Pandemia en tiempos de globalización

Pandemic in times of globalization

 

Recepción: 29 de mayo de 2022/ Aceptación: 30 de junio de 2022

 

Rodolfo Parisí1

Mercedes Parisí2

 

DOI: https://doi.org/10.54255/lim.vol11.num21.622

 

Resumen

En diciembre de 2019 se desató una pandemia denominada COVID 19, o “coronavirus”, que ha generado un sinfín de problemáticas a nivel mundial, pero que recae con más efectos sobre las poblaciones que se ubican en la pobreza, extrema pobreza e indigencia.

Consideramos que la pandemia podría ser el resultado de la explotación que hace el capitalismo del mundo –planeta en términos geobiológicos, sociedades mundiales en términos sociales–, al producir todo tipo de explotación del medio ambiente, incluyendo a las personas. El afán de riquezas es profundamente desmedido, dañino y con consecuencias sociales tremendas, tales como lo son el calentamiento global, arrasamiento de los recursos naturales, contaminación, entre otros, que, conjuntamente con una desigualdad temeraria en la repartición de riquezas, constituyen una postal que vivimos a diario y que se ha ido profundizando con la globalización del neoliberalismo.

Si no hubiera una relación estrecha entre lo señalado y el virus, las condiciones mencionadas fueron necesarias y suficientes para la expansión del Covid 19.

Palabras clave: pandemia, Covid 19, capitalismo neoliberal, distribución de la pobreza

 

Abstract

In December 2019, a pandemic with the name Covid-19, or “coronavirus”, was unleashed, which has generated endless problems worldwide, but which has more effects on populations that are located in poverty, extreme poverty and indigence.

We consider that the pandemic could be the result of the exploitation that capitalism makes of the world - planet in geobiological terms, world societies, social terms - by producing all kinds of exploitation of the environment, including people. The desire for wealth is profoundly excessive, harmful and with tremendous social consequences: global warming, devastation of natural resources, pollution, among others, together with a reckless inequality in the distribution of wealth, they constitute a postcard that we live daily and that has been deepening with the globalization of neoliberalism.

If there was not a close relationship between the aforementioned and the virus, the conditions mentioned were necessary and sufficient for the spread of Covid 19.

Keywords: pandemic, Covid 19, neoliberal capitalism, poverty distribution

 

La desigualdad social es más violenta

que cualquier protesta (Anónimo)

Introducción

En diciembre de 2019 se detectó, en la ciudad de Wuhan, China, el primer brote del Covid-19, que lleva, a la fecha de este escrito –marzo 2022– 6.130.000 muertos. Del comienzo de la pandemia han pasado 24 meses.

La conocida gripe española (1918-1919), causada por el virus H1N1 con genes de origen aviar, en 18 meses provocó la muerte de 50 millones de personas. Sin vacunas para protegerse contra la infección por la influenza y sin antibióticos para tratar infecciones bacterianas secundarias que pudieran estar asociadas a las infecciones por influenza, los esfuerzos de control a nivel mundial se limitaron a intervenciones no farmacéuticas como aislamiento, cuarentena, buenos hábitos de higiene personal, uso de desinfectantes y limitaciones de reuniones públicas, que se implementaron de manera desigual (Center for Disease Control and Prevention, 2020).

Se la denominó gripe española porque fueron los medios de comunicación españoles los que más informaron sobre esta, ya que el resto de Europa estaba saliendo de la primera guerra mundial y sus preocupaciones giraban en torno a la misma. También recibió ese nombre porque España fue uno de los países donde más gente murió. La gripe mató más gente que la guerra (la guerra mató a 20 millones de personas).

Tal como desarrolla Martínez (2020), todos los académicos coinciden en que el final global de la pandemia ocurrió en 1920, cuando la sociedad acabó por desarrollar una inmunidad colectiva a la gripe española, aunque el virus no desapareció nunca por completo.

Algo parecido está sucediendo en la actualidad con el Covid 19 respecto de las medidas de aislamiento. Se toman similares decisiones en la mayoría de los países para que el virus no se propague, en tanto se avanza en los países pudientes con el proceso de vacunación.

Es de destacar que no todos los países han seguido las mismas medidas: tanto EEUU como Brasil, los dos dirigidos por gobiernos que se enmarcan en políticas de corte neoliberal, a las que se les llama necropolíticas, han tendido a la negación de la enfermedad como estrategia, han desamparado a la población y tienen tasas muy altas de muertos (EEUU3, con 973.000 y Brasil con 658.000)

Un dato que es interesante para analizar es que hasta hace unos meses atrás fue Bélgica el país que más muertos tenía por millón de habitantes y eso se debía a que tiene una esperanza de vida de 81,1 años, bastante alta comparada con la del resto de los países analizados por el Índice global de envejecimiento. Se encuentra este país clasificado en la 24º posición, sus habitantes mayores de 60 años disfrutan en general de un buen nivel de bienestar, según el índice de Envejecimiento Global de 2015 y sabemos que el Covid afecta a los adultos mayores por excelencia. Ahí incide, sin dudas, el nivel de vida que se alcanza en Bélgica (Expansión Datos Macro, 2020).

Ciertos estudios informan al respecto:

Una investigación realizada en agosto y publicada en Nature, determinó que por cada 1.000 personas infectadas con el coronavirus que tienen menos de 50 años, casi ninguna morirá. Para las personas de cincuenta y sesenta años, morirán alrededor de cinco, más hombres que mujeres. Luego, el riesgo aumenta abruptamente a medida que se acumulan los años. Por cada 1.000 personas de setenta o más años que están infectadas, morirán alrededor de 116. Estas son las duras estadísticas obtenidas por algunos de los primeros estudios detallados sobre el riesgo de mortalidad por COVID-19.

De acuerdo a la primera investigación la explicación del COVID-19 y los adultos mayores era que el sistema inmunológico podría explicar el riesgo mucho mayor de que las personas mayores mueran a causa del virus. A medida que el cuerpo envejece, desarrolla niveles bajos de inflamación, y el COVID-19 podría estar empujando al ya sobrecargado sistema inmunológico al límite.

En este contexto, una nueva investigación realizada por investigadores de la Universidad McGill de Canadá reveló que las proteínas implicadas en el inicio de la infección por COVID-19 puede impactar en las personas de tercera edad y a las personas con otras enfermedades de forma más vulnerable tras descubrir que una mayor oxidación celular producto del envejecimiento sumado a la enfermedad puede ser la razón por la que los ancianos y las personas con enfermedades crónicas se infectan más seguido y de forma más grave. (Osinsa, 2020)

Brasil, en tanto, tiene una tasa de 3.093,70 muertos cada millón de habitantes y tal como dijimos, las políticas de Bolsonaro son las de negar la pandemia y no tener una política activa frente a la misma en términos epidemiológicos.

China tiene solo 7,61 muertos cada millón de habitantes, Cuba 751,06, en tanto que en Argentina el promedio es de 2.811,99. Suecia adoptó al inicio de la pandemia la estrategia de la inmunidad de rebaño, luego tuvo que echarse atrás, y contabiliza 1.739,33 muertos cada millón de habitantes (Expansión Datos Macro, 2022).

No es obra de la casualidad la variación en la cantidad de muertos respecto de los datos que observamos. La cantidad de muertos tiene una estricta relación con las medidas que se tomaron frente a la pandemia por parte de los Estados Nacionales.

Hemos observado una cuarta ola de Covid en Francia (Shweta, 2021) y en Italia (Piqué, 2021).

Por lo que observamos, hasta que se logre una vacunación total mundial y tratamientos adecuados, seguirá siendo fundamental el aislamiento preventivo social y obligatorio ya que brinda la mayor protección y baja las tasas de contagio.

En palabras de Ignacio Ramonet (2020):

Echaron mano de disposiciones de salud pública del pasado que los epidemiólogos conocían bien porque, frente a numerosas epidemias, como ya hemos dicho, desde la Edad Media, se habían empleado con eficacia… Perfeccionadas y afinadas desde el siglo XIV, medidas como la cuarentena, el aislamiento social, las zonas restringidas, el cierre de fronteras, el corte de carreteras, la distancia de seguridad y el seguimiento de los contactos de cada infectado, se aplicaron de inmediato… Sin recurrir a tecnologías digitales, las autoridades se basaron en una convicción bien sencilla: si por arte de magia todos los habitantes permaneciesen inmóviles en donde están durante catorce días, a metro y medio de distancia entre sí, toda la pandemia se detendría al instante. (s/p)

Entre la gripe española y el Covid 19 hubo también dos fuertes gripes:

a) La gripe asiática de 1957-1958, producida por el H2N2, mató 2 millones de habitantes.

b) La gripe de Hong Kong de 1968-1970, producida por el H3N2, mató alrededor de 1 millón de personas (Orgaz, 2021).

 

El capitalismo como catástrofe social y mundial. La globalización del mismo

Un hecho que no estaba presente en la mencionada gripe española fue la globalización. Por tanto, la referencia a la globalización implica y da por sentado que estamos hablando de la organización mundial del capitalismo, en su fase neoliberal, en los inicios del siglo XXI. Si ustedes observan, he dicho organización mundial del capitalismo, no organización del capitalismo a nivel mundial. El mundo está organizado por el capitalismo, con consecuencias nefastas, tal como iremos desarrollando en la presente investigación.

Si bien no existía antaño la globalización tal como la conocemos –a pesar de que ya existía la mundialización del capitalismo desde varios siglos atrás–, el capitalismo reinaba durante la gripe española.

Es de destacar que el capitalismo tuvo crisis o varias etapas críticas: la crisis de 1929 (EEUU), la crisis petrolera también en EEUU (fines de los 60) y la crisis de las burbujas inmobiliaria (2008) entre las más destacadas, pero siempre sobrevivió y salió fortalecido.

Pero también existen movimientos de resistencia ante el capitalismo, que tienen diferentes referentes.

Por ejemplo, un movimiento de importancia no menor, en el que observamos diferentes personalidades, que van desde David Pavón Cuellar hasta Enrique Dussel, desde Naomi Klein hasta Ignacio Ramonet, desde Noam Chomsky hasta Yanis Varoufakis, que levantan la voz de manera permanente y nos invitan a pensar en las catástrofes del capitalismo. O podríamos pensar directamente al capitalismo como una catástrofe mundial.

Entre el 18 y el 20 de septiembre de 2020 se llevó a cabo la Cumbre virtual de la Internacional Progresista. Estuvieron presentes el exvicepresidente boliviano Álvaro García Linera, el exministro de Asuntos Exteriores de Brasil Celso Amorín, el expresidente de Ecuador Rafael Correa, el actor mexicano Gael García Bernal, la activista guatemalteca Renata Ávila, el excandidato presidencial brasileño Fernando Haddad, el senador demócrata estadounidense Bernie Sanders y la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, entre otros. Es decir, una pléyade de personalidades y referentes mundiales, que están contra el capitalismo, sus dispositivos y sus consecuencias, así como están contra las derechas.

El objetivo del movimiento es trabajar para crear una gran alianza de izquierda mundial, fuerte y sólida, capaz de hacer frente al auge de la derecha populista y la extrema derecha en todo el planeta, en un escenario parecido al de los años 30 del siglo pasado, atravesado por los dictámenes capitalistas.

 

El manifiesto fundacional de la Internacional Progresista dice:

Hay una guerra global en marcha contra los trabajadores, contra el medio ambiente, contra la democracia, contra la decencia (...) Una red de facciones de extrema derecha se está extendiendo a través de las fronteras para erosionar los derechos humanos, silenciar la discrepancia y promover la intolerancia…. Ha llegado el momento de movilizar a los trabajadores, a las mujeres y a los marginados de todo el mundo para compartir una visión común de democracia, prosperidad, sostenibilidad y solidaridad. (Flanagan,2021, s/p)

La organización Progresista plantea que un futuro mejor es posible. Los partidos progresistas, socialdemócratas y socialistas han logrado mucho en la lucha por el progreso y la democracia social. Juntos queremos seguir avanzando por este camino de la libertad, justicia y la solidaridad. Una parte fundamental del documento de la Internacional Progresista es la siguiente:

En el contexto actual, en el que hay una enorme crisis mundial sanitaria y económica ocasionada por la pandemia de covid-19, los políticos y activistas que conforman la IP entendieron que era el momento propicio para reactivar el movimiento, ya que a su entender es imprescindible que las fuerzas progresistas del mundo se unan para defender y sostener un Estado de bienestar, los derechos laborales y la cooperación entre países, además de consolidar un mundo más democrático, igualitario, ecologista, pacífico y en el que prime la economía colaborativa. (Fernández, 2020, s/p)

Nos parece de suma importancia escuchar lo que dicen sus representantes, por lo que haremos un sucinto recorrido por sus palabras.

Yanis Varoufakis en su alocución en la Cumbre sostuvo: “Coincido con quienes dicen que el capitalismo no es civilizado, domesticado ni compatible con la supervivencia de la humanidad” (Vassalllo, 2020, s/p).

Lo expresado por Varoufakis no admite demasiada discusión. El afán de riquezas está montado sobre un dispositivo que va en contra de toda forma de solidaridad y lucha por el bien común.

Chomsky expresa, al respecto, un panorama desalentador:

Estamos ante una confluencia crítica generada por el deterioro de la democracia, la inminencia de una catástrofe medioambiental y la amenaza de una guerra nuclear: la evolución de ese panorama depende de las próximas elecciones en su país, a las que define como las más importantes no solo en la historia de Estados Unidos sino también en la historia de la humanidad. (Llorente, 2020, s/p)

En tanto que Leonardo Boff sostiene en una entrevista:

Creo que hay una visión reduccionista del tema. Se pone el foco en la medicina, la técnica, los insumos, la búsqueda frenética de una vacuna. Pero es necesario darle un contexto al virus. El Covid-19 cayó como un rayo sobre el capitalismo neoliberal. Todos los mantras que tenía como el lucro, la especulación financiera, los niveles extremos de concentración, la competencia, el individualismo, el consumismo, el Estado mínimo, la privación de los espacios comunes, han sido inútiles. Este modo de producción capitalista ha afectado profundamente la naturaleza, ha avanzado sobre los bosques en razón del agro-negocio destruyendo parte del hábitat de los virus. La Tierra es un súper organismo vivo, que articula lo físico y lo ecológico para mantener su equilibrio. A mi juicio, la pandemia es un contraataque de la madre Tierra contra un tipo de humanidad que la sigue amenazando, destruyendo. Como dice El Papa: nunca hemos maltratado y dañado la casa común como los últimos siglos. Entonces, la tierra reacciona: el zika, el ébola, el chikungunya. El cambio es que ahora el planeta entero está afectado. Es una señal. O la humanidad reacciona o vendrán más virus letales, en una suerte de guerra que no tenemos chance de ganar. Ella nos puede destruir y seguir adelante sin seres humanos. (Llorente, 2020, s/p)

Boff agrega:

Hay que crear condiciones para que la vida sea protegida, defendida y tratar siempre humanamente a los seres humanos. Los últimos datos de bancos suizos nos dieron hace unas semanas que el 1% de la humanidad posee el 45% de la riqueza de todo el mundo; el 50% de la humanidad tiene sólo 1% de esa riqueza. Por detrás de esos números está la tragedia de enfermedades y muerte de millones.

La humanidad corre el riesgo de autodestrucción, tiene ya armas químicas nucleares que de nada valen contra el coronavirus, pero que pueden destruir de 15 formas diferentes toda la vida en la Tierra. Esa civilización que nació en el siglo XVII y que trajo grandes beneficios, simultáneamente ha creado su autodestrucción. Y ahora la inteligencia artificial, con sus mil millones de algoritmos, es independiente de nosotros y toma decisiones sin preguntarnos. Esa humanidad ha creado muchos valores, pero también la posibilidad de autodestrucción. Sin determinados valores éticos no vamos a subsistir. (Llorente, 2020, s/p)

Boff, como todo intelectual de fuste –atravesado por una concepción religiosa–, ve el todo e involucra un vector altamente delicado: las democracias. El capitalismo, el neoliberalismo van suprimiendo la forma de gobierno democrático por el fascismo del mercado. El sujeto, en tanto no produce ni consume, ya no es ciudadano. El estatus de la ciudadanía va perdiendo valor ante el que se le da al consumidor.

Se suma a esta pléyade de pensadores David Pavón Cuellar (2020) que sostiene sin hesitaciones:

Es el capital, con su avidez insaciable, el que nos ha hecho penetrar cada vez más en ambientes salvajes y sacar de ahí gérmenes potencialmente pandémicos, traspasar y destruir las barreras naturales que apartaban a los gérmenes de nosotros, dislocar los complejos ecosistemas que los encapsulaban y neutralizaban, liberarlos en granjas industriales y otros ambientes demasiado simples en los que pueden mutar y proliferar con facilidad, ofrecerles miles de vacas y millones de gallinas hacinadas para que se transmitan a través de ellas, ponerlos en contacto con otras especies sin defensas contra ellos, como es el caso de la especie humana, y llevarlos a circular a toda velocidad por el mundo a través del transporte masivo de personas y mercancías. (s/p)

Agrega Pavón Cuellar (2020):

Sin embargo, no es tan solo a través de la devastación ecológica, la industrialización intensiva y la interconexión global que el capitalismo provocó la pandemia, provocándola de modo acéfalo, ciego, objetivo. La provocó también a través de las decisiones conscientes de sujetos en las empresas y en los gobiernos. Hubo, en efecto, quienes pudieron evitar la pandemia viral y no la evitaron por causa de su total subordinación a la despiadada lógica del capital. Desde un principio, fue para no afectar la actividad económica de la segunda potencia capitalista del mundo que el gobierno chino censuró las informaciones sobre los primeros contagios e incluso encarceló a quienes las difundieron, provocando así el inicio de la diseminación del virus. Esta diseminación fue inmediatamente acelerada por las industrias que funcionaron mientras pudieron hacerlo, por las compañías aéreas que siguieron volando mientras hubo pasajeros y autorizaciones para volar, y por todos los demás sectores de la economía capitalista que prolongaron lo más posible sus actividades para continuar generando ganancias para sus accionistas mientras extendían el virus por el mundo entero. En todos los casos, la salud del capital fue más importante que la salud de las personas, lo que ni siquiera nos causa ninguna sorpresa, dado que nos hemos acostumbrado a ser inmolados al capital por todas las empresas que nos rodean. (s/p)

Podemos observar las consecuencias del capitalismo de diferentes maneras. En este caso estamos sumando diversas opiniones, fundadas, por cierto, en las que observamos que la pandemia se debería al capitalismo globalizador, estaríamos hablando del neoliberalismo. Entonces, las condiciones de explotación del medio ambiente llevarían a este desastre: a que el mundo, que estaba ya arrodillado ante el mercado, ahora esté de cuclillas ante el Covid. Todos los males de la desigualdad, de la inequidad, se han potenciado.

 

La acumulación de vacunas en países ricos

Siguiendo a Rojas (2021), otro dato que debe ser tenido en cuenta y es un emergente –esperado– respecto de la producción y distribución de vacunas contra el Covid 19, es el problema geopolítico que se ha desatado con las mismas. Aun son escasas las vacunas para el Covid en África, Oceanía y en el Caribe.

Era de esperar que la acumulación capitalista se volcara en la acumulación de las vacunas contra el Covid. Mientras que Canadá había comprado ya 5 dosis para cada uno de sus habitantes, tal como informa Andrea Taylor, que dirige un proyecto de investigación sobre la distribución de vacunas a nivel global en la Universidad de Duke, en Estados Unidos, se estima que cerca del 90% de las habitantes en casi 70 países de bajos ingresos tendrán pocas posibilidades de vacunarse contra el covid-19 en 2021 (Lima, 2021). Taylor plantea que las consecuencias de esto recaerán, finalmente, también sobre los países ricos:

Si los países ricos vacunan a sus poblaciones, mientras permiten que el virus se propague a otros lugares, es posible que descubran que no están protegidos de las cepas más nuevas que surjan. También devastará nuestras economías. Los modelos recientes muestran que, si los países ricos vacunan a sus poblaciones antes de garantizar el acceso a los países más pobres, la devastación económica costará entre US$1,5 y US$9,2 billones y al menos la mitad caerá sobre los países ricos. (s/p)

Los expertos temen que, de continuar como va el actual sistema de distribución, el virus podría seguir mutando, hacer inefectivas las actuales vacunas, además de producir consecuencias económicas, políticas y morales devastadoras. El tema debe ser tenido en cuenta y la política internacional, a través de sus organismos, debería escuchar a los especialistas en la materia.

Boris Johnson, Primer Ministro del Reino Unido, luego de que se contagió de Covid y tuvo que ser internado, modificó las políticas públicas que se venían tomando en salud pública. Tal como mencionáramos un poco al pasar, Suecia, al ver que no dio resultado su política de inmunidad de rebaño, impuso confinamientos en su población.

Si bien son ejemplos mínimos, es imperioso que la política escuche a los científicos, sin necesidad de pasar por experiencias personales como el caso de Boris Johnson, o sociales, con muertes incluidas, como el caso sueco.

 

Distribución de la pobreza a nivel mundial

Podríamos preguntarnos en qué condiciones está la población mundial para enfrentar esta situación pandémica. Y nos encontramos con que el 18% de la riqueza mundial reside en el 90% de la población tal como detalla el Credit Suisse Research Institute en su informe de 2019 (Funds Society, 2019). Leído al revés, quiere decir que el 82% de la riqueza mundial está concentrado en el 10% de la población.

La población mundial es de 7700 millones de personas, tal como indica Naciones Unidas (2019), por lo que el 90% de la población es de 6.930 millones de personas, que posee solo el 18% de la riqueza mundial. En el mismo informe se indica que la riqueza mundial es de 360 billones de dólares – billón es la cantidad de un millón de millones, es decir serían: 360.000.000.000.000 dólares–. De ahí constatamos que el 90 % de la población mundial posee 64,8 billones de dólares. En tanto, el 10 por ciento de la población (770 millones de personas) posee un total de 295,2 billones de dólares.

Además, el informe del Credit Suisse Research Institute (Funds Society, 2019) registra 46,8 millones de millonarios a nivel mundial en 2019, un incremento de 1,1 millones respecto a los datos de 2018. La mayoría de esta riqueza –675.000 nuevos millonarios– proviene de Estados Unidos. En tanto que la caída de la riqueza media en Australia ha resultado en 124.000 millonarios menos. Las pérdidas han sido más ligeras en otros países como Reino Unido (27.000) o Turquía (24.000).

En tanto que China ha registrado más individuos entre el 10% de los más ricos a nivel mundial (100 millones de personas) que Estados Unidos (99 millones). Podríamos pensar si estos datos son parte de los motivos de la guerra comercial entre EEUU y China.

También en el informe se indica que, en 2019, cerca de 2.900 millones de personas –el 57% del total de adultos del mundo– tiene un patrimonio inferior a 10.000 dólares (Funds Society, 2019).

Y observamos, siguiendo el mismo informe, que el número de millonarios también ha aumentado en todo el mundo en 1,1 millones, alcanzando 46,8 millones de persona en 2019, quienes poseen 158,3 billones de dólares o el 44% del total mundial. Eso quiere decir que aumentó el número de pobres.

Según un informe del Banco Mundial, 736 millones de personas viven con 1,9 dólares por día. Eso es considerado extrema pobreza. En tanto que, suponiendo que las personas más ricas del mundo tuvieran la riqueza dividida de manera equivalente, le correspondería a cada uno de ellos un total de 3.382.478 dólares (Banco Mundial, 2018).

La mitad de la población mundial que vive en la extrema pobreza se encuentra en África.

En 2018, el PBI per cápita de los EEUU fue de 62.794 dólares, en tanto que en China fue de 9.907 dólares, en Alemania fue de 48.743 dólares y en Somalia fue de apenas 312 dólares, para poner un ejemplo. Conocemos que el PBI per cápita es un número ilusorio en tanto la riqueza no se distribuye igualmente entre la población, pero los datos no dejan de ser muy llamativos respecto de la desigualdad mundial. Somalia es la economía número 158 a nivel mundial. Estados Unidos es la primera economía del mundo, seguida de lejos por China como puede verse en el ranking de PIB.

 

A modo de conclusión

Las amenazas de las mutaciones del virus que se manifiestan como riesgo inminente han llegado a plantear como posible el hecho de que, de no ejercer el control necesario, mientras no se produzca la mayor vacunación posible, se podría volver al punto cero de la pandemia. Esto se ha observado recientemente con la cepa ómicron y los efectos que produjo a nivel mundial.

Es un final abierto, por cierto.

Pero la desigualdad tal como observamos, no establece un final abierto. Podríamos pensar en una doble pandemia, la de la concentración de riquezas –que por cierto no se debe a fenómenos naturales– y la pandemia del Covid 19. Tal como expresa Trincado (2021), la desigualdad se ha profundizado con la pandemia: mientras han caído las bolsas en todo el mundo y el PBI mundial ha tenido un importante retroceso durante 2020, empresas como Amazon, Mercado Libre, Wal-Mart, entre otras, han tenido ganancias multimillonarias.

La BBC Mundo nos informa, no obstante, que el índice de multimillonarios de Bloomberg reveló que las 500 personas más ricas del mundo perdieron US$553.000 millones en lo que va del año (2020) y los inversores en las industrias mundiales de petróleo y gas experimentaron fuertes caídas en el patrimonio neto a medida que los precios del crudo cayeron debido a la reducción de la demanda (BBC, 2021).

Pero es preciso detallar que la gente que vive el día a día, con la pandemia ha dejado de alimentarse bien, es decir, pasa hambre. No es que tuvo pérdidas multimillonarias, es que perdió el alimento que ponía en su mesa.

 

La ONG Banco Mundial.org sostiene:

Antes de la COVID-19, el único caso registrado en los últimos 30 años de aumento en el número mundial de pobres como consecuencia de una situación crítica fue el de la crisis financiera asiática, que elevó la pobreza extrema en 18 millones de personas en 1997 y sumó otros 47 millones en 1998. Por primera vez en 20 años, es probable que la pobreza aumente significativamente. Se estima que la pandemia de COVID-19 provocará una suma de entre 88 millones (estimación de referencia) y 93 millones (estimación pesimista) en el número de personas en situación de pobreza extrema en 2020. Si se toman en cuenta las personas que habrían salido de la pobreza extrema en otras circunstancias pero que ahora no podrán hacerlo debido a la pandemia (es decir, 31 millones en 2020), el total de nuevos pobres surgidos por la COVID-19 en ese año se estima entre 119 millones y 124 millones de personas. (Lakner, Chistoph, Yonzan, Nishant, Gerszon Mahlerr, Daniel, Andres Castaneda Aguilar, R. Andés y Wu, Haoyu, 2021, s/p)

La gran paradoja es que si bien aumentará la pobreza, con las consecuencias que ello implica a millones de personas, el sistema capitalista seguirá permitiendo que el 82% de la riqueza mundial siga concentrado en el 10% de la población, o permitirá que exista aún mayor concentración de la riqueza.

Un mundo así, ¿qué otras pandemias podrá soportar?

 

Referencias bibliográficas

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Trincado, Belén. (22 de abril del 2021): Quiénes dominan el ‘retail’ mundial: Amazon primer rival de Walmart por la pandemia. El País. https://cincodias.elpais.com/cincodias/2021/04/21/companias/1619021250_441881.html

Vassalllo, Guido. (21 de septiembre del 2020.). Yanis Varoufakis: “El capitalismo no es compatible con la supervivencia humana”. Página 12. https://www.pagina12.com.ar/293430-yanis-varoufakis-el-capitalismo-no-es-compatible-con-la-supe

 

 

1 Doctor y Licenciado en Psicología. Profesor Titular Psicología Política. Facultad de Psicología. Universidad Nacional de San Luis. Av. Ejército de los Andes 950, D5700 BPB, San Luis, Argentina, D5700 BPB. Correo electrónico: eliorodolfoparis4@gmail.com. ORCID: 0000-0002-8240-648X

2 Licenciada en Psicología. Investigadora del Proyecto de Investigación “Psicología Política”. Facultad de Psicología. Universidad Nacional de San Luis. Av. Ejército de los Andes 950, D5700 BPB, San Luis, Argentina. Correo electrónico: mechiparisi@gmail.com. ORCID: 0000-0003-0134-3542

3 Con la llegada de Joe Biden en enero de 2021 a la presidencia de EEUU esto ha sido modificado, pero sigue siendo primero en el número de muertos.