Apoyo Social y Resiliencia en adolescentes en Situación de Calle

Social Support and Resilience in Homeless Adolescents

 

Fecha recepción: 31 de octubre de 2020 / fecha aceptación: 25 de noviembre de 2020

 

Silvana Polett Cid Rojas1

Valentina Paz Morales Salazar2

Isabelle Fernanda Iriarte Iluffi3

 

 

Resumen

El objetivo de la presente investigación es explorar la percepción sobre la relación entre apoyo social y resiliencia que tienen adolescentes usuarios de dispositivos de calle de Fundación Don Bosco, mediante un enfoque cualitativo de tipo exploratorio y un diseño cuasi-etnográfico. Los participantes son 10 usuarios de los dispositivos de calle de la Fundación, ubicados en cinco comunas de la Región Metropolitana. Para la producción de datos se utilizaron las técnicas Fotovoz, Línea de Tiempo y Observación Participante. El análisis de datos se realizó con el programa NVivo 12 Plus. Las categorías y códigos generados en el análisis de datos dieron cuenta de que adolescentes usuarios perciben apoyo social material, emocional e informacional otorgado por profesionales de los dispositivos, con quienes comparten cotidianamente. Lo que ha influido en que estos jóvenes se proyecten positivamente hacia el futuro, mostrando características de personas resilientes. La Fundación se ha convertido para estos adolescentes en un refugio, cada uno de los dispositivos se ha vuelto una comunidad y un espacio de protección y contención.

Palabras clave: Resiliencia, Apoyo Social, Adolescencia, Percepción, Situación Calle, Comunidad y Sistema de Protección de Derechos.

 

Abstract

The aim of this research is to explore the perception of the relationship between social support and resilience of teenagers using street devices of Fundación Don Bosco. Through an exploratory qualitative approach and a quasi-ethnographic design. The participants are 10 users of the Foundation’s street devices, located in five communes of the Metropolitan Region. For the production of data, the techniques used were Photovoice, Timeline and Participant Observation. The data analysis was done with the NVivo 12 Plus program. The categories and codes generated in the data analysis showed that adolescent users perceive social, material, emotional and informational support provided by professionals of the devices, with whom they share daily. This has influenced these young people to project themselves positively towards the future, showing characteristics of resilient people. The Foundation has become a refuge for these adolescents, each of the devices has become a community and a space for protection and support.

Keywords: Resilience, Social Support, Adolescence, Perception, Street Situation, Community and Rights Protection System.

 

Introducción

El Conteo Nacional de NNA en situación de calle, realizado en 2018, identificó 547 casos de NNA que pernoctan en la vía pública sin la compañía de un adulto. La mayor concentración nacional se encuentra en la Región Metropolitana con un 26%. En cuanto a la caracterización, se pudo identificar que el 62,3% corresponden a hombres y el 37,7% a mujeres. Mientras que el rango etario fluctúa entre 7 y 17 años, con una edad promedio de 15,6 años, donde el 82,1 % de los casos corresponden a adolescentes entre 15 y 17 años (Ministerio de Desarrollo Social y Familia, 2019).

Las y los adolescentes en situación de calle son un grupo de la población que se caracteriza por elevada vulnerabilidad en que se encuentran, puesto que han sido expulsados o se han auto expulsado a la calle por dinámicas familiares complejas: la alta socialización callejera a la que están expuestos y la carencia de un contexto proveedor primordial de apoyo social, como lo es la familia, los expone a factores de riesgo que acentúan su vulnerabilidad (Ministerio de Desarrollo Social, 2016). Es así que los exosistemas juegan un rol importante en NNA, cuyos progenitores no han podido cumplir el rol protector a causa de distintos factores socioculturales. La mayoría de las investigaciones estudian a este grupo de la población desde constructos de tipo negativo y centrados en las carencias y vulneración (Valencia, Sánchez, Montoya, Giraldo, y Forero, 2014; Carrión, Ledesma, y Quiñonez, 2016).

Estudios cuantitativos con adolescentes víctimas de vulneración de derechos, evidencian la importancia del apoyo social otorgado por familia extensa, escuela, cuidadores y comunidad, como un potenciador de resiliencia para la adaptación en contextos residenciales (Morelato, 2014; Martín, 2011; Cardozo y Alderete, 2009; Leiva, Pineda, y Encina, 2014). Mientras otros estudios del mismo tipo aportan evidencia de la importancia del apoyo social para NNA en situación de vulneración (López, Medina, Barneveld, y Escobar, 2012; Rodríguez, Ramos, Ros, Fernández y Revuelta, 2016).

La revisión de la literatura científica evidencia que no existen investigaciones cualitativas respecto de los constructos psicosociales positivos –apoyo social y resiliencia– ni han sido suficientemente estudiados en Chile, ni abordados desde la perspectiva de los propios adolescentes en situación de calle, lo que vuelve esta investigación novedosa e innovadora. Para ello, se planteó la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuál es la percepción de la relación entre apoyo social y resiliencia de adolescentes usuarios(as) de los dispositivos de calle de Fundación Don Bosco de la Región Metropolitana?

El objetivo general de este estudio ha sido explorar la percepción sobre la relación entre apoyo social y resiliencia que tienen adolescentes usuarios de dispositivos de calle (Programas especializados de calle, albergue, residencia) de Fundación Don Bosco. Para ello, se han planteado los siguientes objetivos específicos: 1) Identificar los tipos de apoyo social percibido por las y los adolescentes de dispositivos de calle de Fundación Don Bosco. 2) Describir las fuentes de resiliencia generadas por las y los adolescentes de dispositivos de calle de Fundación Don Bosco. 3) Indagar la percepción que tienen las y los adolescentes en torno a los dispositivos de calle de la comunidad Fundación Don Bosco.

 

Adolescentes en Situación de Calle

El Ministerio de Desarrollo Social y Familia (2012) define a las personas en situación de calle como “personas que, por carecer de un alojamiento fijo, regular y adecuado para pasar la noche, encuentran residencia nocturna pagando o no por este servicio en lugares dirigidos por entidades públicas, privadas o particulares, que brindan albergue temporal” (p.20).

La situación de calle es un proceso que puede durar hasta un año, en donde influyen diversos factores. En adolescentes, lo más frecuente es la ausencia de vínculo y apoyo familiar; por ello, la institucionalización temprana es frecuente en este grupo. Esta realidad lleva a las y los adolescentes en situación de calle a depender de sus propios esfuerzos para cubrir sus necesidades básicas, tanto de alimentación, seguridad y refugio, colocándolos en situación de marginación que los expone a mayores factores de riesgo (Montes, 2008).

En Chile, los esfuerzos por abordar la problemática han estado centrados mayoritariamente en caracterizaciones sociodemográficas del grupo y en programas ambulatorios o bien residenciales de la red SENAME. Respecto a lo primero, el Ministerio de Desarrollo Social y Familia ha realizado en los últimos años dos estudios con esta población, uno efectuado en 2016 y otro en 2019.

El primer estudio da cuenta de una caracterización de trayectorias de vida de NNA en situación de calle, señalando que los altos niveles de socialización callejera tienen carácter nómade, desarrollo de estrategias de sobrevivencia asociadas al delito y trabajos ambulantes esporádicos, además de relatos marcados por violencia, debilitamiento de vínculos parentales, altos niveles de consumo de drogas, institucionalización temprana y deserción escolar. Concluyendo que “la existencia de niños, niñas y adolescentes en situaciones de calle, es una de las expresiones más brutales de las violaciones a los Derechos Humanos cometidas contra la infancia” (Ministerio de Desarrollo Social, 2016, p.153).

El segundo estudio fue realizado por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia (2019), donde se llevó a cabo el primer conteo nacional de niños, niñas y adolescentes en situación de calle realizado en el país. El estudio permitió obtener importante información respecto de la caracterización de este grupo de la población. Se identificaron 547 casos de niños, niñas y adolescentes, cuyas edades fluctúan entre 5 y 17 años 11 meses 29 días de edad, que habían pernoctado al menos una vez sin la compañía de un adulto responsable en lugares públicos o privados que carecen de habitabilidad básica. La mayor concentración de casos se encuentra ubicada en la Región Metropolitana.

Respecto a las trayectorias de calle, el estudio señala que el 55,7% de los NNA tenían entre 10 y 14 años cuando pernoctaron por primera vez en calle, teniendo como edad promedio los 12 años. Utilizando mayoritariamente lugares como plazas, casas de amigos, calles y propiedades abandonadas para pasar las noches. Sin embargo, este grupo de la población se diferencia de grupos adultos por pernoctar de manera esporádica en calle (79,6%). Fundamentalmente, por las estrategias de sobrevivencia que adoptan (casas o centro de SENAME) (Ministerio de Desarrollo Social y Familia, 2019).

En cuanto a los motivos que los llevaron a situación de calle, NNA participantes del estudio señalan que mayoritariamente responden a problemas de índole familiar (53,2%), seguido de deserción de centros de SENAME (18,8%), problemas de adicción a las drogas (18%), estar con sus pares y divertirse (13,6%) y solo un 4,6% por motivos de causas asociadas al delito o problemas de índole económicos (Ministerio de Desarrollo Social y Familia, 2018).

El encontrase en esta situación es un riesgo que afecta el bienestar y seguridad de las y los adolescentes, ya que no cuentan con sus necesidades básicas cubiertas. Además, la sociedad que debería protegerlos por ser un grupo de riesgo los margina, rechaza y violenta en vez de prestarles la ayuda necesaria (Valencia, Sánchez, Montoya, Giraldo y Forero, 2014).

La exclusión social y vulneración sistemática a la que se ve expuesto este grupo está dada desde su infancia, puesto que sus familias de origen provienen de contextos altamente vulnerables, donde este grupo a temprana edad se ve expuesto a problemáticas sociales tales como la misma situación de calle, narcotráfico, prostitución, pobreza, etc. Por ello repiten patrones conductuales y se asocian a pares que vivencian las mismas situaciones o a personas mayores que influencian a los NNA a su permanencia fuera de centros o programas residenciales, abandono de la escuela, incursión en el comercio sexual, delincuencia, etc. Terminando por mermar sus proyecciones de vida en muchos casos (Carrión, Ledesma y Quiñonez, 2016).

 

Antecedentes y definiciones teóricas sobre apoyo social

Este constructo se usa para significar diversas dimensiones, elementos y fenómenos, mostrando distintas perspectivas o niveles de análisis. Es así que algunos autores prefieren referirse al apoyo social como un metaconcepto. Sin embargo, más allá de esta diversidad, se pueden detectar elementos convergentes (Gracia y Lila, 2007; López y Chacón, 2003).

Montenegro (2001) señala que el apoyo social hace referencia a los tipos de vínculos existentes entre las personas y a las funciones de estos. El nivel en que las necesidades sociales básicas de las personas (afiliación, afecto, pertenencia, identidad, seguridad, aprobación) son satisfechas a través de la interacción con personas. Cuando el contexto social es agresivo, se aprecia con regularidad la función apaciguadora del vínculo afectivo. Las parejas se unen, las familias se ayudan mutuamente y se convierten en refugios cuando el mundo se vuelve hostil (Cyrulnik, 2001).

Para el estudio de los tipos de relaciones y conceptualización de la noción de apoyo social se han considerado tres perspectivas: Funcional, Estructural y Contextual.

Perspectiva funcional: Se describen los aspectos cualitativos del apoyo y las funciones que este cumple. Tiene su foco en los sistemas informales de apoyo. Montenegro (2001) destaca tres funciones básicas: Apoyo Emocional (sentimiento de ser amado, aceptado y valorado por los demás), Material (acciones o materiales proporcionados por otras personas que prestan ayuda directa o servicios) e Informacional (consejo o guía que ayuda a las personas a comprender el mundo y a resolver problemas). En estas se pueden enmarcar las diferentes ayudas que dan y reciben las personas en sus procesos de ayuda mutua (Alfaro, 2000).

Perspectiva Estructural: Se explora el campo social en el que se encuentra el sujeto, mediante el análisis de las condiciones objetivas, en la estructura de las Relaciones Sociales que rodean al apoyo social. Las dimensiones más estudiadas de las redes sociales han sido el tamaño, número de personas que componen la red; densidad, interconexión entre los miembros independientemente del sujeto central; homogeneidad de los miembros de la red en alguna dimensión; parentesco, si la red está formada fundamentalmente por familiares o no, entre otras. Las redes grandes, poco densas, homogéneas y recíprocas tienen mayores efectos positivos sobre el bienestar que aquellas que presentan características inversas (Hombrados, García y López, 2006).

Perspectiva contextual: Hace hincapié en los contextos ambientales y sociales en los que el apoyo social es percibido, movilizado, aportado o recibido, tomando en cuenta la variabilidad de las funciones del apoyo social con relación a dichos contextos. La incidencia positiva o negativa de las relaciones y conductas de apoyo dependen de una serie de factores; algunos de los más estudiados son: fuente o procedencia del apoyo, características del receptor, momento, duración, finalidad y costos. Los tres tipos de apoyo tienen efectos beneficiosos en la salud. Ningún tipo de apoyo es más eficaz que otro, sino que el apoyo será eficaz cuando se ajuste al problema que hay que resolver (Montenegro, 2001).

Por último, se puede concebir que una conducta observable (recibida) se refiere a las transacciones reales de apoyo que se producen entre la persona y su entorno, o la percepción de que, llegado el caso, podríamos realizar esa conducta (percibida), es la percepción de la disponibilidad de apoyo social, más que el hecho de recibirlo o no, lo que parece ser importante para la salud y el ajuste. Esta diferenciación es fundamental para entender los procesos de ayuda (Fernández, Morales, y Molero, 2011; Musitu, Herrero, Cantera y Montenegro, 2004).

Tras revisar la literatura, el apoyo social se encuentra positivamente relacionado como un factor protector ante consecuencias negativas, físicas y psicológicas de los sucesos vitales estresantes, de forma que un apoyo social eficiente se relaciona positivamente con la salud, bienestar y calidad de vida de las personas. Siendo un constructo visiblemente interactivo, que se desarrolla en la etapa infantil mediante la relación con los progenitores y luego se extiende durante toda la vida, con la incorporación de otros grupos (Méndez y Muñoz, 2011; Gracia y Lila, 2007; Hombrados, García y López, 2006).

 

Antecedentes y definiciones teóricas sobre resiliencia

Una manera de definir resiliencia, según Rivero (2015), es la facultad de las personas de doblarse sin romperse ante la presión y la adversidad, saliendo reforzado de ellas. Este término nace desde la física, donde el más resiliente es aquel cuerpo que, al dejar de ejercer presión sobre él, es capaz de volver a su estado natural (Forés y Grané, 2017).

En la década de los 80 surge un cambio en la manera de entender el concepto de resiliencia, desde una definición centrada en la comprensión del dolor, la lucha y el sufrimiento partícipe en el proceso de adaptación ante la adversidad, pasando a enfocarse más en comprender cualidades positivas y puntos fuertes (Day y Gu, 2016).

Sin embargo, Cyrulnik (2001) aclara que una adaptación sobradamente buena no es una prueba de resiliencia, inclusive puede suceder que una culpabilidad atormentadora constituya estrategias de existencia resilientes. Los NNA que han de enfrentarse a situaciones complejas no pueden no adaptarse. No obstante, la adaptación no siempre es un beneficio, la sumisión, la renuncia a llegar a ser uno mismo, la búsqueda de la indiferencia intelectual, la desconfianza, son valores sin duda adaptativos, pero no implican defensas resilientes.

Las experiencias de adolescentes violentados(as) o desamparados(as), víctimas de guerras o catástrofes naturales, permiten confirmar que las personas no permanecen atadas a los traumas toda la vida. Gracias a que existen otras personas con la capacidad de contener, proteger y cuidar, se vuelve posible soportar y superar experiencias tempranas de carencias y de dolor (Barudy y Dantagnan, 2005).

Cada tipo de adversidad o trauma influye de manera diferente en la “burbuja” afectiva que envuelve al NNA y es esta alteración la que lo perturba o lo fortalece. Cuando una guerra, catástrofe u otra adversidad destruye la sociedad y extingue las figuras de afecto, cuando las instituciones de sustitución piensan que no vale la pena ocuparse de estos NNA carentes de valor, su resiliencia tendrá́ pocas posibilidades de desarrollarse. Sin embargo, puede ocurrir que estas situaciones complejas consoliden la “burbuja” afectiva, cuando el enemigo está claramente identificado en el exterior, cuando el discurso social hace que los padres o personas que rodean al NNA le dejen su espacio y escuchen lo que tienen que decir, entonces la resiliencia se vuelve posible (Cyrulnik, 2001).

La resiliencia es un fenómeno que no puede verse solo a nivel individual, sino que podemos hablar de familias resilientes, y grupos y comunidades con características resilientes. Por lo que se puede definir como “una capacidad universal que permite a una persona, grupo o comunidad prevenir, minimizar o superar los efectos perjudiciales de la adversidad” (Saavedra y Villalta, 2008, p.10).

Para Barudy y Dantagnan (2005), la resiliencia es el resultado de las interacciones del sujeto, sus circunstancias de vida y su ambiente vital. Confiar y apoyarse en otros, ya sean amigos, tutores u otros, es necesario para que las personas recuperen la confianza en sí mismos y su capacidad de afecto. Siendo fundamental el apoyo social percibido en el desarrollo de la resiliencia infanto-juvenil.

La resiliencia en la infancia y adolescencia puede entenderse como el resultado de la interacción entre la estructura biológica de adolescentes, determinada por su genética, y las relaciones interpersonales en que se desarrollan. Por ello, es imprescindible para la resiliencia infantil un contexto de buenos tratos otorgados por los adultos. Esto admite el desarrollo de salud mental, así como la reparación y recreación de la mente, cuando adolescentes han sido afectados por relaciones interpersonales de malos tratos. Dicha reparación es posible siempre que las y los adolescentes afectados tengan la oportunidad de contar con personas que les brinden afecto, protección y apoyo social (Saforcada, Castellá, y Alfaro, 2015; Madariaga, 2014; Martín, 2011).

Barudy y Dantagnan (2005) utilizan la teoría ecológica de Bronfenbrenner para explicar cómo el ecosistema social favorece los buenos tratos infantiles cuando existe una buena interacción entre los variados sistemas que nutren, protegen, socializan y educan a adolescentes. Dichos sistemas son: ontosistema, microsistema, exosistema, y macrosistema.

El ontosistema se refiere a las características propias de las y los adolescentes (características físicas y de temperamentos). Con relación al microsistema, las fuentes más importantes de resiliencia son las competencias parentales de flexibilidad, afrontamiento, comunicación y formación de redes de apoyo. El exosistema considera la presencia de adultos significativos que influyan positivamente en el desarrollo de las y los adolescentes en circunstancias que los progenitores estén incapacitados o les falte disponibilidad. En cuanto al macrosistema, este refiere al contexto cultural y político en que se desarrollan las y los adolescentes. Aquí los autores destacan la cultura adultista, económica y política que marca la relación entre adolescentes y adultos (Barudy y Dantagnan, 2005).

Dentro de las características con que cuentan las personas resilientes se encuentran individuos que, sin esperar que otros resuelvan sus problemas, buscan apoyo y piden ayuda a los demás. Aceptan que las dificultades son parte de la vida y no culpan a los otros por ello, tienen un marcado sentido del compromiso y responsabilidad, buen sentido del humor, creatividad y optimismo. Manteniendo una actitud flexible que les permita adaptarse a la nueva situación y encontrar nuevos recursos (Navarro, 2016; Rivero, 2015; Saavedra y Villalta, 2008).

Se puede entender, entonces, a la resiliencia como “la capacidad de una persona o de un grupo para desarrollarse bien, para seguir proyectándose en el futuro a pesar de los acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves” (Barudy y Dantagnan, 2005, p 42).

 

Método

Participantes

El estudio es de enfoque cualitativo, de tipo exploratorio y de diseño cuasi- etnográfico (Hernández, Fernández, y Baptista, 2010). La muestra del estudio es no probabilística del tipo muestreo por juicio, es decir, se seleccionó un perfil en el cual existan elementos propios de la población estudiada (Salina, 2010).

Los criterios de inclusión de la muestra son: 1) adolescentes usuarios(as) de los dispositivos calle de Fundación Don Bosco, 2) ingresados hace seis meses a alguno de los dispositivos antes descritos, 3) que tengan 10 años cumplidos al momento de su participación, y hasta 18 años si tienen prórroga. Por otro lado, los criterios de exclusión son que: 1) al momento de la aplicación de instrumentos, los y las adolescentes se encuentren en consumo de drogas y alcohol, 2) tengan alteraciones del juicio de realidad, 3) alteraciones del contenido del pensamiento o trastornos de percepción.

Se escogió a 10 participantes, pertenecientes a los dispositivos calle, estos son: Albergue (La Reina), Residencia (La Florida) y los Programas Especializados de Calle (PEC) de Puente Alto, La Cisterna y Santiago de Fundación Don Bosco de la Región Metropolitana, cuyas edades fluctúan entre 10 y 18 años.

 

Instrumentos

Para la producción de datos se utilizaron las técnicas de observación participante, fotovoz y línea de tiempo. A continuación, se describen las tres técnicas:

 

Técnicas de análisis

La técnica utilizada es el análisis de contenido, esta técnica de interpretación de textos, que pueden ser escritos, grabados, pintados, filmados, así como transcripción de entrevistas, protocolos de observación, entre otros, que al ser interpretada correctamente nos acerca al conocimiento de distintos aspectos y fenómenos de la comunidad investigada (Krippendorff, 1997). Para facilitar el proceso de ordenamiento se utilizó el programa informático NVivo 12 Plus, herramienta que permite desarrollar y establecer categorías, codificaciones e interconexiones entre los distintos elementos analizados (Ponce de León, Sanz, y Valdemoros, 2011).

 

Resultados

En el presente apartado se exponen los análisis obtenidos de la producción de datos cualitativos, donde se seleccionan, examinan, conceptualizan y categorizan los resultados. La codificación se realizó con el programa NVivo 12 Plus. En primer lugar se incluyeron los datos primarios, Observación Participante, Fotovoz (foto y transcripción) y Línea de Tiempo (dibujos y transcripción). Posteriormente se realizó una lectura y trascripción de las entrevistas derivadas de la fotovoz y línea de tiempo. Luego se seleccionaron fragmentos (nodos) de las entrevistas que acompañaron las técnicas, que luego se utilizarían como referencias para el análisis de datos, para posteriormente agruparse en códigos que son categorías formadas por las investigadoras, denominadas “memos” en el programa NVivo 12 Plus, que corresponden a la interpretación sobre los elementos analizados.

 

Categoría Apoyo Social

Con base en la revisión de la literatura y la producción de datos realizada, se pudo identificar que los tipos de relaciones y la conceptualización de la noción de apoyo social que considera las perspectivas funcional, estructural y contextual se pueden identificar en el relato de las y los adolescentes, quienes perciben la perspectiva funcional a través del apoyo emocional, informacional y material en sus pares como profesionales.

Lo anterior se relaciona con la perspectiva estructural, considerando la estructura de estas relaciones, tamaño, parentesco, densidad, etc. Y la perspectiva contextual, teniendo en cuenta los contextos ambientales y sociales que rodean a las y los adolescentes y que son un factor influyente en su cotidianidad y en los logros que puedan alcanzar en los dispositivos de la fundación.

 

Perspectiva funcional: apoyo emocional

Las y los adolescentes usuarios de los dispositivos perciben el apoyo emocional mediante las expresiones de cariño, afecto y protección que reciben al interior de los dispositivos. No obstante, también se identificó en uno de los relatos a una mascota canina como un soporte emocional de compañía y protección, lo que da cuenta de un código emergente no identificado en la literatura revisada. El percibir este vínculo de apoyo emocional incide de manera positiva en el bienestar psicológico y emocional de las y los usuarios.

“Es que aquí los tíos son bien cariñosos con nosotros, nos quieren. Nos cuidan. Es como que todos los niños que tienen son sus niños y los quieren y cuidan. Si necesitamos algo ellos están”

(Fotovoz, Mujer 15 años b, PEC Rodrigo Carranza, Puente Alto)

 

Figura 1
Fotovoz, Mujer 15 años b, PEC Rodrigo Carranza, Puente Alto

art02_ima1.jpg 

 

Perspectiva funcional: apoyo material

La situación de calle o alta socialización callejera a la que están expuestos las y los adolescentes les priva del acceso a condiciones básicas; es por ello que estos adolescentes perciben el dispositivo en el que se encuentran como un apoyo que provee de sus necesidades de alojamiento (albergue y residencia), alimentación, acceso a servicios básicos y otras necesidades de índole material (PEC). Este apoyo se relaciona a su vez con el apoyo emocional, puesto es asociado por las y los adolescentes como protección y compañía.

“Sí, porque al final cuando nosotros vivimos en situación calle, nada de esto se hacía. Apenas podríamos hacer como no sé, podíamos viajar así, juntábamos plata para viajar y apenas podíamos durar un fin de semana nomás poh’. Pero igual nos han apoyado harto, incluso el director, nos ha ayudado harto, en mí ha gastado harto. Por ser hoy día gastamos 150 por una ecografía. Pero quiere vernos bien poh’, y hace lo que puede por nosotros.

¿Y cómo ha cambiado tu vida desde que estas acá?

Harto, porque afuera tenías que preocuparte todos los días de comer, de que no te pase nada en la calle, de que no te mojí. Y aquí no poh’ no te preocupai’ de nada”
(Línea de Tiempo, Mujer 18 años, Albergue Nueva Luz, La Reina
)

Figura 2
Línea de Tiempo, Mujer 18 años, Albergue Nueva Luz, La Reina

art02_ima2.jpg 

 

Perspectiva funcional: apoyo informacional

El apoyo percibido por las y los adolescentes referente a lo informacional se traduce en consejos, guía y valores transmitidos por los dispositivos, especialmente por los educadores, quienes mediante la vinculación con las y los usuarios les ayudan a resignificar sus experiencias de vida y a potenciar sus recursos, permitiéndoles hacerse conscientes de sus problemáticas e identificando las herramientas que poseen, con la finalidad de que puedan resolver por sí mismos sus propias dificultades.

“¿Han notado algún cambio en sus vidas desde que ingresaron al programa?

M1: Sí.

M2: Sí. En todas. Porque aquí en realidad uno surge. Uno aprende a vivir. Te enseñan hartas cosas.

M1: De repente llegan cabros sin valores y se van derechitos.

M2: Derechitos.

M1: Acá se aprenden hartas cosas. A valorar la vida. El espacio. Uno aprende a valorar las cosas que tiene aquí”

(Fotovoz, Mujeres 15b y 17, PEC Rodrigo Carranza, Puente Alto).

Figura 3
Fotovoz, Mujer 17 años, PEC Rodrigo Carranza, Puente Alto

art02_ima3.jpg 

 

Perspectiva estructural: compañeros de dispositivos

Para las y los entrevistados el apoyo brindado por otros usuarios de los dispositivos representa un sentimiento de unidad y compañía, que es bidireccional, pues, para ellos, el apoyo percibido es el mismo que ellos entregan a sus compañeros. Las y los adolescentes perciben este apoyo con quienes han establecido un vínculo de amistad y que en algunos casos denominan hermandad, ya que comparten un espacio psicológico de acompañamiento del tipo emocional donde se sienten seguros y comprendidos.

La importancia de generar redes de apoyo densas, homogéneas, grandes y recíprocas da mayor relevancia al tipo de relación que mantienen estos adolescentes con otros usuarios que son sus pares y con quienes se pueden identificar y entregar apoyo emocional e informacional a raíz de las experiencias de vida que los unen.

“Yo considero a esta persona. Yo considero a la “R” como una hermana menor. Entre nosotros dos siempre nos cuidamos así, andamos de choras por ahí, andamos molestando a todos, hasta a los tíos andamos molestando. A los tíos los tenemos chatos y no nos responden con garabatos. Yo la considero como mi amiga, como mi hermana. Porque me han dicho que parece como mi hermana. Aunque no es mi hermana. Hemos dicho que somos hermanas de otra madre y de otro padre y pos’ compartimos más tiempo con ella que con las demás. Con ella me siento más identificada así”

(Fotovoz, Mujer 13 años, Residencia Cardenal Silva Henríquez,
La Florida).

 

Figura 4
Fotovoz, Mujer 13 años, Residencia Cardenal Silva Henríquez, La Florida

art02_ima4.jpg 

 

Perspectiva estructural: profesionales de los dispositivos

Otra red de apoyo con que cuentan las y los adolescentes son las y los profesionales que trabajan en cada uno de los dispositivos, de quienes reciben apoyo tanto emocional, informacional como material. Siendo una figura de contención emocional y protección que los adolescentes solicitaban al momento de realizar sus líneas de tiempo.

Estos profesionales son una pieza clave en el desarrollo de las y los adolescentes satisfaciendo las diferentes necesidades de este grupo mediante el rol que cada profesional cumple dentro del dispositivo. Y que permiten a las y los usuarios la oportunidad de contar con nuevas redes de apoyo que son intencionadas por las y los profesionales, además de fortalecer las redes ya existentes de este grupo.

Figura 5
Línea de Tiempo, Hombre 17 años, PEC Ceferino Namuncurá, Santiago

art02_ima5.jpg 

“A la entrada de mi educador “D”, es mi tocayo es mi…como se llama… es una pieza clave de acá. Igual ha ayudado bastante. Apoya en todo. Hace como la segunda en todo como se dice. Como que yo quiero hacer algo, él me acompaña, me apaña y todos eso. La llegada de las practicantes igual hacemos buenas rutinas, actividades como ahora que vamos a hacer kuchen, que hace como la unión aquí poh, que hace que la felicidad vuelva nuevamente. El inicio de los talleres de boxeo, también voy a seguir con eso y con el apoyo del tío “J” también vamos a ver las peleas de boxeo, también me saca de otras rutinas. Lo más esencial es el apoyo de mi educadora “L” no puedo hablar nada de ella. Es como mi madre. Y eso. Creo que nada más”

(Línea de Tiempo, Hombre 17 años, PEC Ceferino Namuncurá, Santiago)

 

Perspectiva contextual

Las y los adolescentes perciben su situación de calle y socialización callejera como desencadenante en su ingreso al dispositivo. Algunos de ellos pertenecen a Centros de Reparación Especializada de Administración Directa [CREAD] y a otros programas de protección de derecho. Para las y los adolescentes lo más cercano a un garante de derechos por parte del Estado son estos programas.

Sin embargo, el contexto social en el que están inmersos dificulta el avance de las y los adolescentes, puesto que, fuera del ambiente protegido del dispositivo, se ven enfrentados a realidades adversas donde no cuentan ni perciben el apoyo social necesario. Uno de los entrevistados señala estar desarrollando un buen proceso en su dispositivo; sin embargo, al momento de volver a su realidad contextual sus logros y bienestar alcanzado son mermados.

“Yo ahí no hablaba con nadie, me sentía solo. Cuando llegue aquí yo los miré a todos. Hola, como están. Bien. Y me iba al tiro. Me querían hablarme, nada aquí, entero, cortante, así, no me gustaba hablar en ese momento. De repente, así como que empecé a sentir más apoyo y me sentía mejor y comenzaba a hablar más, me sentía mejor, pero fue temporal.

¿Por qué?

Porque me iba de aquí, volvía todo lo malo y no me gustaba.”

(Línea de tiempo, Hombre 16 años, PEC Rodrigo Carranza, Puente Alto).

 

Figura 6
Línea de tiempo, Hombre 16 años, PEC Rodrigo Carranza, Puente Alto

art02_ima6.jpg 

 

¿Estás con tu familia?

No. Sí, poh’, pero no tengo relación con ellos, pero estoy en la casa.

¿Llegas a dormir nomás?

No converso con ellos. Sí, paso el día acá, después me voy pa otro lado y después en la noche llego a la casa
(Línea de tiempo, Hombre 16 años, PEC Domingo Savio, La Cisterna).

 

Figura 7
Línea de tiempo, Hombre 16 años, PEC Domingo Savio, La Cisterna

art02_ima7.jpg 

 

Categoría Resiliencia

Con base en la literatura y a lo expuesto por las y los adolescentes de la Fundación se pueden identificar tres distintos sistemas desde donde surgen las fuentes de resiliencia, estas son: exosistema, considerando a las y los profesionales, especialmente a los educadores; microsistema, que considera a los progenitores o adultos responsables; y ontosistema, que hace referencia a las características propias de cada adolescente.

Las y los adolescentes muestran una gran apertura a los procesos de cambio favorecidos por los dispositivos, y por las características personales de cada uno. Son capaces de distinguir un cambio en sus historias de vida marcado por el ingreso a cada dispositivo, relacionado en muchos casos con el abandono de conductas delictivas o conductas de riesgo como consumo de sustancias. Tienen plena conciencia de las adversidades y dificultades que han debido sortear en sus vidas, pero utilizan esas experiencias como aprendizaje y son capaces de identificar que no desean volver a eso.

 

Exosistema: personas significativas

Las y los adolescentes reconocen a “tíos y tías” de los dispositivos, psicólogas/os, directores/as, practicantes, y especialmente educadores/as, como adultos significativos en sus vidas durante su estadía en los PEC, Alberge y Residencia.

La figura de los educadores es predominante con relación con los otros profesionales. El técnico educador social infanto-juvenil es un profesional que interviene mediante actividades socioeducativas con los usuarios de los dispositivos y fundamentalmente contiene episodios de crisis de los adolescentes.

Reconocen a los educadores como figuras claves en sus procesos, que les otorgan apoyo, consejo, preocupación y cariño, y los guían e impulsan a buscar nuevas perspectivas y enfoque en sus vidas, permitiéndoles, en su mayoría, proyectarse positiva y claramente hacia el futuro. Se observa que el vínculo con los educadores es reparatorio para las y los adolescentes y lo que consolida su participación en los dispositivos, e incluso el desarrollo de un proceso exitoso y egreso positivo del programa.

“Yo con marihuana, con falopa y con copete y robar y calles. Aquí es cuando recién llegué al PEC, y de esto terminé con ganas de estudiar y no más drogas y dejé de consumir.

¿Y por qué crees que hubo este cambio?

Porque los tíos me ayudaron.

¿Y qué persona ha influido para que exista este cambio?

La M.

¿Tu educadora? ¿y por qué?

Porque ella me ayudó.

¿En qué sentido te ayudó?

En lo que es estudiar. Me sacó de la calle. No me drogué más, no robé más.

¿Crees que te ha ayudado el proceso que has vivido aquí?

Cambió mi mentalidad, de ver las cosas, porque yo antes quería ser una ladrona internacional y ahora quiero ser una estilista profesional”

(Línea de Tiempo, Mujer 15 años a, PEC Rodrigo Carranza, Puente Alto).

 

Figura 8
Línea de Tiempo, Mujer 15 años a, PEC Rodrigo Carranza, Puente Alto

art02_ima8.jpg 

 

Microsistema: progenitores o adultos responsables

Los profesionales de cada dispositivo buscan generar o favorecer una relación entre las y los adolescentes y sus progenitores u otros familiares, motivando que exista una interacción entre ellos, a través de los procesos de intervención psicosocial que se desarrollan en cada dispositivo de la Fundación Don Bosco.

Si bien los progenitores u otros adultos responsables son una fuente importante para generar resiliencia en las y los adolescentes, en este caso, debido a la realidad de este grupo, no son una figura constante y presente en sus vidas y, aunque algunos mantengan contacto con sus progenitores, especialmente con sus madres, esta relación no es de la mejor calidad. Aunque hay casos en los que la familia ha sido incluso un motor de cambio.

De ahí la importancia de que se genere esta relación, para que así los progenitores se conviertan en una fuente efectiva de resiliencia para estos adolescentes. Así podemos ver el primer ejemplo de una adolescente que relata el tipo de vínculo que mantiene con su madre, que si bien es una persona importante para ella no mantienen la mejor de las relaciones, en tanto el segundo ejemplo da cuenta del rol de los profesionales en la búsqueda de esta interacción.

“No, distante igual. Si es que lo que pasa es que no estoy acostumbrada a estar con mi mamá porque en realidad nunca he estado con ella. Entonces no estoy acostumbrada así a estar con ella. Pero sí la quiero, sí de repente le doy su abrazo, la beso. Cuando la veo poh’. Pero no es así de estar juntas”

(Línea de Tiempo, Mujer 15 años b, PEC Rodrigo Carranza,
Puente Alto).

Figura 9
Línea de Tiempo, Mujer 15 años b, PEC Rodrigo Carranza, Puente Alto

art02_ima9.jpg 

“Que yo antes estaba en la calle y ahora ya no. Y ahora igual yo tengo el apoyo de ellos y estoy tratando de retomar el apoyo con mi papá gracias a ellos (educadores)”

(Línea de Tiempo, Mujer 17 años, PEC Rodrigo Carranza, Puente Alto).

 

Ontosistema: resiliencia personal

En su mayoría, las y los adolescentes de los dispositivos presentan características personales típicas de personas resilientes. Principalmente, son personas que logran superar momentos complejos y duros de sus vidas, y reconocen un cambio en su forma de proyectarse al futuro, sin dejar que sus circunstancias los limiten, sino que, por el contrario, los motiven a luchar por sus metas.

Además, reconocen ciertos cambios positivos en sus vidas que no tienen que ver solo con el apoyo de las personas significativas, sino que con decisiones propias que fueron capaces de tomar. Se perciben a sí mismos como adolescentes con gran sentido del humor, muestran fuerza de voluntad para alejarse de conductas dañinas, como consumo de sustancias, son capaces de reconocer la responsabilidad de sus acciones, son más bien optimistas y aprovechan y reconocen el apoyo brindado por los educadores y profesionales del programa como una oportunidad de recuperar la confianza en sí mismos, y su capacidad de afecto.

“¿Y cómo fue ese proceso? ¿Igual te ayudaron acá los tíos del PEC?

No, lo dejé por mí. Yo por mí. La marihuana me aburrió, y el copete tomaba cuando vacilaba nomás poh. Y el cigarro lo dejé el año pasado para año nuevo. El cigarro lo dejé por crisis de pánico. Y lo otro porque ya vacilé lo que tenía que vacilar poh. Porque yo en la calle vacilaba de lunes a lunes. Entonces era cigarro, copete, marihuana. Igual uno se aburre poh”

(Línea de Tiempo, Mujer 17 años, PEC Rodrigo Carranza, Puente Alto).

 

Figura 10
Línea de tiempo, Mujer 17 años, PEC Rodrigo Carranza, Puente Alto

art02_ima10.jpg 

“Y al pensar en eso, cierto, como en todas las cosas malas que tuvieron que pasar, las adversidades que vivieron, ¿cómo te planteas ahora el futuro, cuando salgas de aquí?

Cuando yo salga de aquí, ojalá tener mi casa luego, y yo tener mi local, mi negocio, en la casa, y después estudiar lo que quiero, me gustaría estudiar gastronomía”

(Línea de Tiempo, Mujer 18 años, Albergue Nueva Luz, La Reina).

 

Categoría: Fundación Don Bosco como Comunidad

Los cinco dispositivos que conforman el área de niños calle de la Fundación Don Bosco se preocupan de realizar ciertas actividades o formas de trabajo para todos por igual, como el “Bosco billete”. Sin embargo, estos no mantienen mucha interacción entre sí. Se puede apreciar cómo los funcionarios mantienen contacto entre los distintos programas, cambiando incluso de uno a otro para el desempeño de su rol. No así los y las adolescentes, quienes no identifican una relación con jóvenes de otros dispositivos. Para las y los adolescentes, la comunidad se percibe a nivel de cada dispositivo, ya que se identifican más con cada uno de estos que con la Fundación Don Bosco en general.

Interacción entre dispositivos

No hay mayor interacción entre las y los adolescentes de la Fundación, ya que las pocas instancias que tienen donde se realizan actividades entre los distintos dispositivos no han sido de gran importancia para ellos. En su mayoría solo interactúan con jóvenes de sus mismos dispositivos. La interacción entre dispositivos se da a nivel de organización y relación entre los funcionarios, no así de las y los adolescentes.

“¿Tienen contacto con otros jóvenes de otros programas de la fundación?

No, porque este es el único programa en el que estoy.

¿Nunca se han reunido con otros jóvenes de otros PEC?

No, pero una vez hicimos un paseo o algo así que fueron todos los programas, a algunos nomás conocí.

¿Y cómo fue esa experiencia?

Fue bonita, pero los demás niños eran más “flaites” (risas).

¿Entonces no hubo mucho…?

No, porque no hablábamos mucho con los otros chicos”

(Línea de Tiempo, Mujer 16 años, PEC Ceferino Namuncurá, Santiago).

 

Dispositivo- hogar

Para la mayoría de las y los adolescentes, cada uno de los dispositivos significa un espacio donde poder sentirse seguros, donde poder realizar actividades domésticas como ducharse, comer, dormir, o solo recrearse, pero lo hacen en un lugar que les otorga las condiciones básicas necesarias, donde pueden desenvolverse con sus pares y compartir experiencias en actividades grupales.

Además, estos dispositivos estructuralmente imitan el ambiente de una casa, con un living, un comedor, cocina, etc., permitiendo que para las y los adolescentes este sea un espacio grato donde puedan estar, especialmente para aquellos de dispositivos en los que residen. Apropiándose además de los espacios, añadiendo en cada uno un toque distintivo con decoraciones que los mismos adolescentes y funcionarios realizan o escogen. Esto se puede ver reflejado mediante el relato de una adolescente que cuenta como lleva a cabo una rutina en el dispositivo, como si este fuera su hogar. Además, se da cuenta de esto mediante lo observado por las investigadoras.

“Porque igual el PEC te ayuda caleta poh’. Si yo almuerzo aquí, tomo desayuno, hago todas mis cosas aquí, uno aquí puede hasta lavar ropa”

(Línea de Tiempo, Mujer 17 años, PEC Rodrigo Carranza, Puente Alto).

 

Figura 11
Observación participante, I3, PEC Ceferino Namuncurá, Santiago

art02_ima11.jpg 

“Ya en el comedor y sala de estar se puede visualizar que se encuentra con los muebles necesarios para albergar a todos los habitantes de la casa y además se encuentra decorada con motivos navideños. La sala de atención cuenta con un computador, libros y artículos de oficina para trabajar, además del mobiliario necesario para el funcionamiento de la sala”.

 

 

Comunidad Don Bosco

Las y los entrevistados reconocen sentirse parte de la comunidad Don Bosco, identificándose como parte del dispositivo al cual pertenecen y a la comunidad formada en torno a él. Las y los adolescentes comparten un espacio psicológico de acompañamiento e intimidad dado por los actos de solidaridad y seguridad que se dan en torno a la comunidad de los dispositivos.

De igual forma, se identifican con la Fundación a la cual se adscribe el dispositivo, sintiéndose parte de ella y de su historia. Percibiendo que pertenecen a esta estructura y colectividad mayor que implica la Fundación Don Bosco. Es así como podemos ver en el ejemplo un adolescente que manifiesta la importancia de esta Fundación en el trabajo que realiza con ellos y con otras personas que lo necesitan.

 

Figura 12
Fotovoz, Hombre 17 años, PEC Ceferino Namuncurá, Santiago

art02_ima12.jpg 

“El que creó toda esta Fundación, poh. Creó todo, empezó a ayudar a la gente, a los niños, eh, yo creo que muchas personas que necesitan ayuda. Y él fue creando esto, poh, y por eso gracias a él existen educadores, así como que buscan gente en la calle pa’ brindarles su apoyo y ayudarle.

¿Quieres agregar algo más a lo que conversamos?

Que exista esto en muchos lugares más, poh, Fundación Don Bosco, eso”.

(Fotovoz, Hombre 17 años, PEC Ceferino Namuncurá, Santiago).

 

Conclusiones

Los resultados del presente estudio han demostrado que una fuente importante de apoyo para las y los adolescentes son sus pares, de quienes reciben principalmente apoyo emocional. Sin embargo, esta relación es menos percibida como una fuente de apoyo, pudiéndose observar que las y los adolescentes más jóvenes son quienes le dan más valor a la relación con sus pares y a la amistad que han podido formar. Este resultado se contrasta con investigaciones que señalan que adolescentes de menor edad perciben mayor apoyo de adultos significativos (Sánchez, Hidalgo, López, Lorence y Menéndez, 2006).

En relación con las fuentes de resiliencia se pudo observar que reconocen como figuras importantes a sus progenitores u otros familiares. Sin embargo, estos adolescentes mantienen relaciones conflictuadas con ellos y no los identifican como fuentes de apoyo y ayuda. Este resultado difiere de lo señalado por Barudy y Dantagnan (2005) sobre que los progenitores y cuidadores significativos son la fuente más importante de resiliencia. La capacidad de los progenitores de otorgar los cuidados y ayudar a las y los adolescentes ante los sucesos dolorosos que les toca vivir hace primordial el trabajo de la Fundación frente a restablecer la relación entre los progenitores u otros familiares con las y los adolescentes para generar un contexto de buenos tratos y resiliencia en este grupo.

Se puede detectar como principal fuente de resiliencia y de buenos tratos a los y las profesionales de los dispositivos calle, quienes son considerados como figuras significativas que cumplen un rol parental y son para las y los adolescentes fuente de cariño, apoyo y contención, entregándoles la formación necesaria para el desarrollo de habilidades, lo que ha influido en que estos adolescentes se proyecten positivamente hacia el futuro, mostrando importantes características de personas resilientes relacionadas con su capacidad de adaptación, creatividad y buen sentido del humor, lo que les permite aceptar su situación e historia de vida y movilizar sus recursos para superar las adversidades y visualizar un futuro positivo.

Esto coincide con estudios que señalan que, a mayor cantidad de factores protectores otorgados por relaciones de apoyo social buenas, mayor va a ser la resiliencia de los adolescentes (Leiva et al., 2014; Rodríguez et al., 2016). En base a la teoría de los buenos tratos de Barudy y Dantagnan (2005), se destaca la importancia que cumple el exosistema en torno a estos adolescentes, quienes, teniendo una escasa o nula relación con sus progenitores, logran obtener desde la Fundación Don Bosco adultos significativos que influyen de manera positiva en su desarrollo, convirtiéndose en una fuente importante de resiliencia para ellos.

La Fundación Don Bosco se ha convertido para estos adolescentes en un refugio, cada uno de los dispositivos se ha vuelto una comunidad y un espacio de protección y contención. En este sentido la Fundación es un garante de derechos para estos adolescentes, al otorgarles recursos y formación necesaria para el desarrollo de habilidades, que les permitan ser capaces de generar un cambio en sus vidas, muchas veces ligadas al consumo de sustancias o conductas delictivas, buscando también reconstruir el vínculo de estos jóvenes con sus progenitores y familia extensa. La resiliencia es un fenómeno que no puede verse solo a nivel individual, sino que podemos hablar de grupos y comunidades con características resilientes previniendo, minimizando o superando los efectos perjudiciales de la adversidad.

Es así como el supuesto planteado al inicio de la investigación se cumple, ya que, como se ha señalado anteriormente, este grupo de adolescentes percibe a profesionales de dispositivos calle, especialmente a sus educadores, como personas significativas que mediante la relación de buenos tratos les otorgan a las y los usuarios el apoyo social necesario para el desarrollo de habilidades, para superar sus situaciones de vida adversas y proyectarse positivamente.

La presente investigación también cuenta con limitaciones dadas por las características y el acceso a la muestra, ya que en algunos dispositivos los profesionales seleccionaron a los usuarios que han desarrollado procesos exitosos, puesto que son estos adolescentes quienes comúnmente asisten más a los dispositivos.

En virtud de lo expuesto, se plantea que las futuras líneas de investigación puedan explorar desde una metodología mixta los mismos constructos con otros grupos de estudios asociados a NNA en situación de calle, como la figura de los Educadores. De igual forma, la posibilidad de realizar estudios longitudinales con NNA en situación de calle permitiría observar con mayor detalle el proceso que realizan en los dispositivos hasta que egresan.

 

 

Referencias

Alfaro Inzunza, J. (2000). Discusiones en Psicología Comunitaria. Universidad Diego Portales, Facultad de Ciencias Humanas.

Barudy, J. y Dantagnan, M. (2005). Los Buenos Tratos a la Infancia. Parentalidad, Apego y Resiliencia. Gedisa.

Cardozo, G., & Alderete, A. (2009). Adolescentes en riesgo psicosocial y resiliencia. Psicología Desde El Caribe, 23(1), 148-182.
http://www.scielo.org.co/pdf/psdc/n23/n23a09.pdf

Carrión Samit, M., Ledesma Vila, J. y Quiñones Gajardo, A. (2020). Influencia de la situación de calle y consumo de drogas en adolescentes de la ciudad de Arica. En Tesis País 2016 Piensa un país sin pobreza (pp. 252-266). Fundación Superación de la Pobreza.
http://www2.superacionpobreza.cl/tesis-pais-nacional-2016-piensa-un-pais-sin-pobreza/

Cyrulnik, B. (2001). Los patitos feos. La resiliencia: una infancia infeliz no determina la vida. Gedisa.

Day, C. y Gu, Q. (2016). Educadores Resilientes, Escuelas Resilientes. Construir y sostener la calidad educativa en tiempos difíciles. Narcea Ediciones.

Fernández, I., Morales, J. F. y Molero, F. (2011). Psicología de la Intervención Comunitaria. Desclée De Brouwer.

Forés, A. y Grané, J. (2017). La resiliencia en entornos Socioeducativos. Narcea Ediciones.

Flick, U. (2004). Introducción a la investigación cualitativa. Morata y Fundación Paideia Galiza.

Gracia, E. y Lila, M. (2007). Psicología Comunitaria. Redes Sociales de apoyo y ámbitos de Intervención. CSV.

Hernández, R., Fernández, C. y Baptista, M. (2010). Metodología de la investigación (Quinta ed.). McGraw-Hill.

Hombrados, M., Garcia, M. Á. y López, T. (2006). Intervención Social y Comunitaria. Aljibe.

Krippendorff, K. (1997). Metodología de análisis de contenido. Paidós.

Leiva, L., Pineda, M. y Encina, Y. (2014). Autoestima y apoyo social como predictores de la resiliencia en un grupo de adolescentes en vulnerabilidad social. Revista de Psicología, 22(2), 111-123.https://doi.org/10.5354/0719-0581.2013.30859

López Cabañas, M. y Chacón, F. (2003). Intervención Psicosocial y Servicios Sociales. Un enfoque participativo. Síntesis.

López, N. I. G.-A., Medina, J. L. V., Barneveld, H. O. van, y Escobar, S. G. (2012). Resiliencia y factores protectores en menores infractores y en situación de calle. Psicología y Salud, 22(1), 49-62.http://psicologiaysalud.uv.mx/index.php/psicysalud/article/view/557/954

Madariaga, J. M. (2014). Nuevas Miradas sobre la Resiliencia. Ampliando ámbitos y prácticas. Gedisa.

Martín, E. (2011). Apoyo social percibido en niños y adolescentes en acogimiento residencial. International Journal of Psychology Therapy, 11, 107-120.
https://www.ijpsy.com/volumen11/num1/285/apoyo-social-percibido-en-nios-y-adolescentes-ES.pdf

Marshall, E. A. (2017). Timeline Drawing Methods. In Handbook of Research Methods in Health Social Sciences (pp. 1-17). Springer. https://doi.org/10.1007/978-981-10-2779-6_10-1

Martínez-Guzmán, A. y Prado-meza, C. M. (2018). Metodológica para la Investigación Social Participativa desde una Perspectiva Feminista. Revista de Metodología de Ciencias Sociales, 41, 157-185. https://doi.org/10.5944/empiria.41.2018.22608

Méndez, M. J. M. y Muñoz, C. P. (2011). Apoyo funcional vs. disfuncional en una muestra de pacientes crónicos. Su incidencia sobre la salud y el cumplimiento terapéutico. Anales de Psicología, 27(1), 47-57.https://revistas.um.es/analesps/article/view/113461/107451

Ministerio de Desarrollo Social. (2012). En Chile todos contamos: Segundo catastro nacional de personas en situación de calle.
http://www.nochedigna.cl/wp-content/uploads/2017/03/En_Chile_Todos_Contamos_baja.pdf

Ministerio de Desarrollo Social. (2016). Informe Final Estudio “Caracterización trayectorias de vida de niños, niñas y adolescentes en situaciones de calle”. http://www.desarrollosocialyfamilia.gob.cl/btca/txtcompleto/Informe_Final_Estudio_NNASC(MDS,%202016).pdf

Ministerio de Desarrollo Social. (2018). Informe de Desarrollo Social 2018 Ministerio de Desarrollo Social. http://www.ministeriodesarrollosocial.gob.cl/storage/docs/Informe_de_Desarrollo_Social_2018.pdf

Ministerio de Desarrollo Social y Familia. (2019). Resumen ejecutivo Conteo Nacional de Niños Niñas y Adolescentes en Situación de Calle. http://www.ministeriodesarrollosocial.gob.cl/storage/docs/Resumen.Ejecutivo_Conteo_NNASC_05.05.2019.pdf

Montes, J. (2008). Niños, niñas y adolescentes en situación de calle: Un estudio local. Trabajo Social, 75, 49-54.

Montenegro, M. (2001). Conocimientos, Agentes y Articulaciones. Una mirada situada a la intervención social. Athenea Digital Revista De Pensamiento e Investigación Social, 1. https://doi.org/10.5565/rev/athenead/v1n0.17

Morelato, G. S. (2014). Evaluación de factores de resiliencia en niños argentinos en condiciones de vulnerabilidad familiar. Universitas Psychologica, 13(4), 1473-1488. https://doi.org/10.11144/Javeriana.UPSY13-4.efrn

Musitu, G., Herrero, J., Cantera, L. y Montenegro, M. (2004). Introducción a la Psicología Comunitaria. UOC.

Navarro, I. (2016). Prepáralos para el Futuro. Consejos para desarrollar la resiliencia en el aula y en la vida. Paidós.

Ponce de León, A., Sanz, E. y Valdemoros, M. Á. (2011). Fundamentos en el manejo del Nvivo 9 como herramienta al servicio de estudios cualitativos. Contextos Educativos, 14, 11-29.

Rivero, R. (2015). El sentido de la vida es una vida con sentido. La Resiliencia. Desclée De Brouwer.

Rodríguez-Fernández, A., Ramos-Díaz, E., Ros, I., Fernández-Zabala, A. y Revuelta, L. (2016). Bienestar subjetivo en la adolescencia: el papel de la resiliencia, el autoconcepto y el apoyo social percibido. Suma Psicológica, 23(1), 60-69. https://doi.org/10.1016/j.sumpsi.2016.02.002

Saavedra, E. y Villalta, M. (2008). Escala de resiliencia SV-RES para jóvenes y adultos. Liberalit, 14, 31-40. http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S1729-48272008000100005&script=sci_arttext

Saforcada, E., Castellá Sarriera, J. y Alfaro, J. (2015). Salud Comunitaria desde la Perspectiva de sus Protagonistas: La Comunidad. Nuevos Tiempos.

Salina, D. A. (2010). ¿A cuántos y a quiénes preguntar? Una aproximación al muestreo cuantitativo y cualitativo en investigación social y educacional. Ediciones Universitarias de Valparaíso.

Sánchez, J., Hidalgo, M., López, I., Lorence, B. y Menéndez, S. (2006). Análisis del Apoyo Social en la Adolescencia. International Journal of Developmental and Educational Psychology, 2(1), 191-200. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=349832312016%0AInternational

Valencia, J. B., Sánchez, J. C., Montoya T, L. C., Giraldo, Á. P. y Forero, C. P. (2014). Ser niño en situación de calle: un riesgo permanente. Revista Facultad Nacional Salud Pública, 32(2), 85-91. https://revistas.udea.edu.co/index.php/fnsp/article/view/17168

Wang, C. C. & Redwood-Jones, Y. A. (2001). Photovoice ethics: Perspectives from Flint photovoice. Health Education and Behavior, 28(5), 560-572. https://doi.org/10.1177/109019810102800504

 

 

 

 

 

Agradecimientos

Fundación Don Bosco, por permitirnos trabajar en conjunto y ser el canal para que las voces de niños, niñas y adolescentes que viven en situación calle puedan ser escuchados. Especialmente a los participantes de la investigación y sus familias quienes nos permitieron conocer sus experiencias de vida y superación.

 

 

 

 

 

 

1 Universidad Autónoma de Chile y Comunidad Psico-Ubuntu. Email: silvana.cid.rojas@gmail.com

ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-8638-8127

2 Universidad Autónoma de Chile y Vicaría de la Solidaridad. Email: v.moralessalazar@gmail.com

ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-9538-7302

3 Universidad Autónoma de Chile y Comunidad Psico-Ubuntu. Email: iriarte.iluffi@gmail.com

ORCID iD: https://orcid.org/0000-0003-4784-8765