non-probabilistic sampling for convenience, 500 young people between 14 and 21 years old from CDMX participated. The results of the factor analyzes yielded a valid and reliable scale with eight factors and ɑ=.87, while the Mann-Whitney U test showed that women perceive greater difficulties in interacting, defending themselves against injustice, and controlling themselves in stressful situations, but greater social awareness, empathy, and ability to put themselves in in the other’s place.

Keywords: interpersonal intelligence, social intelligence, validation, measurement, Mexico

 

La inteligencia –junto con otras características como la personalidad, los intereses y las aptitudes– está presente en todas las personas, pero en algunas en menor medida que en otras (Ardila, 2011).

En forma coloquial, el término inteligencia se usa para describir ciertos atributos dados a algunas personas relacionados con la capacidad mental básica; pero en su definición dentro de la ciencia, ésta depende del enfoque o perspectiva desde la cual se aborde (Andrés, 1997). Villamizar Acevedo y Donoso Torres (2013), agrupan a las teorías de la inteligencia en cuatro categorías: 1) las psicométricas, 2) las biológicas, 3) las del desarrollo y 4) las inteligencias múltiples.

En esta última categoría, una de las primeras aproximaciones es la Teoría Triárquica de Sternberg (1990), donde se proponen tres inteligencias: la componencial (procesar información y resolver problemas), la experiencial (manejar tareas y adecuar nueva información a la anterior) y la contextual (modificación en el ambiente según aptitudes, intereses y valores). Más tarde, con la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner (1997), surgen siete: lingüística, lógico-matemática, musical, cinestésico corporal, espacial, interpersonal e intrapersonal. Agregando después, la inteligencia naturalista y la inteligencia espiritual o existencial.

De las inteligencias propuestas por los autores, es la inteligencia interpersonal la que proporciona vías para navegar por la naturaleza y el desarrollo de las relaciones sociales, a lo largo de la vida (Belton et al., 2016). El primer acercamiento con ésta, fue hecho por Thorndike (1920), quien la definió como la capacidad de la persona para entender y manejar a otras y participar en interacciones sociales adaptativas. Mientras que Moss y Hunt (1927), la definieron como la capacidad de llevarse bien con otros, a lo que Vernon (1933), agregó poseer técnica social o facilidad para desenvolverse en la sociedad, conocimiento de asuntos sociales, susceptibilidad a los estímulos de otros miembros de un grupo y conocimiento de los estados de ánimo temporales o rasgos de personalidad no explícitos de los demás. Gardner (1997), la define como “la habilidad para notar y establecer distinciones entre otros individuos y, en particular, entre sus estados de ánimo, temperamentos, motivaciones e intenciones” (p.189).

De acuerdo con estas definiciones, la inteligencia interpersonal se fundamenta en las interacciones sociales, uno de los pilares de la adaptación humana (Kanazawa, 2010). Por lo que una persona con inteligencia interpersonal no va a comportarse socialmente de una manera determinada, sino que representará eficientemente a otras personas y situaciones sociales y será capaz de razonar con tal conocimiento (Castelló Tarrida y Cano Autet, 2011).

Como es evidente en las definiciones, y apoyado por diversos autores (p. ej., Frankovský y Birknerová, 2014; Trevisan et al., 2018), el concepto ha demostrado multidimensionalidad, dando paso a algunas propuestas de medición. Comenzando por Moss y Hunt (1927), en la George Washington Social Intelligence Scale Test postulan como dimensiones de esta inteligencia al juicio en situaciones sociales, la memoria de nombres y caras, la capacidad de observar la conducta humana, el reconocer estados mentales detrás de las palabras y/o a partir de la expresión facial, conocimiento de información social y, finalmente, el sentido del humor.

Por su parte, O’Sullivan et al. (1965), proponen que la capacidad de identificar los estados mentales internos de los individuos, de agrupar los estados mentales de las personas según su similitud, de interpretar conexiones significativas entre actos de comportamiento, de interpretar secuencias de comportamiento social, de responder con flexibilidad al interpretar cambios en el comportamiento social, y de predecir lo que sucederá en una situación interpersonal, son aspectos que componen a la inteligencia interpersonal.

En esta misma línea, Cantor y Mischel (1979) y Sternberg et al. (1981), hablan sobre un componente denominado Competencia social e incluye aceptar a los otros por lo que son, admitir errores, mostrar interés del mundo en general, estar a tiempo en las citas, tener conciencia social, pensar antes de hablar y hacer, mostrar curiosidad, no hacer juicios rápidos, hacer juicios justos, evaluar bien la relevancia de la información para un problema actual, ser sensible a las necesidades y deseos de otras personas, ser franco y honesto consigo mismo y con los demás y, mostrar interés en el entorno inmediato.

Por otro lado, Marlowe (1986) muestra cinco dimensiones: 1) interés y preocupación por otras personas, 2) habilidades de desempeño social, 3) habilidad empática, 4) expresividad emocional y sensibilidad a las expresiones emocionales de los demás, y 5) ansiedad social, falta de autoeficacia social y autoestima. Sin embargo, Lowman y Leeman (1988), mostraron evidencia de sólo tres dimensiones: necesidades e intereses sociales, conocimiento social, y habilidades sociales.

Con una idea similar respecto a lo que es la inteligencia interpersonal, Kosmitzki y John (1993) encontraron siete atributos: 1) entender los pensamientos, sentimientos e intenciones de la gente, 2) ser bueno tratando con la gente, 3) tener un amplio conocimiento de las reglas y normas en las relaciones humanas, 4) ser bueno viendo las cosas desde la perspectiva de otros, 5) adaptarse bien en situaciones sociales, 6) ser cálido y cariñoso, y 7) estar abierto a nuevas experiencias, ideas y valores. Todas estas características formaron una dimensión y agregaron la influencia y la memoria sociales.

Años más tarde, Wong et al. (1995) construyeron medidas, partiendo de que la inteligencia interpersonal incluía precisión en la decodificación de la conducta verbal y no verbal (percepción social), exactitud en la interpretación del comportamiento social (perspectiva social), y conciencia de las reglas de etiqueta (conocimiento social). De igual forma, Silvera et al. (2001) construyeron otra medida, la Tromso Social Intelligence Scale-TSIS, la cual se basa en tres dimensiones: 1) Procesamiento de información social, haciendo referencia a la capacidad de predecir el comportamiento de otras personas, 2) Habilidades sociales, como la seguridad al interactuar con gente nueva y desconocida, encontrar buenos temas de conversación, la facilidad para actuar en situaciones sociales y llevarse bien con los demás y, 3) Conciencia social, entendida como la comprensión y conocimiento acerca de que la conducta propia influye en los otros.

Siguiendo con la idea, Goleman (2006) identificó dos categorías amplias: 1) conciencia social y 2) facilidad social. La primera se ocupa de sentir por los demás y captar señales emocionales no verbales y saber cómo funciona el mundo social. La facilidad social incluye interactuar sin problemas a un nivel no verbal, saber presentarse de manera efectiva con los otros, obtener un buen resultado de las interacciones sociales, y preocuparse por las necesidades de los demás y actuar en consecuencia.

Más adelante, Weis y Süß (2007) propusieron los dominios de: 1) comprensión social, incluyendo la compasión empática y las habilidades de toma de perspectiva en una interacción social; 2) memoria social, relacionada con la capacidad de recordar detalles socialmente relevantes; y 3) de conocimiento social, que incluye identificar rápidamente aspectos o emociones presentes en situaciones sociales como la expresión de una emoción, un desacuerdo o un nombre específico. Luego, conservando una estructura multidimensional para el constructo, Frankovský y Birknerová (2014) propusieron la MESI methodology que abarca tres capacidades: 1) de persuadir a otros para que hagan casi cualquier cosa y usarlos para su propio beneficio convenciéndolos de que se pongan de su lado (manipulación), 2) de reconocer las intenciones, sentimientos y debilidades de otros (empatía), y 3) de tener sensaciones de nerviosismo al tener contacto con otras personas (irritabilidad social).

Recientemente, Trevisan et al. (2018), dieron a conocer la Multidimensional Social Competence Scale (MSCS) en donde se considera: 1) la motivación social, reflejando el deseo de un individuo de interactuar con otros y el disfrute de las interacciones sociales; 2) las inferencias sociales, representando la capacidad de detectar señales sociales que guíen el comportamiento apropiado posterior; 3) la preocupación empática, referida a la capacidad de responder estados emocionales de los demás de una manera sensible; 4) el conocimiento social, es decir, la capacidad de comprender las reglas de procedimiento de las situaciones sociales y modificar el comportamiento en respuesta a las demandas de tales situaciones; 5) habilidades de conversación verbal, incluyendo la participación en conversaciones recíprocas, capacidad de tomar turnos, de entender cómo iniciar, unirse y dejar conversaciones, y de saber cuándo mantener o cambiar los temas de conversación; 6) habilidades de información no verbal, que reflejan la capacidad de usar el lenguaje corporal para facilitar la comunicación; y 7) regulación emocional, haciendo referencia a los procesos involucrados en el monitoreo, evaluación y control de la intensidad de las experiencias emocionales internas y el comportamiento externo relacionado con la emoción para alcanzar los estados afectivos deseados.

Es claro que todas las medidas y conceptualizaciones desarrolladas tienen ciertas dimensiones, así como características distintas, y algunas otras en común. Las habilidades sociales, la empatía, el conocimiento social, la conciencia y la inferencia sociales parecen ser las que se han conservado desde las primeras aproximaciones al constructo hasta la fecha. Aunada a esta consideración, también se han reportado diferencias en función del sexo, a las cuales parece relevante prestar atención, pues podrían representar una manera distinta de aplicar este tipo de inteligencia entre hombres y mujeres.

Respecto a las habilidades sociales, Olaz (2012) reportó diferencias a favor de las mujeres cuando se trataba de creerse eficaces al momento de conversar con los demás, y para oponerse o rechazar la conducta o comentarios inaceptables de un antagonista y conseguir una conducta más aceptable en el futuro, pero a favor de los hombres cuando se trataba de concretar citas. Por su parte, García Terán et al. (2014), exponen que es de las mujeres de quienes se espera que sean más gentiles al interactuar con otras personas, mientras que de los hombres se esperan comportamientos más asertivos. Esto último coincide con los hallazgos de Holst Morales et al. (2018), quienes reportan que los hombres parecen tener más habilidades de comunicación y, en consecuencia, menos dificultades para ser asertivos.

Pasando a la empatía, algunos hallazgos sugieren ciertas disparidades. En un estudio realizado por Christov-Moore et al. (2014), reportaron que las mujeres muestran un mayor nivel de empatía cuando se trata de comprender y tomar la perspectiva de los demás; no obstante, Guzmán y Trabucco (2014) encontraron que los hombres eran los más hábiles para adoptar el punto de vista del otro en comparación con las mujeres.

Ahora, en torno al conocimiento social, Aguilar Montes de Oca et al. (2013) y Eagly y Carli, (2007), indican que los hombres parecen mostrar una mayor aceptación de la autoridad y una mayor preferencia por comportamientos jerárquicos en comparación con las mujeres. Sin embargo, algunos hallazgos parecen coincidir en que las mujeres pueden ser más conscientes de las normas sociales y mostrar un mayor cumplimiento, en comparación con los hombres, dado que la sensibilidad a las señales sociales y emocionales de ellas puede influir en su capacidad para seguir las reglas de manera más precisa (Eagly, 1987; Gur & Gur, 2017). Esto último, de acuerdo con Gur y Gur (2017), podría favorecer también que las mujeres sean más conscientes de cómo su conducta puede afectar a los demás.

A partir de lo anterior, y tomando en cuenta que las medidas desarrolladas hasta el momento están dirigidas a población distinta a la mexicana, se plantean las siguientes preguntas de investigación: 1) ¿La escala desarrollada en este estudio para medir la inteligencia interpersonal, resulta válida y confiable para jóvenes mexicanos?, y 2) ¿existen diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres en la inteligencia interpersonal?

 

Método

Participantes

Se trabajó con una muestra no probabilística por conveniencia (Hernández Sampieri et al., 2010), conformada por 500 participantes de los cuales el 57.2% eran mujeres (N=286) y el 42.8% hombres (N=214), residentes de la Ciudad de México, de entre 14 y 21 años, que se encontraban estudiando en el momento de su participación: 16.4% secundaria (N=82), 39.8% preparatoria (N=199) y 43.8% licenciatura (N=219), todos viviendo con su padre o tutor.

Instrumentos

Escala de Inteligencia Interpersonal. Para su elaboración se revisó, en primer lugar, la literatura y medidas sobre la variable, para posteriormente, extraer y traducir (si era el caso) algunos reactivos –marcados con asterisco en la Tabla 1– que se consideró evaluaban aspectos de la inteligencia interpersonal de las siguientes escalas: 1) Escala de Habilidades Sociales (Gismero González, 2010) 2) MSCS for Young adults (Trevisan et al., 2018), 3) TSIS (Silvera et al., 2001), 4) Interpersonal Reactivity Index (Davis, 1983); además, se redactaron reactivos con base en la literatura para completar la medición. Posteriormente, se realizó un pilotaje en el cual se le pidió a cinco participantes que respondieran el instrumento y expresaran si las instrucciones y todos los reactivos se comprendían. Esto no resultó en modificaciones, tampoco se observaron fallos en el diseño o gramaticales. Finalmente, se seleccionaron siete personas expertas (con práctica y experiencia en investigación) para validar el contenido y pertinencia de los reactivos, y con ello se realizó el cálculo de la V de Aiken (Aiken, 1980), que resultó de .95, con lo que se concluyó que los reactivos se aprobaron tanto en relevancia como en claridad. Una vez realizados los análisis factoriales exploratorios y confirmatorios, se confirmó una estructura de 37 reactivos distribuidos en ocho factores: 1) Inferencia social (p. ej., “Puedo predecir cómo reaccionarán los demás a mi comportamiento”), 2) Incapacidad ante la interacción social (p. ej., Me es complicado interactuar con personas que no conozco”), 3) Respeto y conciencia social (p. ej., “Entiendo que los maestros o supervisores están en una posición de autoridad”), 4) Empatía y compasión social (p. ej., “Me preocupa cuando la gente vive en condiciones difíciles”), 5) Abnegación (p. ej., “Me es fácil decir que no cuando así lo deseo”), 6) Toma de perspectiva (p. ej., “Intento entender mejor a mis amigos imaginando cómo ven las cosas desde su perspectiva”), 7) Conocimiento social (p. ej., “Me visto con ropa que generalmente es considerada aceptable por los compañeros de mi edad”), 8) Incapacidad social en contingencias (p. ej., “Cuando me estreso soy de muy poca ayuda”); y un coeficiente de confiabilidad total de .87.

 

Diseño

El presente estudio es, en primera instancia, un estudio instrumental, al incluir la creación de una medida para la inteligencia interpersonal y analizar sus propiedades psicométricas (Ato et al., 2013). En segunda instancia, se trata de un estudio comparativo, el cual permite conocer la diferencia con que se presenta una variable en distintos grupos (Ato et al., 2013), en este caso, entre hombres y mujeres.

 

Procedimiento

La prueba final fue aplicada de manera individual a los participantes, quienes voluntaria, anónima y confidencialmente, respondieron a ella en lugares como: centros comerciales, escuelas, parques, casas, etc. Se les aclaró a los participantes que sus respuestas sólo serían usadas con fines estadísticos. Las dudas que surgían durante la aplicación se resolvieron de inmediato y exitosamente.

 

Análisis de datos

Con la finalidad de obtener una medida válida y confiable, se siguieron los criterios establecidos por Reyes Lagunes y García y Barragán (2008) con base en Cronbach y Meehl (1955), que incluyen: 1) análisis de frecuencias reactivo por reactivo, 2) prueba t de Student para muestras independientes (por reactivo), 3) análisis Alpha de Cronbach con los reactivos que aprobaron los pasos anteriores para evaluar la consistencia interna de la escala, 4) análisis de inter-correlaciones de los reactivos para determinar el tipo de rotación del Análisis Factorial Exploratorio (AFE), 5) análisis descriptivos, Alpha de Cronbach y Omega de McDonald para estimar la confiabilidad de cada factor, 6) para confirmar la estructura factorial obtenida en el AFE, se llevó a cabo un Análisis Factorial Confirmatorio (AFC), donde se buscó el ajuste del modelo aportado por el AFE mediante los índices: prueba de bondad de ajuste X, que al tratarse de un parámetro sensible al tamaño de la muestra se consideró el coeficiente X2/gl (CMIN/DF) cuyo valor <3 indica un ajuste adecuado, CFI (Comparative Fit Index) y NFI (Normed Fit Index) como comparativos, y el índice de proporción de varianza AGFI (Adjusted Goodness of Fit Index), que con valores cercanos a 1 se interpretan como propios de un ajuste adecuado; y de error SRMR (Standarized Root Mean Square Residual) y RMSEA (Root Mean Square of Aproximation), los cuales son adecuados si su valor es <.08 y <.05 respectivamente.

Y para el segundo objetivo, que buscaba explorar las diferencias entre hombres y mujeres, se realizó una prueba U-Mann Withney considerando que no se cumplió con el supuesto de normalidad (Kolmogorov-Smirnov).

Resultados

Análisis factorial exploratorio (AFE) de la Escala de Inteligencia Interpersonal

Posterior a realizar los análisis estadísticos señalados, se observó que 73 de los 91 reactivos iniciales, discriminaron. Al llevar a cabo el AFE de ejes principales con Rotación Oblimin, se seleccionaron únicamente aquellos que registraron cargas factoriales iguales o superiores a .40, dejando fuera cuatro reactivos debido a su baja contribución. El análisis arrojó un índice KMO= .850 y la Prueba de Esfericidad de Bartlett B= 13039.108, gl= 2701, p= .000. De esta manera se obtuvieron ocho factores con valores superiores a 1 que explicaron el 36.61% de la varianza y con coeficientes de confiabilidad Alpha de Cronbach entre .721 y .857, con un ɑ total de .87 (ver Tabla 1). A su vez, se obtuvieron coeficientes omega entre .70 y .84.

 

Tabla 1

AFE y confiabilidad de la Escala de Inteligencia Interpersonal3

Inferencia social

Puedo predecir cómo reaccionarán los demás a mi comportamiento*

.691

Puedo “leer entre líneas” cuando la gente habla conmigo

.683

Puedo entender lo que otros realmente quieren decir a través de su expresión, lenguaje corporal, etc.*

.677

Puedo predecir el comportamiento de otras personas*

.645

Capto las sutilezas o detalles de la interacción entre dos personas

.638

No. de Reactivos= 13 M= 3.84 DE=.554 α= .857

Incapacidad ante la interacción social

Cuando me presentan a alguien no sé cómo empezar a conocerlo

.737

Me es complicado interactuar con personas que no conozco

.720

Se me complica tener temas de conversación al estar con otra persona

.664

Me es difícil llevarme bien con otras personas*

.610

Suelo aislarme cuando estoy con en un sitio con otras personas

.603

No. de Reactivos= 12. M= 2.69 DE=.754 α= .843

Respeto y conciencia social

Reconozco que hay problemas que nos afectan a todos

.681

Respeto la privacidad de las personas cuando se están cambiando o en el baño

.659

Soy educado/formal cuando interactúo con figuras de autoridad como maestros o supervisores*

.655

Entiendo que los maestros o supervisores están en una posición de autoridad

.624

Formo parte de una sociedad y por ello tengo obligaciones con ella

.555

No. de Reactivos= 12 M= 4.37 DE=.451 α= .814

Empatía y compasión social

Las desgracias de otros no suelen inquietarme mucho*

-.720

Me preocupa cuando la gente vive en condiciones difíciles

.677

A menudo tengo sentimientos de compasión y preocupación hacia gente menos afortunada que yo*

.674

Cuando otras personas tienen problemas, no suelen darme mucha lástima

-.662

Cuando veo que se aprovechan de alguien, siento la necesidad de protegerlo

.580

No. de Reactivos= 8 M= 3.45 DE=.414 α= .820

Abnegación

Para evitar problemas, procuro no expresar mi molestia

.649

Tiendo a guardarme mis opiniones*

.605

Cuando en un comercio atienden antes a alguien que entró después que yo, me quedo callado*

.593

Cuando alguien se me mete en una fila, hago como si no me diera cuenta*

.586

Evito hacer preguntas por miedo a parecer tonto*

.418

No. de Reactivos= 9 M= 2.85 DE=.647 α= .792

Toma de perspectiva

Cuando estoy molesto con alguien, trato de ponerme en sus zapatos durante un tiempo

.780

En un desacuerdo con otros, trato de ver las cosas desde el punto de vista de los demás antes de tomar una decisión*

.673

Puedo ver las cosas desde la perspectiva de otra persona

.621

Antes de criticar a alguien, intento imaginar cómo me sentiría yo si estuviera en su lugar*

.611

Creo que en todas las situaciones pueden existir dos puntos de vista e intento considerar ambos*

.547

No. de Reactivos= 6 M= 3.63 DE=.704 α= .785

Conocimiento social

Conozco las últimas tendencias en ropa para mi edad*

.769

Conozco los programas de televisión/series que están de moda entre las personas de mi edad

.757

Conozco la música que está de moda entre las personas de mi edad

.707

Me visto con ropa que generalmente es considerada aceptable por los compañeros de mi edad

.660

No. de Reactivos= 4 M= 3.51 DE=.971 α= .792

Incapacidad social en contingencias

Tiendo a perder el control en las emergencias*

.670

En situaciones de emergencia, siento miedo excesivo e incomodidad

.629

Cuando estoy en medio de una situación muy emotiva, me siento indefenso/a*

.582

Cuando me estreso soy de muy poca ayuda

.544

Me asusta estar en una situación tensa*

.543

No. de Reactivos= 5 M= 2.89 DE=.770 α= .721

 

Análisis factorial confirmatorio (AFC) de la Escala de Inteligencia Interpersonal

Para evaluar el ajuste del modelo obtenido en el AFE, se realizó el AFC. El modelo resultante no mostró índices de ajuste satisfactorios en un inicio, por lo que se realizaron ajustes de acuerdo con los Índices de Modificación (MI), con lo cual se obtuvieron los siguientes índices satisfactorios: x2(599)=1047.171; CMIN/DF=1.748; NFI=.777; GFI=.900; CFI=.889; SRMR=.054; RMSEA=.039 (.035-.043) y un total de 37 reactivos (ver Figura 1).

 

Figura 1

AFC de la Escala de Inteligencia Interpersonal

AFC de la Escala de Inteligencia Interpersonal

Una vez obtenida la Escala de Inteligencia Interpersonal, se procedió a examinar las diferencias en el comportamiento de la inteligencia interpersonal, en función del sexo. Al respecto, se encontraron diferencias significativas y con un tamaño del efecto igual o mayor a .35 en seis de las ocho dimensiones que componen a la inteligencia interpersonal.

Se observó que son las mujeres quienes expresan mayor incapacidad para interactuar con personas que no conocen o sacar tema de conversación (incapacidad ante la interacción social), más dificultad para decir que no cuando así lo desean o expresar enojo cuando tienen motivos justificados (abnegación), y tienden en mayor medida a perder el control en las emergencias (incapacidad social en contingencias), en comparación con los hombres.

Adicionalmente, fueron también las mujeres quienes reportaron entender, en mayor medida, que existen figuras de autoridad y que el entorno puede afectarles o ayudarles en su desarrollo (respeto y conciencia social), tener mayores sentimientos de compasión y preocupación (empatía y compasión social), así como realizar más intentos por entender mejor a sus amigos, imaginando cómo ven las cosas desde su perspectiva (toma de perspectiva).

 

Tabla 2

Diferencias por sexo en inteligencia interpersonal

Mujeres

Hombres

p

PS

Incapacidad ante la interacción social

256.32

209.41

.001

0.40

Respeto y conciencia social

264.98

221.02

.001

0.41

Compasión y empatía social

271.45

201.37

.001

0.35

Abnegación

255.24

221.83

.009

0.43

Toma de perspectiva

273.92

204.56

.001

0.35

Incapacidad social en contingencias

272.49

203.36

.001

0.35

PS: Probabilidad de superioridad

Discusión

Las relaciones sociales son un componente invaluable de la vida y, tanto su calidad como su estructura, se asocian consistentemente con mejores resultados a lo largo de la vida, desde la adolescencia hasta la edad adulta y vejez (Belton et al., 2016). En este sentido, la presente investigación estuvo encaminada a desarrollar una medida válida y confiable de la inteligencia interpersonal y a identificar las diferencias en este tipo de inteligencia, en función del sexo. Los resultados obtenidos en cuanto al primer objetivo, muestran la concepción de una escala válida en su constructo y confiable para jóvenes mexicanos, conformada por ocho factores que se definen y discuten a continuación:

El factor denominado Inferencia Social hace referencia a qué tan de acuerdo está una persona con la capacidad que tiene para predecir cómo reaccionarán o se comportarán los demás, leer entre líneas y reconocer los estados de ánimo o intenciones de los otros, a través de señales no verbales como la expresión facial y el tono de voz. Este factor se ve apoyado por Wong et al. (1995) y Trevisan et al. (2018), quienes definen a la inferencia social como la capacidad de una persona para comprender o descifrar las conductas verbales y no verbales de otros, para guiar sus juicios y comportamientos.

El factor denominado Incapacidad ante la Interacción se refiere a la dificultad y temor que le causa a una persona el convivir con otros, ya sean desconocidos o no, en situaciones como buscar trabajo, solicitar información por teléfono, halagar a alguien, asistir a reuniones, empezar a conocer a alguien o entablar una conversación; lo cual en su conjunto implica la falta de ciertas habilidades sociales, las cuales permitirían a las personas interactuar de manera satisfactoria en distintos contextos (Gismero Gonzáles, 2010; Pérez Aldeguer, 2013).

El factor nombrado Respeto y Conciencia social es entendido como la capacidad para reconocer que existen diversos contextos y lugares en donde ciertas conductas son o no apropiadas, hay figuras de autoridad y la manera de interactuar debe variar según el caso y las reglas sociales; implica también el saber respetar la privacidad de los demás y estar consciente de que se es integrante de una sociedad que influye en el propio comportamiento, el cual, a su vez, impacta en la sociedad. En congruencia, Trevisan et al. (2018) indican que son reglas de procedimiento de las situaciones sociales, resaltando, además, la importancia del saber modificar el comportamiento social propio, en respuesta a las demandas y características las situaciones.

El factor llamado Empatía y Compasión social hace referencia a la capacidad de ser sensible ante las desgracias y problemas de los otros y sentir la necesidad de ayudar. Esto es apoyado por Davis (1983), quien define a la empatía como la capacidad de responder a los estados emocionales de los demás de manera sensible, lo cual es importante porque las personas no pueden sentirse bien y relacionarse satisfactoriamente con los demás, si dejan al margen sus emociones y sentimientos (Morgado, 2010).

El factor Abnegación implica la incapacidad para defender los propios derechos, para expresar opiniones y para mostrar inconformidad o enojo ante situaciones injustas. Este tipo de comportamientos –según Gismero González (2010)– expresa que el tener la capacidad para realizar estas conductas favorece la interacción social satisfactoria, y no tenerlas deriva en dificultades al momento de querer expresar sus deseos u opiniones adecuadamente (González Correa, 2014).

El factor denominado Toma de Perspectiva, se refiere a la capacidad de ponerse en el lugar del otro y considerar puntos de vista distintos al propio, con la finalidad de tomar mejores decisiones y comprender mejor a los demás (Davis, 1983). Sin duda, este aspecto se vincula con la comprensión cognoscitiva que se tiene del otro y su contexto (Wimmer et al., 1988), útil en la sincronización de las visiones de dos personas.

El factor titulado Conocimiento social es entendido como el saber acerca de las últimas tendencias en -por ejemplo- ropa, música y televisión entre los iguales, así como vestirse conforme a ello. Esto se convierte en una lente para el individuo por donde observar el contexto social que lo rodea (López Vilar, 2015), lo que encaja con las características de la muestra, pues los adolescentes en la búsqueda de su identidad, siguen las pautas sociales para poder identificarse con sus contemporáneos (Nannini, 2016).

Finalmente, el factor de Incapacidad social en Contingencias se refiere a los sentimientos de miedo, estrés, incomodidad o falta de control, ante situaciones negativas como emergencias. Al respecto, Davis (1983) y Mestre et al. (1999) explican que una persona puede llegar a sentir ansiedad y malestar ante situaciones negativas que experimentan los demás. Este factor coincide con el que estos autores nombran como Malestar Personal, pues incluye sentimientos orientados al yo, pero provocados por situaciones que experimentan otros (Davis, 1983).

Así, se muestra que los factores obtenidos para la escala hacen referencia a las dimensiones de la inteligencia interpersonal, según las definiciones y medidas creadas por otros autores a lo largo del tiempo (p. ej., Marlowe, 1986; Wong et al., 1995; Goleman, 2006; Weis & Süß, 2007; Frankovský & Birknerová, 2014; Trevisan et al., 2018), resultando una medida completa del constructo.

En cuanto al segundo objetivo –identificar diferencias entre hombres y mujeres en la inteligencia interpersonal– los hombres son quienes se enfrentan con menores dificultades para interactuar con otros, quizá porque es a ellos a quienes se les ha atribuido una menor dificultad para concertar citas y un comportamiento más activo en el ámbito social, además de una mayor facilidad para expresar sentimientos negativos y hacer peticiones, habilidades relacionadas tanto con la interacción social como con menos abnegación (García Terán et al., 2014), factor en el que los hombres también puntuaron significativamente más bajo, coincidiendo con la idea de que es en ellos, y no en ellas, en donde la competencia, el ejercicio del poder y la definición de reglas son características relevantes (Aguilar Montes de Oca et al., 2013). Además, las mujeres reportaron mayor dificultad para controlarse en las emergencias o situaciones estresantes. Esto último podría deberse a que se les ha calificado como más empáticas, lo cual estaría provocando mayores reacciones emocionales ante las experiencias negativas de otros, como las emergencias (Davis, 1983; Hermann & Betz, 2004). Adicionalmente, coincide con lo encontrado por otros autores cuando exploran diferencias entre hombres y mujeres en esta área de la empatía (Pérez Albéniz et al., 2003; Navarro Saldaña et al., 2016).

En concordancia con lo anterior, fueron ellas las que reportaron mayor conciencia social y respeto hacia figuras de autoridad, empatía y compasión social, así como la capacidad para ponerse en el lugar del otro ante situaciones difíciles. Esto podría deberse a que, durante el proceso de socialización, son educadas en la responsabilidad, el apoyo y la preocupación por los demás. Esto último, fundamenta también los mayores sentimientos de empatía, compasión y capacidad para ponerse en el lugar del otro que las mujeres reportaron y que es apoyado en estudios previos (García Terán et al., 2014; Álvarez Cabrera et al., 2010; Hermann y Betz, 2004).

De esta manera, la investigación presentada brinda una medida con características psicométricas válidas y confiables para evaluar la inteligencia interpersonal en población mexicana, además de revelar particularidades culturales de la muestra con que se trabajó. Asimismo, se evidencia la necesidad de un estudio más profundo de la inteligencia interpersonal en las diferentes etapas de vida dada la escasa información en el contexto mexicano. A partir de esto, se propone como futuras líneas el examinar, la manera en la que el constructo está presente en población distinta –por ejemplo– adultos, y de qué manera impacta en diferentes contextos, relaciones interpersonales y aspectos de la cotidianidad.

Referencias bibliográficas

Aguilar Montes de Oca, Y., Valdez Medina, J., González-Arratia, N. y González Escobar, S. (2013). Los roles de género de los hombres y las mujeres en el México contemporáneo. Enseñanza e Investigación en Psicología, 18(2), 207-224. https://www.redalyc.org/pdf/292/29228336001.pdf

Aiken, L. (1980). Content validity and reliability of single items or questionnaires. Educational and Psychological Measurement, 40(4), 955-959. http://doi.org/10.1177/001316448004000419

Álvarez Cabrera, P., Carrasco Gutiérrez, M. y Fustos Mutis, J. (2010). Relación de la empatía y género en la conducta prosocial y agresiva, en adolescentes de distintos tipos de establecimientos educacionales. Revista Iberoamericana de Psicología: Ciencia y Tecnología, 3(2), 27-36. https://doi.org/10.33881/2027-1786.rip.3203

Andrés, A. (1997). Manual de psicología diferencial. McGraw-Hill.

Ardila, R. (2011). Inteligencia. ¿Qué sabemos y qué nos falta por investigar? Revista de la Academia Colombiana de Ciencias, 35(134), 97-103. http://www.scielo.org.co/pdf/racefn/v35n134/v35n134a09.pdf

Ato, M., López, J. y Benavente, A. (2013). Un sistema de clasificación de los diseños de investigación en psicología. Anales de Psicología, 29(3), 1038-1059. https://doi.org/10.6018/analesps.29.3.178511

Belton, D., Ebbert, A. y Infurna, F. (2016). Social Intelligence. Springer.

Cantor, N. y Mischel, W. (1979). Prototypes in Person Perception. Advances in Experimental Social Psychology, 12, 3-52. https://doi.org/10.1016/S0065-2601(08)60258-0

Castelló Tarrida, A. y Cano Autet, M. (2011). Inteligencia interpersonal: conceptos clave. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 14(3), 23-35. https://www.redalyc.org/pdf/2170/217022109002.pdf

Christov-Moore, L., Simpson, E., Coudé, G., Grigaityte, K., Iacoboni, M. y Ferrari, P. (2014). Empathy: Gender Effects in Brain and Behavior. Neuroscience and biobehavioral reviews, 46, 605-621. http://dx.doi.org/10.1016/j.neubiorev.2014.09.001

Cronbach, L. y Meehl, P. (1955). Construct validity in psychological tests. Psychological Bulletin, 52(4), 281-302. https://doi.org/10.1037/h0040957

Davis, M. (1983). Measuring individual differences in empathy: Evidence for a multidimensional approach. Journal of Personality and Social Psychology, 44(1), 113-126. https://doi.org/10.1037/0022-3514.44.1.113

Eagly, A. (1987). Sex differences in social behaviour: A social-role interpretation. Lawrence Erbaum.

Eagly, A. y Carli, L. (2007). Trough the labyrinth. The truth about how women become leaders. Harvard Business School Press.

Frankovský, M. y Birknerová, Z. (2014). Measuring Social Intelligence-The MESI Methodology. Asian Social Science, 10(6), 90-97. http://dx.doi.org/10.5539/ass.v10n6p90

García Terán, M., Cabanillas, G., Morán, V. y Olaz, F. (2014). Diferencias de género en habilidades sociales en estudiantes universitarios de Argentina. Disertaciones, 7(2), 114-135. https://revistas.urosario.edu.co/index.php/disertaciones/article/view/3736

Gardner, H. (1997). Estructuras de la mente. La teoría de las inteligencias múltiples. Fondo de Cultura Económica.

Gismero González, E. (2010). Manual de la Escala de Habilidades Sociales. TEA, Ediciones.

Goleman, D. (2006). Social intelligence: The new science of human relationships. Bantam Books.

González Correa, C. (2014). Las habilidades sociales y emocionales en la infancia [Tesis de licenciatura, Universidad de Cádiz]. Repositorio de Objetos de Docencia e Investigación de la Universidad de Cádiz. https://rodin.uca.es/bitstream/handle/10498/16715/Trabajo%20Final%20de%20Grado_Cristina%20Gonz%C3%A1lez%20Correa.pdf?sequence=10

Gur, R. y Gur, R. (2017). Complementarity of sex differences in brain and behavior: From laterality to multimodal neuroimaging. Journal of Neuroscience Research, 95(1-2), 189-199. http://dx.doi.org/10.1002/jnr.23830

Guzmán G. y Trabucco, C. (2014). Estilos de Apego y Empatía Diádica en Relaciones de Pareja en Adultos Emergentes. Revista Argentina de Clínica Psicológica, 23(3), 61-69. https://www.redalyc.org/pdf/2819/281935591006.pdf

Hermann, K. y Betz, N. (2004). Path Models of the Relationships of Instrumentality and Expressiveness to Social Self-Efficacy, Shyness, and Depressive Symptoms. Sex Roles, 51(1-2), 55-66. https://doi.org/10.1023/B:SERS.0000032309.71973.14

Hernández Sampieri, R, Fernández Collado, C. y Baptista Lucio, P. (2010). Metodología de la investigación (5ª ed.). McGraw-Hill.

Holst Morales, I., Galicia Barrera, Y., Gómez Veytia, G. y Degante González, A. (2018). Las habilidades sociales y sus diferencias en estudiantes universitarios. Vertientes. Revista Especializada En Ciencias De La Salud, 20(2), 22-29. https://www.revistas.unam.mx/index.php/vertientes/article/view/67164

Kanazawa, S. (2010). Evolutionary psychology and intelligence research. American Psychologist, 65(4), 279-289. https://doi.org/10.1037/a0019378

Kosmitzki, C. y John, O. (1993). The implicit use of explicit conceptions of social intelligence. Personality and Individual Differences, 15(1), 11-23. https://doi.org/10.1016/0191-8869(93)90037-4

López Vilar, D. (2015). Definiendo el campo metodológico para el estudio de las tendencias sociales y de consumo [Tesis de licenciatura, Universidad de Murcia]. Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya. https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/371449/TMJLV.pdf

Lowman, R. y Leeman, G. (1988). The Dimensionality of Social Intelligence: Social Abilities, Interests, and Needs. The Journal of Psychology, 122(3), 279-290. https://doi.org/10.1080/00223980.1988.9915516

Marlowe, H. (1986). Social intelligence: Evidence for multidimensionality and construct independence. Journal of Educational Psychology, 78(1), 52-58. https://doi.org/10.1037/0022-0663.78.1.52

Mestre, V., Pérez Delgado, E., Frías, D. y Samper, P. (1999). Instrumentos de evaluación de la empatía. En E. Pérez Delgado & V. Mestre (Eds.), Psicología moral y crecimiento personal (pp. 181-190). Ariel.

Morgado, I. (2010). Emociones e inteligencia social, las claves para una alianza entre los sentimientos y la razón. Editorial Planeta.

Moss, F. y Hunt, T. (1927). Are you socially intelligent? Scientific American, 137, 108-110. https://psycnet.apa.org/doi/10.1038/scientificamerican0827-108

Nannini, V. (2016). Moda, Comunicación y Poder: ¿Qué vestimos, por qué y qué queremos decir con eso? [Tesis de licenciatura, Universidad Nacional de Rosario]. Repositorio Hipermedial de la Universidad Nacional de Rosario. https://rephip.unr.edu.ar/bitstream/handle/2133/6618/TesinaNanniniModa.pdf?sequence=3

Navarro Saldaña, G., Maluenda Albornoz, J. y Varas Contreras, M. (2016). Diferencias en empatía según sexo y área disciplinar en estudiantes universitarios chilenos de la provincia de Concepción, Chile. Educación, 25(49), 63-82. http://dx.doi.org/10.18800/educacion.201602.004

Olaz, F. (2012). Escala de Autoeficacia Social para Universitarios (EAS-U). Estudios Psicométricos y Bases Conceptuales. Editorial Académica Española.

O’Sullivan, M., Guilford, J. y DeMille, R. (1965). The measurement of social intelligence. University of Southern California.

Pérez Albéniz, A., de Paúl, J., Etxeberría, J., Montes, M. y Torres, E. (2003). Adaptación de Interpersonal Reactivity Index (IRI) al español. Psicothema, 15(2), 267-272. https://www.psicothema.com/pdf/1056.pdf

Pérez Aldeguer, S. (2013). Effects of Collaborative Musical Teater on the Development of Social Competence. Electronic Journal of Research in Educational Psychology, 11(1), 117-138. http://dx.doi.org/10.1037/t58293-000

Reyes Lagunes, I. y García y Barragán, L. (2008). Hacia un procedimiento de validación psicométrica culturalmente relevante. En S. Rivera Aragón, R. Díaz Loving & I. Reyes Lagunes (Eds.), La psicología social en México, (vol. XII, pp. 625-663). Asociación Mexicana de Psicología Social.

Silvera, D., Martinussen, M. y Dahl, T. (2001). The Tromsø Social Intelligence Scale, a self-report measure of social intelligence. Scandinavian Journal of Psychology, 42(4), 313-319. https://doi.org/10.1111/1467-9450.00242

Sternberg, R. (1990). Más allá del cociente intelectual. Una teoría triárquica de la inteligencia humana. Desclée de Brouwer.

Sternberg, R., Conway, B., Ketron, J. y Bernstein, M. (1981). People’s conceptions of intelligence. Journal of Personality and Social Psychology, 41(1), 37-55. https://doi.org/10.1037/0022-3514.41.1.37

Thorndike, E. (1920). Intelligence and its uses. Harper’s Magazine, 140, 227-235.

Trevisan, D., Tafreshi, D., Slaney, K., Yager, J. y Larocci, G. (2018). A psychometric evaluation of the Multidimensional Social Competence Scale (MSCS) for young adults. PLoS ONE, 13(11), 1-19. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0206800

Vernon, P. (1933). The Rorschach Ink-Blot Test II. British Journal of Medical Psychology, 13(3), 89-200. https://doi.org/10.1111/j.2044-8341.1933.tb01100.x

Villamizar Acevedo, G. y Donoso Torres, R. (2013). Definiciones y teorías sobre inteligencia. Revisión histórica. Psicogente, 16(30), 407-423. https://doi.org/10.17081/psico.16.30.1927

Weis, S. y Süß, H. (2007). Reviving the search for social intelligence. Personality and Individual Differences, 42, 3-14. https://psycnet.apa.org/doi/10.1016/j.paid.2006.04.027

Wimmer, H., Hogrefe, C. y Perner J. (1988). Children’s understanding of informational access as source of knowledge. Children Development, 59, 386-396. https://psycnet.apa.org/doi/10.2307/1130318

Wong, C., Day, J., Maxwell, S. y Meara, N. (1995). A multitrait-multimethod study of academic and social intelligence in college students. Journal of Educational Psychology, 87(1), 117-133. https://psycnet.apa.org/doi/10.1037/0022-0663.87.1.117

 

 

 

 

1 Licenciada en Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México. Av. Universidad 3000, Universidad Nacional Autónoma de México, C.U., Delegación Coyoacán, CP 04510, Ciudad de México. Correo electrónico: danielagvelasco@gmail.com. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5770-4779

2 Doctorado en Psicología Social, Universidad Nacional Autónoma de México. Correo electrónico: rozzara@unam.mx. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5952-8972

3 Solo se incluyen los primeros cinco reactivos de cada factor con mayor carga factorial por cuestión de espacio, para la versión completa contactar a las autoras.